Fuente: ¿Qué Pasa?, Número 1, 2 Enero 1964. Página 9.
La «Amistad Judeo-Cristiana»
¡CUIDADO! UNA COSA ES EL PUEBLO JUDÍO, Y OTRA LOS JUDÍOS TALMÚDICOS-KABALISTAS
El 7 de noviembre pasado, el reverendo padre don Vicente Serrano le dirigió una carta a don Mauricio Carlavilla «invitándole a tomar parte activa en el coloquio que, sobre los prejuicios que acerca del pueblo judío se han divulgado a lo largo de la Historia», tendría lugar el día 21 [sic].
Efectivamente, los mantenedores de la organización denominada «Amistad Judeo-Cristiana» celebraron el coloquio. A él no asistió don Mauricio Carlavilla. Excusándose, le dirigió una carta al reverendo padre don Vicente Serrano, de la que ofrecemos a nuestros lectores los siguientes fragmentos:
«Al responder a su atenta, ilustrísimo reverendo padre, permítame expresarle mi sorpresa por su amable invitación. Desde 1931, desde hace treinta y dos años, tengo actuación pública como escritor católico y español contra el enemigo de Dios, Iglesia y España. Sólo una vez he sido invitado (por padres jesuitas), a tomar parte en algo por un sacerdote de este Obispado, en cuya Diócesis –Madrid–, he desarrollado casi toda mi acción de escritor. Mi sorpresa se acrece, al merecer su grata invitación, por el objeto de la misma: «aclarar en la “Amistad Judeo-Cristiana” muchos puntos sobre los prejuicios que acerca del pueblo judío se han divulgado a lo largo de la Historia.» Porque yo creo más necesario en esta época aclarar los prejuicios acerca de los cristianos, ya que estos prejuicios han provocado y están provocando mártires, asesinatos y esclavizaciones en masa, por centenares de millones de cristianos. Aquí, en España, yo no he presenciado que los «prejuicios acerca del pueblo judío» haya provocado ningún «pogroms». En cambio, sí he presenciado cómo los prejuicios acerca de los cristianos han provocado crucifixiones, martirios, castraciones, quemas, fusilamientos, violaciones, etc., etc., de cristianos; entre ellos, de obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Y en el mundo entero, ahora, no son los judíos asesinados y esclavizados por cristianos; son cristianos, los asesinados y esclavizados.
Ante tal realidad, no creo que la primera y más perentoria obligación sea la de aclarar «prejuicios antijudíos», sino la de aclarar los «prejuicios anticristianos». Cuando dejen de ser asesinados y esclavizados los cristianos, y pasen a serlo los judíos, estimo que sería el momento de sumarnos a esa obra que me propone. Ahora, creo yo, tales aclaraciones deben ser función exclusiva de los rabinos.
Permítame hacerle una pregunta, reverendo padre: ¿qué motiva su invitación? ¿Viene a propósito de mi publicación de los «Protocolos» comentados, sabiendo o suponiendo que soy yo el autor de tales comentarios? Si es así, sépalo: soy el autor de los comentarios.
Y vuelvo a preguntarle y preguntarme. ¿Es que han hallado los cristianos y judíos de la «Amistad Judeo-Cristiana» que yo incurro ahí, en mis comentarios, en prejuicios acerca del pueblo judío? Si así fuese, padecen un error. En ese trabajo, como en todos mis anteriores, defiendo a la nación judía de sus primeros y más temibles enemigos: los judíos talmúdicos-kabalistas, autores seculares del crimen de Lesa Cristiandad y Humanidad: los mismos judíos que ya fueron asesinos de sus propios profetas, de Cristo, de sus apóstoles y discípulos; y perseguidores y calumniadores siempre de los cristianos. Y como el mal es mal para el mismo mal, esos judíos talmúdicos-kabalistas han provocado permanente y universalmente ese antijudaísmo en todos los pueblos donde han tenido presencia y acción. Y yo no he pretendido ni realizado nada más, pero tampoco nada menos.
Por lo demás, creo que antes de oponerse a mis «prejuicios» inexistentes, es de obligación oponerse a los «prejuicios» reales del gran sacerdote Menelao y de San Pablo, hasta llegar a los Marcus Eli Ravage y Caraco de los tiempos presentes, pasando por todos los talmudistas y kabalistas, los Caro, Espinosa, Manasés ben Israel, Rabino Benamozegh, Heine, Disraeli, Marx, …, todos los cuales han dicho de los judíos muchas cosas y peores que los «Protocolos» y todos los antijudíos juntos –salvo San Pablo– de todos los judíos… Tenga en cuenta que yo, por cristiano, católico, antirracista, sólo señalo a unos judíos específicos: los talmúdico-kabalistas. Y si se quiere señalarlos con sus nombres modernos, a los judíos del capitalismo y del comunismo. Es decir a los judíos del anticristianismo.
Usted, reverendo padre, como teólogo, los ha de conocer…, «son los hijos de agorera, raza de adúlteros y…» (Is. 57, 3); «apóstatas, simiente de mentira…, que arden de lujuria… y sacrifican sus hijos» (Is. 57, 4 – 5); «tienen por padre el diablo» (San Juan, 8 – 44); «que no confiesan a Jesús como Mesías venido en carne; gentes que son el seductor y el anticristo» (Juan II, 7); «serpientes, engendros de víboras» (Mat., 23 – 53); «que no agradan a Dios, y son enemigos de todos los hombres» (Pablo I, Tes., 2 – 15).
Le suplica sus oraciones este su hijo en Cristo,
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