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Tema: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

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  1. #1
    DOBLE AGUILA está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Después de ver a Juan Manuel en "La sexta noche" (cómo no) reafirmarse en sus palabras sobre Cataluña como nación en el sentido tradicional, me da la impresión de que, EN REALIDAD, no habla en tal sentido (tan impreciso, como se ha demostrado en este foro) sino en el SENTIDO MODERNO, aunque lo hace disimuladamente. Él define (erróneamente) como nación: a "todo pueblo con unas tradiciones y una lengua común"[1] y eso no es lo que se entendía como nación antes de la Revolución; véase la definición del "Tesoro de la Lengua Española" (Covarrubias) que hemos enlazado más de una vez aquí.

    Adorna esa polémica afirmación sobre Cataluña, con expresiones obligadas como "derechos históricos" que son precisamente propias del nacionalismo moderno; más si no se explican CUÁLES son esos derechos. Nos sale con la teoría de que la "gran contribución a la humanidad" de Cataluña es el llamado "pactisme", por el cual esta "gran nación" se unió primero con Aragón y luego con España; lo que demuestra que no domina tampoco la historia medieval de Cataluña, conformada por condados no especialmente muy bien avenidos entre sí y que terminó uniéndose a Aragon por políticas matrimoniales del conde dominante de turno, no por pacto popular alguno.

    Por otra parte, vuelve a definir España con el neologismo "nación de naciones", cuando ésta JAMÁS SE HA DEFINIDO ASÍ en la antigüedad; sino como "Reino de España" (o "de las Españas") "Monarquia Hispánica" o "Monarquía Católica". Esa expresión que utiliza carece de sentido; principalmente porque en realidad "nación" no era más que un sinónimo de "lugar de nacimiento" dentro de un reino (considerado en general) o de una provincia/parte del mismo (en sentido particular).

    Luego ha terminado echando algún piropo a sus (supongo) buenos amigos: Gallardón (el ultraliberal) y Pablo Iglesias, elevándolos sobre la "mediocridad política" junto a su "queridísima", según sus propias palabras, Susanna Griso.

    En fin, que ciertamente me parece todo muy confuso, la verdad.

    [1] Definición muy en la línea del liberalismo antiguo italiano (por ej).
    Última edición por DOBLE AGUILA; 10/03/2019 a las 04:16
    Valmadian y ALACRAN dieron el Víctor.

  2. #2
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Qué pesadito.



    ,
    Última edición por ALACRAN; 10/03/2019 a las 22:10
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

  3. #3
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Dejo la transcripción de la parte de la entrevista de anoche a Juan Manuel de Prada, en La Sexta, relativa a la cuestión de Cataluña y su consideración como nación (si alguien quiere ver el video, dejo también al final un enlace).

    Yo creo que está bastante clara la delimitación y diferenciación del Sr. De Prada entre el concepto verdadero de nación surgido en la Cristiandad histórica, frente al concepto falseado del mismo inventado e introducido por el "Derecho" Nuevo.

    --------------------------------


    Entrevistador: ¿Y por qué esto [hablar de Cataluña como nación] ha levantado tanto revuelo?

    Juan Manuel de Prada: Bueno, porque yo creo que el concepto de nación liberal ha opacado o sustituido totalmente el concepto tradicional de nación. Entonces, claro, hoy en día la gente se piensa que “nación” es simplemente… o sea, para que haya nación tiene que haber soberanía y tiene que haber autodeterminación, que son… claro, que es el veneno que mete el concepto liberal en un término que existía desde mucho tiempo atrás, que era el de “nación”, ¿no?

    Pero claro, yo, en las entrevistas que me hicieron dejé muy clara esta distinción, y dejé muy claro, naturalmente, que “soberanía” y “autodeterminación” –que son conceptos, efectivamente, que están como adheridos al concepto de nación liberal– son conceptos que no tienen nada que ver con la realidad catalana, ¿no?


    Entrevistador: ¿Qué solución le podemos dar a una encrucijada como la catalana? En alguna ocasión también te he escuchado decir que quizá la solución fuera la eliminación, laminar las Autonomías.

