Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 2 de 2

Tema: Abadía de Santa Maria d’Alcobaça en Portugal

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Abadía de Santa Maria d’Alcobaça en Portugal

    Abadía de Santa Maria d’Alcobaça en Portugal (I)



    Hay edificios y hay EDIFICIOS, así, en mayúsculas. Me refiero a aquellos que transcienden la arquitectura para convertirse en la seña de identidad de un país, de una orden religiosa o de una historia de amor tan dramática que a su lado Romeo y Julieta o Cleopatra y Marco Antonio no son sino meros romances anodinos. Espero que ya les haya picado la curiosidad y quieran saber a qué obra me refiero…

    Abadía de Santa María d’Alcobaça (Portugal)


    El edificio del que quiero hablar hoy es la abadía de Santa María d’Alcobaça; El país es Portugal y la historia de amor tan tremebunda es la del rey Pedro I e Inés de Castro. En la mayoría de los sitios, en vez de abadía, se le nombra erróneamente como el monasterio de Santa María d’Alcobaça. Aprovechemos este error tan común para explicar muy brevemente la diferencia entre abadía y monasterio que en la actualidad pasan como si fueran sinónimos.
    Una abadía consta de una Iglesia y de un monasterio con territorio propio regidos por un abad, como es el caso de Santa María d’Alcobaça. En cambio, un monasterio es aquella casa, ordinariamente fuera de poblado, donde viven en comunidad los monjes.

    El origen de la historia de la abadía de Santa María d’Alcobaça surge paralelamente al nacimiento de Portugal como reino independiente del reino de León. La abadía será una seña de identidad de este joven reino, tanto que será elegido como panteón real por la monarquía portuguesa. Es el primer rey de Portugal, Alfonso I, quién traza un plan para consolidar en su poder los territorios que había reconquistado a los musulmanes. Este plan consiste en “recristianizar” estas conquistas a través de entregar a la Orden del Císter varios lugares para la construcción de abadías. De este modo nace la futura abadía.



    Bernardo de Claraval enseñando en la sala capitular, Heures d’Étienne Chevalier, ilustradas por Jean Fouquet, museo Condé, Chantilly



    El nombre de la región dónde se edifica la abadía procede de la unión de los dos ríos que la rodean, el Alcoa y el Baça. La abadía cisterciense de Santa María d’Alcobaça se funda en 1153, el año mismo en que sucede la muerte de San Bernardo de Claraval. Con él, la Orden del Císter se expande por toda Europa y se convierte en la autoridad religiosa más influyente de su época. Es canonizado poco tiempo después en 1174 y declarado Doctor de la Iglesia en 1830. La comunidad de monjes cistercienses original constaba de doce monjes provenientes de la abadía de Claraval , que comenzaron por instalarse en un edificio provisional de madera. En 1178 se inician las obras de la abadía que tienen que interrumpirse en dos ocasiones por sendos ataques de los ejércitos musulmanes. Estos ataques se saldan con la destrucción de algunos de las construcciones ya iniciadas y, lo que es peor, con el asesinato de toda la comunidad cisterciense allí asentada. No podemos olvidar que todas estas regiones estaban situadas en tierras de frontera con el Al-Andalus islámico. Hay que esperar hasta 1206, bajo el gobierno del abad Fernando Menéndez, para que lleguen nuevos monjes y se retomen las obras de la abadía. A lo largo del siglo XIII, primero con el rey Sancho I y luego con su hijo Alfonso II, la abadía de Santa María d’Alcobaça comienza a vivir su época de máximo esplendor. La construcción de la Iglesia y del monasterio, en un hermosísimo gótico de líneas puras y austeras definen a la perfección el espíritu de la Orden del Cister. Los monjes son unos excelentes agricultores y ganaderos, que llevan a rajatabla la norma de San Benito: “Ora et Labora” una vida dedicada a la oración, al silencio y al trabajo manual.

