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Tema: Placer posmoderno

  1. #1
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    Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/03/pla...sa-del-placer/

    Placer posmoderno (1): La “revolución silenciosa” del placer



    La “revolución silenciosa” del placer

    Inglehart (1991) avisaba de la “revolución silenciosa” que se estaba produciendo en las sociedades industriales. Describió el paso del materialismo al posmaterialismo, consistente en un cambio de las prioridades vitales. Hemos pasado de considerar, como principal objetivo existencial, la satisfacción de las necesidades primarias a priorizar la autorrealización. Con este cambio, el placer, ha cobrado un protagonismo desconocido hasta ahora. Lipovetsky ha descrito el placer posmoderno como un placer esencialmente desculpabilizado, encaminado a la autosatisfacción individualista y, a la vez, autorregulado racionalmente. El placer es capaz de transformarse continuamente y buscar nuevas formas y objetivos. Con otras palabras, es difractado y no se somete a cánones colectivos sino individuales. Hoy ha desaparecido la vieja ética del deber y la cultura del sacrifico. Todavía, a principios de los 80, la mayoría de capas sociales eran pudorosos a la hora de mostrar actitudes placenteras en público. El placer, como ostentación, quedaba reservado a unos cuantos privilegiados. Hoy éste se ha “democratizado”, se ha extendido a ámbitos hasta ahora insospechados y se ha transformado en organoléptico, esto es, apto para conjugar todos los sentidos.

    En los estudios de hace dos décadas todavía el sentido del deber ganaba sobre las apetencias del placer. En 1990, una encuesta delataba que un 52% de los entrevistados se posicionaba con la máxima “primero el deber, luego el placer”, mientras que el 48% restante, se identificaba con la frase: “Disfruta de la vida al máximo”. Diez años después, los amantes del carpe diem han aumentado hasta el 73% y los partidarios del deber han caído hasta el 27% (Consumo por Comunidades Autónomas, 2003 GFK). Aún así, en el Test Mundial del Placer, España ocupa el puesto 22, alejado de países como Colombia, México o Portugal. La percepción que tienen los españoles sobre las fuentes que les causan placer encuentra segmentaciones determinantes como la edad. En España, entre la población mayor de 65 años, las causas de placer y satisfacción, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), son “dar paseos”, “estar con amigos”, “leer” y “viajar”. Los jóvenes entre los 19 y 20 años, en cambio, desconocen prácticamente lo que es el placer de la lectura y se inclinan por “comer”, “ver la televisión” o “estar conectado”. Sin embargo, los ancianos y los jóvenes manifiestan un mismo nivel de satisfacción vital, inferior al de los adultos en activo.


    ¿Dónde está la diferencia entre la generación más joven y la más mayor? La respuesta tiene mucho que ver la aspiración a ciertos niveles de placer. El concepto de búsqueda de sensaciones ha sido desarrollado por Zuckermann que lo considera un rasgo de la personalidad. El placer no sólo es algo “sentido”, sino que también es “deseado” y la intensidad del deseo altera la capacidad de disfrutar. Algunos expertos en consumo identifican la búsqueda de sensaciones con la demanda aspiracional. Ésta se definiría como aquello que se anhela tener o ser y que –una vez se activa- los individuos realizan cualquier esfuerzo por conseguirlo. En los últimos veinte años se ha disparado la demanda aspiracional y la ilusión, especialmente entre los más jóvenes, de que el consumo es una fuente de placer. Los estudios de mercado ya venían anunciado que los consumidores del futuro –future shapers– serían marquistas, deseosos de desprenderse de la sensación de obligatoriedad de consumir para cambiarla por el placer de comprar. Esta generación ya está aquí y ha convulsionado las categorías del placer.

    Los buscadores de tendencias hablan de la generación “toobees” (“Demasiado abejas”), jóvenes entre 16 y 19 años, que representa la primera generación de la historia totalmente conectada a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). Es una generación liberada de los tabúes sexuales, ellos han conseguido que ocio y placer interactúen sin límites y priorizan las relaciones virtuales sobre las reales. Se pueden definir como una generación multiemocional, esto es, necesitan no sólo poseer muchos objetos sino que además transmitan emociones. A diferencia de la generación de los jóvenes de hace veinte años, no tienen mucha prisa por abandonar el nido familiar, de ahí el nombre que se les ha asignado. Este nuevo perfil señala la tendencia de los caminos que ha de recorrer la demanda aspiracional del placer.
    Última edición por Carolus V; 09/04/2017 a las 15:56

    Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)

  2. #2
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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/04/pla...r-de-consumir/

    Me gusta mimarme; el placer de consumir


    En los años 80, la cesta de la compra se centraba esencialmente en gastos funcionales y la partida más importante era el gasto en alimentación. En dos decenios hemos pasado de la compra funcional a la compra emocional. El resultado es que parte de los gastos de alimentación han sido desviados al ocio. Los expertos en marketing recomiendan que se estimule en el consumidor lo emocional, lo sensorial, lo lúdico, el lujo y el capricho. Así, señala Ana Berdié, directora de Marketing de TNS Worldpanel: “El consumidor contiene el gasto en lo que necesita y lo incrementa en lo que quiere”.

    Comparativamente hablando, España no ha variado su nivel de riqueza en relación a otros países europeos. Todavía seguimos siendo un país low cost y tendemos a comprar barato, buscar oportunidades y acudir a las rebajas. Sin embargo, ahora, el español medio compra barato cuando quiere y caro cuando le apetece. Adquirir algo suntuario, un capricho, un pequeño lujo o ir ocasionalmente a cenar a un restaurante caro, se ha transformado en el modelo del placer emocional.

    El sociólogo francés Gilles Lipovetsky (2007), que ha estudiado la extensión del consumo de lujo entre las capas populares, define este placer como algo “emocional”. La reafirmación de roles que facilitaba el lujo tradicional, es sustituida por la identificación con sensaciones íntimas e irrepetibles. Ahí está el placer. Ya no consumimos objetos por sí mismos sino porque nos permiten disfrutar de nosotros mismos. Estamos ante la aparición de lo que Vicente Verdú denomina el “sobjeto”.

    Los “sobjetos” deben interactuar con nosotros, como aquellos prototipos de coches que reconocen la presencia del dueño y lo reciben con sonidos y luminiscencias. Deben permitir que nos sintamos especiales.

    En el TNS Panel Lifestyles (2006) se recoge que un 56% de los consumidores admite que “me gusta mimarme”. Hoy el “egoísmo”, alcanzado a través de los pequeños o grandes placeres que uno mismo se procura, ha quedado legitimado. La publicidad nos enseña el camino: “Sé egoísta” es un eslogan al que con frecuencia se recurre. Los padres de la generación anterior pretendían erradicar el egoísmo de sus hijos. Hoy son los propios padres los que disfrutan sumergiéndose en un egoísmo infantil a base de dosis consumistas y de pequeños placeres.

    Una importante agencia de publicidad utiliza el acróstico AABKA (“Adults Are Becoming Kids Again” (“Los adultos están volviéndose niños de nuevo”) para referirse a los adultos-adolescentes. Las generaciones de nuestros padres y abuelos, educaban pensando que algún día los niños serían adultos. Hoy, son los adultos los que buscan en el mundo de los niños el paradigma del placer y la satisfacción. La infancia, advierten muchos psicólogos, se ha convertido en la utopía regresiva que todos esperamos alcanzar. Se disparan entre los adultos las ventas de peluches y ositos tous, se imponen la estética de Jordi Lavanda e incluso algunos se sumergen en las interminables narraciones de Harry Potter. Esta tendencia queda reforzada con la consagración del ideal de belleza y eterna juventud, como garantía de perpetuar el disfrute placentero de la vida. Los cazadores de tendencias proponen el triunfo del “Vice is Nice”, en referencia a la inclinación infantil de procurarse satisfacciones inmediatas y urgentes. Como apunta Ana Berdié, los singles jóvenes son los más hedonistas y caprichosos, pero no son los únicos. Pues, en contra del ideal casi ascético de las generaciones precedentes, ahora el hombre posmoderno no quiere renunciar a nada.

    Las ciudades son inundadas por una happy mani (“multitud feliz”) compuesta de individuos que no tienen reparos en tener un detalle caro consigo mismos. Así, las calles comerciales se convierten en una manifestación del fun shopping. En los estudios sociológicos, los más jóvenes no distinguen entre comprar y practicar ocio, pues asumen que comprar es parte de su disfrute vital. Una de las transformaciones más importantes de los últimos años, reside en la aparición de un hiperconsumo saturante que no ha matado el deseo de disfrutar. Javier Garcés, presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales afirma que este tipo de sujeto: “en realidad no necesita nada, lo que el consumidor busca es que le sobrevenga el deseo, la ilusión, e impulso irrefrenable por comprar”.