    Juan Manuel de Prada: Bueno, vamos a ver, yo creo que las Autonomías sí que es cierto que han generado, digamos, diecisiete mini-Estados dentro del Estado. Es decir, las Autonomías han contribuido a crear en los españoles… bueno, a que ese amor natural que uno siente hacia su patria chica, o hacia su país, o hacia su región, hacia su tierra, eso lo han convertido, de alguna manera, en una especie, sí, como de adhesión a un falso Estado, ¿no?

    Entonces, sí, yo creo que las Autonomías, el paso del tiempo nos demuestra que ha sido… que ha sido negativo, no ya por la inflación Presupuestaria que han introducido en la vida española –que yo creo que a veces ha sido enloquecida–, sino porque sobre todo, en aquellas tierras en donde, efectivamente, había una mayor tensión centrífuga, digámoslo así, pues yo creo que han contribuido a introducir el veneno del independentismo.

    Pero yo no soy nada centralista, es decir, yo creo que el centralismo es la mayor enfermedad que se le puede inocular, ¿no?, a una nación de naciones como España. Yo creo que hay que volver a lo que fue la constitución histórica de España, es decir, en que estas distintas naciones pues tienen una relación… tienen una relación con el… con el poder central –que tradicionalmente fue la Monarquía–, distinta, distinta, en la que cada una de estas entidades históricas pues pactaba su relación con la Monarquía.


    Entrevistador: Tenían unos fueros distintos, ¿no?, digámoslo así.

    Juan Manuel de Prada: Unos fueros y unos procedimientos. Por ejemplo, Cataluña, Cataluña… si… si Cataluña ha hecho alguna aportación política fundamental en la historia de la civilización humana es el llamado pactisme, que… que en la Edad Media pues hacía que, efectivamente, los catalanes tuvieran unas relaciones especialísimas, primero con la Corona de Aragón, y luego, posteriormente, cuando Aragón se une con Castilla, pues también con España, digámoslo así, ¿no?

    Y yo creo que eso habría que recuperarlo. Naturalmente no soy un iluso que diga: “No, hay que recuperarlo de la noche a la mañana”; pero es evidente… es evidente que lo que surge en la Constitución del ´78 es un modelo que se está agotando ante nuestros ojos, y creo que, honestamente, con el paso del tiempo, ese agotamiento se va a convertir en agonía, y esa agonía se va a ir convirtiendo, poco a poco, en podredumbre. Y yo creo que la manera de mantener a los pueblos unidos es mediante una inyección de vida. Y, honestamente, creo que el régimen político español está entrando en una… en una clara… en un claro proceso de decaimiento, ¿no?, y agonía.




    Fuente: LASEXTA.COM
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  4. #4
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Lo que él define (o inventa) como "nación tradicional", aparece al principio de la entrevista, en un corte que ponen de otro programa de la misma cadena. min (0:44).

    - "El significado de nación es un pueblo, con unas tradiciones propias, con una lengua propia (...) SI EN ESPAÑA HAY una nación como una catedral, efectivamente es Cataluña".

    Pregunta tendenciosa del presentador: "¿Y por qué esto ha levantado tanto revuelo?".

    PD: Nótese en el min (2:50) unas imágenes cercanas de una manifestación con banderas separatistas y no menos de cuatro "Union Jack" británicas en la esquina izquierda.
    Última edición por DOBLE AGUILA; 11/03/2019 a las 01:39

  5. #5
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje

    --------------------------------


    Entrevistador: ¿Y por qué esto [hablar de Cataluña como nación] ha levantado tanto revuelo?

    Juan Manuel de Prada: Bueno, porque yo creo que el concepto de nación liberal ha opacado o sustituido totalmente el concepto tradicional de nación. Entonces, claro, hoy en día la gente se piensa que “nación” es simplemente… o sea, para que haya nación tiene que haber soberanía y tiene que haber autodeterminación, que son… claro, que es el veneno que mete el concepto liberal en un término que existía desde mucho tiempo atrás, que era el de “nación”, ¿no?

