Claves Para Entender El Error Progresista
Pbro. Dr. Julio Menvielle
Al cumplirse el trigesimo aniversario de la muerte de este nobilisimo Pastor de nuestra Patria, «El Caballero de Nuestra Señora» ha querido traer, una vez mas, la claridad de su enseñanza. Esta vez hemos elegido dos puntos tratados en el libro «Un Progresismo Vergonzante» (1) donde el Padre Menvielle nos muestra cuales son los errores fundamentales de esta tendencia que ha enfermado a la Iglesia, en especial a esta que peregrina en la Argentina. Una vez mas veremos que la luz de la enseñanza del Padre Julio (como lo llamamos con cariño en Versailles) sigue vigente, pues es el reflejo de la luz de la Iglesia, de la cual no se aparto jamas, sino que amo y defendio con la valentia que nos falta muchos catolicos de hoy, cuando nos enfrentamos al error y la mentira. Y su valentia se dio por el amor, el amor a Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida, por ello acertadamente pusieron en su lapida sus amigos, mal que les pesaba a los progresistas y enemigos de la Iglesia, «AMO LA VERDAD»
Algunos Errores y Desviaciones del Progresismo Cristiano
Es muy dificil caracterizar con precision los errores y desviaciones en que incurre el progresismo cristiano en casi todos los aspectos de la doctrina y de la vida religiosa. Algunos mantienen algun error o desviacion y otros, otras. La enumeracion que vamos a realizar, ni es exhaustiva ni es formulada por todos los que se dicen progresistas.
En primer lugar, hay en los progresistas, sobre todo seminaristas y sacerdotes, un desprecio bien marcado de la filosofia y de la teologia de Santo Tomas; sabido es que para la Iglesia, Santo Tomas de Aquino es el primer Doctor que ha logrado una sintesis hasta ahora insuperable de las enseñanzas cristianas y las ha expuesto en un cuerpo de doctrina que forman toda una arquitectura. Pues bien, los clerigos progresistas desprecian la filosofia y teologia tomista, arguyendo que toda ella esta en dependencia de una ciencia arcaica y superada ya definitivamente. Luego, asi como esa ciencia ha caducado, tambien caduca la metafisica y la teologia de Santo Tomas. No es dificil advertir el error de estos clerigos progresistas. La metafisica y la teologia son independientes de la ciencia experimental que poseia Santo Tomas; lo importante en aquella metafisica y en aquella teologia, es la formulacion de los primeros principios de la realidad y del ser. Rechazar a Santo Tomas, es rechazar la filosofia del ser, y caer por lo mismo en una filosofia de la idea, de la vida, del devenir, de la existencia. Por ese camino se hace imposible alcanzar el ser y por lo mismo, poner en cotacto racional al hombre con Dios, su Creador. Por ese camino el hombre cierra el camino de su inteligencia hacia Dios y se hace incapaz de levantar una teologia que respete los fundamentos naturales y racionales, sobre los cuales se ha de apoyar luego la Revelacion y la teologia.
En los progresistas, de que estamos hablando, hay una tendencia a revisar todos los tratados de la teologia escolastica y tomista, con el pretexto de que se debe tomar contacto con las fuentes, a saber, con la Biblia y la enseñanza de los Padres. Esta tendencia puede ser buena si no se niega el progreso legitimo que se ha operado con las grandes disquisiciones y tratados de los doctores posteriores, pero los progresistas desprecian estos estudios y tratados; quieren volver a una teologia puramente biblica y patristica.
Esta tendencia es tanto mas peligrosa y se convierte en fuente de innumerables errores, si tenemos en cuenta que hoy la Biblia esta sometida a un bombardeo criticista demoledor por parte del nuevo racionalismo. Hay exegetas, como por ejemplo Rodolfo Butmann, que estan empeñados en desmitizar, como ellos dicen, el Kerygma cristiano. En esta tarea reducen a muy poco la palabra divina de la Escritura, so pretexto de que todo es mito, incluso la Resurreccion del Señor. Sabido es que algunos biblistas catolicos rechazan, por ejemplo, la infancia del Evangelio de San Lucas, y dicen que el Magnificat no es un cantico pronunciado por la Virgen. Se abre asi, por este camino, las puertas a la destruccion total del Antiguo y del Nuevo Testamentode las Escrituras Sagradas.
Al rechazar la teologia de Santo Tomas, recomendada insistentemente por el Magisterio de la Iglesia (2), se han de inventar nuevas teologias, apoyadas por falsas filosofias, como por ejemplo en el historicismo, evolucionismo y en el existencialismo. Sabido es como PIO XII en la «Humanis Generis» (3), ha condenado todas estas tendencias peligrosas de la nueva teologia. Pero el progresismo no hace caso de las advertencias de los Papas. Otra desviacion grave del progresismo, es el rechazo y la disminucion que hace la autoridad del Papa y de la Curia romana, rechazando el magisterio ordinario de la Iglesia; en este punto los progresistas formulan las afirmaciones mas pintorescas. Para ellos, cuando muere un Papa, pierden valor todas las verdades por el enseñadas. Este error es tanto mas grave cuanto es conocido que las enseñanzas de kis Papas giran alrededor de la Revelacion y del orden filosofico natural que guardan un valor permanente; por ello es que los Papas en sus documentos invocan doctrinas del Magisterio anterior de sus predecesores.
La campaña de desprecio del Magisterio de la Iglesia va acompañada asimismo de una campaña contra la persona de grandes Pontifices, como por ejemplo de Pio XII. No se le perdona a este Papa que haya promulgado en 1950 la «Humanis Generis» contra las desviaciones de la nueva teologia; tampoco se le perdona que haya condenado el movimiento de los «pretres ovrieries» y haya puesto termino a los desmanes de algunos teologos dominicos, ni haya canonizado a San Pio X.
