Las consideraciones que Erasmus ha traído a la palestra creo que son muy atinadas. Creo que la base del fenómeno que Erasmus nos despliega ante los ojos es la "Nueva Derecha". Alain de Benoist dixit: "Me considero de derecha y al mismo tiempo de izquierda"; algo que un tradicionalista no puede admitir, pues "derecha" e "izquierda" son términos propios del mismo error revolucionario.
La "Nueva Derecha" ha llegado a coquetear incluso con el Islam. Sin ir más lejos, Roger Garaudy ha sido conferenciante en algunas jornadas. Los grupos "novoderechistas" han animado el debate intelectual, sobre todo en Francia.
Según Alain de Benoist: "Una diferencia o una identidad no es ni un absoluto ni una esencia. Siempre está siendo construida, desconstruída y reconstruída mediante una actitud dialógica hacia los otros... yo -afirma De Benoist- diría que la identidad es fundamentalmente un proceso narrativo".
El término "desconstrucción" ya es de por sí elocuente, y apunta al relativismo filosófico actual, a la "filosofía débil".
La inspiración esoterista tampoco la ocultan. Personajes como René Guénon, Julius Evola, Frithjof Schoun son reivindicados por ellos.
Y la conexión rusa se establece a través del esoterista y polifacético Alexander Duguin.
Charles Champetier, que es representante de la llamada segunda generación de la Nueva Derecha es abiertamente neo-pagano.
"Aunque el término "paganismo" no me gusta demasiado, coincido con las ideas-fuerza que el adjetivo "pagano" expresa en nuestro discurso: armonía serena entre el hombre y el mundo, apertura a la diversidad de los pueblos y de las culturas, pluralidad de los horizontes de sentido y multiplicidad de los estados del ser; reconocimiento de formas, órdenes y "valores" cuya existencia nos precede, nos sucede o nos supera, finitud de nuestra existencia y conciencia trágica de esta insuficiencia fundamental; principio de no-contradicción (reconocer conjuntamente el orden y el caos)."
Eso de "la multiplicidad de los estados del ser" es una expresión eminentemente guenoniana. En lo del "principio de no-contradicción" no dudamos que lo ponen en acción, recordemos como empezaba Alain de Benoist su presentación: "Me considero de derecha y a la misma vez de izquierda". Pero, si prestara atención al origen de ambos términos es que la presunta violación del principio de no-contradicción no es tal: la derecha y la izquierda son lo mismo: revolución.
Por mucho que la narración tenga que ver en el despliegue de la identidad, no creo que la identidad pueda reducirse a un relato sin más. En ese sentido habría que creer, por ejemplo, en la "identidad andaluza"... Relato de ciencia ficción terrorífico creado por ese escritorzuelo de poca monta llamado Blas Infante.
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