Un sarcófago del siglo IV, de puente en una acequia

La valiosa pieza arqueológica sirve para entrar en un arrozal del marjal de Sueca, en Valencia


El arqueólogo Miquel Martí, en el sarcófago usado de puente sobre la acequia – MIGUEL LLADRÓ (LAS PROVINCIAS)


Fuente: ABC 08/01/2016


Un sarcófago tardorromano lleva casi un siglo sirviendo de puente en una acequia en medio del marjal de Sueca, en Valencia. De piedra caliza de una pieza, en su día le fueron amputadas las dos cabeceras para el uso agrícola que realiza de forma inapropiada desde al menos 1921.
Vicente Lladró relata en el diario Las Provincias que el padre Amado Burguera, párroco de la Virgen de Sales, en Sueca, y notable cronista de esta villa, se fotografió junto al sarcófago en el campo e incluyó la imagen en un libro que editó en 1921 con un comentario humorístico: «Los naturales del lugar de todo sacan sustancia».

Sin embargo, desde entonces no se ha hecho nada a nivel oficial para preservarlo de expoliaciones, estudiarlo y mostrarlo como se debe en algún museo, denuncia el diario.
El arqueólogo Miquel Martí señala que se trata de un «arca lapidea» que dataría del siglo IV y que pudo ser «reutilizada» en el VI, ya que se encontró relativamente cerca, en la ‘Muntanyeta dels Sants de la Pedra’, una jarrita de óleo sagrado traído de Tierra Santa que actualmente se conserva en la Biblioteca Suecana.
Según Martí, el padre Amado dio con otros restos arqueológicos de enterramientos de distintas épocas en la misma ‘Muntanyeta’, lo que apuntaría a la existencia de destacadas necrópolis en la zona que habrían sido destruidas posteriormente. No obstante, el arqueólogo supone que debe haber necrópolis más antiguas que permanecen enterradas, porque el actual nivel de los campos que circundan la ‘Muntanyeta’ corresponde a depósitos aluviales relativamente recientes y aterramientos de campos para poder cultivarlos.
En la provincia de Valencia sólo se conservan dos sarcófagos como el que sirve de puente sobre la acequia: uno decorado con relieves y atribuido a la sepultura de San Vicente Mártir y el de la Boatella de Valencia, similar al de Sueca. «De ahí la relevancia de esta ‘arca lapidea’ que permanece en medio del campo», subraya Las Provincias.
«Aún hay que agradecer a este uso agrícola que nos sorprende que el sarcófago, aunque amputado, haya llegado hasta nuestros días, porque muchos otros similares sirvieron para quemarlos en hornos y hacer cal», destaca sin embargo Martí.

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