    Pero claro, yo, en las entrevistas que me hicieron dejé muy clara esta distinción, y dejé muy claro, naturalmente, que “soberanía” y “autodeterminación” –que son conceptos, efectivamente, que están como adheridos al concepto de nación liberal– son conceptos que no tienen nada que ver con la realidad catalana, ¿no?
    Este señor no se entera de nada, maneja ciertos conceptos, no, ciertas ideas y sentimientos y en un momento nada oportuno, y a eso se le llama meter la pata, pero no lo reconocerá. ¿De dónde procede esta sustitución real de la idea de nación y por qué está asociada ineludiblemente a la de soberanía?

    1.- El monarca es el soberano, que reina Por la Gracia de Dios.

    2.- La revolución ataca los fundamentos mismos de la soberanía del monarca, hablo, naturalmente, de la monarquía absoluta o total: "El Estado soy Yo"

    3.- Menoscabada la soberanía del monarca, alguien ha de recibirla, ¿quién?, el pueblo. Siendo éste libre de acatamiento es el nuevo titular de la soberanía: soberanía del pueblo o soberanía popular, ideas absolutamente implantadas hoy en día que en España se plasman en el texto constitucional vigente "La soberanía NACIONAL reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado" (Art., 1º.2)

    4:- Pero se plantea el problema de que las diferencias de toda clase entre los miembros del pueblo hacen inviable semejante entelequia, pues eso y nada más es lo que es la soberanía popular. Hay que agrupar soberanías individualizadas, pero sin volver al gobierno de uno solo, y nacen los partidos políticos o representantes de esa soberanía fragmentada. Así, el pueblo "soberano" ya, representado por los partidos, se apodera de las estructuras del Estado y se convierte en nación.


    Pero yo no soy nada centralista, es decir, yo creo que el centralismo es la mayor enfermedad que se le puede inocular, ¿no?, a una nación de naciones como España.
    "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la NACIÓN española, patria común e indivisible de TODOS los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las NACIONALIDADES y REGIONES que la INTEGRAN y la solidaridad entre todas ellas." (Art. 2º)

    No sé qué parte es la que no entiende. Independientemente de lo que podamos pensar sobre esta Constitución, hasta de su validez legal por cuanto fue elaborada por Cortes no constituyentes elegidas a través de un mandato imperativo entonces no derogado, o sea, en pleno vigor legal, lo cierto es que en el articulado de este Título Preliminar, no habla de esa cursilada de "nación de naciones" y otras extravagancias de politicarras y periodistillas de tres al cuarto.

    Además, la dicotomía o Estado centralista o Estado autonómico, es falsa por cuanto ya en los anteriores regímenes desde 1836 han existido (y siguen existiendo) las diputaciones provinciales que en el caso de las comunidades autónomas uniprovinciales presentan una duplicidad en sus funciones, es decir, o unas u otras, pero de todas chupan los políticos, ocupan cargos y manejan a la sociedad como les da la gana.

    Por supuesto, en cuanto se introduce la cuestión lingüística de por medio, se abre la puerta al etnicismo, cuyas consecuencias absurdas y desaforadas hemos venido contemplando en los bramidos de ciertos elementazos catalanes especialmente en los últimos años. Y, sin embargo, volviendo al mismo texto constitucional vemos que:

    "El castellano es la LENGUA ESPAÑOLA OFICIAL DEL ESTADO. TODOS los españoles tienen el DEBER de conocerla y el DERECHO a usarla" (Art., 3º.1)

    En cuanto este Estado ha dejado de ejercer sus funciones ha consentido y permitido la inmersión lingüística, vulnerando la ley y privando a millones de españoles de sus derechos esenciales. ¿Y todo por qué? ¿Es necesario decirlo o hasta el presidente de los tontos de Coria lo saben sobradamente?

    "Las demás LENGUAS ESPAÑOLAS serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estautos." (Art. 3º.2)

    Es decir, SUBORDINADAS al castellano, pues las CCAA NO están por encima del Estado, FUNDAMENTADO EN LA NACIÓN ESPAÑOLA.

