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Tema: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

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    ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    A este gobierno se le ha calificado muchas veces de guerracivilista, pero es porque se le achaca no reconocer la derrota hace ochenta años. En realidad, aunque si les importa, lo cierto es que todo el tiempo transcurrido para ellos no es más que un retraso en sus planes revolucionarios. Decía la verdad Abascal el otro día al acusar al PSOE de ser un partido con un pasado criminal, lo es. Y lo es porque lo fue entonces y lo sigue siendo, en el enlace la exposición completa de las razones (hay que decir que en papel, serían 58 páginas):

    https://hispanismo.org/historia-y-an...civilismo.html


    Y lo es por la sencilla razón de que es un partido revolucionario, y si se observa el lenguaje de los tiranos marxistas, éstos siempre hablan de revolución permanente. o lo que es igual, no importa la Historia, no importan los acontecimientos, no importan las sociedades, sólo importa la revolución. Mediante ésta ellos se justifican, ellos perduran sosteniendo de generación en generación su tiranía. Todo está perfectamente ordenado y orquestado, todo está justificado en su favor, los "malos" no importa quienes, siempre serán los otros a los que se descalificará a través de los medios que sean. Pero la revolución y los revolucionarios no pueden sobrevivir en sociedades religiosas y en sociedades cultas, porque se alimentan de la ignorancia, medran entre gente que no sabe, ni distingue. Por ello, aunque curiosamente ellos suelen ser intelectuales generalmente de medio pelo, siempre alimentarán con un discurso demagógico las naturales ansias de la gente de mejorar sus condiciones de vida. Y esas masas semi-analfabetas (no importa si saben leer y escribir) les darán la fuerza necesaria para llevar a cabo sus proyectos, aunque terminen en el sometimiento y explotación de esas mismas masas incapaces de quitárselos de encima.

    El PSOE es un partido revolucionario y por ello es un partido siempre predispuesto a la guerra civil. No les importa España, ni su Historia, ni los españoles, sólo su revolución. El resto de la izquierda, tan revolucionaria como los propios socialistas, no es más que la pantalla detrás de la que se escudan para parecer moderados, cuando en realidad son el mismo MAL. El uso de un lenguaje aparentemente democrático y de corte socialdemócrata, no puede ocultar las intenciones: la primera es la de la exhumación de Franco, símbolo de su derrota hace 80 años y que ha retrasado sus planes casi un siglo. Después buscarán la derrota del Catolicismo en España, para eso la destrucción de la Cruz del Valle de Los Caídos será todo un hito, así como la conversión de todo el conjunto en un parque temático revolucionario, para, finalmente, hacer caer la monarquía instaurada por Franco. Si estos no fuesen sus planes, qué razón hay para que individuos que no sólo no nacieron en la posguerra, sino apenas fallecido Franco, tengan esta inquina y empeño personales, siendo, como son, verdaderos portadores de odio. No tiene sentido, a no ser que se trate de algo relativo a lo que hasta aquí he expuesto, y que a continuación se puede ampliar sobradamente.


    La problemática de la guerra civil según las ciencias sociales

    Un estado de la cuestión

    Eduardo González Calleja


    TEXTO COMPLETO


    1Las discordias civiles han atraído la atención de los eruditos occidentales desde hace casi dos milenios y medio1. Tucídides fue testigo de la crisis interior o stasis (στάσις) que condujo al conflicto entre las ciudades griegas que se llamó guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), interpretada por el estratega en clave de guerra doméstica. Desde la narración de los erga (acontecimientos) de este primer conflicto fratricida narrado en la historia occidental hasta la disección que hizo Thomas Hobbes de sus consecuencias genéricas (pasando por los comentarios sobre la Bellum Civile —entre conciudadanos— abordados por César en el siglo I a. C. o Apiano en el siglo II d. C.), la guerra civil fue adquiriendo su caracterización canónica de hecho injusto, anárquico, aleatorio y caótico: la bellum erga omnes (que el filósofo de Malmesbury relacionaba con su medrosa experiencia de la guerra civil inglesa de 1642-51) propia del «estado de naturaleza», contrapuesto a la paz social que debe ser garantizada con el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado.

    I. — UN INTERÉS TEÓRICO DISCONTINUO Y SUBORDINADO

    2 «Criteri storici del moderno concetto di rivoluzione», en R. Kosellek, Futuro passato, pp. 61-62.

    3 Un buen ejemplo los tenemos en España en el empleo historiográfico conjunto de los términos «revol (...)

    2Durante los siglos XVI a XVIII, las guerras intestinas donde se jugaba el predominio político, la herencia dinástica o la imposición religiosa fueron objeto de una valoración negativa que les asignaba el rango de calamidad pública por antonomasia. Los ilustrados franceses fueron separando los conceptos de revolución (valiosa en si misma, merced a su función a la vez civilizadora, racionalizadora y redentora) y guerra civil, que se siguió condenando a la luz de la lucha de facciones inspirada por el fanatismo religioso del siglo XVI2. Sin embargo, durante el periodo de conmociones múltiples que transcurrió de 1789 a 1858, el confuso entrelazamiento entre revolución, guerra civil y guerra interestatal permitió una relativización del fenómeno guerracivilista y su rehabilitación parcial como acto de ruptura repentina y saludable con el Antiguo Régimen3. Con todo, la guerra civil se siguió interpretando de forma dominante —al menos hasta la mitad del siglo XIX— como un flagelo y una regresión en el proceso de la civilización. La violencia contra miembros de una misma comunidad política era un hecho antinatural; de ahí la gran avalancha de consideraciones de familiarismo moral (con ejemplos señeros como la admonición de Abraham Lincoln sobre la house divided lanzada en junio de 1858 o el lamento y la execración ulterior de la «guerra fratricida») que describen el conflicto civil como una gran calamidad en función de la proximidad espacial y la fuerte implicación emocional entre verdugos y víctimas.

    4 Véase sobre la Comuna de 1871 la obra clásica de K. Marx, La guerra civil en Francia.

    5 P. Viola, «Rivoluzione e guerra civile», p. 22.

    3Durante las décadas finales del siglo XIX y las iniciales del XX, la progresiva regulación de las guerras entre estados por la vía del Derecho internacional relegó a las guerras civiles a la categoría de casos excepcionales en tanto que manifestaciones de conflicto político difícilmente regulables en normas de obligado cumplimiento. Pero el marxismo, sobre todo en su variante leninista, al preconizar la estrecha relación de necesidad entre guerra civil y revolución como fases secuenciales de la lucha entre burguesía y proletariado4, rehabilitó parcialmente el concepto y lo integró por primera vez en un programa coherente de explicación histórica del conflicto socioeconómico. La aparición de la Unión Soviética y de los nacionalismos extremistas con vocación totalizante durante el período de entreguerras ayudó a ocultar aún más los procesos de guerra civil en la maraña tejida por la revolución y/o la contrarrevolución que solían ser su precedente o corolario. La guerra civil entró a formar parte de estos esquemas, ubicada entre la técnica y los costes de la revolución, como situación límite creada por la tensión ideológica 5.

    6 C. Pavone, Una guerra civile y «La seconda guerra mondiale», p. 128.

    7 H. M. Enzensberger, Perspectivas de guerra civil, p. 16.

    4 En la segunda posguerra mundial, los fascistas derrotados continuaron hablando de guerra civil para cultivar el equívoco de la equiparación entre los bandos en lucha 6. En esos años de transformaciones radicales en la escena internacional aumentó la incidencia de las guerras civiles con la aparición de nuevos estados independientes fragilizados por la imposición de gobiernos débiles, la presencia de formaciones disidentes y la manipulación de las superpotencias. Durante la Guerra Fría, los historiadores, sociólogos y otros científicos sociales iniciaron el estudio sistemático del fenómeno de la guerra civil, pero durante casi medio siglo su análisis quedó subsumido y en parte escamoteado por la lógica de la política de bloques. El final del sistema bipolar dominante en la Guerra Fría desenmascaró algunas guerras revolucionarias y de liberación nacional que eran, pura y simplemente, guerras civiles 7. El derrumbamiento del imperio soviético expuso a las guerras internas a la vista del mundo desarrollado, ya que la desaparición de las fuentes externas de legitimación y de financiamiento proporcionadas por las superpotencias dejó al desnudo la naturaleza doméstica de conflictos que se habían presentado como disputas entre ideologías globalizantes.

    8 Según M. Kaldor, Las nuevas guerras, p. 23, al principio del siglo XX la proporción entre bajas ci (...)

    9 J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War», pp. 75 y 77.

    10 En marzo de 2000, el World Bank Research Department y la Princeton University’s Center for Interna (...)

    5 La guerra civil se ha ido convirtiendo en una preocupación central para los estudiosos de las relaciones internacionales porque desde fines del siglo XX se fue erigiendo en el modo más común de conflicto armado de alta intensidad. Según James Fearon y David Laitin, la importancia que adquirieron las guerras civiles en los años 90 no se debió al final de la Guerra Fría, sino que su nivel máximo de incidencia se alcanzó a mediados de la década anterior, y fue el resultado de la acumulación gradual de conflictos que se produjo tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Las guerras civiles sin intervención extranjera habían ido aumentando de forma irregular pero relevante desde los años 50. De las 195 guerras computadas entre 1945 y 1995, el 75% han sido guerras civiles, que han causado entre 16 y 35 millones de víctimas, y la proporción entre víctimas civiles y militares en estos conflictos se ha invertido espectacularmente 8. Entre 1945-99 se desarrollaron 127 conflagraciones intestinas que costaron la vida como mínimo a mil personas en 75 estados diferentes, causando en total 16,2 millones de muertes, esto es, alrededor de cinco veces más que las guerras interestatales 9. Mientras que las guerras internas han supuesto más del 80% de las guerras y de las muertes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, esta preponderancia ha llegado a ser incluso más llamativa desde el final de la Guerra Fría: desde 1989 a 1996 ha habido noventa y seis conflictos armados, de los cuales solamente cinco han sido de carácter interestatal. El salto cualitativo en el análisis sistemático de los conflictos bélicos internos fue impulsado en buena medida por el interés mostrado por los economistas del Banco Mundial especializados en África en interpretar las guerras civiles de ese continente como un obstáculo mayor al desarrollo económico, por la virtual desaparición de guerras interestatales y por el resurgimiento del conflicto étnico en la posguerra fría, donde actúan la fragmentación y el antagonismo étnico, alentados desde el Estado o los grupos secesionistas 10.

    II. — UNA DEFINICIÓN PROBLEMÁTICA

    11 B. F. Walter, «Civil Wars», p. 102.

    12 «Introduction: Toward the Theoretical Study of Internal War», en H. Eckstein (ed.), Internal War, (...)

    6 La descripción de un enfrentamiento armado como guerra civil tiene indudables implicaciones políticas y simbólicas, ya que confiere o arrebata legitimidad a los bandos en conflicto. El empleo del término forma parte del mismo proceso de lucha; de ahí el uso deliberado por parte del gobierno de eufemismos como «conflicto», «disturbios» (troubles), «situación de emergencia», «estado de excepción», «proceso», etc., donde los rebeldes son definidos como bandidos e incluso como terroristas antes que como combatientes con derecho a acogerse al ius in bello.

    Las ciencias sociales coinciden en las características generales de las guerras civiles, entendidas como un proceso de violencia en gran escala que enfrenta a dos o más grupos dentro de un Estado reconocido que lucha por el control del gobierno o la extensión de su jurisdicción 11. Pero para llegar a este consenso se tuvo que explorar previamente la capacidad heurística de otros conceptos. En los años 60 se prefería hablar de guerra interna, que Harry Eckstein definió como «todo intento de cambio, por la violencia o la amenaza de la violencia, de la política, titulares u organización de un gobierno» 12. Era un término que se consideraba especialmente operativo, ya que al englobar a diferentes tipos de violencia (como la guerrilla, el terrorismo, las insurrecciones o los golpes de Estado), buscaba superar las limitaciones que se encontraban los especialistas en el estudio comparativo de los procesos revolucionarios. Sin embargo, la guerra interna ha sido una categoría analítica poco utilizada por los científicos sociales europeos, precisamente porque que engloba sin mayores distinciones un cúmulo muy diverso de situaciones violentas, que van desde las formas más sangrientas (guerras civiles, grandes revoluciones, genocidios) hasta modalidades violentas menos intensas y sistemáticas, como los golpes de Estado, los asesinatos políticos esporádicos, el terrorismo, las huelgas insurreccionales, los motines o los disturbios civiles.