    Comprar se ha convertido en una fuente de sensaciones placenteras. En 2006, el Premio Producto del Año en España, seleccionaba las 180 marcas más aplaudidas por los consumidores, de las cuales un 26% se correspondía a productos relacionados con el placer. Si atendemos a la implantación del producto a través del análisis del impacto y éxito del lanzamiento comercial, se desprende que arraigan mejor los productos destinados al placer. Concretamente un 30% de éxito en las marcas relacionadas con el placer, frente al 9% de los productos salud (TNS Worldpanel, 2006).
    Última edición por Carolus V; 09/04/2017 a las 15:55

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  3. #3
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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/05/pla...sa-placentera/

    Placer posmoderno (3): Del hogar tradicional a la casa placentera


    Llegada la democracia a España, se impuso entre los jóvenes la aspiración de abandonar la casa cuanto antes. También por la década de los 80 se incorporó la mujer masivamente al mundo del trabajo, fenómeno que en un principio fue tomado como una liberación. Pero ahora, las tornas están cambiando y aquellos sueños empiezan a cobrarse el precio. El Informe Benchmarking 2005 (TNS Worldpanel), recoge que un 58% de las mujeres afirman estar tan cansadas por la noche que “se les quitan las ganas de todo”. Peor aún, sólo para un 12% de las mujeres el éxito profesional es motivo de satisfacción.

    A los varones no les va mejor. El II Barómetro sobre el Bienestar y la implicación de los empleados en Europa (2005) establece que los trabajadores españoles son los que más frustrados se sienten en el trabajo. Si el mundo laboral no es fuente de satisfacción, el placer debe recorrer otros caminos: viajar y reencontrarse con el hogar. Con otras palabras, hemos de procurarnos universos alternativos al trabajo. El Test Mundial del Placer señala que, para los españoles, las palabras “viajar” o “familia” se hallan entre las cinco primeras escogidas que se relacionan con el placer.



    Frente al icono de la mujer trabajadora, las nuevas tendencias señalan la aparición de las Home Divas. En el estudio Euro RSCG Worldwide (2003) se las define como: “personas caseras que sienten un gran placer en formar y mantener un hogar bonito. Consumen productos de jardinería, decoración y accesorios tecnológicos”. Las energías sociales ya no se vuelcan en proyectos políticos o grandes reivindicaciones, sino que se redireccionan hacia la propia casa. Ésta se convierte en una “república independiente” donde dejan de actuar las normas sociales y las responsabilidades demasiado pesadas. Aparece una nueva forma de consumidor: el prosumidor, definido como un consumidor informado y racional, que busca comodidades y placeres, pero que la mayor parte de su vida social la desarrolla en su casa. Por eso, el mercado se inunda de productos que permiten vivir en casa experiencias que antes sólo se podían conseguir fuera: el Homecinema, para disfrutar de buen cine en casa; el Banco electrónico, que evita las arduas gestiones en la oficina bancaria; la revalorización del teletrabajo o la posibilidad de comprar desde casa gracias al “hogar conectado”.

    Uno de los enemigos del placer es la falta de tiempo. En el TNS Worldpanel de 2006, un 63% de los españoles afirma que les gusta hacer la compra pero que no tiene tiempo. Igualmente, un alto porcentaje de mujeres señalan que les gusta cocinar pero se ven obligadas a comprar en función del criterio de rapidez de preparación. Por eso, el hogar se llena de todo tipo de objetos que permiten ahorrar tiempo y el robot de cocina se perfila como la futura estrella de los electrodomésticos. Esta avidez por ahorrar tiempo, se combina con lo contrario: detenerse en las cosas y contemplar su lenta evolución.

    Los hogares españoles, poco a poco, se van equipando de pequeñas bodegas caseras. Éstas representan ese pequeño rincón para disfrutar viendo como el vino –comprado a modo de capricho- va envejeciendo; o en los balcones y terrazas proliferan pequeños huertos ecológicos ante los que se rememora el placer de ver crecer las plantas y verduras.