    Es manifiesto que en España abundan los que necesitan urgentemente cursos intensivos y en profundidad de comprensión lectora, pero lo que uno espera es que personas inteligentes, educadas y eruditas, cuyos pensamientos generan opinión pública no nos salgan con chorradas.


    Entrevistador: Tenían unos fueros distintos, ¿no?, digámoslo así.

    Juan Manuel de Prada: Unos fueros y unos procedimientos. Por ejemplo, Cataluña, Cataluña… si… si Cataluña ha hecho alguna aportación política fundamental en la historia de la civilización humana es el llamado pactisme, que… que en la Edad Media pues hacía que, efectivamente, los catalanes tuvieran unas relaciones especialísimas, primero con la Corona de Aragón, y luego, posteriormente, cuando Aragón se une con Castilla, pues también con España, digámoslo así, ¿no?
    Éstos no se han leído ni el artículo de la WIKI: https://es.wikipedia.org/wiki/Fuero

    Y se puede afirmar otro tanto sobre el pactismo: https://es.wikipedia.org/wiki/Pactismo

    Lo que si sería conveniente es que el Sr. De Prada estudie algo la historia de Cataluña.


    Y yo creo que eso habría que recuperarlo. Naturalmente no soy un iluso que diga: “No, hay que recuperarlo de la noche a la mañana”; pero es evidente… es evidente que lo que surge en la Constitución del ´78 es un modelo que se está agotando ante nuestros ojos, y creo que, honestamente, con el paso del tiempo, ese agotamiento se va a convertir en agonía, y esa agonía se va a ir convirtiendo, poco a poco, en podredumbre. Y yo creo que la manera de mantener a los pueblos unidos es mediante una inyección de vida. Y, honestamente, creo que el régimen político español está entrando en una… en una clara… en un claro proceso de decaimiento, ¿no?, y agonía.
    Estas afirmaciones no son más que obviedades, porque la Constitución vigente además de nacer ilegal nació muerta al introducir la organización autonómica, es decir la disolución de España. Y eso lo vieron algunos en su día porque aquí no se iba a reconstituir nada, se trataba de regalar a los traidores y renegados una historia falsa sobre la que construir unas naciones que jamás han existido sino como pueblos asentados sobre unos territorios las más de las veces imprecisos y cambiantes.




    Fuente: LASEXTA.COM[/QUOTE]
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  6. #6
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    Re: Juan Manuel de Prada: «Cataluña es una nación como una catedral»

    Retomo este tema para rectificar mi postura anterior. En un discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados en 1916, que reproduzco a continuación, Vázquez de Mella dejó bien claro por qué Cataluña, a pesar de su acentuada personalidad, no es nación, porque solo España en su conjunto puede considerarse tal. Aunque admito que el significado de vocablos como este pudiera ser flexible, las palabras no expresan otra cosa sino conceptos y dada la confusión que impera actualmente sobre lo que es España (desgraciadamente a veces incluso en el campo de la tradición), prefiero evitar la ambigüedad y guiarme en este punto por lo expresado por el gran tribuno asturiano, que además coincide con lo que expresó el programa doctrinal de la Junta Suprema Tradicionalista en 1932 (reproducido en el apartado «Ideario del Tradicionalismo» del libro El tradicionalismo español; su ideario; su historia; sus hombres), lo que puso Manuel Fal Conde en la Ordenanza del Requeté, lo que decía el Ideario de la Comunión Tradicionalista Carlista redactado por Jaime del Burgo en 1937 y lo que (con ciertos matices) escribió también en 1971 Elías de Tejada en su obra ¿Qué es el carlismo?.