    13 El conjunto del proyecto puede consultarse en About the Correlates of War Project — Correlates of War

    14 J. D. Singer y M. Small, The Wages of War.

    15 M. Small y J. D. Singer, Resort to Arms, pp. 210 y 214-215.

    7 La mayor parte de las investigaciones que se han emprendido en los últimos quince años han tendido a detectar, mediante el análisis multifactorial y la determinación de índices de recurrencia, las variables evaluables del fenómeno de la guerra civil basándose en el Correlates of War Project (COW), un repositorio de información estadística creado en 1963 por J. David Singer, politólogo de la Universidad de Michigan, para acumular conocimiento científico sistemático sobre las guerras desde la época de Napoleón, y que proporciona listas de conflictos con datos generales de los países afectados 13. En esa línea tan característica de la sociología empírica anglosajona, David Singer y Melvin Small publicaron en 1972 la obra The Wages of War, que estableció una definición canónica de guerra civil que ha guiado la investigación de cientos de especialistas 14. En su perspectiva, una guerra civil es «cualquier conflicto armado que implica: a) una acción militar interna en la metrópoli, b) una activa participación del gobierno nacional, y c) una resistencia efectiva por ambas partes», que se evalúa cuando el bando más fuerte sufre al menos el 5% de las bajas del lado más débil, lo que permite distinguir situaciones bélicas genuinas de las masacres, pogromos o purga 15.

    La definición de Singer y Small se basa en cuatro premisas básicas: 1) uno de los agentes primarios debe ser el gobierno nacional que está en el poder cuando las hostilidades comienzan; 2) ambos bandos deben tener capacidad de infligir muerte al otro; 3) debe ocurrir algún tipo de acción militar significativa, lo que implica una tasa de letalidad de, al menos, mil muertes civiles o militares en batalla por año, y 4) la guerra debe ser interna al país, ocurrir dentro de las fronteras de un Estado, y sus antagonistas principales serán los ciudadanos del mismo. En suma, la diferencia principal entre la guerra civil (interna o intraestatal) y la guerra interestatal o extraestatal (colonial o imperial) es la internalidad de la guerra en el territorio de un Estado soberano y la participación del gobierno como una de las fuerzas combatientes. La guerra civil se distingue de otras formas de conflicto armado interno por el requisito de que la violencia estatal debe ser sostenida y recíproca, y por el hecho de que debe superar un cierto umbral de muertes, que se cifra en más de 1.000 anuales. Esta definición tan descriptiva incluiría las revoluciones (guerra para el control del aparato central del Estado, sin importar el grado de transformación social que se busque) y las guerras de la secesión, que requieren de un mínimo de violencia y de organización política, pero excluye manifestaciones menores de violencia como los motines, las huelgas, las demostraciones violentas y la violencia desorganizada y espontánea, que estaban integradas dentro del concepto de guerra interna.

    16 M. R. Sarkees y J. D. Singer, «The Correlates of War Datasets»; J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethn (...)

    17 N. Sambanis, «What Is a Civil War?», p. 821.

    8 Una definición tan estricta conduce, ciertamente, a algunas incongruencias graves que derivan en importantes vacíos analíticos y no menos llamativas exclusiones. En el campo del análisis cuantitativo, los desacuerdos han girado en torno a la inclusión de cifras de víctimas absolutas o relativas (per capita), si son acumulativas en el tiempo o anuales, si las muertes incluyen únicamente las producidas en el campo de batalla o sólo las muertes civiles (o ambas), y cuál sería el criterio aceptable de distribución de víctimas entre los bandos en lucha. Para otros autores, el umbral acumulativo de muertes resulta más defendible que las cifras absolutas, si se combina con el criterio de una actividad militar sostenida por la duración del conflicto. En esa línea, Sarkees y Singer etiquetan como guerra civil cualquier conflicto que causa 25 muertes por año durante más de 40 años; Fearon y Laitin establecen el promedio de cien muertes al año 16, y Sambanis propone que una guerra comienza en el año en que se cuentan de 100 a 500 muertes, y cuando se computan más de mil muertes en total a los tres años de su inicio. Además, se deberían establecer magnitudes relativas de muertes per capita 17, y contar a los refugiados y desplazados internos como parte decisiva del coste humano de la guerra.

    18 Ibid., p. 816.

    9 Otros problemas que presenta esta definición tienen que ver con la territorialidad y la identidad de los actores. Las guerras libradas entre una metrópoli colonial y sus territorios dependientes no son clasificadas por Singer y Small como guerras civiles, sino como una subcategoría de las guerras internacionales llamadas «extrasistémicas», a pesar de librarse enteramente dentro de las fronteras nacionales e implicar a naturales del país en ambos bandos. A veces es difícil distinguir entre las guerras civiles y las guerras extraestatales (periféricas al centro de gobierno, como las coloniales) o intraestatales (caso de la guerra rusa en Chechenia en los años 90), y determinar qué grado de organización se requiere de las partes para distinguir una guerra civil de la violencia unilateral desplegada por el Estado. Puesto que la violencia en una guerra civil acostumbra a ser intermitente, resulta difícil determinar cuándo una guerra termina o cuándo se inicia, y separarla de un período de politicidio, terrorismo u otra forma de violencia 18. A veces es muy difícil (como fue el caso de Camboya durante la dominación de khmer rojo entre 1975 y 1978) separar las masacres del inicio o el fin de las guerras civiles.

    19 Ch. Tilly, From Mobilization to Revolution, p. 192.

    10 Al emplearse como un elemento auxiliar del cálculo estadístico multifactorial antes que como un instrumento de análisis cualitativo, toda esta compleja casuística es en buena parte autorreferencial, y apenas entra a juzgar las causas del conflicto civil y sus más relevantes manifestaciones, como son la fragmentación del poder político o la contestación brutal y extensa al monopolio de la violencia por parte del Estado. Para Charles Tilly, el término «guerra civil» se aplica a cualquier conflicto que satisfaga los tres criterios siguientes: 1) algunos líderes influyentes deben sentirse preocupados por tener que vivir en la misma unidad política con sus enemigos actuales después de haber terminado la matanza, y esta preocupación debe ser lo bastante importante como para influenciar el tipo de acuerdo que los bandos rivales están dispuestos a aceptar; 2) debe desplegarse la violencia en gran escala, y 3) debe existir una situación de soberanía múltiple, definida por Tilly como la situación de la población en un área que obedece a más de una institución 19. La guerra civil tiene lugar cuando dos o más organizaciones militares distintas, una de las cuales al menos está vinculada al gobierno previamente existente, luchan entre sí por el control de medios gubernamentales relevantes dentro de un régimen político determinado.

    III. — DIFICULTADES DE CLASIFICACIÓN: ¿GUERRAS CIVILES «CLÁSICAS» Y «NUEVAS»?

    11 Una guerra civil puede clasificarse en función de los fines perseguidos por los combatientes, del tipo de estrategia militar que emplean, de las características formales de los bandos en lucha o del resultado del conflicto: la victoria, el acuerdo o el logro de importantes cambios políticos y sociales. De este modo, se pueden enumerar diversas modalidades de guerra civil: las guerras revolucionarias, las secesiones, los conflictos étnicos, la guerra de guerrillas, etc. Muchas de ellas se libran por medio de la guerra irregular antes que por medios más convencionales. Algunas guerras civiles mezclan la guerra irregular y la convencional (casos de Rusia, Irlanda, China o Vietnam), mientras que un número muy pequeño se lucha completa o predominantemente a través del combate convencional (casos de España o Estados Unidos). La guerra civil se origina en un contexto de grave enfrentamiento doméstico, que puede adquirir una impronta religiosa (como las guerras europeas entre católicos y protestantes de 1550 a 1649, o la guerra «cristera» que asoló México entre 1926 y 1929), político-ideológica (como la guerra civil inglesa de 1641 a 1651, la guerra de secesión norteamericana de 1861 a 1865 o la guerra civil española de 1936-1939), social (como las guerras campesinas alemanas del siglo XVI, la rebelión zapatista de 1911-1919 o la guerra civil rusa de 1918-1921), étnica (como la que sacudió a la ex-Yugoslavia entre 1991 y 1995) o de otro tipo, aunque las más cruentas y duraderas presentan un combinado muy diverso de fracturas internas. Éste es, por ejemplo, el caso de las guerras de liberación nacional, donde entran en juego componentes violentos de carácter patriótico (lucha contra el dominio extranjero), socioeconómico (conflictos de clase), político (lucha partidista por el control del Estado), cultural (reivindicación de la identidad autóctona y denuncia del proceso «civilizador» de la potencia colonial), etc.

    20 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, pp. 14-15.

    12 Waldmann y Reinares distinguen las guerras que tienen como finalidad la caída del gobierno establecido y un cambio profundo en el orden socioeconómico (las guerras insurgentes por motivos revolucionarios o contrarrevolucionarios), las guerras de secesión, las guerras internacionales entre estados por posiciones hegemónicas y las guerras de descolonización, dirigidas a sustraer un territorio de la soberanía de una metrópoli 20. A veces se manifiestan unidas distintas expresiones de conflictividad violenta (guerrilla, terrorismo, represión estatal, «vigilantismo») sin que se pueda hablar de guerra civil según los criterios formalistas de la duración o el número de víctimas. Para ser merecedor de tal etiqueta, es preciso que el conflicto adquiera una alta intensidad, pero ¿cómo se mide la intensidad del conflicto? ¿Por la duración temporal, el grado de control del territorio, el nivel de movilización de los contendientes o el número de víctimas? Waldmann asevera que no existe un solo prototipo de guerra civil, y apuesta por una definición abierta y no dogmática del término, vinculándolo con otros conflictos violentos, como la guerra insurreccional, la guerrilla o el terrorismo.

    13 Si las guerras civiles son una variante específica del fenómeno general de la guerra, ¿existe un modelo «clásico» de guerra civil? Si las guerras civiles modernas aparecen vinculadas al ascenso y expansión mundial del Estado nacional como principio reconocido de ordenación del espacio político, los casos de Estados Unidos en 1861-65 o de España en 1833-40, 1872-76 y 1936-39 se presentarían como las guerras fratricidas por antonomasia, al mostrar un diseño bélico muy próximo al de la guerra internacional: dos Estados, dos sociedades, dos ejércitos regulares y un territorio nacional común que representa el escenario bélico. La guerra civil es, pues, la culminación de la estrategia subversiva del «doble poder», que precisa de varios elementos para configurarse: la existencia de minorías organizadas que preparen la situación bélica con disturbios y elaboren una ideología de la rebeldía y de la justificación de la violencia; la constitución de un instrumento complejo y poderoso de coerción (por ejemplo, una milicia o un ejército revolucionario) que esté en condiciones de competir en pie de igualdad con los mecanismos represivos del régimen, y el establecimiento en parte del territorio de un verdadero contrapoder alternativo que cuente con un apoyo popular, institucional e internacional equiparables al del gobierno instituido. En suma, la guerra civil «clásica» puede darse por iniciada cuando los rebeldes obtienen de facto el control sobre una parte del territorio, y organizan un gobierno, un aparato militar y una burocracia, es decir, un Estado paralelo. Por contra, los «paraestados» (mafias, milicias, órdenes, sectas) nunca podrían orquestar una guerra civil de estas características, ya que no controlan efectivamente ningún tipo de territorio, que es la facultad esencial de la soberanía y del derecho de beligerancia según el ordenamiento legal internacional.

    21 L. Balcells y S. N. Kalyvas, «Warfare in Civil Wars», p. 2.

    22 S. N. Kalyvas, «Civil Wars», p. 428.

    14 Pero la experiencia histórica de los conflictos internos sitúa a estos ejemplos de guerra civil «clásica» o «convencional» como una excepción a la falta absoluta de regla. Una observación empírica común en la moderna literatura sobre las guerras civiles es que la mayor parte de ellas son libradas con medios de guerra irregular (guerrilla) más que con los recursos de la guerra convencional. Si asumimos la diferenciación establecida por Balcells y Kalyvas entre guerras civiles convencionales (las combatidas por agentes armados igualmente poderosos), guerras irregulares (las libradas por actores armados caracterizados por una asimetría extensa de poder) y guerras simétricas no convencionales (las libradas por actores igualmente débiles 21), se podría formular la siguiente conjetura: la guerra civil convencional emerge o bien de los golpes militares fallidos (caso de España en 1936) o de las tentativas de secesión en Estados federales o cuasifederales (caso de los Estados Unidos en 1861); la guerra civil irregular brota de insurrecciones rurales periféricas (que pueden ser o no intentos secesionistas), y la guerra simétrica no convencional ocurre en las guerras civiles «primitivas» o «criminales» que acompañan a procesos de implosión del Estado, como en Líbano en 1975-1990 o Liberia en 1987-200322. El primer tipo de conflicto civil exhibe líneas de frente definidas, ejércitos desplegados regularmente y batallas formalizadas; el segundo implica un conflicto entre un ejército regular y otro irregular en ausencia de líneas de demarcación, y el tercer tipo está caracterizado por agentes irregulares en ambos lados y la presencia de vagas líneas de separación.