    Estos nuevos placeres no desplazan a otros ya consolidados. De muchos estudios se desprende que entre las fuentes del placer de los adultos el sexo, aunque tenga su importancia, no es el que domina. Éste queda desplazado por dos placeres inocentes: “ducharse” y “dormir la siesta”. En España, estas dos actividades placenteras superan con mucho al resto de Europa. Y, hoy por hoy, somos el país en el que la gente más se ducha (un 80% diariamente) y más puede disfrutar del sueño del mediodía. Los muebles de la casa ya no sólo son adquiridos por su funcionalidad, sino que en ellos se entrevé el placer que nos pueden procurar. Más aún, cualquier objeto puede convertirse en multiplacentero. Un ejemplo claro es el sofá, que se transforma en uno de los centros de placer hogareño. En los estudios sobre práctica sexual, un 80% de los españoles confiesa haber realizado el amor en el sofá. También nos dicen que el sofá, para los mayores, es el lugar en el que más disfrutan con una buena lectura. Y para los jóvenes, jugar con los videojuegos en él, es una de las actividades más placenteras


    Algunos autores señalan que quedarse en casa y dedicarle tiempo a su cuidado, será un símbolo de estatus en el siglo XXI. Ciertamente, lo hogareño se está constituyendo en una fuente de placer, siempre y cuando no conlleve demasiadas obligaciones y, sobre todo, permita construir espacios privados donde el individuo pueda relajarse. En el Test Mundial del Placer, aplicado a España, y tanto para mujeres como para hombres, la dimensión “solo-social” –o ámbito de la individualidad- ocupa el tercer lugar entre los PQ más altos. El hogar es “La república independiente de tu casa”, siempre que permita “la república independiente de la república independiente de tu casa”. Por eso los jóvenes no tienen prisa por abandonar el nicho familiar, pues en él han encontrado suficientes espacios de autonomía. La casa placentera es aquella que permite la eliminación de conflictividad gracias al respeto de la intimidad individual y la permisión los goces personales.

    Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)

  4. #4
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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/07/pla...acion-deseada/

    Placer posmoderno (4): La explosión de los sentidos y la relajación deseada

    La explosión de los sentidos y la relajación deseada


    Uno de los aspectos de la “revolución silenciosa” a la que nos referíamos al principio, es la expansión de placeres a través de los sentidos. El placer, como se ha apuntado, se transforma en organoléptico y en él toman parte todos los sentidos. En la medida que las TIC han procurado una “virtualización” de la realidad, ha ido emergiendo –como contrapeso- el soft touch. Esto es, la necesidad de que nuestro encuentro sensorial con la realidad no sea áspero sino suave y placentero. El inicio de esta tendencia quedó visualizado con una campaña que supuso un auténtico hito en el mundo publicitario. La imagen de una mano meciéndose con el viento desde la ventanilla de un coche, nos proponía descubrir el placer del tacto.

    La piel se ha convertido en una de las fuentes de placer sensorial más importantes. Los sexólogos apuntan que el órgano sexual más grande es precisamente la piel. Ésta, además, nos apunta a una de las claves más importantes para distinguir el placer sexual masculino del femenino. Francesco Alberoni, en su obra El erotismo, propone que las mujeres son más sensibles en las relaciones sexuales y que su erotismo está vinculado a lo táctil, a lo muscular y a lo olfativo. En cambio, en el varón, el placer sexual se entronca más con lo visual. Ello explicaría que la apelación comercial dirigida a los hombres se asocie más a las imágenes seductoras de mujeres. Por el contrario, las campañas cuyo target es la mujer, recurren frecuentemente a los placeres del tacto: la delicadeza de la ropa íntima, la suavidad de la ropa lavada o el cuidado delicado de la piel y las manos. En el Test Mundial del Placer, para la mujer la dimensión táctil del placer ocupa el quinto lugar y para el hombre el sexto.

    Pero no podemos focalizar el placer en uno sólo de los sentidos. Más bien, todos se complementan y refuerzan. El sonido se descubre así como otra de las fuentes del placer. Ahora los alimentos no sólo se degustan, sino que demuestran su potencial placentero en la medida que son crujientes, generan chapoteos o emiten un inconfundible chup-chup. Prestigiosas marcas se han especializado en cuidar el sonido del cierre de los bolsos, o los fabricantes de coches se preocupan por el ruido que producen las puertas de los automóviles al cerrarse. Ahora el sonido adquiere una importancia insospechable en el diseño. Se cuida el tableteo de los teclados, el traqueteo de las lavadoras o los timbres de los pisos. Todo sonido debe comportar un cierto grado de placer que regale los oídos. En el estudio dirigido por el profesor Linley, la dimensión auditiva del placer ocupa el primer lugar tanto para hombres como para mujeres. Uno de los mejores placeres auditivos es, paradójicamente, la ausencia de los sonidos. Los momentos placenteros de silencio en casa se combinan con el acceso fácil a la música que más apetece.