    El cocepto de nación

    Una nación no es una raza; las grandes razas abarcan continentes enteros, y las subrazas no están puras en ninguna parte, porque se ha mezclado la sangre de todas. No coinciden la lengua y la raza, según todos los filólogos modernos, y por los labios de una raza pueden pasar varias lenguas. No la constituyen los límites naturales, porque los ríos y las cordilleras pueden ser el marco, pero no son el cuadro. ¿Qué es lo que constituye una nación? Yo podría sobre esto disertar largamente, porque, aunque no terminado, tengo sobre ello escrito un libro; mas no quiero abrumaros con todas las doctrinas que hay sobre este punto; como aparte de las representaciones abstractas están siempre los hechos concretos, yo, acerca de esos hechos, he de reclamar vuestra atención y he de formular brevemente el concepto de la nación tal como yo lo entiendo, porque es base de este debate y de él nacen las diferencias que separan de los regionalistas de la Liga a los que afirmamos el principio de la unidad nacional. Este es el punto culminante.

    ¿Qué es la nación? ¿Cuáles son las relaciones de la región, del Estado y de la nación? ¿Cuáles son las tres nociones fundamentales? Hay dos maneras de tratar el concepto de nación: una abstracta, prescindiendo de los hechos, aunque descienda después a ellos; y otra la que se basa en los hechos concretos y visibles que son objeto de observación; y a ésa sí he de referirme, pues a esos hechos habrá que darles un nombre, y yo no discuto sobre los nombres, pero es fácil ponerse de acuerdo sobre ellos cuando los entendimientos, por la observación y la comparación, están de acuerdo acerca de los hechos. Yo entiendo, señores, que la nación, que no es ni la raza ni la lengua, ni la combinación de estos factores, aunque puede ser resultado de ellos, implica dos cosas: un principio que pudiéramos llamar psicológico, interno, y una nota externa, visible a todos, y que aparece de tal manera ante los ojos del observador no cegado por la pasión, que pronto puede ver por esa nota externa cuál es una nación y cuál no lo es. Hay un principio psicológico interno. La nación tiene, como los individuos, aunque en sentido diferente, un alma, un espíritu nacional. Donde no hay ese espíritu, no hay nación. ¿Cómo se forma? Es largo de explicar. Hay un fondo de ideas, de sentimientos, de aspiraciones fundamentales y de tradiciones que constituyen una nación y que se manifiestan en la nota de un carácter común que no excluye, antes bien los supone, variedad de caracteres subordinados. Cuando eso no existe, podrá haber la apariencia o el nombre de tal, pero no existe en realidad la nación. Aun aquellos que neguéis el principio religioso, aun aquellos que aborrezcáis la síntesis cristiana que ha cambiado la faz del mundo y dividido la Historia en dos hemisferios, no podréis negar esto: que allá, al otro lado del Calvario y de la Cruz, ha habido Estados, y congregaciones y federaciones de Estados; pero fuera del pueblo hebreo no ha habido ninguna nación, como no estuviese reducida a los límites, bien constreñidos, de la ciudad antigua.

    Es necesario que en los comienzos, en el origen, por lo menos, haya una creencia común que funda los espíritus en un cierto decálogo y en un cierto símbolo, que impere sobre los entendimientos y sobre las voluntades y establezca una comunión espiritual que los congregue para que marchen unidos por la Historia. Pudiera suceder que esa unidad de creencias primitivas se hubiese mermado o se hubiese extinguido; pero no importa, que ella seguiría obrando por sus efectos trocados en causas, a semejanza de las estrellas de que hablan los astrónomos, que están moribundas o han muerto, y la luz que emitieron todavía llega a nuestras pupilas. Esa unidad de creencias aparece en los comienzos, en los orígenes, fundiendo las almas. Después, las combinaciones de las razas y las lenguas, el territorio y el tiempo llegan a constituir la nación cuando hay un carácter común general, que, por ser común y general, supone una variedad de caracteres, por encima de los cuales está el sello espiritual que a todos los distingue. Cuando además se revela por una historia general, por una historia común y a la vez independiente de otras historias, que es su nota externa, entonces la nación existe; cuando no hay esos caracteres, no existe la nación.