    23 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, p. 17.

    24 M. Van Creveld, The Transformations of War, pp. 2-20, 57-64 y 123-130.

    15 Constatando toda esta compleja realidad, autores como Reinares y Waldmann proponen un tratamiento más flexible del fenómeno guerracivilista, en la medida en que se han ido desdibujando sus contornos en las últimas décadas, al adoptar cualidades pre o extraestatales al hilo del declive de la idea del Estado nacional como principio universalmente aceptado de ordenamiento jurídico y político 23. Las actuales low intensity wars se dan cuando la lucha armada no está supeditada a la razón de Estado, ahora casi irreconocible o virtualmente inexistente, sino a otros fines —materiales, religiosos, étnicos—, donde los militares dictan la lógica bélica a los políticos, y en la que los bandos en lucha priorizan el saqueo y la extorsión de la población civil fuera de las normas internacionales sobre conducta de guerra; todo lo cual no parece ajustarse al modelo histórico de guerra civil «convencional»24.

    25 M. Kaldor, Las nuevas guerras, pp. 15-16.

    26 Ibid., p. 142.

    27 D. Keen, «When war itself is privatized».

    28 M. Ignatieff, El honor del guerrero, p. 11.

    29 M. Shaw, «War and Globality».

    16 Con estos precedentes, durante los años 80 y 90 del siglo XX se desarrolló un nuevo tipo de violencia organizada, especialmente en África y Europa del Este, calificada de «nueva guerra», que implicaba un desdibujamiento de las características de la guerra convencional entre Estados o entes políticos organizados, y la presencia del crimen organizado y de violaciones a gran escala de los derechos humanos 25. Según Mary Kaldor, «las nuevas guerras tienen objetivos políticos. La meta es la movilización política basada en la identidad. La estrategia militar para lograrlo es el desplazamiento de la población y la desestabilización, con el fin de deshacerse de aquellos cuya identidad es distinta y fomentar el odio y el miedo» 26. Otros autores designan a este fenómeno con el nombre de guerras privatizadas e informales 27, guerras «posmodernas» 28 o guerras «degeneradas», en un intento de mostrar su continuidad con el carácter genocida de las guerras totales del siglo XX 29. Estas consideraciones nos conducen a presumir que no existe un solo arquetipo de guerra civil, ni en su origen, ni en su desarrollo ni en sus objetivos, aunque la mayor parte se debe a fracturas de la identidad nacional (de tipo étnico, cultural, religioso, nacionalista, etc.), a la pérdida grave de legitimidad del sistema político o al desmoronamiento del Estado.

    IV. — SOBRE EL ORIGEN, DURACIÓN Y RECURRENCIA DE LAS GUERRAS CIVILES

    30 S. R. David, «Internal War», p. 556.

    31 Este dilema se basa en el comportamiento previsible en situaciones competitivas de alto riesgo: cu (...)

    17 Con el final de la Guerra Fría apareció en el seno de la teoría de las relaciones internacionales una nueva literatura que echó mano del neo-realismo para hacer comprensible los procesos de guerra interna 30. Los autores adscritos a este paradigma destacan que, como en la escena internacional, la anarquía y la incapacidad de imponer el orden (el colapso de la autoridad y el aumento de las suspicacias entre actores que interpretan el reforzamiento de la seguridad del otro como amenaza bajo la premisas del «dilema de la seguridad» 31) son las causas eminentes de las guerras civiles, que acostumbran a presentarse en comunidades donde las instituciones políticas son incapaces de refrenar a una minoría con predisposición a la violencia ni pueden hacer cumplir las preferencias de la mayoría por la paz. Los antagonismos étnicos ayudan a alimentar el conflicto, pero no habrían conducido a la guerra sin el derrumbamiento de la autoridad central.

    32 S. R. David, «Internal War», p. 571.

    18 Las explicaciones y predicciones procedentes del neo-realismo parten de la asunción de que la anarquía a nivel doméstico es equivalente a la anarquía en la escena internacional. Por otra parte, el mayor número guerras internas han ocurrido donde los gobiernos continúan ejerciendo un cierto grado de control; es decir, no tienen lugar en el ambiente de anarquía vaticinado por el neo-realismo, como lo demuestran los casos de Rusia, o Yugoslavia. Los conflictos domésticos se suelen originar cuando gobiernos poderosos tratan de destruir a los presuntos insurgentes y a los insurgentes que desafían al gobierno. La recomendación neo-realista de que los estados establezcan gobiernos fuertes para disuadir del empleo de la guerra interna por los grupos disidentes no toma en consideración el hecho de que el mismo el acto de crear una autoridad central potente requiere a menudo del empleo de la guerra, que es especialmente probable en los países que comienzan el proceso de construcción del Estado 32.

    33 P. Collier y A. Hoeffler, «Greed and Grievance in Civil Wars»; J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethni (...)

    34 M. Van Creveld, The Transformations of War, pp. 155-156.

    19 Las teorías económicas de Paul Collier y Anke Hoeffler y de James Fearon y David Laitin han dirigido su interés a la cuestión de las causas de las guerras civiles 33. Los trabajos firmados por estos autores aseveran que este tipo de conflictos no son motivados por los problemas económicos, la división étnica o los agravios políticos, sino por la estructura de oportunidades para la organización de la rebelión o la insurrección. Collier y Hoeffler contemplan la guerra civil como el resultado de un cálculo de utilidades: dados sus agravios, los rebeldes potenciales evalúan las ganancias previstas en la guerra, y las comparan con las pérdidas previstas, que incluyen el coste de oportunidad del trabajo del rebelde y de la interrupción a la actividad económica productiva causada por la guerra. Sostienen que las guerras civiles están motivadas por la codicia (greed), o deseo de ganancia económica privada, y por los agravios (grievances) que se pueden generar entre la población cuando un régimen político incrementa las divisiones, dificulta la articulación pacífica de las demandas sociales y permite la proliferación de grupos en conflicto. Para Collier y Hoeffler, la exposición de agravios es simple retórica empleada para legitimar la decisión tomada por una persona de implicarse en la apropiación de bienes por la violencia antes que en la producción de los mismos. La causa instrumental de la guerra civil es la disponibilidad del botín, combinada con la oportunidad de organizar una insurrección. Pero, como señala Martin Van Creveld, la guerra es una prueba de que los hombres no son egoístas, ya que ningún cálculo utilitario e individualista puede justificar el hecho de arriesgarse a morir 34.

    35 S. N. Kalyvas y M. A. Kocher, «How “Free” Is Free Riding in Civil Wars?», p. 179.

    20 El paradigma de la acción colectiva, al que se adscriben estos estudios, ha sido dominante en los análisis de las motivaciones de la guerra civil, porque los especialistas han tendido a sobreestimar los riesgos para los combatientes rebeldes y a subestimar los riesgos afrontados por los no participantes. Kalyvas y Kocher se preguntan por qué el alto riesgo individual no disuade de la participación en la rebelión, y señalan que en las dinámicas insurgentes los no combatientes también incrementan su riesgo relativo. Cuando el free riding es casi tan costoso como la participación en la lucha, los rebeldes no se enfrentan a un problema de acción colectiva reclutando a seguidores, ya que el riesgo individual de participación se acerca al de la no participación 35. Más que a establecer una dicotomía entre la codicia y el agravio, Kalyvas señala a la interacción entre las identidades políticas y privadas y las acciones coactivas como los elementos determinantes del comportamiento individual en este tipo de situaciones límite. Las guerras civiles son no conflictos duales, sino procesos complejos y ambiguos que fomentan la acción en común de actores locales y supralocales, civiles y ejércitos, cuya alianza da lugar a violencias de muy diverso tipo.

    36 J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War», p. 84.

    21 Fearon y Laitin consideran el desarrollo económico como elemento esencial para calibrar el coste de oportunidad para la rebelión y el nivel de capacidad relativa del Estado. Tras evaluar los datos de 127 guerras civiles desarrolladas entre 1945 y 1999, estos autores confirmaron la relación directa con el riesgo de guerra civil que tenían factores como la baja renta per capita, el aumento de la población total, el terreno montañoso, la exportación de materias primas como el petróleo, la presencia de un Estado constituido recientemente y la inestabilidad de las formas de gobierno 36. También señalaron que la guerra civil tendía a ocurrir cuando los costes de oportunidad económicos eran bajos, y que la carencia de democracia o la fragmentación étnica eran correlatos no significativos de este tipo de conflictos internos.

    37 H. Hegre, T. Ellingsen, S. Gates y N. P. Gleditsch, «Toward a Democratic Civil Peace?»; E. N. Mull (...)

    22 Parece que los estados más desarrollados, maduros y escasamente militarizados muestran una menor predisposición a la guerra civil. Por contra, no hay relación entre la diversidad cultural de un Estado y su tendencia a sufrir una guerra civil, pero sí en caso de que haya polarización religiosa, lingüística o racial. Los estados democráticos o muy autoritarios no tienden a experimentar guerras civiles, pero sí las sufren los países en proceso de democratización. Los regímenes sometidos a fuertes cambios están más predispuestos a la guerra civil que los regímenes estables de naturaleza democrática o autoritaria, incluso cuando han tenido tiempo de estabilizarse tras ese período transitorio. A largo plazo, la democracia consolidada y luego la autocracia estable son los regímenes menos vulnerables a las guerras civiles 37.

    38 N. Sambanis, «What Is a Civil War?», pp. 855-856.

    39 P. Collier y A. Hoeffler, «On Economic Causes of Civil War».

    23 Una de los grandes debates planteados sobre la etiología de las guerras civiles es la incidencia de la heterogeneidad étnica. En la aplicación de los resultados de su estudio sobre la recurrencia y duración de las guerras civiles en África de 1960-92, Collier y Hoeffler ratificaron que la relación entre las guerras civiles y la diversidad étnica no era directa: las sociedades altamente fragmentadas no tienen mayor riesgo de experimentar una guerra civil que las homogéneas 38. La relación entre el riesgo de guerra y el fraccionamiento étnico no es directa: hay mayor amenaza de guerra en sociedades étnicamente polarizadas que en sociedades étnicamente más homogéneas o diversas 39.

    40 P. Collier y N. Sambanis, «Understading Civil War», p. 5.

    24 Es una regularidad empírica que el riesgo de repetición de la guerra en sociedades de posguerra es más alto que el riesgo del inicio de una nueva guerra en países que no tienen una historia previa de enfrentamientos fratricidas. Las guerras civiles generan una «trampa del conflicto»: el odio y otros recursos cumulados durante la guerra hacen más probable el desencadenamiento de enfrentamientos en el futuro 40.

    25 Los análisis estadísticos multivariantes demuestran que la duración de los conflictos civiles está relacionada sistemáticamente con las condiciones estructurales que prevalecen antes de los mismos, y con las circunstancias que se producen durante su transcurso. Las características estructurales dominantes que alargan el conflicto son la baja renta per capita, la alta desigualdad y un grado moderado de división étnica, aunque para algunos autores las rebeliones socialmente diversas suelen ser más breves por las dificultades de movilización y organización de los bandos contendientes. Las guerras civiles producto de tentativas del golpe y revoluciones populares son generalmente bastante breves. Las guerras civiles que implican la secesión de una región no contigua a la capital del Estado también suelen cortas, aunque algo menos que la primera categoría. Las guerras civiles que presentan como beligerante a una guerrilla rural que opera cerca de las fronteras del Estado tienen, con algunas excepciones interesantes, muchas más dificultades para terminar. Las guerras sobre territorios discontinuos tienden a ser relativamente breves (guerras anticoloniales), y las guerras protagonizadas por minorías étnicas situadas en la periferia del Estado tienden a durar más que la media de los conflictos civiles.

    V. — LAS DINÁMICAS DE LA VIOLENCIA EN LAS GUERRAS CIVILES

    26 La investigación reciente sobre la guerra civil se está desarrollando con relativa rapidez, pero sus indagaciones se dirigen en primer término a buscar los determinantes del estallido, duración y terminación de estos conflictos y a sus efectos, antes que a indagar sobre el desarrollo de la guerra en si misma. Un elemento esencial de los conflictos civiles es la intensidad, extensión y complejidad de la violencia desplegada por los diferentes actores.