Algunos progresistas, sobre todo en Francia, presenta una imagen de la Iglesia como si su centro, que esta en Roma, tendría por funcion frenar, mientras que la periferia seria dinamica y empujada por el Espiritu. La mano romana que frena, se dice, es retrograda y esterilizante, mientras que el motor de la periferia de muestras de inteligencia de las situaciones y de audacia apostolica.
Los progresistas, llevados por un falso ecumenismo, se atreven a rebajar los privilegios de la Virgen y asi se oponen, por ejemplo, a que se le reconozca a Maria o se le de el titulo de Medianera Universal de todas las Gracias.
Los progresistas, renovando los errores del pelagianismo, estan tambien llevados a negar o oscurecer la nocion de pecado y de infierno. Fundandose en tesis del psicoanalisis y de la psicologia profunda, se ven movidos a negar la malicia y la responsabilidad del pecado, sobretodo los pecados sexuales.
En la vida espiritual, hay en los progresistas un empeño en suprimir el esfuerzo de los actos y de las practicas individuales en beneficio de una piedad exclusivamente comunitaria. En estos errores, suelen incurrir los progresistas de un liturgismo comunitario exagerado.
Habria que señalar tambien los errores y desviaciones de un personalismo peligroso que lleva a formular la tesis de la libertad religiosa comno la deun derechyo a a profesion publica de cualquier error y que elabora toda una moral individualista o de la situacion.
El Error Fundamental Del Progresismo (4)
Pero no está en estos errores lo más caracteristicos del mundo moderno. El error fundamental consiste en negar la necesidad de un orden social cristiano o lo que el magisterio eclesiastico llama, desde los días de Leon XIII hasta el Pontifice reinante (Pablo VI), la civilizacion cristiana o la ciudad catolica; los progresistas niegan que haya tal civilizacion cristiana o tal orden social público - cristiano. En París se ha llegado a afirmar en audiciones públicas de radio, que tal concepto no existe en el Magisterio de la Iglesia; cuando se hace evidente que hay por lo menos cerca de 50 documentos que hacen referencia explícita a la «civilización cristiana». También califican los progresistas de nacional-catolicismo el intento de llevar a la práctica el programa de la ciudad católica.
Al rechazar los progresistas la civilización cristiana, rechazan los derechos de la Realeza de Cristo sobre el orden temporal de la vida pública; es decir, sobre las familias, los grupos sociales, los sindicatos, las empresas, las naciones y el mundo internacional. Derecho de la Realeza de Cristo, a que el orden temporal se conforme a las enseñanzas y a la legislación de la enseñanza cristiana. El progresismo rechaza el orden social público cristiano y lo tacha de catolicismo «constantiniano», «gregoriano», «sociologico», a fin de presentarle con un aspecto odioso. No faltan sacerdotes, como el dominico Liege, que afirman que trabajar para el orden social cristiano, para la civilizacion cristiana, es hacer obra mas negativa y nefasta que el mismo comunismo.
Al rechazar la necesidad de trabajar para la implantacion de un orden social cristiano, los progresistas vense obligados a aceptar la ciudad laicista, liberal, socialista o comunista, de la civilización moderna. Aquí radica el verdadero error y desviación del progresismo cristiano, en buscar la alianza de la Iglesia con el mundo moderno. Al calificar de mundo moderno, no hacemos calificación de tiempo, sino una calificación de la naturaleza de la sociedad moderna, y sobre todo del espíritu de dicha sociedad. La sociedad moderna, que comienza en el Renacimiento y se continúa con el naturalismo, el liberalismo, el socialismo y el comunismo de la vida pública, es una sociedad que tiende a rechazar a Dios y a hacer del hombre un dios que con su esfuerzo creador va a lograr su destino y su felicidad. Por ello, como veremos más adelante, el humanismo que comienza en el Renacimiento, termina con el comunismo, en que el hombre se constituye en el creador exclusivo de su propio destino, que no sólo no necesita de Dios sino a quien Dios le estorba y le molesta, por cuanto la creencia en Dios le mueve a no poner en sí mismo el esfuerzo de su obra creadora. Por ello para Marx la religion es una alienacion que disminuye al hombre.
Esta alianza de la Iglesia con el mundo moderno que promueve el cristianismo progresivo, le lleva a dar categoría de ciencias supremas, a la psicología y a la sociología; a la psicologia que analiza y dirige los condicionamientos internos del hombre; y a la sociologia que dirige y conduce los condicionamientos externos. El hombre así alejado del orden social cristiano, trabaja en el orden laicista de la psicología bajo la influencia de Freud; y en la sociología bajo la influencia de Marx.
El cristiano progresista, sobre todo hoy, tiende a unir comunismo y cristianismo. Para ello íncurre en graves errores y desviaciones. En primer lugar, en hacer del comunismo y del marxismo un verdadero «humanismo» con valores positivos que se han de salvar. Es claro que para hacer afirmación tan peregrina, deben desarticular al marxismo y cxomunismo y con ello negar su caracter de totalidad, que se afirma sobre todo en su contextura dialéctica. El marxismo es un materialismo dialéctico que hace del hombre un puro «trabajador», cuyo valor se ha de medir por su eficacia productiva en la edificacion de la sociedad comunista. El hombre marxista es un ser degradado a quien se le ha quitado su dignidad «divina», su dignidad «humana» y aún su dignidad «divina», su simple engranaje de la maquinaria comunista. Es absurdo llamar humanista a aquello que constituye la degradación del hombre.
El cristiano progresista es llevado asimismo a valorar el comunismo por su rechazo fundamental del capitalismo. Al entrar en la dialéctica capitalismo-comunismo, burgués-proletario y al rechazar como enemigo primero al capitalismo, el cristiano progresista vese obligado a aceptar el comunismo. Pero esta dialéctica es falsa, propia de una sociedad que levanta el primer plano los valores ecónomicos están los políticos, culturales y religiosos.