    “Monjes cistercienses trabajando en el campo” de Jörg Breu el Viejo (1500).

    En el siglo XIV es cuando se produce la conmovedora historia de amor que comenté al principio. En 1336 el monarca portugués Alfonso IV concierta por motivos de estado el matrimonio de su hijo don Pedro con doña Constanza, infanta de Castilla, como era habitual en aquel tiempo. Con ella llegan a la corte portuguesa un séquito de damas de honor, siendo la protagonista de esta historia una de ellas: Inés de Castro. Tanto Inés como Pedro se enamoran perdidamente el uno del otro, lo cual no es óbice para que don Pedro cumpla con sus deberes de estado y tenga tres hijos con doña Constanza, el último de ellos Fernando, heredero al trono.
    Tras la muerte de doña Constanza en 1345, don Pedro decide casarse clandestinamente con doña Inés de Castro y fruto de este matrimonio nacen cuatro vástagos. El rey Alfonso IV teme que este nuevo matrimonio de su hijo ponga en peligro los derechos sucesorios de su nieto Fernando. Para mayor complicación, los parientes de Inés, una familia noble e influyente de Castilla, intentan inmiscuirse en los asuntos del reino portugués para aumentar su poder. Como solución a estos problemas Alfonso IV toma la terrible decisión de mandar asesinar a Inés .

    Don Pedro, preso de ira y desesperación por el asesinato de su amada, se rebela contra su padre, asolando con sus hombres toda la región que se extiende entre los ríos Duero y Miño. Su padre se ve obligado a firmar un armisticio con su hijo. Cuando asciende al trono como Pedro I exige a Castilla la extradición de los asesinos de su esposa condenándolos al suplicio y a la muerte.


    El cadáver de Doña Inés de Castro sentado en el trono junto a Don Pedro.


    Según las crónicas de su tiempo, el monarca exhuma el cadáver de doña Inés para coronarla y que toda la corte le rinda honores de reina. Pedro I ordena que sus tumbas se coloquen en el transepto de la iglesia de la abadía de Santa María d’Alcobaça. La tumba del rey se sitúa en frente del de la reina, separadas ambas por los pies, ya que, confiando Pedro I en ser juzgados dignos por Nuestro Señor Jesucristo, deseaba fervientemente alcanzar tras el Juicio Final la resurrección de sus cuerpos para volver a ver, nada más resurgir de la muerte, el rostro radiante de su amada.



    Tumbas de Don Pedro y Doña Inés de Castro.

    Los dos túmulos funerarios son un magnífico ejemplo del estilo funerario gótico portugués (escuela de Coímbra). El primero en construirse es el de doña Inés. Ella aparece vestida a la usanza de la época, su cabeza apoyada en un almohadón que finaliza en un baldaquino. A su alrededor unos ángeles la custodian y a sus pies un pequeño perro le hace compañía. En los frisos se mezclan el escudo de armas de la familia Castro con los de la familia real portuguesa y escenas del Nuevo Testamento; en la cabecera un Calvario y, en el lado opuesto, el Juicio Final.


    Túmulo de Doña Inés de Castro.


    Pedro I aparece vestido y armado de caballero. Porta una espada como símbolo de la justicia, mientras es sostenida la tumba por seis leones. Un lebrel o galgo se sitúa a sus pies como símbolo de su fidelidad. En los frisos aparecen escenas de la vida de San Bartolomé y en la parte de la cabecera un rosetón compuesto de tres circunferencias concéntricas, polilobuladas y llenas de menudas figuras entre las que descubrimos hechos de la vida de los amantes y una leyenda que dice: “hasta el fin del mundo”.


    Túmulo de Don Pedro I.