    41 N. Sambanis, «Using Case Studies to Expand Economic Models of Civil War», p. 268.

    42 S. N. Kalyvas, «The Urban Bias in Research on Civil Wars», p. 27.

    27 Hay una cierta discusión sobre si la guerra civil es un fenómeno independiente o una simple muestra o etapa del fenómeno más amplio de la violencia política. No cabe duda de que, para muchos países atrapados en la trampa de un conflicto, la guerra civil es una fase en un ciclo más amplio de violencia 41. La guerra civil suele convivir con otros tipos de violencia extensiva, como el terrorismo a gran escala, la guerra de guerrillas, el golpe de Estado o la insurrección. Kalyvas propone una visión más instrumental que culturalista, y sugiere que incluso las formas extremas de agresión tienen un uso estratégico 42. La producción, dinámica e intensidad de violencia dependen de la intersección entre los incentivos (previo cálculo de costes y beneficios) de los grupos armados y la predisposición de los civiles a colaborar también en un marco de cálculo racional, que puede variar en función de variables como la incertidumbre respecto a los comportamientos del adversario real o potencial y la polarización sociopolítica (a más polarización, mayor violencia). Estos dos factores (incertidumbre y equilibrio de fuerzas) están en realidad en la base de todo tipo de violencia política.

    43 Id., «The Paradox of Terrorism in Civil Wars», p. 101.

    28 Hay una extensa evidencia empírica que sugiere que la violencia indiscriminada aplicada en las guerras civiles está informada por la lógica del terrorismo, que se usa para la eliminación y la disuasión —léase intimidación— del adversario real o potencial. La violencia es selectiva o discriminante cuando los individuos son señalados con base a una información personalizada sobre sus acciones, y es indiscriminada cuando los individuos son señalados sólo en base a su calidad de miembros de un grupo percibido como vinculado a la oposición, independientemente de sus acciones individuales 43. Dado un equilibrio de poder entre los actores en conflicto, la violencia indiscriminada es más probable en épocas tempranas que en las últimas etapas del conflicto.

    44 Ch. Tilly, From Mobilization to Revolution, p. 198.

    45 «Introduction» a J.-C. Martin (dir.), La guerre civile, entre histoire et mémoire, p. 12.

    46 M. Kaldor, Las nuevas guerras, p. 62.

    47 S. P. Huntington, «Patterns of Violence in World Politics», p. 21.

    29 La guerra civil es un tipo de violencia total entre segmentos de una misma población, que persigue como objetivo prioritario el aniquilamiento o sometimiento sin condiciones del adversario, el derrocamiento del régimen imperante o la disolución de un Estado 44. Los contrincantes en las guerras civiles se aprovechan de la desaparición del control estatal para adoptar comportamientos excepcionalmente violentos, que transforman al contrincante más próximo en enemigo deshumanizado sobre el cual se ejerce el poder por excelencia de vida o muerte 45. A mayor homogeneidad social, mayor necesidad de separar a los grupos enfrentados a través del fomento del odio y la violencia. Como señalaba a Kaldor un liberal independiente yugoslavo: «La guerra tenia que ser muy sangrienta, porque los lazos que nos unían eran muy fuertes» 46. En todo caso, la guerra civil se «totaliza» al involucrar violencia, cultura, política y economía en el control o eventual exterminio de la población, convertido en objetivo estratégico de tipo militar. Como advierte Huntington, «la guerra insurreccional es casi siempre total. Ningún bando busca reconocer la legitimidad del otro, o las negociaciones y acuerdos que implican ese reconocimiento. Los armisticios y los tratados de paz son posibles entre gobiernos, pero raramente entre gobiernos y anti-gobiernos» 47.

    48 S. N. Kalyvas, The Logic of Violence in Civil War, p. 13.

    30 Kalyvas se centra en la violencia cometida intencionalmente contra los no combatientes, y para ello realiza un estudio sistemático al nivel micro. Separa la violencia en las guerras civiles del conflicto en sí mismo y establece una teoría micofundacional de la violencia indiscriminada y selectiva. Las interacciones están informadas de las demandas de la guerra irregular, la lógica de la información simétrica y las dinámicas de rivalidades locales. Los actores políticos tratan de asumir el control (soberanía) tratando de obtener control popular (o colaboración) y disuadiendo de la colaboración con el enemigo (defección). A medida que el conflicto madura, el control esta cada vez más vinculado a la colaboración, porque los actores combatientes que ocupan importantes porciones de territorio deben proteger a los civiles.

    El control territorial requiere de la colaboración de los civiles, que maximizan los beneficios sujetos a requerimientos de supervivencia: se colabora con el actor político que mejor garantice su supervivencia, pero la colaboración es más incierta en áreas de soberanía fragmentada donde ambos actores están presentes, porque emplearán la violencia para consolidar su control. La violencia selectiva requiere de la obtención de información privada, que está asimétricamente distribuida entre los actores políticos y los civiles, y es el resultado de transacciones entre los actores políticos y los individuos. Los individuos sólo denunciarán en circunstancias de seguridad, cuando sus víctimas no tengan acceso al otro actor rival (esto es, a hacer contradenuncias), y con el objeto de alcanzar todo tipo de beneficios. La predicción es que la violencia tiene a ocurrir donde un actor armado es casi hegemónico, no donde un actor tiene el pleno control o donde está siendo desafiado. La violencia tiende a aparecer donde la solicitud de información se encuentra con la disposición individual a proporcionarla 48.

    49 Id., «“Nuevas” y “viejas” guerras civiles», p. 37.

    50 Id., «Ethnic Defection in Civil War», p. 1.063.

    31 En la guerra civil no se reconoce a los no beligerantes ni se tolera la neutralidad, pero siempre hay una extensa zona gris de personas renuentes a la lucha. La investigación de nivel macrosocial ha tendido a asumir que la interacción estratégica entre los agentes rivales, y entre éstos y la población, influye poco en la evolución de la guerra. Se asegura que, una vez que una guerra ha estallado, nada cambia en términos de las preferencias la población. Para Kalyvas, tales asunciones son incorrectas: muchos individuos se incorporan la guerra bastante después de que haya comenzado, empujados por los incentivos y por los apremios que son producto de la guerra y el resultado de las estrategias innovadoras y adaptativas ideadas por los agentes rivales en el curso del conflicto. Kalyvas señala que las guerras civiles están informadas por divisiones sociales fluidas, cambiantes y a menudo locales marcadas por las motivaciones personales antes que por los grandes discursos ideológicos impersonales 49. Las lealtades individuales son maleables, probablemente porque las cualidades ideológicas son más fáciles de adquirir que las étnicas. Ni las organizaciones ni las preferencias se dan de antemano ni son fijas durante de la guerra. El cambio es sinónimo de guerra 50.

    51 N. Sambanis, «Using Case Studies to Expand Economic Models of Civil War», p. 272.

    52 Ibid., p. 259.

    32 Con todo ello se quiere destacar que las razones individuales o el contexto en que se mueven los pequeños grupos locales resultan esenciales para entender la dinámica de la violencia en las guerras civiles. Para entender la interacción entre el nivel micro y el nivel macro en la explicación de las guerras civiles, debemos primero establecer y medir las diferencias entre las diferentes las formas de violencia política e identificar la «ontología» de este fenómeno, que no es especial, sino una fase en un ciclo de violencia 51. Si no logramos comprender por qué estallan guerras civiles en vez de otras formas organizadas de violencia política, no comprenderemos la naturaleza misma de la guerra civil 52.

    VI. — ALTERNATIVAS DE RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS CIVILES: LAS INTERVENCIONES EXTERIORES Y LOS PROBLEMAS DE LA PACIFICACIÓN

    53 B. Dunér, Military Intervention in Civil Wars, p. 62.

    54 E. M. Forman, «Civil War as a Source of International Violence», p. 1.118.

    33 La guerra civil reduce de forma significativa la soberanía e impenetrabilidad de los estados, haciéndolos vulnerables a intromisiones externas de carácter belicista o pacificador. La prolongación o intensificación de las guerras civiles acentúan el riesgo de intervención externa y unilateral de los gobiernos extranjeros, que pueden verse tentados de ayudar militar, y/o económicamente a alguno de los bandos en lucha. El COW Project estimaba que el 20% de las guerras civiles que han estallado desde 1816 experimentaron intervenciones militares de otros países, y para el período de la segunda posguerra mundial el porcentaje se ha elevado al 25% 53.

    Se pueden distinguir tres tipos de intervención: la unilateral (implicación de un Estado en los asuntos de otro, como la intervención armada de los Estados Unidos en República Dominicana en 1965), la multilateral cooperativa (o al menos no competitiva entre potencias, como la intervención aliada en Murmansk y Ankangelsk contra los bolcheviques en el verano de 1918) y la competitiva (conflicto entre poderes rivales, para tratar de conservar o revisar el sistema internacional afectado por el Estado sometido a una guerra civil, como la intervención de ingleses y rusos en la guerra civil griega o la de nazis y soviéticos en la española 54). En otros casos, la intervención se dirige a limitar la posibilidad de una deriva bélica internacional de conflicto, como pretendió el Comité de No Intervención establecido en Londres en septiembre de 1936 para evitar la intervención extranjera en la guerra civil española, es decir, el desencadenamiento de una intervención competitiva que derivase en una guerra mundial.

    55 Ibid., p. 1.112.

    34 Los gobiernos extranjeros intervienen en las guerras civiles porque este tipo de conflictos les brinda oportunidades alterar o incluso destruir completamente las configuraciones de poder y conflicto existentes dentro del sistema internacional 55. La confrontación internacional es susceptible de generar o enconar una guerra civil, pero es difícil mostrar el camino contrario, esto es, procesos de hostilidad internacional cuyo origen inmediato o fundamental haya sido una guerra civil.

    56 H.-W. Krumwiede, «Posibilidades de pacificación de las guerras civiles», p. 109.

    57 R. Licklider, «The Consequences of Negotiated Settlements in Civil Wars», p. 681; B. F. Walter, «T (...)

    35 Se entiende por pacificación de las guerras civiles no sólo su finalización, materializada en el cese de las hostilidades, sino sobre todo un acuerdo sobre las estructuras y los principios de un régimen de paz, que incluya las normas para el arreglo pacífico del conflicto que motivó el enfrentamiento armado 56. Los datos históricos sugieren que muchas guerras civiles han finalizado con victorias militares, pero que los acuerdos negociados han sido fenómenos bastante regulares, si bien mucho menos frecuentes que los acuerdos negociados para las guerras internacionales: entre 1940 y 1990 sólo un 20% de las guerras civiles fueron resueltas a través de negociaciones, en comparación con el 55% de las guerras interestatales 57. Las guerras civiles han acostumbrado a terminar con el exterminio, la expulsión o la capitulación del bando perdedor antes que en una mesa de negociaciones.

    58 D. Mason y P. Fett, «How Civil Wars End».

    36 Las posibilidades de negociación se pueden evaluar según criterios económicos de evaluación de costes y beneficios para lograr la victoria o aceptar un acuerdo negociado. La duración y la magnitud de las guerras afectan al desarrollo de las negociaciones, y un empate militar influye para que esas negociaciones tengan éxito. Si otras naciones intervienen militarmente en favor de un bando, la probabilidad de un acuerdo negociado disminuye. Por último, la probabilidad de un acuerdo negociado suele ser mayor en conflictos separatistas que en guerras revolucionarias, y menor en las revoluciones basadas en criterios étnicos 58.

    37 Toda hipótesis sobre los costes y los beneficios para la terminación de las guerras debe tener en cuenta el ya aludido «dilema de la seguridad»: los combatientes en una guerra civil no son proclives a negociar porque piensan que ello les conduce a debilitar sus defensas, haciéndoles más vulnerables frente a un Estado no neutral ni legitimado para impulsar la paz. En este tipo de trances, los actores tienden a luchar hasta el final, a menos que un poder exterior garantice un tratado de paz. Sólo cuando un poder externo garantiza los términos del acuerdo, se infunde a los beligerantes la confianza imprescindible para la desmovilización, el desarme y la eventual integración en la nueva comunidad política.