Ademas, el cristiano progresista se hace una idea errónea del «Sentido de la Historia» como si éste hubiese de encaminarse inexorablemente hacia el comunismo, con el cual habría que pactar desde ya. Pero aunque el comunismo, como mañana el Anticristo, hayan de imponerse por un momento en la Historia, no por eso se les debe aceptar. Sino al contrario, habrá que combatirlo para que sólo impere el Reino del Señor. Así como obraron perversamente los católicos que como Lamennais en el siglo pasado abrazaron el liberalismo, así también los católicos progresistas que hoy mezclan catolicismo con comunismo.
Debajo de este error progresista que quiere aliar cristianismo y comunismo, existe el otro error más general, que consiste en aliar al mundo moderno - en el sentido antes explicado de laicista y ateo- con la Iglesia. Error condenado en proposicion 80 del Syllabus (5), que dice: «El Romano Pontifice puede y debe reconciliarse y transigir con el «progreso», el liberalismo y la civilización moderna»
Si la civilización moderna envuelve la autonomia absoluta del hombre frente a Dios, es harto claro que la Iglesia no puede reconciliarse con ella. Y no se crea que esto podría ser verdad del pasado que ha perdido todo vigor. Al contrario. Es una enseñanza constante desde Pío IX hasta Juan XXIII. En efecto, este último Papa, en un documento tan importante como la «Mater et Magistra», llega a afirmar que la «Iglesia se encuentra hoy colocada delante de esta pesada tarea: hacer a la civilizacion moderna conforme a un verdaderamente humano y a los principios del Evangelio». Lo cual significa que en opinión de Juan XXIII, la civilización moderna ni es conforme a un orden humano ni a los principios del Evangelio. Ya esto mismo lo había advertido Pío XII, cuando señalaba que «era todo un mundo el que era necesario rehacer desde sus fundamentos; de salvaje, hacerlo humano; de humano, de hacerlo divino, según el corazón de Dios. Ya el mismo Pío XII, hablando a los capallanes de la juventud Católica, el 8 de setiembre de 1953, los exhortaba a sentirse «movilizados para la lucha contra un mundo tan inhumano porque tan anticristiano».
Esta forma de posicion frente a la civilizacion moderna, nos va exigir una formulacion de los principios básicos de una teologia de la Historia para juzgar a la civilizacion moderna. ¿La civilización moderna que se desarrolla desde el Renacimiento aquí en un proceso continuo de mayor materialismo - desde el naturalismo al comunismo importa un progreso del hombre en cuanto hombre, o más bien un regreso y degradación?. He aquí el problema de nuestra próxima conversación.
Alguien preguntará : ¿qué desarrollo tiene el progresismo cristiano entre nosotros?. Debemos decir que está desarrollando muy rápidamente no sólo en el Gran Buenos Aires sino también en el interior. Contribuyen a su desarrollo sacerdotes jóvenes, seminaristas y algunos laicos de organizaciones católicas. Ya el año pasado se denunció el grupo «progresista» y casi abiertamente comunista «Epoca». Habría que añadir ahora grupos de jóvenes universitarios católicos con publicaciones como «Tandil» o «Cambio» de Economía y Humanismo. Hay sacerdotes muy activos en esta tarea, a quienes dirigentes de seccionales del Partido Comiunista dan como afiliados al partido, y quienes ejercen una acción muy decisiva sobre seminaristas y laicos. Todo hace pensar que se está haciendo una trenza entre sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos de grupos representativos en los ambientes católicos para imponer el progresismo cristiano entre nosotros.
Esto escribíamos en 1964: Hoy el progresismo ha avanzado mucho más como lo demuestra la conferencia en que analizamos el libro «La Persona, el mundo, Dios» de Arturo Paoli.
La Realeza De Cristo Y El Momento Actual (6)
Pbro. Dr. Julio Menvielle (7)
Nuestro tema es "La realeza de Cristo y el momento actual", tema que nos obliga a tomar partida de esa verdad que es la realeza de Cristo.
Ustedes saben que la fiesta de la realeza de Cristo fue instituida por Pío XI allá por el año 1925, y el documento que publicó entonces sobre esta fiesta, la encíclica "Quas Primas" (8), comenzaba en esta formas:
«En la primera encíclica que dirigimos una vez ascendidos al Pontificado, a todos los Obispos del Orbe católico, mientras indagábamos las causas principales de las calamidades que oprimían y angustiaban al género humano, recordamos haber dicho claramente que tan grande inundación de males se extendía por todo el mundo, porque la mayor parte de los hombres se habían alejado de Cristo y de su santa ley en la práctica de su vida, en la familia y en las cosas publicas; y que no podía haber esperanza cierta de paz duradera entre los pueblos, mientras los individuos y las naciones negasen y renegasen el imperio de Cristo Salvador».
Después explica el remedio: la vuelta a Cristo y su paz. "Por lo tanto, como advertimos entonces, es necesario buscar la paz de Cristo en el reino de Cristo. Así anunciamos también que había de ser este fin cuanto nos fuese posible por el reino de Cristo, porque nos parecía que no se puede tender mas eficazmente a la renovación y afianzamiento de la paz, sino mediante la restauración del Reino de Nuestro Señor".
De modo que el Papa ya señalaba aquí el mal y señalaba el remedio; y el remedio de la sociedad y de los individuos hoy, esta en el sometimiento al suave yugo de Cristo: Sometimiento en la inteligencia, sometimiento en la voluntad y sometimiento en los corazones por la caridad.
