Soluciones tradicionales para la España vacía (o vaciada por el liberalismo)
El Concejo del Roncal.
Joaquín Sorolla, Visiones de España. Hispanic Society of New York. 1913.
SOLUCIONES TRADICIONALES PARA LA ESPAÑA VACÍA (O VACIADA POR EL LIBERALISMO)
Despoblación y Abandono de la España Rural. El imposible vencido (Valencia, 2018) es el último estudio publicado del geógrafo y activista contra la despoblación valenciano Luis del Romero. Sus líneas de investigación están colectivamente desarrolladas desde el grupo Recartografías, que propone un diagnóstico y una terapéutica de la problemática despoblación en sintonía con la tradicionalista. Así en el comentario de la obra hecha por la propia Universidad de Valencia se señala
La investigación del profesor de Geografía demuestra cómo la construcción y configuración del estado nación español como proyecto liberal “se ha hecho a expensas de la explotación, desarticulación y a veces destrucción física de las culturas rurales”.
Una denuncia clásica del tradicionalismo, sobre la que actualmente Agencia FARO viene realizando una impecable labor de documentación y recopilación de datos históricos. Pese al que el carlismo no tuviese una única dimensión rural el liberalismo atacó a ciencia y conciencia esos núcleos por lo que suponían de custodia de las libertades populares y dimensión comunitaria de la transmisión de unas creencias seculares. Dejando sin vida lo rural se podía consolidar un sistema caciquil desde el centralismo de las capitales de provincia (muchas sin fundamento histórico o geográfico) que fuera desplazando la tradicional ortodoxia pública por la nueva ideología liberal. Esta pretensión plenamente ideológica tuvo una secuencia en el orden social, económico y demográfico. La instauración del capitalismo en España se hizo igualmente a expensas del campesinado y mundo rural, que tuvo que aguantar la reforma fiscal con la imposición monetaria y la desamortización de las tierras eclesiásticas y comunales en beneficio de una minoría liberal beneficiada por su sostenimiento del ejército isabelino. Caso por el ejemplo de los marqueses de Larios, título creado por Isabel (II) para premiar a unos industriales malagueños que actuaban como defensores de los intereses mercantiles de Inglaterra en Andalucía. Los mismos adquirieron cerca de Albacete unas tierras desamortizadas de un convento franciscano donde fue hallada la imagen de la Patrona de la ciudad a las que se unieron las comunales de los municipios cercanos como Pozohondo. La secuencia fue letal, pues pasaron a manos privadas unas extensiones enormes, desroturando tierras de labranza para convertirlas en coto de caza y privando a los pueblos de sus recursos naturales, con el correspondiente atraso económico y social, miseria donde antes había futuro, emigraciones de generaciones enteras y analfabetismo.
El ladino argumento desamortizador del marrano Méndez (alías “Mendizábal”) se demostró falaz, las tierras desamortizadas fueron mucho menos productivas que durante el Antiguo Régimen, lo que como patrimonio común era por su propia naturaleza indisponible quedó al arbitrio de la especulación.
Por lo que respecta a posibles soluciones el autor aborda la restauración de muchos métodos de vida tradicionales:
El investigador valenciano apuesta por la recuperación y nuevo uso de los bienes comunales, aquellas tierras en forma de bosques, prados, sendas y caminos, molinos, estructuras de piedra en seco o vedados, la gestión de los cuales tradicionalmente ha pertenecido a la colectividad de los individuos del municipio y que ahora suelen estar en manos privadas o de la Administración.
Caricatura de Juan Méndez (alias Mendizábal) en la prensa de la época. En el pie de la misma se leía:
¡Ah, muchachos, al hebreo!
Tira del rabo Juanillo. Aprieta tú, Periquillo.
Fuera, fuera el fariseo que a los templos entró a saqueo.
Es decir, se trataría de revertir en lo posible la situación injustamente creada por la Revolución, con las actualizaciones necesarias. Sin la base de esa riqueza material que por orden natural corresponde a la comunidad -o en su caso correspondía a la Iglesia- y por ello mismo no puede disponer de ella cualquier programa de actuación sobre las zonas despobladas es una mera quimera. Las administraciones podrán mostrar ufanas carteles de inversiones con el correspondiente escudo a efectos publicitarios, pero no dejarán de recoger los frutos de lo engañoso de lo público como panacea, una opción falaz y que acabará sufriendo la sociedad (recordemos el desastroso PlanE de la última época de ZP). Es precisamente la sociedad la que se ha de dotar de instrumentos adecuados para poder organizarse por sí misma, evitando la especulación fruto del afán de lucro individualista del liberalismo y los ridículos parches socialdemócratas, dinero de todos gastado de forma cortoplacista y sin sentido. En esta línea crítica con el papel de las administraciones públicas:
El experto cita como principales causas de la despoblación existente en España “el entramado jurídico” y “la arquitectura institucional del Estado Español”, con diferentes administraciones poco coordinadas, realidades territoriales muy diferentes y una superestructura como la Unión Europea que (…), “no ha ayudado a aquellas no competitivas. Además, existen procesos históricos como por ejemplo la privatización de todo tipo de bienes comunales desde el siglo XVIII con varias reformas legales, que se han convertido en todo un mecanismo de expulsión de población, especialmente la más humilde”.
Los tradicionalistas hacemos votos por vencer al imposible, como se señala en el subtitulo del libro propuesto. Se necesita legislar poco pero bien. Como también propone el autor la vuelta a una Carta Puebla, institución entrañable de nuestro Derecho Histórico. Promoviendo las Villas Francas como núcleos de atracción de mercados de los productos actualmente llamados de proximidad. Dignificando infraestructuras (aspecto este que ocupó muchos desvelos de Eloy Landaluce a través de sus escritos en Lealtad).Apostamos por la revitalización de los núcleos rurales como base de un desarrollo armonioso de la Patria sobre la preservación de los oficios tradicionales (otra de las propuestas de Luis del Romero), la vuelta a los comunales y a las libertades populares, al modo tradicional de autogobierno municipal (puede ser un buen ejemplo reciente de esto la época al frente del ayuntamiento de Belmonte de San Juan del tradicionalista Roberto Gonzalo Bayod en los 90, cuando restauró una suerte de Senado municipal) y devolviendo el protagonismo a la sociedad bien organizada frente al medro de los políticos del sistema, herederos de los causantes del vaciamiento de España.
La España vacía, el carlismo y sus confusiones
El Matiner Carli
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