    VII. — CONCLUSIONES

    59 S. N. Kalyvas, The Logic of Violence in Civil War, p. 389.

    38 El estudio sistemático de las guerras civiles apenas acaba de dar sus primeros pasos. El interés de la ciencia social por este tipo de fenómenos se incrementó notablemente con la oleada de conflictos étnicos que estallaron en las últimas décadas del siglo XX, de modo que los análisis pecan inevitablemente de un excesivo presentismo, centrados en estudios de caso típicamente descriptivos, y centrados en dinámicas descritas a un nivel macrosocial. Aunque el COW Project gestiona un importante despliegue de datos que a veces arrancan de 1816, no ha sido nada frecuente la comparación de los conflictos fratricidas de la historia reciente con los casos más «clásicos» o «convencionales» de la modernidad tardía, la primera contemporaneidad o el período de entreguerras.

    Por otro lado, la búsqueda de variables correlacionales al riesgo, duración, prevalencia o recurrencia de las guerras civiles no tiene un gran alcance heurístico: pueden advertir de las situaciones objetivas de riesgo (eso es lo que interesa a instituciones internacionales como el Banco Mundial), pero no dan cuenta de los factores desencadenantes del conflicto, que son fruto de la opción deliberada de los actores y de una serie de imponderables estratégicos de orden coyuntural. Además, como observa Kalyvas, estas teorías no nos dicen nada acerca de la violencia como factor intrínseco de la guerra civil, y la tratan como una manifestación automática de la misma59. Nadie puede, pues, predecir el estallido de una guerra, y contra ese paradigma estructuralista de su inevitabilidad se han erigido estudios parciales que han analizado de forma preferente las razones de los actores y la estructura de oportunidades políticas. Sin embargo, la concentración en los móviles egoístas y en los agravios individuales y colectivos (greed and grievances) en el primer caso, y en la mayor o menor apertura y capacidad del Estado en el segundo, desembocan en una visión de la guerra civil demasiado estática y dual.

    39 Como todo proceso de conflicto, en este caso de grado máximo en organización, fines y movilización de recursos (coactivos o no), las guerras civiles deben estudiarse de modo dinámico, y por esa vía van las investigaciones de autores como Kalyvas, que opina que las guerras civiles son esencialmente procesos «endógenos», donde las preferencias, las estrategias, los valores, y las identidades colectivas e individuales se forman y se reforman continuamente, mientras que la guerra en sí misma añade todo tipo de fracturas, desde la más ideológica a la más local.

    60 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, pp. 12-13

    61 S. N. Kalyvas, «The Ontology of Political Violence», p. 476.

    40 No existe un consenso académico sobre la naturaleza última de la guerra civil: ¿es un conflicto en si o la manifestación de conflicto a través de la violencia desbocada y de alta intensidad? En nuestra opinión, la esencia de la naturaleza histórico-política de la guerra civil no radica en sus manifestaciones violentas —por lo demás, enormemente heterogéneas—, sino en su carácter de conflicto político en gran escala, de lucha en máximo grado para conservar o conquistar el poder de un Estado. En definitiva, como arquetipo máximo de conflicto violento instalado en el seno de una comunidad política, la guerra civil ha de ser analizada como una estrategia de alto coste dirigida a obtener resultados máximos, se llamen éstos conquista del poder, revolución, contrarrevolución o eliminación del adversario. Waldmann y Reinares señalan que basarse en un concepto demasiado estrecho y dogmático de guerra civil carece de todo sentido 60. En efecto, las guerras civiles tienen orígenes, formas y desarrollos múltiples, que deben ser evaluados convenientemente. La ambigüedad es y será el rasgo definitorio de las guerras civiles 61.

    NOTAS

    1 Este trabajo ha sido realizado gracias a las condiciones y ayudas proporcionadas por el proyecto «La España del Frente Popular: políticas unitarias, conflictividad sociolaboral y orden público en la crisis de la primavera de 1936» (Ref. HAR2008-00066/HIST), financiado por Ministerio de Ciencia e Innovación.

    2 «Criteri storici del moderno concetto di rivoluzione», en R. Kosellek, Futuro passato, pp. 61-62.

    3 Un buen ejemplo los tenemos en España en el empleo historiográfico conjunto de los términos «revolución» y «guerra» para designar las discordias civiles del siglo XIX (E. Ucelay, «Prefigurazione e storia» pp. 212-213).

    4 Véase sobre la Comuna de 1871 la obra clásica de K. Marx, La guerra civil en Francia.

    5 P. Viola, «Rivoluzione e guerra civile», p. 22.

    6 C. Pavone, Una guerra civile y «La seconda guerra mondiale», p. 128.

    7 H. M. Enzensberger, Perspectivas de guerra civil, p. 16.

    8 Según M. Kaldor, Las nuevas guerras, p. 23, al principio del siglo XX la proporción entre bajas civiles y militares era de 8:1, y en los 90 era de 1:8.

    9 J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War», pp. 75 y 77.

    10 En marzo de 2000, el World Bank Research Department y la Princeton University’s Center for International Studies organizaron una conferencia sobre «La economía de las guerras civiles», parte de cuyos resultados, integrados en un proyecto de investigación sufragado por esta institución internacional, fueron editados por Paul Collier y Nicholas Sambanis en una edición especial del Journal of Conflict Resolution, 46, 1, febrero 2002. Información sobre el Proyecto y sus publicaciones anejas, en http://www.worldbank.org/research/conflict/index.htm.

    11 B. F. Walter, «Civil Wars», p. 102.

    12 «Introduction: Toward the Theoretical Study of Internal War», en H. Eckstein (ed.), Internal War, p. 1 nota y «On the Etiology of Internal Wars», p. 133.

    13 El conjunto del proyecto puede consultarse en About the Correlates of War Project — Correlates of War

    14 J. D. Singer y M. Small, The Wages of War.

    15 M. Small y J. D. Singer, Resort to Arms, pp. 210 y 214-215.

    16 M. R. Sarkees y J. D. Singer, «The Correlates of War Datasets»; J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War», p. 76.

    17 N. Sambanis, «What Is a Civil War?», p. 821.

    18 Ibid., p. 816.

    19 Ch. Tilly, From Mobilization to Revolution, p. 192.

    20 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, pp. 14-15.

    21 L. Balcells y S. N. Kalyvas, «Warfare in Civil Wars», p. 2.

    22 S. N. Kalyvas, «Civil Wars», p. 428.

    23 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, p. 17.

    24 M. Van Creveld, The Transformations of War, pp. 2-20, 57-64 y 123-130.

    25 M. Kaldor, Las nuevas guerras, pp. 15-16.

    26 Ibid., p. 142.

    27 D. Keen, «When war itself is privatized».

    28 M. Ignatieff, El honor del guerrero, p. 11.

    29 M. Shaw, «War and Globality».

    30 S. R. David, «Internal War», p. 556.

    31 Este dilema se basa en el comportamiento previsible en situaciones competitivas de alto riesgo: cuando una comunidad hace frente a la desconfianza de sus interlocutores, cualquier acción encaminada a aumentar la propia seguridad se percibe como una amenaza a la seguridad de los otros, incrementando el potencial global de conflicto. Véanse R. Jervis, «Cooperation under the Security Dilemma»; B. Posen, «The Security Dilemma and Ethnic Conflict»; P. Roe, «The Intrastate Security Dilemma».

    32 S. R. David, «Internal War», p. 571.

    33 P. Collier y A. Hoeffler, «Greed and Grievance in Civil Wars»; J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War».

    34 M. Van Creveld, The Transformations of War, pp. 155-156.

    35 S. N. Kalyvas y M. A. Kocher, «How “Free” Is Free Riding in Civil Wars?», p. 179.

    36 J. D. Fearon y D. D. Laitin, «Ethnicity, Insurgency, and Civil War», p. 84.

    37 H. Hegre, T. Ellingsen, S. Gates y N. P. Gleditsch, «Toward a Democratic Civil Peace?»; E. N. Muller y E. Weede, «Cross-National Variation in Political Violence».

    38 N. Sambanis, «What Is a Civil War?», pp. 855-856.

    39 P. Collier y A. Hoeffler, «On Economic Causes of Civil War».

    40 P. Collier y N. Sambanis, «Understading Civil War», p. 5.

    41 N. Sambanis, «Using Case Studies to Expand Economic Models of Civil War», p. 268.

    42 S. N. Kalyvas, «The Urban Bias in Research on Civil Wars», p. 27.

    43 Id., «The Paradox of Terrorism in Civil Wars», p. 101.

    44 Ch. Tilly, From Mobilization to Revolution, p. 198.

    45 «Introduction» a J.-C. Martin (dir.), La guerre civile, entre histoire et mémoire, p. 12.

    46 M. Kaldor, Las nuevas guerras, p. 62.

    47 S. P. Huntington, «Patterns of Violence in World Politics», p. 21.

    48 S. N. Kalyvas, The Logic of Violence in Civil War, p. 13.

    49 Id., «“Nuevas” y “viejas” guerras civiles», p. 37.

    50 Id., «Ethnic Defection in Civil War», p. 1.063.

    51 N. Sambanis, «Using Case Studies to Expand Economic Models of Civil War», p. 272.

    52 Ibid., p. 259.

    53 B. Dunér, Military Intervention in Civil Wars, p. 62.

    54 E. M. Forman, «Civil War as a Source of International Violence», p. 1.118.

    55 Ibid., p. 1.112.

    56 H.-W. Krumwiede, «Posibilidades de pacificación de las guerras civiles», p. 109.

    57 R. Licklider, «The Consequences of Negotiated Settlements in Civil Wars», p. 681; B. F. Walter, «The Critical Barrier to Civil War Settlement», p. 335.

    58 D. Mason y P. Fett, «How Civil Wars End».

    59 S. N. Kalyvas, The Logic of Violence in Civil War, p. 389.

    60 Introducción a P. Waldmann y F. Reinares (comps.), Sociedades en guerra civil, pp. 12-13

    61 S. N. Kalyvas, «The Ontology of Political Violence», p. 476.

    AUTOR
    Eduardo González Calleja
    Universidad Carlos III de Madrid

    Del mismo autor
    Tiempos de transición in Violencia y transiciones políticas a finales del siglo XX, Casa de Velázquez, 2009
    Guerras civiles, Casa de Velázquez, 2012
    Violencia y transiciones políticas a finales del siglo XX, Casa de Velázquez, 2009
    © Casa de Velázquez, 2012

    Condiciones de uso: http://www.openedition.org/6540

    Presentación
    Guerras civiles en Europa en el siglo xix o guerra civil europea.



    https://books.openedition.org/cvz/1093?lang=es
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  2. #2
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Los pasos, pasito a pasito, se siguen produciendo mientras marcan el camino hacia el enfrentamiento civil. ¿Tardará? posiblemente si, a los conflictos les pasa como a los terremotos, que necesitan de una progresiva acumulación de energía telúrica, la cual alcanzado un punto de no retorno acaba por estallar. Y la chispa puede ser cualquier cosa, en ocasiones hasta aparentemente absurda. Es lo que sucedió en la última guerra civil de Argelia y que a primera vista pareció dar la impresión de que la gente se había vuelto loca: la chispa saltó con la subida del precio del pan. Y de las panaderías acabaron con la artillería en marcha y los carros en los frentes. Obviamente, a nadie con dos dedos de frente se le escapa, aunque no se conozcan los detalles, que el precio de la barra se pan no hace estallar nada.

    En España llevamos muchos años, mucho tiempo en aparente paz, pero sólo es eso, apariencia, porque las fuerzas telúricas están apretando a diario. Dice la expresión popular que "tanto va el cántaro a la fuente, que se acaba rompiendo", y es verdad. La última infamia ya está en marcha, sacar a Franco de su tumba en Cuelgamuros no es más que el deseo de guerra que tienen los socialistas. Durante décadas ese deseo pareció dormir, y hasta personas de ideas opuestas incluso cooperaban y se llevaban bien. Pero tuvo que llegar el presidente más imbécil de nuestra Historia para romper el encanto. El más cretino, el más tarado entre los tarados, inexplicablemente fue aupado a la segunda máxima magistratura del Estado, la ejecutiva, y él junto con su camarilla, por cierto, todos polvo en la memoria colectiva, tuvieron que inventar de nuevo la guerra civil con esa ley, que se diga lo que se diga, es ilegal y anticonstitucional. Otra cosa es que los letrados se dediquen a sus pajas mentales llenas de latinajos para justificarla. Pero la Constitución vigente en materia de derechos y libertades, es amplia y generosa, aunque en su conjunto sea un bodrio por demás. Y de esos barros de hace unos años, nos han llegado estos lodos que tenemos hoy entre manos, cuando el gobierno más canalla de los últimos ochenta años está asentado en la presidencia de la nación estrujando la ley del tarado entre los tarados, buscando aunque sea una última gota de ácido.

