Canarias como puente
Escribe: Antonio Moreno Ruiz.- Cuando en el siglo XV llegaron los primeros españoles a las Islas Canarias se encontraron con una suerte de pueblos que, según parece, correspondían a un tronco cultural bereber. Con todo, es notorio que por allí también habían pasado fenicios y romanos, y no habría que descartar tampoco el paso, por leve que fuera, de otros pueblos, como celtas, iberos o germanos. Hay quien dice que en verdad estos aborígenes canarios (conocidos como guanches en Tenerife) serían los antepasados de los bereberes, llegados del Cáucaso, y no al contrario. Sea como fuere, las descripciones sobre ellos son diversas. Algunos cronistas europeos, de la Edad Media al Renacimiento, los describen como “altos y rubios”, mientras que otros dicen que no son “ni blancos ni negros”. No había una “nación unificada” antes de la llegada de los peninsulares. Eran gentes dispersas. Aunque eso de la dispersión también dependería, como bien dice nuestro amigo canario Josué González Herrera, de la isla en cuestión, porque realmente las más diversas entre sí eran las islas orientales: Fuerteventura y Lanzarote; mientras que el resto eran bastante homogéneas en cuanto a grupos sanguíneos o estructuras óseas. Asimismo, en La Palma había una ley de matar a todo aquel que llegara a la isla.
Con todo, la conquista no supuso el exterminio de los aborígenes canarios, como algunos negrolegendarios quisieran. Volviendo a nuestro amigo Josué, un 10% de la población canaria es genéticamente no europea; y se calcula, asimismo, que un 40% tiene algo de sangre aborigen. Rastros genéticos de nativos canarios se han encontrado en Sevilla, y bastante más en Puerto Rico, donde al igual que en Venezuela o Uruguay, los descendientes de canarios son muy numerosos.
CIERTO es que la conquista de Canarias tuvo sus episodios crueles (no hay que negarlo), pero también sus episodios de pacto y mezcla; y tan cierto como que algunos nativos canarios llegaron a Sevilla como esclavos, muy pronto fueron libertos, influenciando de varias formas la vida cultural de la que Miguel de Cervantes llamó “Roma triunfante en ánimo y nobleza”. Y no sólo en Sevilla: Habrá otras músicas peninsulares (1) que adquirirán influencia de los canarios que destacaban especialmente en la urbe andaluza.
Otrosí, no se entiende la identidad canaria sin la arribada de numerosos pobladores portugueses (los más significativos tras el primigenio poblamiento dirigido mayormente por andaluces), gallegos, vascos, castellanos y asturianos, así como minorías de genoveses y flamencos, y algunos moriscos y negros.
La forma de hablar canaria ES una suerte de dulce mezcla de impronta andaluza e hispanoamericana, no sin importantes préstamos guanches y portugueses.
Es asimismo el canario educado y tranquilo, impresionando siempre por sus valores cívicos y su carácter agradable, animoso y hospitalario.
Y no nos olvidemos de la festividad de la Candelaria, extendida en Hispanoamérica desde el Caribe a los Andes, y fundamental en la tradición religiosa isleña.
Empero, si hay un rasgo que defina a las Islas Afortunadas, es su situación como perenne eje y puente entre la Península y América. Los barcos que salían de los puertos andaluces para el Nuevo Mundo siempre recalaban en Canarias y viceversa, siendo que durante todo el año, tanto lo ibérico como lo indiano se procesaba en las islas. Y ello es visible desde la gastronomía hasta la música. Por un lado, los canarios fueron los primeros españoles en asentar el consumo de papas e higos chumbos (que por los pescadores canarios llegaron a las costas marroquíes); por otro lado, el folclore canario es una dulce mezcla de elementos nativos, andaluces, portugueses, gallegos y asturianos; amén de ulteriores influencias europeas, y por supuesto, indianas. Es muy común que en los tenderetes o parrandas insulares se entreveren isas, folías, malagueñas, sorondongos, polcas, cantos de la meda, etc. con rancheras mexicanas o sones cubanos, o incluso también con cuecas chilenas. Si hay alguna región española que tenga presentes los muchos matices de la cultura hispanoamericana en lo cotidiano, ésa es Canarias.
Desde la Península, nos olvidamos muchas veces con injusticia de este tan señero puntal de nuestra española patria. En las islas se han conservado intactos muchos fondos y muchas formas que nos recuerdan lo que fuimos, lo que realmente somos, y lo que podríamos ser si nos dejáramos de desquiciamientos progre-histéricos, lobotomías contra la historia y divisiones artificiales fomentadas por políticos corruptos.
En fin, en estos días tan aciagos e inciertos, bueno será que acudamos constantemente a Canarias como sempiterno puente para reencontrarnos en la Hispanidad. (2)
(1)Recuérdese: Nuestros zapateos - La Abeja
(2)Sobre la identidad tradicional de las Islas Canarias, recomendamos los enlaces:
23.8 - Revista La razón histórica
MUNDIVM: CANARIAS EN LAS ESPAÑAS (I)
MUNDIVM: CANARIAS EN LAS ESPAÑAS (II)
https://www.facebook.com/canariasidentitaria?fref=ts
Canarias como puente - La Abeja
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