Desde el minuto uno tuve mis reservas respecto a Vox, y las sigo teniendo. Hace poco publiqué un mensaje en este mismo foro haciéndoos partícipes de mis reparos, los cuales sigo teniendo. No comparto el programa económico de Vox ni su sionismo con Israel, me desagradan las declaraciones de Abascal respecto a que la religión no tiene ningún papel en la política, me repugnan algunas de sus figuras como la de Dragó, y no concuerdo con sus postulados liberales.
No obstante, he leído por las redes sociales a varios correligionarios carlistas o tradicionalistas, que se alegraban en las últimas horas por el fracaso de Vox en las elecciones, y que reivindicaban su abstención. No puedo compartir en absoluto esta actitud. Como bien señala Valmadian en su mensaje, hoy era el día para salir de casa, y sacrificar algunos de nuestros principios por el bien común, por amor a España. Los votantes de Vox NO SON nuestros enemigos, ni son gente que tienen como propósito desmembrar a España, y martillear nuestra fe. Es posible que los votantes de Vox puedan ser tibios en muchas cuestiones, y que incluso sus líderes estén equivocados al abrazar posturas liberales o heterodoxas. No obstante, eran los únicos que de verdad se han movilizado para proteger nuestra patria, han presentado batalla, y han reivindicado la importancia de abrazar nuestra historia, entre otras cosas.
Por todo ello, no creo que se merezcan el desprecio de muchos de nuestros correligionarios, que con un pueril "te lo dije", se regocijan en su fracaso al igual que hacen los podemitas o toda la turba de izquierda radical que ahora va a gobernar nuestro país. Nos deberíamos preguntar, ¿qué estamos haciendo nosotros además de criticar a gente valiente que sí se atreve a dar un paso adelante? ¿Eso es lo que hacemos ahora algunos carlistas, quedarnos de brazos cruzados recreándonos en nuestra ortodoxia ideológica mientras nos burlamos de unos compatriotas honrados? Sin embargo, soy consciente de que incluso si muchos carlistas les hubiesen votado hoy los resultados no habrían cambiado demasiado, pues nuestro número es muy reducido.
Nuestra fe y nuestros principios nunca han contado con tanta oposición como ahora en España. Hablando con conocidos, familiares, compañeros y amigos que aborrecen a Vox justificaban su oposición por cosas como "están en contra de las mujeres", "son homófobos", "son machistas", "son racistas". Es decir, para muchos españoles lobotomizados por la basura ideológica post-moderna es preferible votar a un oportunista como Pedro Sánchez, capaz de pactar con el mismísimo Satanás con tal de mantenerse en el poder, que a Vox por el mero hecho de querer reformar las "uniones homosexuales". Es decir, al español medio que ha votado al PSOE le preocupa más que su amigo sodomita pueda sodomizar a diestro y siniestro, que tener su país unificado y libre de amenazas separatistas. A esos niveles hemos llegado.
Si a Vox, en su tibieza liberal les odian, ¿qué no dirían de nosotros?
Por todo ello, hay que tener los pies en el suelo y ser realistas, y trabajar con lo que tenemos. En lugar de quedarnos en nuestras tranquilas arboledas tradicionalistas, deberíamos participar en más debates, enseñar nuestra doctrina y hacerla comprensible para el resto de españoles que no han tenido la suerte de descubrirla. Espero que con estas palabras no se me malinterprete, pues no abogo por "actualizar" unos valores que son eternos. A lo que me estoy refiriendo es que hacemos mal servicio tanto a Cristo como a la patria con esta insoportable inactividad. Hay muchos patriotas, "voxquimanos" o conservadores, mejores o peores, que podrían aprender mucho de nosotros, y que en lugar de cachondearnos de su derrota, deberíamos estar ahí para ayudarles, guiarles, y aconsejarles. Todos los españoles que amamos a España, tanto carlistas como no, hemos sido hoy derrotados. No nos deberíamos alegrar viendo que la izquierda tiene carta blanca para seguir dinamitando nuestro país.
No sé si Dios se apiadará de España, si nos brindará su gracia para redimir nuestros pecados, o si por el contrario nos obligará a padecer un largo cautiverio en esta Babilonia en la que vivimos. No obstante, no deberíamos esperar la intervención de la Divina Providencia de manera pasiva y recelosa, sino activa, ayudando, enseñando a nuestros semejantes. Que al igual que el Apóstol se remangó para amar e iluminar a los griegos, colmados de errores y ciegos por el paganismo, de la misma manera nos debemos acercar nosotros a estos hombres de buena voluntad que solo quieren lo mejor para España, aunque transiten por vías desnortadas.
Eso es todo lo que tenía que decir. Por mi parte, sigo en el extranjero, en Indias, y lamentablemente no he podido votar. Pero de haberlo hecho, tengo claro que mi voto hubiese sido para Vox.
Un abrazo en Xto, y que Dios os guarde muchos años, que mucha falta hacemos en este mundo.
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