De tal modo, en efecto, se dice que Cristo debe reinar en la inteligencia de los hombres, no solo con la elevación del pensamiento y de su ciencia, sino también porque Él es la Verdad, y es necesario que los hombres reciban con obediencia la Verdad de Él. Igualmente reina en la voluntad de los hombres, ya porque la voluntad está entera, perfectamente sometida a la santa voluntad divina, ya porque con sus aspiraciones influye en nuestra voluntad, de tal modo que nos inflama hacia las cosas más nobles. Finalmente, Cristo es reconocido como rey de los corazones por su caridad, que sobrepasa a todo lo humano en comprensión, y por los atractivos de su mansedumbre y virilidad. Nadie entre los hombres fue tan amado, y no lo será nunca, como Jesucristo.
Ustedes saben que Cristo es rey por dos conceptos. En primer lugar , por razón de su humanidad, que ha sido asumida por el Verbo, por la Divinidad. Esa humanidad de Cristo goza, por lo tanto de una perfección que sobrepasa todo lo que el hombre puede imaginar. En segundo lugar, Cristo es Rey de los hombres por el derecho de conquista, porque con su pasión y con su muerte ha conquistado el derecho de regir a la humanidad; y en Cristo este reinado tiene tres poderes: Poder de legislar, poder de juzgar y poder de mandar, poderes que trasmitió a su Iglesia.
El reinado de Cristo no se extiende solamente sobre los individuos, sino también sobre la sociedad. Esto también lo hace notar Pío XI en la Quas Primas: «No hay diferencia entre los individuos y el consorcio civil, porque los individuos unidos en sociedad, no por eso, están menos bajo la potestad de Cristo que lo están cada uno de ellos en la sociedad pública y privada. Y no hay salvación en algún otro, ni ha sido dado del cielo a los hombres otro nombre en el cual podamos salvarnos".
Estas son las palabras de los Hechos de los Apóstoles, o sea, palabras de la Escritura. Cristo es el autor de la verdadera felicidad tanto para el mundo de los ciudadanos como para el Estado . No es feliz la ciudad por otra razón distinta de aquella por la cual es feliz el hombre, porque la nación no es otra cosa que una multitud concorde de hombres. De modo, entonces, que el hombre tiene que reconocer el imperio de Cristo sobre los individuos, pero no solamente sobre los individuos, sino sobre la sociedad. Sobre las sociedades particulares, la familia, las distintas organizaciones intermedias, los Estados, las naciones y la vida internacional.
Esta realeza de Cristo se concretaba en otros tiempos en lo que se llamaba la Cristiandad, es decir, la civilización cristiana, el orden cristiano.
La cristiandad, en rigor, comienza con Constantino, después de la época de los mártires, y conoce su esplendor más grande en el reinado de San Luis, rey de Francia; un esplendor en todas las actividades de la vida, no solamente en la política, sino en todas las otras actividades; en el arte, con Fray Angélico, en la filosofía, con Santo Tomas; en fin, todas las manifestaciones de la cultura alcanzan su esplendor.
Todo esto que estoy diciendo suena a viejo hoy, porque dentro del mundo, y particularmente dentro de la Iglesia, nos ha invadido el progresismo, y entonces existe un repudio a Constantino y a la época constantiniana, a la época carolingia, a la época gregoriana. Estamos pasando un momento en el cual los mismos católicos están renegando de dos mil años de historia; repudian la época constantiniana, repudian la Cristiandad, la civilización cristiana. Son estas, hoy, malas palabras.
A pesar de esto hay que reconocer y afirmar la grandeza de esa época histórica, y para eso nada mejor que recordar las palabras grandes de León XIII en la "inmortale Dei": «Hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados, entonces aquella civilización propia de la sabiduría de Cristo y de su divina virtud, había compenetrado todas las leyes, las inteligencias, las costumbres de los pueblos, impregnando todas las capas sociales y todas las manifestaciones de la vida de las naciones. Tiempo en que la Religión fundada en Jesucristo estaba firmemente colocada en el sitial que le correspondía en todas partes, gracias al favor de los príncipes y la legitima protección de los magistrados. Tiempos en que el sacerdocio y el poder civil unían armoniosamente la concordia y la amigable de mutuos deberes."
Organizada de este modo la sociedad, produjo un bienestar superior a toda imaginación. Aún se conserva la memoria de ellos, y ella perdurará grabada en un sin numero de monumentos de aquella gesta que ningún artificio de los adversarios podrá jamas destruir ni oscurecer.
Si la Europa Cristiana civilizó a las naciones bárbaras e hizo cambiar la ferocidad por la mansedumbre, la superstición por la verdad; si rechazó victoriosa las invasiones de los bárbaros; si conservo el cetro de la civilización y si se ha acostumbrado a ser guía del mundo hacia la dignidad de la cultura humana y maestra de los demás; si ha agraciado a los pueblos con la verdadera libertad en sus varias formas; si muy sobriamente ha creado numerosas obras para aliviar la desgracia de los hombres; ese beneficio se debe, sin discusión posible, a la religión, la cual auspicio la realización de tamañas empresas y coadyuvó a llevarlas a cabo. Habrían perdurado ciertamente aún esos mismos beneficios, si ambas potestades hubiesen mantenido la concordia, y con razón mayores se podrían esperar si se acogiesen la autoridad, el magisterio y las orientaciones de la Iglesia con mayor lealtad y constancia. Las palabras que escribía Ivo de chartres al Romano Pontífice Pascual II debían respetarse como norma perpetua: "Cuando el poder civil y el sacerdote viven en buena armonía, el mundo esta bien gobernado, la Iglesia florece y prospera; pero cuando están en discordia no-solo no prosperan las cosas pequeñas, sino también las cosas grandes decaen miserablemente".
La Cristiandad produjo, entonces, una época en que reinaban la concordia, la estabilidad y la paz en las familias, en la sociedad y en la Cristiandad.
Frente a esta sociedad gobernada por Jesucristo a través de la Iglesia, esta la Revolución. La Revolución quiere otra sociedad, no una sociedad estabilizada en el orden y en la paz, sino una sociedad en movimiento, en cambio, en dialéctica.
La Revolución, en su esencia, representa la replica exacta de la primera rebelión del hombre contra Dios, tal como ha sido relatada en el Génesis; ella toma por su cuenta la frase del tentador: "Seréis como dioses". Su apoyo, su soporte, es la filosofía del devenir puro que se opone radicalmente a la filosofía del Ser, la de Dios, que se presenta en el Antiguo Testamento como "Aquél que es el que es".
La Revolución no puede ser considerada como una concepción bien definida del mundo, ya que ella quiere representar su devenir perpetuo; no hay propiamente verdad revolucionaria, sino solamente una cosa que quiere ser transformación del mundo con el hombre en perpetuo movimiento. El hombre no es, el hombre se hace; el mundo no es, el mundo se crea; por lo tanto, no hay verdad ni falsedad, ni bien ni mal, se maneja con la dialéctica, la famosa dialéctica hegeliana, en la cual se pasa de la afirmación a negación, que se superan en la síntesis, y así anda dando el mundo un espiral sin llegar a la meta.
La Revolución es dialéctica, y con la dialéctica se destruye todo un mundo fundado en la Verdad, en el Ser, en la estabilidad; es decir, en el sometimiento del hombre a las leyes naturales y sobrenaturales, al derecho natural, a una concepción de que el hombre es un compuesto, que tiene una esencia, y que no hay que contrariar a esta esencia, sino que hay una concepción de que el hombre es un compuesto, que tiene una esencia y que no hay contrariar a esta esencia, sino que hay que respetarla. La Revolución no reconoce ni naturaleza ni sobrenaturaleza, y la revolución opera con la dialéctica en la destrucción de la Cristiandad, y esto lo viene haciendo no desde ahora, no desde el tiempo de Marx, ni desde Hegel, sino que lo viene haciendo desde que comenzó la Revolución hace cinco siglos.
La Iglesia, aunque su destino definitivo sea la vida futura, logró edificar aquí en la tierra una ciudad, aunque imperfecta como todo lo humano, ostenta las condiciones esenciales para ser y denominarse católica. Pero una ciudad católica es una realización muy difícil que solo puede darse milagrosamente bajo la acción de una providencia especial.
El hombre ha quedado de tal suerte, herido en el estado que tiene en este mundo, en las facultades más naturales, que cuando se ordena naturalmente queda en estado de equilibrio inestable, muy difícil de mantener. Necesita de la Gracia para moverse en ese estado, gracia que se le da si la pide.
La Civilización o Ciudad Católica es un milagro, y tiene muchos enemigos interiores y exteriores. Los enemigos interiores provienen del mismo hombre, pues si no es muy humilde para sostener el Don Divino, va a flaquear, caer y perderlo todo y perderse. Los enemigos son el Diablo, príncipe de este mundo, y los pueblos judíos y paganos, que van a tratar con toda clase de astucia de destruir la Cristiandad. Para destruir la Cristiandad se hecha mano de armas dialécticas. ¿Qué es la dialéctica? La dialéctica consiste en romper, separar y dividir lo que esta unido. Toda destrucción es separación; así como la vida es unión, unión de la creatura con el Creador, de la naturaleza humana con la Divina, de la razón con la Revelación, de la política con la teología, del imperio con la sociedad contra el Sacerdocio. Metieron cuñas para separar y dividir lo que por disposición divina esta unido, y llegó un momento en que la separación se produjo. Se separo el sacerdocio del imperio, la Teología de la filosofía, la política de la religión, la razón de la Fe, la naturaleza de la sobrenaturaleza, las naciones de la Cristiandad, los pueblos del Ungido de Dios.
Consumada la primera ruptura, producida la primera quiebra, no quedaba sino una alternativa; o rehacer lo que se había quebrado o continuar un proceso de nueva ruptura. Y hoy día la ruptura llega a lo ultimo. En primer lugar, la sociedad civil estaba unida a la religión, pero se quiebra esta unión, se independiza la religión de la sociedad civil, y luego la sociedad misma se anarquizando; se llega a lo ultimo en todos los ordenes.
Ahora que se ha llegado al extremo, es decir que la Cristiandad no existe, la naturaleza del hombre no es respetada. En la revolución que se ha operado es tal el proceso de destrucción de la civilización cristiana, que se esta pensando unir al hombre sobre otra base para llegar a la unificación total del mundo por medio de un gobierno mundial, gobierno mundial que no va a respetar ni la naturaleza del hombre ni la sobrenaturaleza. En ese plan estamos actualmente. Ese plan, el plan de la Revolución, lo han preparado las logias masónicas desde hace siglos. En el siglo XVII aparece un personaje muy importante, el cual ya profetizo, anuncio o echo, mejor dicho, los lineamientos de un nuevo poder social fundado en la Revolución. Ese personaje es Amos Komenius.
¿Quién era Komenius? Komenius había nacido en 1892, en Moravia, de padres que pertenecían a la comunidad de los Hermanos Moravos, que habían tomado ese nombre en 1575, cuando se acordó el derecho de reunión. Eran sucesores directos de los husitas, es decir de aquellos herejes que habían nacido en Praga y que fundaron el primer régimen comunista, el más absoluto que fue instalado en Munster por los anabaptistas bajo el nombre de Reino de Dios.
Todo eso fue desecho por los príncipes de entonces y Komenius se retiró a Londres, se impregno de las obras de Bacon y de los Rosacruces, fue a Suecia, estuvo con su amigo Luis de Greer, que era de la secta de los Rosacruces, y después fue a Polonia; Y, como digo, Komenius planifico lo que había de ser la sociedad. Hizo esa planificación en la cultura por el Consejo de la Luz, en la política por un Tribunal de Paz y en lo religioso por una Unión de Iglesias. Para realizar ese plan, el plan de unificación total de la sociedad humana con un gobierno también mundial, encontró que había dos grandes enemigos.