    Continuara…



    https://arquitecturaycristianismo.co...en-portugal-i/


  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Abadía de Santa Maria d’Alcobaça en Portugal

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Abadía de Santa Maria d’Alcobaça en Portugal (II)

    En el artículo anterior nos quedamos en los túmulos funerarios de don Pedro y doña Inés de Castro, ubicados en la iglesia de la abadía de Santa María d’Alcobaça. Aprovechemos para detenernos en ella para conocerla. El templo originalmente tenía una fachada completamente en estilo gótico, pero tras una remodelación en 1725 se le incorporaron algunos detalles barrocos. La fachada, de tres cuerpos, se eleva sobre una gran escalinata.


    Se conserva la portada gótica arquivoltada en el centro del primer cuerpo y a sus lados se alojan las estatuas de San Benito y San Bernardo. El segundo cuerpo contiene un rosetón en su parte central, dos ventanas de arco de medio punto en sus laterales y las cuatro Virtudes Cardinales en cada uno de los pilares. El tercer cuerpo se compone de dos torres de campanas en cuyo centro se encuentra la imagen de Nuestra Señora de la Asunción.



    El interior de la iglesia de la abadía de Santa María d’Alcobaça ha logrado conservar la simplicidad de líneas propias del gótico del siglo XII. Sin duda, es una de las obras maestras de la arquitectura cisterciense. Sus enormes dimensiones, de 106 m de longitud por 20 m de altura, son un claro ejemplo de su grandiosidad.



    Su planta es de cruz latina, tiene una gran nave central y varias naves laterales rematadas por bóvedas de crucería. El crucero da acceso a cuatro capillas y en el ábside encontramos una girola y varias capillas radiales. Su orientación sigue el eje oeste-este, para permitir que su cabecera mire hacía oriente, en dirección al sol (símbolo de Cristo) y a la ciudad de Jerusalén.


    Nave central.

    Desde el lateral norte del templo se accede al Claustro del Silencio, construido bajo el reinado de Dionisio a comienzos del siglo XIV. El refectorio es una obra destacada del conjunto con su magnifico púlpito llamado el “Lector”.


    Refectorio de la abadía de Santa María d’Alcobaça.

    Sus galerías de bóveda de crucería ojival dan a un jardín central a través de arcos sobriamente decorados. Se dividen en dos o tres vanos por medio de columnas.


    Galería de la abadía de Santa María d’Alcobaça.

    Durante el siglo XVIII se construye la Sala de los Reyes, en la galería occidental, en la cual se colocan las estatuas de los reyes portugueses hasta Don José, todo ello en barro policromado, obra de los monjes barristas. Se denomina “barristas” a los monjes que se dedicaban a trabajar la escultura en piedra, madera y, especialmente, en barro policromado. Algunos monjes comienzan a desempeñar esta labor artística a partir del siglo XVI, pues abandonan la obligación de trabajar únicamente en el campo e incorporan a su cometido el cultivo de las artes y de las letras. Un mosaico de azulejos recorre las paredes de la sala ilustrando la historia de la fundación de la abadía.


    Sala de los Reyes.

    Será durante el reinado de João I, siglo XV, cuando el abad se convierte en un gobernante de un poderoso feudo que abarcaba los actuales municipios de Alcobaça, Nazaré, Marinha Grande, Porto de Mos y Caldas da Rainha. “Algunas [abadías] se enriquecieron considerablemente con las rentas de los beneficios eclesiásticos, los diezmos y el trabajo de los siervos. Algunos abades eran, en realidad, verdaderos señores feudales. Sus posesiones eran vastas, pingües sus ingresos y numerosos los hombres sometidos a su jurisdicción. Esto era una secuela de los primeros siglos de la Edad Media, cuando las abadías fueron lugares de germinación de futuras villas y ciudades. Tal soberanía resultó muy beneficiosa para los propios siervos y para la civilización, aunque no demasiado para el espíritu de pobreza [de los monjes]” (Libro Tres monjes rebeldes de M. Raymond, O.C.S.O.) A causa del terremoto que sucedió en 1755, la abadía de Santa María d’Alcobaça quedó muy deteriorada. El rey Manuel I encargó la reparación de las partes dañadas, siendo el claustro, el coro y la sacristía reconstruidas en el estilo denominado Manuelino.