    No importa que todo lo que sube, baja. No importa que se puede derogar (lo suyo sería declararla nula de Derecho) hasta la última coma de semejante truño. No importa que ante un giro copernicano se pudiera devolver a Franco al valle de los Caídos. No importa porque el mal ya está hecho y ya hemos llegado a ese punto de no retorno. Vuelve a haber gente que ni se saluda por motivos ideológicos, vuelve a darse el caso de hermanos que han roto su familia por cuestiones de la política de los más descerebrados y malvados. El mal está hecho y el camino nos lleva otra vez hacia donde no debemos ir. Se pueden añadir muchas otras ideas, o señalar muchas circunstancias, pero si hay algo que podría definir ese camino es que la idea de la guerra civil cada vez va calando más en la mentalidad de la gente, esa es la peor de las señales posibles. Y después ya se verá lo que pueda pasar, pero España tiene muy graves problemas: un partido criminal en el poder. Un rupturismo secesionista que no se corta, porque no hay interés en que se solucione. Una sociedad desnortada que sólo mira por si misma, sin ánimo alguno de sacrificio, y con el odio en la mirada. Un absoluto descreimiento de todo los sagrado y lo sublime, freno indiscutible de las pasiones y estímulo para lo grande, y este descreimiento no afecta sólo a la fe en Dios, sino también al desprecio por la patria. En resumen, los ingredientes están en el puchero, sólo falta que alguien encienda el gas.


    Cainismo. La guerra civil en España es perfectamente posible

    “Van a sacar a la calle al nacionalismo español”, dijo Felipe González.

    Eulogio López 03/06/18


    Lo decía recientemente Felipe González, en alusión al separatismo catalán: “Van a sacar a la calle al nacionalismo español”.

    Para el socialista González nacionalismo y patriotismo es lo mismo, pero en cualquier caso, tiene razón: el engreimiento separatista catalán ha resucitado el dormido patriotismo español y ya tenemos, otra vez, las dos España enfrentadas. Ya tenemos el frentepopulismo o unión de socialismo, comunismo y separatismo (burgués o revolucionario). Todos unidos por el odio al cristianismo y a España, cuando el cristianismo anda, como hoy, menguado.

    No hablo de una guerra de trincheras sino de un enfrentamiento de todos contra todos

    En este caldo de cultivo, creado por el insensato de Pedro Sánchez, basta que uno de los guardaespaldas de Indalecio Prieto, asesino de José Calvo Sotelo, para que estalle todo el resentimiento acumulado y se arme la del 36.

    Sí y sé que ahora no sería una guerra de trincheras, pero ¿qué más da? Se trataría de una guerra de todos contra todos. A la postre, guerra civil. También está el asunto económico ciertamente, porque ya se sabe que “en tiempo de rojos, hambre y piojos”, o, como diría el mismo Felipe González, que a Sánchez se lo dijo: nunca os fiéis de los comunistas. O sea, de Podemos, a los que tildó de leninistas


    El guerracivilismo lo inició ZP y su memoria histórica. Nos habíamos perdonado y de repente, junto a los huesos de los muertos resucitaron los viejos agravios.

    El frentepopulismo del insensato de Pedro Sánchez, nuevo presidente del Gobierno, es el camino adecuado

    Y de paso, ZP aprovechó para arruinarnos. O como aseguran las redes a Internet: te vamos a arruinar y lo sabes. Hoy, la portavoz parlamentaria del PSOE, Margarita Robles, volvía a enfatizar al desastre con patas conocido como ZP como reserva espiritual de la humanidad: “Te vamos a arruinar, y lo sabes”.

    Y luego el porqué. Con tal de vivir en La Moncloa, Pedro Sánchez se despeina. Observen otra meme de Internet (en el vídeo inferior), sobre su mano derecha, José Luis Ábalos, donde aseguraba que ellos no tenían ansiedad por gobernar: pues menos mal.

    Sí, España tiene un peligro latente de enfrentamiento civil. Sería un enfrentamiento de todos contra todos, porque las ideologías, al igual que la información, se ha fraccionado y se ha fracturado.

    Pero el rencor crece y la izquierda cristófoba y arruinadora persiste en ello.


    https://www.hispanidad.com/confidenc...01725_102.html
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    A ver…

    Usted habla de todo y no dice nada; ( nuevo ) – espero que no me borre la argumentación – no me ejerza de censor cual Valdés Salas o de Raimundo de Peñafort.

    El gobierno, así como los integrantes de las instituciones legislativas del Estado - Cámara Alta y Cámara Baja - están integradas por personas sensatas, inteligentes, formadas y tituladas.

    Dicho esto… deberíamos de cuestionarnos el porqué de que aquellos que son sensatos, inteligentes, formados y titulado ahora nos venden la moto ( estamos en el 2019 ) de la exhumación de los restos de Francisco Franco – luego vendrá Queipo y Señora de la Basílica de la Macarena, y si no al tiempo.

    Vivimos en un país con un 35 por ciento de fracaso escolar, un 10 por ciento de lectores, un 20 por ciento de funcionarios-trabajadores públicos-interinos del Estado-asesores a dedo… “ per cotizante “ que viven muy bien, un 8 por ciento de pensionistas ( no me refiero a jubilados sino a pensionados ) – minusvalías, incapacidad para trabajar y funcionarios en segunda actividad-, recibiendo un honorario mensual por estarse en su casa viendo el Sálvame Mañanero; perras para hijos, perras para guarderías, perras para familias numerosas, perras para descendientes o ascendientes con discapacidad del 33 por ciento – puede ser asma o pies planos-, perras para mujeres por violencia de género, perras para … para todos ( por cierto.. pregúntese quien paga todo esto )

    Y en este panorama usted alienta una revuelta social venga hombre¡¡¡, aquí no se levanta ni el tato… asúmalo

    Este país – España – se ha organizado desde la bobada esa del proyecto de concordia de la transición tramado entre independentistas, bolcheviques, monárquicos y traidores – no hay que olvidar que Adolfo Suárez formaba parte del llamado “ bunker franquista “ ( mírelo en su wiki sr, Valmadian ).

    Todo esto no tiene nada que ver con ideologías, ni con dictadores, ni con memoria histórica, ni con Zapatero, ni con Marianín ( que tiempo tuvo a solucionar algo ), ni con Sánchez, ni con Vox ni con nadie… todo esto tiene que ver con el sillón que me permite tener un sueldo cojonudo a costa de los P.G.E.

    Le repito, vivimos en un país – España- con un 35 por ciento de fracaso escolar ( lo que viene a ser un 35 por ciento de analfabetos fácilmente sugestionables ) y posiblemente votantes de izquierdas, pues a más tonto más de izquierda – es la querencia, como los toros -. Y a los que pedir el voto “ progre “ es sencillo

    A Sánchez el lugar en el que reposa Francisco Franco se la suda, pero no así el voto del 35 por ciento de analfabetos que hay en España; dejémonos de buscar un sentimiento ideológico en la cuestión, pues el único fin es el monetario – vamos lo que cobran por sentar sus diputados culos en el asiento – lo hay hasta azules.

    PD. Sr. Valmadian, siempre que el “ SÍ “ se utilice como adverbio de afirmación lleva tilde – esto sólo a mero comentario. - hay que pegarle un repaso a lo Cuadernos rubio

  4. #4
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Cita Iniciado por nepociano Ver mensaje
    A ver…

    Usted habla de todo y no dice nada; ( nuevo ) – espero que no me borre la argumentación – no me ejerza de censor cual Valdés Salas o de Raimundo de Peñafort.
    Cuando se utiliza la moderación con usted es porque usted se la busca. Yo soy moderador, no censor, algo que usted si pretende ejercer contra mi persona y no se lo aguanto más, ¿le queda claro o alguna parte de su cerebro es incapaz de digerir eso?

    Y yo hablo de lo que creo conveniente u oportuno, y usted que nunca ha aportado nada en este sitio no me va a decir qué puedo decir, hasta ahí podríamos llegar. Por otra parte, usted si que no dice nada, ni nuevo, ni viejo.

    El gobierno, así como los integrantes de las instituciones legislativas del Estado - Cámara Alta y Cámara Baja - están integradas por personas sensatas, inteligentes, formadas y tituladas.


    ¿No me diga, ? ¡ahí va! y yo sin enterarme. Lo que pasa es que usted no sabe que en el ámbito universitario se suele decir que "muchos pasan por la universidad, pero la universidad no pasa por ellos."

    Dicho esto… deberíamos de cuestionarnos el porqué de que aquellos que son sensatos, inteligentes, formados y titulado ahora nos venden la moto ( estamos en el 2019 ) de la exhumación de los restos de Francisco Franco – luego vendrá Queipo y Señora de la Basílica de la Macarena, y si no al tiempo.
    Con eso ya empezaron hace ya tiempo, por ejemplo en Pamplona, ¿o no lo sabía usted?



    Vivimos en un país con un 35 por ciento de fracaso escolar, un 10 por ciento de lectores, un 20 por ciento de funcionarios-trabajadores públicos-interinos del Estado-asesores a dedo… “ per cotizante “ que viven muy bien, un 8 por ciento de pensionistas ( no me refiero a jubilados sino a pensionados ) – minusvalías, incapacidad para trabajar y funcionarios en segunda actividad-, recibiendo un honorario mensual por estarse en su casa viendo el Sálvame Mañanero; perras para hijos, perras para guarderías, perras para familias numerosas, perras para descendientes o ascendientes con discapacidad del 33 por ciento – puede ser asma o pies planos-, perras para mujeres por violencia de género, perras para … para todos ( por cierto.. pregúntese quien paga todo esto )
    Que este es el país del clientelismo no es algo que usted venga a descubrir. Además, es costumbre muy antigua heredada de los romanos y de difícil erradicación. pero usted menciona ayudas que están plenamente justificadas, como las relativas a las familias numerosas que ya Franco puso en práctica, pero olvida mencionar "las peonadas" que tantos votos dan. O las subvenciones a partidos políticos, sindicatos, "oenegés" diversas nacionales e internacionales de elementazos LGTBI, o de machorras al viento, cuando no de causas sucias porque ideológicamente agradan a quienes regalan nuestros dineros. Y las cifras que da usted están en Internet, y son archisabidas por cualquiera que se preocupe por tales temas.

    Y en este panorama usted alienta una revuelta social venga hombre¡¡¡, aquí no se levanta ni el tato… asúmalo
    De todo el tema usted no ha entendido nada, la mayor parte de los textos son reproducciones de lo que dicen otros y sus términos están acompañadas SIEMPRE de las fuentes correspondientes. Usted tampoco diferencia cuando yo escribo con condicionales, pero le tengo que recordar que usted sí quiso ponerse a mis órdenes, y ya van dos veces muy próximas en las que se lo he tenido que recordar, pretendiendo que yo encabezase no se sabe qué revuelta o simpleza semejante. Y, si usted se molestase en leer atentamente lo que digo, esta frase que usted suelta se daría cuenta que sobra. Y no sólo hablo de ello en este hilo, sino que es muy frecuente que yo haga estas precisiones sobre el panzismo de este país. Pero, claro, a usted lo que le gusta es romper temas y fastidiar.


    Este país – España – se ha organizado desde la bobada esa del proyecto de concordia de la transición tramado entre independentistas, bolcheviques, monárquicos y traidores – no hay que olvidar que Adolfo Suárez formaba parte del llamado “ bunker franquista “ ( mírelo en su wiki sr, Valmadian ).
    Además de no decir nada, tiene que acabar con la soplapollez de la WIKI, cuando usted la utiliza más que nadie y, pese a que ya se lo he dicho, que se trata de UNA ENCICLOPEDIA, como puede ser la ESPASA, pero que la gente por cientos de millones consulta por aquello de la inmediatez y comodidad en las consultas. Y yo no tengo que mirar la WIKI, ni para sus memeces provocadoras, ni para consulta siquiera sobre ciertos temas de los que le puedo jurar a usted que le doy las lecciones que quiera. Lo que pasa es que cobro, yo no trabajo gratis.

    Todo esto no tiene nada que ver con ideologías, ni con dictadores, ni con memoria histórica, ni con Zapatero, ni con Marianín ( que tiempo tuvo a solucionar algo ), ni con Sánchez, ni con Vox ni con nadie… todo esto tiene que ver con el sillón que me permite tener un sueldo cojonudo a costa de los P.G.E.

    Le repito, vivimos en un país – España- con un 35 por ciento de fracaso escolar ( lo que viene a ser un 35 por ciento de analfabetos fácilmente sugestionables ) y posiblemente votantes de izquierdas, pues a más tonto más de izquierda – es la querencia, como los toros -. Y a los que pedir el voto “ progre “ es sencillo

    A Sánchez el lugar en el que reposa Francisco Franco se la suda, pero no así el voto del 35 por ciento de analfabetos que hay en España; dejémonos de buscar un sentimiento ideológico en la cuestión, pues el único fin es el monetario – vamos lo que cobran por sentar sus diputados culos en el asiento – lo hay hasta azules.
    Resulta impresionante verlo a usted pretendiendo ejercer de politólogo o de sociólogo, cuando no pasa de "todólogo", que no sabiendo de nada se mete en todo.

    PD. Sr. Valmadian, siempre que el “ SÍ “ se utilice como adverbio de afirmación lleva tilde – esto sólo a mero comentario. - hay que pegarle un repaso a lo Cuadernos rubio
    ¿Sabe usted lo que significa gazapo en un escrito? lo dudo, pero se lo aclaro, estos mensajes se pueden corregir, pero no son artículos de Prensa, ni ensayos a editar y para los que habría que hacer galeradas. Ahora bien, ya que usted se ha metido a Maestro Ciruela, le recuerdo, aquél que no sabiendo leer, montó una escuela reproduzco uno de sus primeros mensajes en este sitio.

    totalmente de acuerdo Sr. Vergara(.)

    tenemos que defender nuestra identidad Cristiana ante un mundo capitalista, superficial y liberal cuyo fin es obtener los réditos personales a corto plazo sin valoración alguna de preceptos éticos-morales que impidan una visión más allá del autogozo inminente (.)

    que decir del Santo Fernando Valdés y Salas... purificador de almas, salvador de impuros, tormento de infieles..., este es el terreno en el que nos movemos amigos, el Diablo acecha en sombras transformadas en bonitas caras televisivas y escritores habilidosos, no nos dejemos engañar, debemos saber quien es Nuestro Señor y quien nos proporcionará la Eternidad Gloriosa, aquellos que no quieran escuchar el mensaje de Nuestro Señor arderán en llamas eternas sin Misericorida Celestial(.)

    (¡)Viva Cristo Rey único Señor del Reino(!)

    V centenario: Jornadas de homenaje al Cardenal Cisneros

    (Mensaje #4)

    Y, por cierto, hay que ver lo meapilas que se mostraba usted cuando mucho más recientemente se ha proclamado ATEO, ¿o necesito poner el enlace a su afirmación? ¿o tal vez a otras en las que ha atacado a la Iglesia, afirma que Dios no existe, exige que se le demuestre tal existencia con pruebas empíricas cuando no sabe ni lo que significa el término? ¿lo quiere usted así, o prefiere guardar un prudente silencio?
    Última edición por Valmadian; 12/10/2019 a las 03:41
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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  5. #5
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Cuando alguien no sabe escribir de forma correcta “ SÍ´” o “ SI “ sobran arguentos

    Pero faltan CUADERNOS RUBIO

    Un poquitín más de lectura hombre - que hay quien le llama doctor en no se algo...

  6. #6
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    espero no me amenace con su CUÑAO POLICIA NACIONAL...

  7. #7
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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Cita Iniciado por nepociano Ver mensaje
    Cuando alguien no sabe escribir de forma correcta “ SÍ´” o “ SI “ sobran arguentos

    Pero faltan CUADERNOS RUBIO

    Un poquitín más de lectura hombre - que hay quien le llama doctor en no se algo...
    La diferencia la hago perfectamente, pero es que usted no tiene mejor argumento. Y ya veo que ha descubierto los Cuadernos Rubio Adultos. Pero en fin, esta es una muestra, una más, de sus aportaciones y hay que añadir que se le da muy bien el uso de monigotes.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Cita Iniciado por nepociano Ver mensaje
    espero no me amenace con su CUÑAO POLICIA NACIONAL...
    ¡Oh! ¡ah! qué bien escribe las MAYÚSCULAS, la primera la ignora y después destaca algo que yo a usted nunca le he dicho. Me parece a mi que usted es uno de esos pillos que una vez baneados vuelven con otro "nick". Habrá que indagar este aspecto, porque para TROLLS ya tenemos demasiados en España y no cabe uno más.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Intentemos continuar sin más interrupciones innecesarias por inoportunas e impertinentes. Hay una idea bastante generalizada que convive con la anteriormente mencionada de que una guerra civil en España es posible, tal cual es justamente la opuesta. Nadie en su sano juicio debería pensar en la peor de las opciones. Claro, a nadie le gusta un conflicto que destruye vidas y haciendas. Más aún, se cree que por el hecho de estar integrados en la Unión Europea dicho riesgo es más improbable. Pero para que eso fuese así habrían de darse unas condiciones que no se dan. Para empezar, la propia UE corre riesgo de fragmentación. Para continuar, los países miembros de la UE ya no son, ni juntos ni separados, la primera potencia del mundo, sino que, por el contrario, hay otros polos de poder mundiales muy superiores. En tercer lugar también está el hecho de que la política a seguir es no meterse en los líos internos de cada Estado miembro, porque podrían salpicar, además de implicar unas pérdidas económicas tan importantes que podrían echar por tierra todos los esfuerzos llevados a cabo hasta ahora.

    Por tanto, la UE no es ninguna garantía de que aquí no se vuelva a las andadas algún día, particularmente gracias al empeño de la ultraizquierda española -PSOE, PODEMOS y su "marea" de siglas, PCE (lo que queda de él), las periféricas, las locales y las más residuales que suelen ser más violentas-, así como el concurso de los separatismos diversos empeñados en destruir España. Todo ello aunado puede dar lugar a una reacción, por supuesto, en sentido contrario y de igual o superior intensidad. Hay otro aspecto que muchos no tienen en cuenta, y es algo más común de lo que se suele creer, las revoluciones y las guerras siempre las hacen las minorías, hecho incontestable por estar sobradamente demostrado en todas las situaciones en las que se han dado estos acontecimientos. Existe otro hecho muy característico de la Historia contemporánea desde el Siglo XVIII: todas las revoluciones han acabado transformándose en guerra. Y si hay algo que define a la ultraizquierda en España es su profundo e insistente carácter revolucionario. Y es conveniente seguir leyendo otros textos que nos hablan de las condiciones y dimensiones de la guerra y de la civil en particular.


    El FENÓMENO SOCIAL DE LA GUERRA

    Escrito por Manuel Méndez. Profesor de Filosofía : 05 Junio 2011


    3. 1.- VIOLENCIA Y CONFLICTO SOCIAL.

    Si entendemos por violencia "toda situación que amenaza o lesiona", de forma mediata o inmediata, la vida humana», la definición más sencilla de la guerra es la de una «violencia organizada». Frente al uso individual y aislado de la violencia, la guerra implica su uso metódico y organizado por parte de un grupo social (naciones, tribus, Estados, etc.).

    Las relaciones sociales, sean entre personas o grupos, nunca han estado exentas de conflictos. Pero no debemos confundir guerra y conflicto. Un conflicto se produce cuando ante una tarea común no se armonizan los intereses y las necesidades de las personas. En sí mismos los conflictos no son negativos. Es su solución violenta lo que supone una ruptura del orden social. También pueden solucionarse mediante compromisos o mediante acuerdos. En estos casos, la sociedad «aprende» a solucionar sus problemas de una forma "racional", siempre que estas soluciones sean justas, es decir, cuenten con la aprobación de todas las partes.
    La guerra ha cumplido casi siempre en la historia del género humano un papel social relevante. Hasta la aparición del comercio y de la economía basada en el intercambio y el mercado, la guerra constituyó el factor económico más importante para una nación porque le permitía apropiarse de tierras y esclavos. Así, la guerra ha sido, en cierto sentido, una solución a los problemas de subsistencia de los grupos y sociedades humanas.

    Pero hoy en día los medios técnicos han convertido la guerra en un factor desastroso para la economía. Estamos, por así decirlo, ante una solución en la que «.todos pierden» (excepto, naturalmente, aquellos países que se dedican a la producción y venta de armamento). En la actualidad, sólo los países que optan en su interior o en sus relaciones con los demás por una solución pacífica a sus problemas, pueden llevar a cabo un desarrollo social y económico.

    3. 2.- LAS CAUSAS DE LA GUERRA.

    Muchas veces habremos oído comentar que las causas de las guerras debemos buscarlas en la conducta individual, en el instinto de lucha y de agresividad que, al igual que el resto de los animales, tenemos. La guerra sería, entonces, como una especie de necesidad biológica.

    Pero estas opiniones, sin dejar de tener en cuenta el factor individual, no se compadecen muy bien con la vida social que las personas somos capaces de mantener y cuya ruptura define el paso a la violencia. La agresividad es una «fuerza vital» que todos poseemos y que hace referencia a nuestra capacidad para resolver los obstáculos y las limitaciones. En este sentido, lo contrario a la agresividad es la pasividad, no la paz. Es, en definitiva, la conversión de la agresividad en violencia lo que debemos estudiar al analizar las causas de las guerras.

    Estas causas podemos encontrarlas en la estructura y configuración del orden social y pueden clasificarse de la siguiente forma:

    ** Psicológicas: la ambición individual, el afán de poder y de lucro, la búsqueda del liderazgo, etc.

    ** Políticas: la imposibilidad de autodeterminación, la opresión, el desequilibrio entre relaciones de poder, etc.

    ** Económicas: el reparto desigual de las riquezas y de los alimentos, la desigualdad extrema entre países y grupos sociales, etc.

    ** Ideológicas: creencias que, en realidad, suelen encubrir las causas anteriores (racismos, fundamentalismos nacionalistas y religiosos, etc.). Una serie de personas luchan por una serie de ideas políticas y/o creencias religiosas.

    En definitiva, son muchas las causas que pueden conducir a una guerra, pero casi todas ellas tienen una naturaleza social. Son los intereses sociales (económicos, políticos, religiosos, ...) de determinados grupos los que están detrás de las guerras.

    3. 3.- PREOCUPACIÓN POR LOS DESASTRES DE LA GUERRA.

    Un voluntario es un miembro de una ONG que presta su colaboración de modo altruista y ayuda, sin ánimo de lucro, en la resolución de conflictos sociales, de problemas sanitarios, de las consecuencias de los desastres, etc.

    Se llama voluntariado al conjunto de las personas que trabajan, sin ánimo de lucro, dentro de las ONG para hacer la vida más fácil a quienes menos recursos tienen. Muchas veces realizan su labor en situaciones realmente difíciles, de forma anónima, y siempre desinteresada mente. Son miles de personas que, uniendo esfuerzos, ofrecen su tiempo en favor de un mundo más justo y, por consiguiente, más pacífico.

    Una ONG preocupada por los desastres de la guerra es la Cruz Roja Internacional. Es la organización humanitaria más veterana. Fue fundada en 1863 por el suizo Henri Dunant (1828-1910), después de haber observado el espectáculo de los heridos y el abandono de las víctimas de guerra en la batalla de Solferino (24 de julio de 1859). Su objetivo originario era paliar los desastres de la guerra, aunque en la actualidad ha ampliado sus actividades a auxiliar en desastres naturales y a programas sanitarios. Tiene una estructura federada y está compuesta por las organizaciones nacionales de 163 Estados; su financiación depende de las aportaciones oficiales que le proporcionan los diferentes países.

    Otra ONG que actúa ayudando a las víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados es la de Médicos sin Fronteras. Es una ONG médica independiente y aconfesional nacida en 1971. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1999.

    Amnistía Internacional, creada en 1961, fue recompensada en 1977 con el Premio Nobel de la Paz por su contribución al afianzamiento de las bases de la libertad y la justicia y, por ello, también a la paz del mundo.

    Coordinadora Gesto por la Paz formada por grupos preocupados por la paz en el País vasco, rechazando cualquier acto violento, y facilitando que cualquier persona pueda defender la paz y expresar su rechazo a la violencia.

    3. 4.- ¿HAY GUERRAS JUSTAS?

    La guerra es un hecho terrible que provoca, de entrada, el rechazo de nuestra conciencia moral. Hay quien piensa que todo guerra es condenable, y que ninguna circunstancia justifica el recurso a la violencia. Sin embargo, la postura de que algunas guerras pueden ser justas también cuenta con defensores.

    Según algunos autores como A. HELLER y F. FEHLER, en su libro "Sobre el pacifismo", hay cuatro casos en los que este derecho a la guerra existe y hace que la guerra sea absolutamente justa o relativamente justa.

