Cambio Climático y Poder Mundial.


El calentamiento global del planeta a causa de la actividad humana se ha transformado en el más reciente y nuevo consenso de eso que se ha venido a llamar opinión pública internacional. Y como viene siendo habitual tal consenso se transforma en dogma postmoderno al cual aquellos que osemos cuestionar rápidamente se nos estigmatizara por imbéciles, lunáticos o lo que es peor siniestros neoliberales.
La idea de una temperatura media de un par de graditos más y la posibilidad de que mi vivienda se transforme en un delicioso pisito a pie de playa, francamente me agrada. Sin embargo y recuperando la seriedad, el manifiesto consenso existente en la opinión pública internacional parece no reproducirse en el seno de la comunidad científica. Tanto el aumento global de las temperaturas como la subida del nivel de los mares no es una realidad tan plausible y generalizada, por otra parte los cambios de temperatura media global como el avance o retroceso de los hielos polares han sido constantes en la historia del planeta y en los que la acción del hombre nada ha tenido que ver. Sin entrar a fondo en el debate técnico, todo parece indicar que esto del calentamiento global es otra secuela de la tan manida mitología malthusina.
Sin embargo la cuestión del calentamiento global al igual que otros de los dogmas posmodernos como el uso del preservativo para la lucha contra el sida o el aborto como instrumento de liberación de la mujer; no responde a una sincera preocupación humanitaria, sino que lo hace a una lógica instrumental y siniestra. La problemática del calentamiento global se genera como pantalla que oculta una intencionalidad política real: la implantación progresiva de un gobierno efectivo a nivel mundial para lo cual es imprescindible la erosión progresiva pero constante de la independencia y soberanía de las patrias.
Y es ahí como muy bien nos advierte el bueno de Pat Buchanan, donde debemos situar acuerdos como los de Kyoto o el más reciente encuentro en París.
Es en este contexto donde debemos situar la negativa de la administración Bush a la ratificación de dicho acuerdo, que tanto estupor ha causado en España y en la mayoría de países europeos. Incluso los ambientes conservadores y tradicionales han caído en la trampa del discurso único progre, en que el gobierno estadounidense sólo ha sido una mera correa de transmisión de los intereses de la gran industria pesada norteamericana.
Tal afirmación responde a un total desconocimiento de la realidad política de los EEUU. La presión ejercida por la gran industria nacional sería fácilmente contrarestada por la influencia y poder de los círculos financieros y especulativos globales con sede en Norteamérica. Por lo que la decisión de Bush parece responde a principios políticos y no a intereses económicos.
La cultura política republicana heredera del pensamiento conservador, es tremendamente celosa de las libertades de sus comunidades intermedias frente cualquier ingerencia del poder estatal así como de la independencia de su patria frente cualquier pretendida instauración de un poder global.
En España el desafió nacionalista actúa como catalizador de todas nuestras preocupaciones, nos impide ver como ese gigantesco monstruo burocrático llamado Unión Europea destruye progresivamente nuestras libertades nacionales como sociales que tan efectivas serían en la lucha frente a ese nacionalismo.
Es hora que en España como en los EEUU; se reivindiquen por parte del incipiente movimiento conservador, tanto las libertades individuales como sociales frente cualquier poder estatal-burocrático global.

A modo de posdata: sabíais que un grupo de congresistas norteamericanos han solicitado al Ejecutivo de los EEUU investigar los vínculos del nuevo secretario general de la ONU, el coreano Ban Ki- Moon, con la secta Moon. Según los congresistas, sería miembro de la secta fundada por el también coreano Sun Myung Moon. El hecho es relevante, ya que la autodenominada “Iglesia de la Unificación” requiere que la ONU se convierta en una organización religiosa mundial bajo el control de la secta.

Pablo Rodríguez Gómez.