    Definición del Estado

    El Estado es una cosa diferente. Una colección de emigrantes de diferentes creencias, de razas distintas, puede llegar un día en un buque náufrago a estrellarse en la costa de una isla desierta e inhospitalaria y erigir un Poder público e independiente, constituir un Estado; dondequiera que haya una soberanía política independiente existe un Estado, pero no constituirá una nación. Un Estado se puede constituir en una batalla, sobre una espada vencedora, cuando una provincia se destaca, o una colonia se emancipa; pero una nación, no; una nación no se improvisa.

    Es necesario en el cauce de la Historia que gentes, que pueden proceder de fuentes diversas, marchen juntas, y sólo después de haber filtrado su vida común al través de los siglos pueden adquirir las notas de un todo sucesivo e independiente. Fijaos bien en una nación cualquiera de las que así se llaman en la Europa moderna, y observaréis que su historia tiene trazos de conjunto general que constituyen una unidad, y que esa unidad puede subsistir, aun cuando se rompan los lazos que las unen, con influencias recibidas de otras naciones.

    España, por ejemplo, ha tenido influencias evidentes de Francia sobre nuestro territorio; de Inglaterra, de Italia, de todos los que han estado más próximos a ella. Francia influyó sobre nosotros en la Edad Media, hasta con la importancia que tuviera aquí el elemento cluniacense que alteró nuestra disciplina; con la ayuda, aunque momentánea, fugaz, que prestó a nuestra Reconquista, y por la que tuvo, ya en la plenitud de su poderío, en el siglo XVII; pero nosotros también hemos influído sobre Francia en las horas de nuestra grandeza, no sólo cuando Francisco I venía a Madrid y Farnesio iba a París, sino cuando nuestros oradores sagrados y nuestros místicos influían en los suyos, como lo revelan las famosas discusiones de Fenelón y Bossuet. Nosotros hemos influído sobre Inglaterra, tanto acaso, en los siglos de nuestra grandeza, como ella influyó sobre nuestros destinos; nosotros hemos recibido la influencia de Italia, que llegó a ejercer la soberanía sobre nuestro arte, que recibe a través de ella la influencia clásica, que después se asimila nuestro espíritu hasta señalarla con caracteres de originalidad nativa española; pero nosotros hemos ejercido durante más de tres siglos el dominio sobre el mediodía de Italia, y un siglo entero sobre el Milanesado; y nuestra influencia fué tal que durante algún tiempo parecía feudo nuestro; y si ella nos comunicó algo del espíritu del Renacimiento, nosotros le hemos comunicado el nuestro que moderaba la reacción pagana con la fuerza que desplegamos en el siglo XVI.

    Y suprimid la influencia que ejerció Alemania, como hoy está demostrado contra lo que se creía recientemente, en los orígenes de nuestras gestas y de nuestra épica, y veréis que nosotros, con nuestro teatro, que influyó en el suyo, y con la acción de nuestra política y de nuestros Tercios, hemos compensado la influencia que ella ejerció. De modo que Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, han ejercido influencia sobre nosotros; pero, cercenada esa influencia y puesta en la balanza la que nosotros ejercimos sobre ellas, no se puede por menos de afirmar la existencia de ese todo que se llama España.

    Pero ¿sucede eso con las regiones de España, aun aquellas que tienen más acentuada su personalidad? No. Pocas tienen tanta como Cataluña; pero Cataluña, aunque os asombre y esto contradiga vuestros principios, no es nación. No es nación, porque no tiene todos aquellos caracteres de historia común, general e independiente y externa que se necesitan para serlo.

    La unidad de la Patria

    Yo no concibo la historia de Cataluña, sin la historia de Aragón; no concibo la historia de Aragón, sin la historia de Navarra; no concibo las dos, sin la historia de Castilla. Todas las naciones están separadas y aisladas, pero en el conjunto compensan la influencia recíproca de todas las demás naciones. No sucede esto con ninguna región de España; todas ellas juntas forman una personalidad histórica con caracteres admirables, profundamente vigorosa.

    Fuente: Obras completas de Juan Vázquez de Mella, tomo X, pp. 296-303.
    Última edición por Rodrigo; 26/04/2019 a las 23:23
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