    El olfato no queda a la saga. En el estudio internacional del placer lo olfatito ocupa la segunda posición, en cuanto que dimensión del placer escogida por los que tienen un PQ más alto. Los olores hogareños antaño habituales son sustituidos por una variedad inimaginable de fragancias. Para los escogidos y especializados en el hedonismo olfativo, se han multiplicado las ofertas de perfumes y de aromaterapias. Nos ofrece este nuevo código de placer la posibilidad de disfrutar de mil esencias: de sándalo, cítricas, lavanda, menta. Tampoco podemos olvidar en esta explosión de placeres al sentido del gusto.

    A principios de los 80 las marcas promocionaban productos con escasas variantes gustativas. A partir de los 90, nacieron nuevos e inimaginables sabores. Las bebidas de cola empezaron a descubrirnos los sabores light y sus múltiples combinaciones. Al inicio del siglo XXI, la explosión de ofertas es comparable al big bang. Sólo, en el verano de 2007, las marcas de cerveza incorporaron ochenta nuevos sabores a los centenares ya existentes. Las combinatorias gustativas parecen infinitas. Incluso en Japón una cervecera ha decidido lanzar una cerveza con raspaduras de chocolate.

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  5. #5
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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/08/pla...tes-de-placer/

    Placer posmoderno (5): Comer y chocolatear, principales fuentes de placer



    Comer y chocolatear: principales fuentes de placer

    El comer, en general, es una de las fuentes del placer mejor reconocida en las encuestas. Según el Test Mundial del Placer es una dimensión omnipresente en todos los países, independientemente del género. Los datos sociológicos son nuevamente complejos. En un principio parecen restarle importancia al gusto por comer. Según el TNS Lifestyle 2006, se recoge que sólo uno de cada diez menús fuera de casa es escogido por placer. Únicamente entre los jóvenes la identificación del comer con el placer es intensa. En el estudio Hábitos Alimenticios de los españoles encargado por el Ministerio de Sanidad, el 57% de encuestados jóvenes reconoce que a la hora de comer se guían más por placer que por salud. Sin embargo, opera una lógica oculta.

    Un estudio desvela que a la hora de elegir menú fuera de casa, un 23% lo elige por criterios de salud si es una comida entre semana. Por el contrario este porcentaje disminuye el fin de semana y es sustituido por un 18% que se inclina por elegir un menú que le procure placer (Worldpanel Usage, 2008). El placer debe competir con la salud y el combate se resuelve asociando los dos términos. Por eso, no sólo se han multiplicado los alimentos “sanos” sino que, poco a poco, se nos presentan como deleitables. Así, las estanterías de los supermercados se llenan de productos dietéticos pero “exquisitos”. La generación de nuestros padres asumía que los hijos debían comer mucho. Ahora se busca que los hijos coman lo conveniente, equilibrando lo placentero con lo saludable. Se inicia el combate contra el azúcar, “No, azúcar no”, pero no se reniega de los sabores dulces.

    Resuelto el problema de la salud, se reservan ciertos espacios para “pequeños y merecidos placeres” gustativos. De ahí la proliferación de productos encaminados a satisfacer los deseos de comer entre horas. Son los singles españoles los que practican con más frecuencia el “snaking” (picoteo) con patatas, frutos secos, chocolate, helados, vinos de calidad en los aperitivos o yogures especiales. Estos auto-regalos están impregnados de sensualidad y emotividad. Lipovetsky denomina a este fenómeno la “felicidad alimentaria y sensual”. A ello hay que añadir la práctica del fooding o el placer de descubrir nuevas tendencias, que se consagra con la cocina world fusion, donde el paladar acogerá las más variadas mezclas de sabores.

    Uno de los alimentos que los españoles reconocen que les procura más placer es el chocolate. La identificación de su consumo con el placer sexual se está convirtiendo en un clásico. Al igual que el sexo, el chocolate no sólo procura placer sino que se multiplican las alabanzas por sus características saludables. Incluso algún estudio nos propone que, analizado por profesiones, son los cardiólogos los que reconocen tomar más chocolate negro por sus propiedades antioxidantes. Sea por la causa que sea, los españoles gastamos 226 millones de euros al año en tabletas de chocolate. La venta de chocolate negro ha crecido imparablemente a un ritmo del 20% en los últimos años hasta topar con la crisis. Actualmente, entre los productos que se compran por placer, ocupa el primer lugar, junto a los helados. En esto nos parecemos a los británicos, franceses y portugueses (TNS Worldpanel, 2006), aunque otros países europeos, especialmente los del norte, no comparten este inestimable placer. En el Test Mundial del Placer el “chocolate” es una de las cinco palabras más escogidas por los españoles para asociarla al placer.