    En primer lugar, el derecho a la guerra es absoluto, la guerra es absolutamente justa, cuando una nación soberana (o un grupo de naciones soberanas) ve amenazada su soberanía ( ... ) por un enemigo. El derecho es aún más categórico cuando la nación ve amenazada no sólo la libertad de sus ciudadanos (...) sino también sus propias vidas por un enemigo potencialmente o de hecho genocida.

    En segundo lugar, el derecho a la guerra es absoluto, la guerra es absolutamente justa, cuando un Estado anteriormente soberano ha sido desposeído de su soberanía ( ... ) bajo coacción ( ... ).

    En tercer lugar, existe el derecho a la guerra, la guerra es absolutamente justa, en el caso de una nación que ha sido atacada sin previo aviso aun cuando no pueda decidir claramente, en la confusión así creada, si la amenaza es de tal magnitud como para poner en peligro su vida y libertad en cuanto nación, y la libertad de sus
    ciudadanos en cuanto miembros de esa nación ( ... )

    En cuarto lugar, existe un derecho a la guerra, y la guerra es absolutamente justa, por parte de una nación que la acepta, o incluso inicia formalmente la guerra, si está aliada con otra nación (o grupo de naciones) que está librando una guerra justa, en tanto sea válida la alianza.

    La cierto es que, a pesar de estos cuatro casos en los que la guerra podría parecer justificada, el conflicto bélico a pequeña o gran escala no deja de ser terrible y tener unas consecuencias impredecibles, que normalmente no son nada buenas: muerte, sufrimiento, malos tratos, destrucción, etc.



    https://www.acfilosofia.org/hemerote...la-guerra.html
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Un clásico de la Sociología es George Simmel, el cual destaca esta idea:

    "Simmel advierte que las sociedades modernas están atravesadas por factores de cohesión y de disociación, de modo que se produce una tensión constante entre ellos, generándose problemas de inestabilidad social, una inestabilidad que demanda una respuesta y que se expresa en el conflicto. Aquello que nos une es precisamente la distancia que nos separa..."

    http://www.revistadefilosofia.org/50-19.pdf

    En resumen, cuanto más cerca, mayor es el riesgo. Algo que debería parecer de perogrullo por ser tan evidente, pero es algo en lo que no se suele caer, y es que convivimos a espaldas unos de otros y sólo nos unen algunas corrientes religiosas o anti-religión, ideológicas así como intereses socioeconómicos. Cuando se junta la cerilla y su raspador se produce un incremento de calor que induce el fuego y la combustión. Como suele expresar muy bien el pensamiento popular, si se tira demasiado de la cuerda se acaba rompiendo, y aquello otro de que quien juega con fuego acaba quemándose.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Franco hasta en la sopa: el anzuelo guerracivilista de la izquierda

    Si una televisión pública de una autonomía del PP abraza el camelo del guerracivilismo significa que la derecha se ha pasado con armas y bagajes al marxismo cultural. Tan interiorizado está el guerracivilismo que hasta una televisión pública controlada por la derecha se hace eco del delirio.

    Por Alfonso Basallo -06/05/2019


    Frase para la Historia. El pueblo de Madrid no se sublevó en 1808 el contra Napoleón sino contra Franco, como dijo una periodista de Telemadrid en la retransmision de los actos del Dos de Mayo. No vamos a entrar en si fue o no un lapsus (aunque los franceses son los antiguos “francos”), o en la profesionalidad de la veterana periodista que ¿se confundió? de siglo, de guerra y hasta de bando (ya que una parte del pueblo español se sublevó no contra Franco sino con Franco y contra la II República). No es esa la cuestión.

    La cuestión es que tan interiorizado está el guerracivilismo -impulsado por Zapatero con la ley de Memoria Histórica y corregido y aumentado por Pedro Sánchez con su cruzada contra el Valle- que hasta una televisión pública controlada por la derecha se hace eco del delirio, en forma de fakenews. Sea o no involuntaria, la frase tiene mucho de complejo freudiano.



    La Memoria Histórica no es sino la punta de lanza de una estrategia más amplia de la izquierda para ganar la batalla cultural e imponer sus dogmas

    El complejo endémico de una derecha que ha mordido el anzuelo de la Memoria Histórica puesto por el PSOE para echar por tierra el legado de concordia de la Transición, con leyes que nadie había pedido y que han dividido a la sociedad y envenenado la convivencia de los españoles.

    La Memoria Histórica no es sino la punta de lanza de una estrategia más amplia de la izquierda para ganar la batalla cultural e imponer sus dogmas. El despiste (¿?) del Dos de Mayo es algo más que una anécdota, porque revela lo eficaces que pueden llegar a ser los mecanismos de ingeniería social para narcotizar a una sociedad.

    Y con Sánchez en el poder, vamos a tener más de lo mismo. Cuando España se enfrenta a miuras más reales -como el toro de la nueva crisis o el invierno demográfico-, el émulo de Zapatero persiste en su juego favorito y ya ha anunciado que quiere un plan de exhumación en las comunidades autónomas, e imponer en aulas y libros de texto su Catecismo de la Memoria Histórica. Exigirá a los docentes que expliquen su versión de la Guerra Civil y la II República, igual que en el viejo régimen se exigía a los profes que se aprendieran la Formación de Espíritu Nacional (FEN). El cuento de nunca acabar.

    Ya se exige a los docentes que juren los principios fundamentales del dogma de género -que incluye el adoctrinamiento sexual de los menores, pisoteando la patria potestad-. E incluso Sánchez ya ha insinuado que habría que ilegalizar a Vox -invocando la ley de partidos- porque rechaza la ideología de género. La misma ley de partidos que no aplica, en cambio, contra las formaciones golpistas. Sin olvidar la eutanasia o el laicismo, un clásico del zapaterismo, que el PSOE y Podemos no dudarán en desempolvar, con su ofensiva sobre la titularidad de los templos católicos.

    Me adelanto a posibles objeciones de algún comentarista puntilloso: si la derecha no se hubiera dividido en las elecciones del 28-A no padeceríamos esto. ¿Seguro? ¿Alguien cree de verdad que el PP es un ariete contra el marxismo cultural? ¿Alguien cree de verdad que se opone al guerracivilismo, a la ideología de género o al adoctrinamiento de nuestros hijos en las aulas?

    Pudo hacerlo mientras gozó de mayoría absoluta, tras la victoria de Rajoy sobre Zapatero, en 2011, y sin embargo no movió un dedo por cambiar la ley de Memoria Histórica, no cumplió su promesa de derogar la ley del aborto de Aido, y no sólo no se desmarcó de los dogmas de género, sino que los propuso como modelo: el documento Abrazar la diversidad, auspiciado por el ministerio de Sanidad en 2015 sostenía que «frente a los argumentos que sostienen que lo natural es la heterosexualidad, los hechos muestran que lo natural es la diversidad sexual”.

    En distintas comunidades gobernadas por el PP (como Madrid o Murcia) impone esa ideología bajo pena de multa, y permite cazas de brujas como la que lanzó recientemente el lobby LGTB contra el obispo de Alcalá, Reig Pla, acusándole de homófobo.

    Vox tiene ahora una oportunidad de oro para ocupar el espacio de la derecha

    No sabemos en qué quedará viaje al centro del espectro político de un PP con dudas existenciales, tras el batacazo de las urnas, pero mucho nos tememos que acabará mimetizándose aún más con el PSOE.

    Lo cual, por cierto, brinda una oportunidad de oro a Vox para ocupar el espacio de la derecha que entre Rajoy, Feijoo y otros han dejado completamente desguarnecido y desmantelado.



    https://www.actuall.com/criterio/med...-la-izquierda/

    En estos términos se expresaba Bassallo en mayo pasado. Después de un verano de incertidumbres, de proseguir con la enfermiza y paranoica campaña contra los restos de Franco y el Valle de los Caídos llegamos, finalmente, a una convocatoria para ir a las urnas de nuevo gracias a que dos pollos desplumados marxistoides, Sánchez-Iglesias, se empeñasen en intentar demostrar quien de los dos era más rojo y meaba más lejos. Una nación entera de cuarenta y siete millones de habitantes sometida a los caprichos de estos dos indeseables que, por demás, son total y absolutamente prescindibles.

    Y es que Bassallo se imaginaba ya el escenario ante el que parecemos abocados si Dios no lo remedia:

    https://www.lasexta.com/noticias/nac...01dbfcf75.html


    Por lo que, en efecto, hoy ya en Octubre, VOX lo tiene mucho más fácil para dar ese paso. Mientras haya esperanza en que la resistencia se haga en los hemiciclos, los fantasmas del conflicto, social o bélico, estarán más o menos contenidos, pero como tales bridas no sirvan...

    https://www.larazon.es/espana/el-val...cal-MA25258730

    Aunque la "NORMALIDAD" es limitar la libertad de los españoles, pura acción dictatorial.

    Sin incidentes en un desfile muy vigilado

    09.10.2019 | 23:40

    Un fuerte dispositivo policial garantizó el normal transcurrir de la Procesión Cívica y evitó, según fuentes municipales, cualquier tipo de altercados.

    https://www.levante-emv.com/comunita...o/1931209.html


    El Día de la Hispanidad Amordazado, ¿qué ha celebrado esta gentuza? Un reino, un gobierno, un parlamento, que no tiene un pueblo detrás, ni es reino, ni hay gobierno, ni existe parlamento alguno. Deberían estudiar fundamentos de introducción a la Teoría del Estado o, mejor aún, largarse a su casa de la que nunca debieron haber salido. Hay que cambiar ya todo el Estado, de arriba a abajo.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

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    Re: ¿Qué pretenden los dirigentes del PSOE con la exhumación de Franco?

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    El PSOE vuelve a declarar la guerra.

    Pío Moa2019-10-13


    Me han preguntado a veces si creo posible otra guerra civil en España. Respondo que me parece muy improbable, pero que solo personas muy frívolas e ignorantes de la historia la darían por imposible. Observen cómo se produjo la anterior: el partido del actual Estafador declaró la guerra civil en 1934 junto con los separatistas. Tras derrotarlos, el débil gobierno de derecha no los ilegalizó, apenas los castigó y fue incapaz de contrarrestar la campaña sobre los imaginarios “crímenes de Asturias” con que los guerracivilistas envenenaban la conciencia de la gente. La misma alianza de totalitarios y separatistas falsificó las elecciones de febrero de 1936, verdadero golpe de estado, y destruyó a continuación los restos de legalidad republicana en una orgía de asesinatos, incendios y abusos tiránicos, hasta provocar una justificadísima reacción nacional. En último extremo, la guerra civil llegó por “la estupidez y canallería” del PSOE y los separatistas, como decía Gregorio Marañón, “padre espiritual de la república". Por aquellos partidos que transformaron en antagonismos las naturales tensiones en toda sociedad, asaltaron el poder y arrasaron la legalidad republicana, que, con sus muchos defectos, debía garantizar cierto equilibrio entre las distintas tendencias.


    Y la estupidez y la canallería han vuelto, particularmente desde Zapatero, y de mano de los mismos; esta vez con la complicidad del PP. El mismo partido que entonces propició y organizó la guerra civil aliado con separatistas y comunistas, ha impuesto leyes tiránicas, ha pisoteado sistemáticamente la Constitución y no oculta su designio de avanzar hacia la disgregación de España combinando el impulso a los separatismos con la disolución de la soberanía y la cultura españolas en el magma multicultural propiciado por la casta burocrática de Bruselas. Es decir, están acabando de destruir, sin apenas resistencia hasta ahora, la legalidad democrática decidida DESDE los históricos logros del franquismo en el referéndum de diciembre de 1976. Decisión que tratan de olvidar los actuales delincuentes de la política. De ese referéndum provienen la monarquía, la conservación de cierta cultura cristiana y sobre todo la democracia, una democracia de cuya bandera se han apoderado sus mayores enemigos para cometer una fechoría tras otra.


    Les ha llevado mucho tiempo borrar la memoria de los españoles, convirtiéndola en una grotesca parodia de la realidad. Su designio de volvernos a las miserias de la república y los crímenes del frente popular, ha culminado en el plan de profanar y ultrajar la tumba de Franco, con ayuda de la “muerte de Montesquieu” certificada por unos jueces prevaricadores. Se trata de una auténtica declaración de guerra, y todos debemos ser conscientes de lo que supone tan inaudita profanación. Y deben tener y tendrán guerra, una resistencia y oposición sin concesiones, y solo cabe esperar que no degenere en violencia generalizada.


    https://www.elcorreodemadrid.com/opi...r-Pio-Moa.html
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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