Este artículo ya lo había leído en otra parte. Todo lo que escribe el prof. Alvaro D'Ors es correctísimo: participar en unas elecciones es dar por bueno el resultado ya de antemano, aunque nos sea contrario; es una mera competición al estilo deportivo ("aunque pierda debo felicitar al vencedor").

Tiene razón en la legitimidad de la abstención como repulsa al gobierno (más bien el sistema) tiránico que las convoca a sabiendas de su victoria y su consecuente legitimación.

Ahora bien, lo grave es que la abstención tampoco soluciona nada frente al sistema tiránico anticristiano; solo salva la conciencia del individuo, que así no se involucra. Quizá Alvaro D'Ors añora o alude a de épocas de pronunciamientos militares o similares. Pero las cosas ya no son así. Hoy: si se vota mal y si no se vota mal también por que las cosas no van a cambiar por sí solas.