    Pero el chocolate tiene algo de misterioso. Su atractivo no sólo reside en su sabor, sino que se muestra como un elemento de lujo en los tratamientos de belleza. Ha triunfado como tendencia la chocolaterapia o tratamientos a base de masajes corporales y faciales con chocolate deshecho. Los expertos nos anuncian que el chocolate es un magnífico anticelulítico y un potente producto cutáneo antiestrés. Para colmo, es rejuvenecedor, reafirmante y adelgazante. A la chocolaterapia se añaden las variantes más imaginativas: exfoliantes con olor a chocolate, masajes de crema batida con chocolate o la inmersión total en chocolate.

    Junto al chocolate aparece un producto asociado que es el helado. La Universidad de Barcelona y la Autónoma de Madrid han elaborado el informe Helado por tres razones, para indagar sobre cómo ha evolucionado el consumo y la percepción de los consumidores sobre los helados. Uno de cada nueve españoles reconoce que el consumo de helados es una fuente de bienestar y placer. Esta fruición adquiere más preponderancia si se consumen dando un paseo con amigos o familiares. Ahora, los helados se demandan y consumen durante todo el año y se consideran un alimento más. La publicidad, periódicamente, se encarga de informarnos de sus propiedades nutricionales, para evitarnos el remordimiento de su consumo desbocado. Total, que España bate récords de consumo de helados: cada año se degluten 350 millones de litros, ocho litros por persona, superando a muchas categorías de bebidas.

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  6. #6
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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/09/pla...do-y-templado/

    Placer posmoderno (6): El sexo desbocado … y templado

    El sexo desbocado … y templado

    Afirmar que el sexo es una de las fuentes más importante de placer parece una perogrullada. Pero nuevamente las estadísticas y estudios nos complican una explicación sencilla. Una cosa está clara, la “revolución sexual” llegó a España más tarde que en otros países europeos. Los estudios sobre hábitos sexuales son demasiado recientes como para establecer comparaciones numéricas con la generación anterior. Aunque es evidente que el sexo ha pasado de estar oculto y limitado por normas e instituciones, a una tener una visibilidad social. Es por ello que el 60% de los españoles considera genéricamente al sexo como “muy importante”. Esta cifra sorprende porque dobla, prácticamente, el porcentaje de importancia que le otorgan el resto de los países europeos. En el Test Mundial del Placer, sólo los italianos e ingleses escogen la palabra “sexo” entre las cinco primeras que asocian al placer.

    En las series de datos sobre hábitos sexuales de los europeos, se demuestra que el sexo sigue siendo una realidad profundamente regular. Apenas han aumentado la frecuencia de relaciones sexuales desde hace veinte años. Lo que sí ha cambiado es con quién se tienen las relaciones ya que la media del número de parejas que se tiene a lo largo de la vida ha ido en aumento. Aún así, podríamos decir que las relaciones sexuales imponen su estabilidad y regularidad. El 80% de los europeos reconoce que en el último año sólo ha tenido una pareja, el resto afirma haber tenido dos o más. El porcentaje de los entregados al placer desbocado de las multirrelaciones es bajo aunque puede sorprender la intensidad. Un 5% de los franceses, por ejemplo, reconoce haber tenido más de cien parejas en un año (feliz inocencia de las encuestas). En esto los españoles somos más moderados.

    La poca importancia concedida al sexo en otros países y la regularidad de la actividad sexual en la mayoría de la población, contrasta con el peso del sexo “virtual”. En el mundo, en 2004, se distribuyeron 11.000 películas pornográficas, frente a 3.500 filmes ordinarios. Igualmente, la empresa Websense calculó ese año unos 1,6 billones de sitios eróticos que supondrían un 10% de lo expuesto en Internet. Parece que el sexo, más que materializarse, se virtualiza. Podríamos afirmar que el sexo real sigue contenido y el virtual desmadrado. Por eso, entre los segmentos más jóvenes de la población es donde se percibe que el sexo real se fusiona, cada va vez más, con otras experiencias virtuales. Entre los adolescentes se extiende la moda del sexting. A través de la red se muestran a sí mismos desnudos o en posturas provocativas y erotizadas, soñando en que despiertan placeres al compañero o compañera que tienen al otro extremo de la pantalla. A veces de incógnito, a veces descarado, el sexting revela que para ellos todo vale en la búsqueda de placeres recién descubiertos.