Esto lo dejo escrito en un libro que se llama "Lux in tenebris" en 1657. Vamos a leer las paginas textuales en que denuncia a estos dos grandes enemigos.
«El Papa es el gran Anti-Cristo -dice Komenius- de la babilonia universal. La bestia que va detrás del Anti-Cristo es el Imperio Romano, el Santo Imperio Romano-Germano, y especialmente la casa de Austria. Dios no tolerara por mas tiempo estas cosas. Destruirá, por fin, el mundo de los impíos en un diluvio de sangre. Al final de la guerra el papado y la casa de Austria serán destruidas".
De modo que ya Komenius en el siglo XVII anuncia que los dos enemigos para llegar al gobierno mundial, un gobierno de la Revolución, son el Papado y la casa de Austria. El Papado, que representaba el poder espiritual, y el Santo Imperio Romano-Germano, como símbolo o como resto del poder político universal que venia de Constantino.
Este plan de Komenius se va a ir cumpliendo inexorablemente poco a poco, y se pueden indicar como fechas del cumplimiento, en primer lugar, la paz de Westafalia en 1648, en la cual se llego al reconocimiento de las religiones protestantes en Europa, perdiendo la Iglesia Católica el predominio que tenia en la sociedad; el Congreso de Viena en 1815; la perdida del poder temporal de los Papas en 1870 y el fin de la casa de Austria en 1917 con la primera guerra mundial.
Después de la Reforma los estados protestantes tenían ya un peso muy grande en los negocios de Europa, pero en 1818 se había hecho inclinar la balanza en su favor. No solo estos países, en su mayoría católicos, como Rumania y Bélgica, pasaban el poder de las monarquías protestantes, sino que la confederación Germánica, esbozando la Unidad alemana por la desaparición de un cierto numero de estados pequeños, disminuía considerablemente la influencia de la católica Austria en el centro norte de Europa, mientras que Rusia venia a dominar la parte oriental. Inglaterra, por su parte, se aseguraba con el imperio de los mares sus relaciones con la futura política imperial en el Mediterráneo, en el Medio Oriente y en el Extremo Oriente, hasta el día en que al comenzar el siglo XX controlaría, directa o indirectamente, casi un cuarto de la población del globo. En 1849 se anuncia la nueva configuración de Europa, una Europa en la cual iba a desaparecer el Papado, que realmente desaparece en 1870. El poder político iba a terminar con la Casa de Austria en 1917.
Lo que sorprende inmediatamente al observador astuto es la inversión de los polos que se ha realizado en Occidente; con el Catolicismo definitivamente evacuado de la política internacional absolutamente laicalizada, el eje no pasa ya por las capitales de los Estados católicos. París y Viena son puntos secundarios con relación a las naciones de predominancia protestante y ceden el sitio a Londres. Berlín y Nueva York. En lo internacional se va haciendo un cambio y se va anulando la influencia de la Iglesia, del Catolicismo y sobre todo del Papado, con lo que se cumple una cosa muy importante que es la siguiente: San Pablo, cuando en la carta a los Colosenses se pregunta por qué no viene el Anti-cristo contesta: El Anti-Cristo no viene porque hay un obstáculo que le impide venir. ¿Cuál es ese obstáculo? Los exegetas medievales, entre ellos Santo Tomas de Aquino, explican que el obstáculo es el Imperio Romano, y mientras perdure el Imperio Romano el Anti-Cristo no puede venir.
Y ese obstáculo ha sido removido totalmente, ya no queda nada del Imperio Romano; entonces el enemigo puede planear, puede proyectar el Imperio del Anti-Cristo, un imperio político unificado en un régimen de un gobierno sometido al enemigo, sometido al Anti-Cristo.
Como ven, estamos muy lejos de la encíclica Quas Primas y de que la sociedad universal debe estar sometida al suave yugo de Cristo.
Con esta afirmacion de que el mundo va caminando al imperio del Anti- Cristo entramos en otra parte de nuestra conferencia, en la que voy a esbozar los planes del gobierno mundial.
Los planes del gobierno mundial que estan actualmente en ejecucion y que estan en lucha en este momento son dos. Uno es un gobierno mundial con el liderazgo americano, o sea, el mundo bajo el gobierno efectivo de los E.E.U.U.; el otro es un gobierno mundial con liderazgo europeo.
El gobierno mundial con liderazgo americano ha sido expuesto por un presidente americano del siglo pasado. En 1872, Grant, dos veces presidente de los E.E.U.U., inaguraba su segundo mandato con una proclamacion en la cual había un parrafo que decía: «El mundo civilizado tiende al republinanismo, hacia el gobierno del pueblo por sus representantes y nuestra republica esta destinada a servir de guía a todas las otras. Nuestro Creador prepara el mundo para convertirse, con el tiempo oportuno, en una gran Nación, que no hablará sino una sola lengua y en que todos los ejjercitos y la flota no serán necesarios».
Para cumplir este gobierno mundial, las logias de la masonería mundial, sobre todo guiadas por una logía, la logía del paladismo, comenzó amover los titeres de la politica mundial con ese objeto.
Para conocer cuál es el segundo plan del gobierno mundial - el de liderazgo europeo- vamos a referirnos al Pacto Sinarquico, que es un escrito que consta de trece proposiciones fundamentales y 598 artículos, en el que se explica cómo va a ser el gobierno mundial futuro.
