Respuesta: Pretenden que el Reino de Valencia lo fundaron los moros
La ciudad de Valentia (Valencia) fue fundada por Decimo Bruto en 138 a.C., según recoge Livio en Periochae 55, para al parecer, aunque este es un aspecto discutido, dar vivienda a los ex-combatientes de Viriato o a veteranos de las legiones. Existe una inscripción que dice valentini veterani et veteres de finales del Siglo I a.C. Para el 60 antes de la Era Cristiana, ya le fue concedida la condición de colonia, no estando claro si como colonia latina o colonia romana. Lo que sí es seguro es que se llegó a acuñar moneda.
Dentro del unitario Reino Visigodo, Valencia fue sede diocesana sufragánea, dentro de la Provincia Cartaginense, cuya "metrópoli" fue Toledo, y así queda recogido en los catálogos denominados Nomina sedium episcopalium en los que se recogieron las suscripciones de los obispos, que en Valencia en concreto los de origen germánico llegaron a superar el 60%. Ni siquiera en el plano civil llegó a tener una presencia institucional de verdadero peso, pues en aquellos siglos Cartagena era de mayor entidad. Una de las 6 provincias era la "Cartaginense" que luego fue sustituida por Toledo.
Después de la invasión árabe, y dentro de los finales del s. VIII, quedó incluida ya en el Emirato independiente dentro de la provincia musulmana (kura) de Amur Bathr, de la más amplia Al-Xarq, con el nombre de "Balansí". Al frente de las provincias había un wali o gobernador, pero que no era de sangre real.
En efecto, hubo un denominado un reino de Taifas en Valencia. Era de cierta importancia, y fue constituido como los demás con la desaparición del califato a la muerte de Almanzor. Los Taifas estuvieron gobernados por una especie de reyes, los háchibs, en nombre de un califa que no existía. Eran pequeños estados en régimen de cuasi-vasallaje de los reinos cristianos, a los que pagaban con pariaso ciertas cantidades de monedas de oro y otros objetos de valor, cuya función era impedir que los reinos y condados cristianos los atacasen.
En 1094, Valencia es tomada por El Cid, y vuelta a ser capturada en el periodo almorávide entre el 1103 y el 1115. Siendo parte de las "terceras Taifas" esta vez almohades, es reconquistada por D. Jaime I entre 1238 y 1245.
Que por el hecho de ser "reino musulman" pasase a las glorias de D. Jaime con tal título es posible (carezco de información precisa al respecto), desde luego resultaría más importante el hecho de arrebatar un reino que una ciudad. Pero eso no es justificación para que hoy se hable de "la fundación" del Reino de Valencia como reino musulmán. Dicho reino pasó a integrarse como tal en la España ya cristiana, es decir en la tradicional, teniendo por primer rey a D. Jaime, si no fuera así, él mismo consideraría a los háchibs como antecesores suyos... algo más bien impensable.
Última edición por Valmadian; 21/02/2009 a las 20:16
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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