    Respecto a los adultos, los entusiasmos sexuales se moderan. El 54% se muestra favorable a probar “cosas nuevas”, aunque los estudios sobre hábitos sexuales nos demuestran que pocos iniciarán nuevas experiencias. El Estudio Bienestar sexual de los españoles constata que el 81% de los encuestados considera el sexo beneficioso para la salud, aunque menos de la mitad reconoce estar satisfecho con sus relaciones sexuales. La mayoría de adultos achaca la culpa de su insatisfacción al cansancio y al estrés. Ello no significa que el español adulto dé por perdida la batalla del placer sexual. Ha aparecido el hombre “vitalsexual”. Esta tipología engloba a adultos de más de 40 años, preocupados por alargar su vida sexual y atentos a las necesidades de su pareja. Es un sujeto que se informa para mejorar su sexualidad y que es capaz de cualquier cosa (terapias, viagra, operaciones, …) con tal de mejorar sus relaciones sexuales.

    ¿Qué tiene en común entonces el sexo juvenil y del mundo adulto? Podríamos contestar que la importancia subjetiva y emocional concedida a los besos. Los médicos, dispuestos a ilustrarnos sobre cualquier dimensión del placer, nos introducen en los efectos saludables del beso: libera endorfinas y adrenalina, regula la tensión cardiaca, obliga a ejercitar treinta músculos faciales. Entre el asombroso mundo de las terapias, se inaugura la besoterapia, para enseñar a las madres a besar a sus hijos o a los amantes entre sí. En el universo del beso destaca la importancia concedida por los jóvenes en cuanto que predictor del futuro de la relación. Un sitio de la red frecuentado por jóvenes, Whatchpoint, realizó una encuesta entre sus usuarios y una cuarta parte de ellos reconocía haber dejado a su pareja por “no besar bien”; una muestra del “fundamento” de las relaciones.

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    Re: Placer posmoderno

    https://barraycoa.com/2017/04/11/pla...edes-sociales/

    Placer posmoderno (7): ¿Placer solitario o compartido? Las redes sociales

    Placer solitario o compartido?: Las redes sociales
    Según el CIS, el 97% de los españoles considera que la amistad es fundamental para conseguir la felicidad. Las redes sociales, el capital social, especialmente la familia y los amigos, se convierten en uno de los requisitos de la satisfacción vital. Sin embargo, en 15 años, los hogares unipersonales se han duplicado en España, alcanzando los tres millones y medio. Pero la soledad ya no implica necesariamente infelicidad. En un mundo “conectado”, todo debe ser reinterpretado. Como remedio al aislamiento, las TIC permiten generar nuevas formas de sociabilidad como las redes sociales.

    España, junto a países como Brasil, superan con mucho a otros países europeos. El 70% de los españoles accede actualmente a las redes sociales. Los jóvenes reconocen que sienten un especial placer al “conectarse”. Esta “conexión” debe entenderse como una actividad multidimensional y pluriemocional pues consiste en compaginar de forma casi simultánea el uso del móvil, el messenger, la consulta a sus redes sociales y otear mientras tanto la televisión y sus series preferidas.

    No sólo los jóvenes, sino también las mujeres parecen encontrar un inusitado deleite en la conexión a la red. Un estudio desarrollado entre 800 mujeres de cinco países europeos, entre ellos España, desvela que las españolas, junto con las italianas, son las que más tiempo están conectadas a la red, dedicándole una media diaria de 3 horas y 20 minutos. Un 78% de las españolas reconoce que, al margen de utilitarismo, se conectan porque “es ante todo un placer”. Por el contrario, a las alemanas parece que la red no les hace tanta gracia ya que sólo un 39% reconoce que les produce esa sensación placentera.

    Emerge un nuevo fenómeno detectado por Bren Coker, de la Universidad de Melbourne, que denomina WILB (Workplace Internet Leisure Browsing). Se trata de la tendencia a entretenerse en el trabajo conectándose de vez en cuando a la red. Es un placer al cual se van dedicando breves periodos de tiempo a lo largo de la jornada laboral; con el aliciente de no ser descubiertos por el jefe y que –según Coker– provoca que aumente la productividad. Tras los momentos de relax internáutico, la concentración vuelve y el trabajo se torna más eficaz.

    Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)

  8. #8
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    Re: Placer posmoderno

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    https://barraycoa.com/2017/04/12/el-...r-y-la-crisis/

    Los iconos del placer y la crisis (y 8)


    Un estudio en 2006, de la Future Foundation, especializada en tendencias de consumo, alertaba de la aparición de un nuevo tipo de consumidores: “los nuevos puritanos”. Se trata de aquellos que se niegan a disfrutar de placeres que pueden ser perjudiciales. Así, se han puesto en marcha campañas locales para que, por ejemplo, los Reyes Magos no repartan golosinas y caramelos en las cabalgatas, la prohibición de ventas de refrescos y dulces en los colegios (ya un 37% de los españoles está de acuerdo), bares sin alcohol o, incluso, se manifiestan a favor de la prohibición del consumo de alcohol en la propia casa. Esta tendencia es nueva en España pero apunta a consolidarse con campañas similares a las realizadas en Francia, Reino Unido o Alemania.

    ¿Estamos ante el final de la época dorada del placer? Un breve repaso a los iconos de los últimos decenios nos ilustra sobre su futura evolución. En los años 80, aparecían como modelos reconocidos universalmente personajes como John Travolta y Madonna. Ambos representaban el espíritu rebelde, la sensualidad liberada y el descaro de lo joven y apasionado. Ahora los iconos admirados son más sanos, alegres consumistas e integrados en el sistema. El matrimonio Beckham representa el icono de la pareja placentera que sabe entretejerse con todas las aspiraciones juveniles: mundo de la música, deporte, ocio, dinero, moda y espíritu hollywoodense. Son iconos alejados de la rebeldía de los 80 y adecuados para nuestros tiempos más placenteros y saludables.

    Otro enemigo ha asomado contra el placer. El año 2008 ha sido definido como un annus horribilis. Por primera vez en muchísimo tiempo ha decrecido el PIB, se baten records históricos de paro, hemos sido testigos de la caída del consumo y las familias han empezado a ahorrar. Según el CIS, el 87% de los españoles piensa que la crisis afectará a los hábitos y costumbres y forma de vida. De hecho, los primeros recortes se hacen notar curiosamente en los productos del desayuno y de la merienda. La venta de cereales para el desayuno ha descendido en un año un 33%, la de infusiones un 31%, la bollería un 10%. Hasta el chocolate pone en peligro su primacía al ver caer las ventas un 20%. Por contra, aumenta el consumo de pasta un 54%.

    Todos los expertos vaticinan que los españoles ahorrarán en viajes y vacaciones, que en las encuestas son definidas como una de las fuentes de placer fundamentales. Sin embargo, todo esto no significa el fin del reinado del placer. De hecho, muchos de los encuestados aseguran que antes que renegar de sus vacaciones, reconducirán sus sueños y proyectos. No se saldrá tanto al extranjero, pero se intensificará el turismo interior. Una parte importante de familias ya ha reducido otros gastos y sacrificado pequeños viajes, para mantener su ocio veraniego. Más aún, según un estudio de Likedin., una red de profesionales, la mitad de españoles afirman que si les despidieran y les pagaran una indemnización, la utilizarían para hacer un viaje. Por su parte, el alto consumo, el consumo de lujo, no queda afectado por la crisis. Ésta, el único hábito que ha cambiado en las clases medias-altas, es en el desarrollo de planes de contingencia.

    Ante la crisis, el placer tiene muchos márgenes de reconversión. Se buscarán nuevos espacios y momentos placenteros; se tratará de encontrar y reencontrar nuevos pequeños placeres; se descubrirán nuevos pliegues y despliegues de los sentidos y se hallará la forma de intensificar aquellos placeres deseados, por pequeños y limitados que sean. Todo ello es posible, en buena parte, por el carácter subjetivo del placer. Es tan subjetivo que ocurre un curioso fenómeno sociológico: en todos los países, en las encuestas, la gente afirma estar más satisfecha que el resto de la población. Los ciudadanos creen gozar de un placer vital que suponen vetado para los demás. Por eso, a pesar de la crisis, seguiremos aspirando a conseguir y obtener nuestras dosis de placer.

    Todo el mundo moderno se divide en progresistas y en conservadores. La labor de los progresistas es ir cometiendo errores. La labor de los conservadores es evitar que esos errores sean arreglados. (G.K.Cherleston)

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