Este pacto fue descubierto en tiempo de la ocupación de Francia. Vamos a leer solamente algunas proposiciones que nos interesan. El punto trece dice así: «El orden sinárquico que no puede concebirse fuera de la paz civilizadora, fundada sobre el honor, y honorable para todos, exige no tanto que el estado actual de las potencias sea modificado por un desplazamiento de las fronteras, sino que la vida sinárquica de cada pueblo sea respetada de modo original, que la unión federativa de Europa sea realizada, que, en fin, la sociedad mayor de las naciones sea cumplida y llevada a su realidad universal por la interposición judicial de cinco sociedades menores de naciones ya construidas de hecho y en vias de constitución en nuestra epoca». Y despues va explicando como sería esta estructura sinárquica del mundo. En cada nación se arreglaría la sociedad por orden, por capas organizadas, las cuales terminarían en tres grandes órdenes: ub orden que contemplaría todo el orden social y economicos de los pueblos; otro orden que encerraría el orden cultural de los pueblos, y en ese orden culturalestaría incluido lo religioso. Eso en cada nación del mundo, que luego se agruparían en cinco grandes federaciones: una sociedad menor de naciones britanicas, que comprenderían a Ingleterra y el Commonwealt; una sociedad menor de naciones americanas, que comprendería a E.E.U.U. y a toda América Latina; una sociedad menor que comprendería a Rusia y a todas las naciones panasiaticas que comprendería al Asia. Esto sería una estructura sinárquica piramidal, que implica la formación de cinco grandes federaciones imperiales, ya constituídas o en vías de contitución.
Este ordenamiento sinárquico del mundo se caracteriza por su equilibro mundial, por lo tanto no habría como hoy hay naciones que tienen un gran predominio, por ejemplo E.E.U.U. y Rusia, sino que habría un equilibrio, estarían todas las naciones más o menos emparejadas, dándose un equilibrio mundial más allá del colectivismo y el liberalismo. La sinarquía quiere superar la antitesis del liberalismo y del colectivismo y llegar a una sociedad sinárquica dendo se equilibren el comunismo y el liberalismo, donde se haga una cosa pareja. Eso ya está en movimiento, en constitución, siendo Francia la Nación que está haciendo toda su política, no solamente dentro de sus fronteras, sino en toda Europa.
La sinarquía no es ni liberal ni comunista, sino que está por encima de ambas ideologías tratando de compaginar un gobierno de empresarios (liberal) con los obreros (comunismo), es decir una unión de burgeses y proletarios, un equilibrio mundial más allá del colectivismo y del liberalismo, sin ninguna potencia hegemónica, bajo la acción de Francia «como lugar histórico». Esto está dicho en la proposición 578: « El imperio sinárquico francés es el lugar histórico, lo mismo que el espíritu francés es el catalizador sicológico de una grande y noble experiencia de la cooperación humana, entre las razas blancas, amarillas y negras. Nuestra ambición es perfecta: una sintesís de carácter universal que se da como la imagen de lo que la Francia metropolitana, país de síntesis demográfica y centro geográfico del mundo».
Civilizado el imperio sinárquico francés, no puede ser finalmente concebido ni querido al margen de la vida europea ni de la vida del mundo. Un programa aparentemente nacional, donde se trataría de respetar la voluntad de las naciones, de autodeterminación de los pueblos en un equilibrio mundial. Esto es lo que propone la Sinarquía.
Hay un libro de Pierre Virion («El Gobierno mundial y la contra Iglesia») que hace ver como en realidad este gobierno mundial tiende a la tecnocracia, tiende a una organizacion mecánica del hombre y de los pueblos, como si fuesen robots, como si fueran maquinas, como si fueran una computadora electronica y que supone toda una accion de lavado de cerebro por medio del empleo de los métodos psicotecnicos para cambiar al hombre. Una organizacion del mundo en el cual el hombre se convierte en esclavo, pero no en esclavo del tipo antiguo, en que por terror se lo sometia a un orden y al trabajo, sino una esclavitud en la cual, usando los medios psicotécnicos, se haría entrar al hombre en la sociedad, para que haga lo que la sociedad quiere.
Todo está en ejecución, y las luchas que hay en el mundo actual están provocadas por la pugna qe hay entre dos fracciones para la ejecución de estos planes.
En la primera guerra mundial se liquida la casa de Austria, que es el último resto que quedaba de orden cristiano, y se implanta el comunismo.
Viene la segunda guerra mundial y tiene como resultado el acuerdo de Yalta, que hace dos cosas fundamentales: 1º Une al mundo eslavo detráas de la cortina de hierro, cumpliendo los planes del siglo pasado. 2º Impone una política bipolar, es decir divide al mundo en dos zonas de influencia:; una que se reserva a Estados Unidos y otra que se reserva a Rusia. Y ahora se está yendo a una tercera guerra para imponer una política de gobierno mundial de tipo sinárquico, un mundialismo con el liderazgo de De Gaulle.
Todos estos hechos determinaron la aparición, desde hace unos años, de una lucha entre la política bipolar desarrollada por el acuerdo ruso- americano y la política neutralista encabezada por De Gaulle; lucha que se manifiesta en tres puntos claves: Vietnam, en el Medio Oriente y en Europa.
En el Vietnam, por ejemplo, la política que mantienen Rusia y Estados Unidos es una política de equilibrio. Cuando más temperatura hay en una de las zonas -la americana o la rusa- más los grandes tientan de clamar la fiebre y volver al estado de equilibrio. Todo pasa como si cada uno empujase a sus peonesen convivencia con el otro para mantener o restablecer el equilibrio de fuerzas, y por eso no llegan a una definicion ni los unos ni los otros, hecho que nos hace pensar más en un acuerdo que en una rivalidad ruso-americana.
Otro tanto pasa en Medio Oriente, donde tambien hay otro estado de equilibrio. Y en Europa pasa lo mismo, donde frente a la políticabipolar se va desarrollando una politica neutralista encabezada por De Gaulle, para que se salga del dominio de la hegemonia rusa y de la hegemonia americana y se afirme la neutralidad.
En definitiva, ¿cuBl mundialismo logrará imponerse? Es claro aquí que no podemos conjeturar. Es difícil saber lo que va a pasar.
Por lo pronto hay que reconocer que la balanza del poder tecnológico y militar se está inclinando a favor del mundialismo americano. Los últimos acontecimientos de Europa lo revelan. Checoslovaquia, influenciada por los políticos neutralistas y por De Gaulle, estuvo a punto de pasarse a la sinarquía. Eso, evidentemente, habría sido un gran contratiempo para el liderazgo americano, pues se habría reforzado el Mercado Común Europeo. Como consecuencia, Rusia -obedeciendo a la influencia del Pentágono- lo ha impedido, ocupando militarmente a Checoslovaquia.
Sin embargo, aunque el poder militar está trabajando a favor del mundialismo americano, sería mejor, en este momento crítico y decisivo, atender al poder político de la sinarquía mundial, y sobre todo al poder de intriga, en el que son expertos los judíos que estan manejando a la sinarquía de un modo particular. La técnica va a ser la siguiente: endurecer ambos polos del sistema bipolar, para que una vez endurecidos vayan al choque y a la guerra. Este es, a mi entender, el único camino que tiene la sinarquía para abatir el evidente predominio americano y cumplir los planes sinárquicos del gobierno mundial, fundados en una igualdad de federaciones mundiales porque el poder nuclear está más o menos equilibrado; Estados Unidos podrá aniquilar a Rusia, pero Rusia puede tambien aniquilar a Estados Unidos. De esta forma se podrá pasar directamente a un gobierno mundial sobre un equilibrio de naciones sin gigantes, de naciones igualadas. Con una guerra mundial el mundialismo sinarquido se impondría.
No faltará quien piense que la guerra es una locura, Respondamos, efectivamente, que el mundo esta loco, está esquizofrénico, es por tanto lógico que se sumerja en una crisis de locura.
En efecto, no hay nada estable en la política del mundo moderno, no hay, por lo tanto, verdad. Solamente negar la existencia de una verdad inmutable viene a ser lo mismo que negar la existencia de un orden, ya que la verdad es el pensamiento de acuerdo con lo real, lo real natural y sobrenatural, naturaleza y gracia, es decir, aquel orden que conocio la cristiandad, el orden establecido por el suave yugo de Cristo.
En esta condiciones no se puede establecer orden perdurable; se condena al desorden de elegir una inestabilidad permanente, que es el estado natural de la revolucion. Las guerras y los conflictos más y más cercanos y sangrientos son inevitables a medida que se quiere el devenir, el puro cambio, y no el Ser.
El deseo de paz está seguramente en el corazón de cada uno , pero poner la paz sin Dios es un absurdo, porque sin El, la justicia esta separada y toda esperanza de paz se convierte en quimera . Justamente el mundo contemporaneo proclama la paz en nombre de los sueños pacifistan de un sincretismo religioso y filosofico, bajo pretexto de olvidar lo que divide para poner en común lo que une. Comienza así el más grande pecado que hay contra Dios, que vino sobre la tierra para dividir el bien del mal, el error y la mentira de la verdad; y hoy en cambio , se mezcla el bien y mal, la verdad y el error, los sexos, todo se mezcla. Ya que las guerras son consecuencia del pecado de los hombres, el pecado del espíritu no puede sino alejar la paz y traer sobre las naciones los peores castigos. No es por nada, que al comienzo del siglo XX, la Madre de Dios, vino ella misma a advertirnos en Fatima, el año 17, que si no se cambiaba de vida, si no se escuchaban sus súplicas, habría guerras y persecuciones que causarían el aniquilamiento de grandes naciones.
La paz del mundo, como en las familias y en los individuos, será siempre proporcional a la sumisión al orden, será siempre proporcional al grado de unión con Dios; rechazado el suave yugo de Nuestro Señor Jesucristo, la realeza de Cristo, es decir, repudiando hasta la noción misma de cristiandad, nuestro mundo ha entrado en revuelta, en rebelion, en revolución; ha caído bajo el poder del príncipe de este mundo, Satán, que como decía Cristo, es homicida desde el comienzo. Aquí se ve la importancia central que tiene todo ordenamiento político, tanto nacional como internacional, la noción de cristiandad, noción que envuelve la del sometimiento de las naciones y del mundo al suave yugo de Jesucristo.
Por ello, la festividad de Cristo Rey proclama la necesidad de que el mundo se someta a Jesucristo no solo como verdad religiosa sino como verdad política; proclama la necesidad absoluta para el hombre -creatura y pecador- de encontrar su salud total y temporal en Jesucristo, el Unigenito del Padre que ha tomado nuestra humanidad en el seno de la Virgen Madre. Sin Jesucristo el individuo, las naciones y el mundo marchan aceleradamente a la catastrofe. Sólo en Jesucristo tenemos la salud eterna y temporal. Nada más

(1) Editorial Cruz y Fierro 1967
(2) Es de hacer notar que el Papa Reinante, Juan Pablo II, en la actualidad ha recomendado insistentemente esta teología y sobretodo su enseñanza en los Seminarios y casas de formación de Sacerdotes y religiosos. Lo que valida aun mas lo aquí expuesto por el Padre Menvielle. Nota de la Redacción
(3) Nos comprometemos a editarla en algún próximo numero de nuestra Revista.
(4) Podemos, humildemente, agregar que se han puesto miles de trabas en el proceso de canonización de este Santo Padre. Además el sionismo internacional con sus aliados los medios ha lanzado una campaña de difamación contra Pío XII porque no le pueden perdonar que por su obra se haya convertido el Gran Rabino de Roma. Nota de la Redacción.
(5) De «Un Progresismo Vergonzante» Cruz y Fierro Editores 1967
(6) Enciclica del Beato Pio IX, sobre el modernismo.
(7) Conferencia dictada por el Padre Julio Menvielle en Rosario con ocasion de la Festividad de Cristo Rey, publicada en la Revista Verbo Nº 235 de Agosto de 1983. (no se menciona la fecha de la conferencia)
(8) 1905-1973
(9) Publicada en el numero 4 de "El Caballero de Nuestra Señora"