¿Las ofensas a la Patria no pueden ser nunca mayores que las ofensas a Dios? El Estatut-pifia de Catalunya se arregla con una cincuentena de tanques en la Diagonal y la demolición de esa ratonera llena de corruptos e incapaces llamado Parlament. ¿Por qué las leyes de los hombres nos indingan más que las ofensas de los hombres a Dios?
Claro que no todos los extremeños son culplables. Y los catalanes que no votamos esa pantomima de Estatut ¿no hemos sido también boicoteados por campañas estúpidas, esos sí, muy constitucionalistas?
Que cada uno asuma su responsabilidad. Pero el pueblo extremeño es mil veces más despreciable que el pueblo catalán. Su desidia y complicidad sólo puede ser reparada con acero toledano.
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