    Sacristía Nueva de la abadía de Santa María d’Alcobaça.

    Al sumarse la prosperidad económica de la abadía a la modificación de la vida monástica de la Orden en Portugal, se inician una serie de grandes obras y reformas. La cocina se amplia, siendo necesario para poder alimentar al más del centenar de monjes que alojaba la abadía. Destacan sus enormes chimeneas.

    Cocina de la abadía de Santa María d’Alcobaça.

    Se construye una de las mejores bibliotecas de su época y se renuevan los altares con los estilos más recargados propios de finales del siglo XVIII.


    Retablo de la capilla relicario.

    El Panteón Real se inaugura en 1786 durante la visita de la reina María I y allí reposan los restos de Doña Urraca de Castilla (m. 1220), esposa de Alfonso II de Portugal. Doña Beatriz de Castilla (1244-1303), esposa de Alfonso III de Portugal. Los infantes Fernando (1260-1262) y Vicente (1268-1271), hijos de Alfonso III y la infanta Sancha de Portugal (1264-1302), hija del rey Alfonso III de Portugal


    Panteón Real.

    En la capilla de San Bernardo están enterrados los reyes Alfonso II (m. 1223) y Alfonso III (m. 1279).


    Capilla de San Bernardo.


    En el claustro del Silencio están los restos de Juan Alfonso (m. 1234), hijo bastardo del rey Alfonso II de Portugal.


    Claustro del Silencio.


    En 1811, el ejercito francés, bajo las ordenes del conde de Erlon, saquean, profanan y mutilan las tumbas de Don Pedro y de Doña Inés de Castro y varias dependencias son pasto del fuego. Los disturbios antirreligiosos que sacuden Portugal en el primer tercio del siglo XIX concluyen con unas leyes desamortizadoras y la prohibición de las órdenes religiosas. Los monjes cistercienses se ven obligados a abandonar la abadía de Santa María d’Alcobaça quedando ésta en total abandono hasta su nacionalización. El estado vende por lotes gran parte del patrimonio de la abadía y sus dependencias van cambiando de uso: desde el de ayuntamiento, cámara municipal, tribunal de justicia, etc. llegando incluso a usarse como teatro el antiguo refectorio de los monjes.


    Obras de restauración en el crucero de la iglesia

    Hay que esperar a 1928, para que el estado portugués, a través de la Direcção-Geral dos Edifícios e Monumentos Nacionais (DGMEN) y en la actualidad asumido por IGESPAR, inicie un largo proceso de reunificación y recuperación de todo el complejo, que tardará más de 70 años en concluirse, dándose por finalizada en el año 2002. Es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1989.


    Plano de la abadía de de Santa María d’Alcobaça.


    Desde el enlace Mosteiro de Alcobaça - Sala dos Reis se puede visitar virtualmente la abadía de Santa María d’Alcobaça.


    Dibujos y fotografías tomadas de Wikipedia, Viajeuniversal.com, Viajarconelarte.blogspot.com, 360portugal.com, escritoconsangre1.blogspot.com, gozarte.wordpress.com, mk.advisor.travel, 1.bp.blogspot.com, comounlibroabierto.wordpress.com.



    https://arquitecturaycristianismo.co...n-portugal-ii/

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. ¡Santa María... ten tu día!
    Por Hyeronimus en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 24/10/2016, 20:04
  2. Cantigas de Santa María
    Por Hyeronimus en el foro English
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 25/09/2012, 20:57
  3. Santa María de Africa
    Por Erasmus en el foro Enlaces Hispánicos
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 07/06/2011, 02:33
  4. Las Cantigas de Santa María: una introducción
    Por Mefistofeles en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 19/02/2010, 00:48
  5. Capilla de Santa María de Jesús
    Por Ordóñez en el foro Reynos del Andaluzía
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 11/10/2007, 16:54

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •