Respuesta: buscando mi origen
La pretensión de conocer los orígenes familiares a través de los datos contenidos en algunos fondos sobre los apellidos, no pasa de lo curioso, aunque puede ser un primer paso a modo orientativo.
Igualmente es verdad que en las pequeñas historias que aportan los diplomas que venden algunas empresas dedicadas a tal menester traen indicaciones, pero son datos muy escasos, inconexos, inexactos y confusos, y según los cuales "todo bicho viviente" era pariente del Cid hace 400 años, lo que es absolutamente inverosímil e inaceptable.
El método para hacer tales averiguaciones, mucho más lógico y documentalmente ciertas y con datos verdaderos, pasa por empezar a seguir una de las dos pistas posibles que todos tenemos: la de papá o la de mamá.
Es decir, la "agnaticia" ("línea agnada") o "patrilineal", en el primer caso, o la "cognaticia" ("línea cognada") o "matrilineal", en el segundo. Se debe saber que este segundo concepto de cognaticio puede referirse a ambas líneas simultáneamente y que es una actividad que no debemos seguir a no ser que lo que queramos hacer sea un árbol genealógico".
Una vez elegida la línea a seguir, hay que solicitar las partidas de nacimiento del padre o madre (según la línea elegida) allá donde corresponda, (en España en los registros civiles), y cuando éstas falten o no se puedan lograr tales documentos, habrá que solicitar las partidas bautismales en aquellas parroquias donde fuesen bautizados.
En dichas partidas suelen figurar los nombres de los abuelos, con lo que el procedimiento hay que volver a repetirlo pero ya con esa generación. Una vez obtenidos los nuevos documentos, comprobar quiénes fueron los bisabuelos y otra vez lo mismo.
Lo más común es no poder, o no saber cómo, pasar de la tercera generación hacia atrás (partiendo de "ego" o "yo"). Pero si se tiene paciencia, ya que es muy fácil que se convierta en un estudio que dure años, y cierto grado de sentido común, se sabrá qué aspectos se han de indagar. Por ejemplo, en este caso esta chica debería plantearse opciones diferentes según sea de origen criollo o nativo. Puede que uno de sus progenitores sea una cosa y el otro represente la otra opción. Entonces dependerá de que línea de estudio elija. Si es de origen criollo, un aspecto importante a averiguar es en qué momento sus primeros antepasados se establecieron en México, pues a través de ese conocimiento podrá conectar su línea con sus antepasados españoles en la Península.
Como digo, es un trabajo arduo, lento y con escasas posibilidades de llegar muy atrás en el tiempo con él. En ocasiones da resultados curiosos, y a veces nos encontramos con sorpresas agradables al comprobar que entre esos antepasados hubo gente de renombre y de alta alcurnia, pero otras veces el investigador de sus orígenes puede toparse con la cara opuesta, es decir, comprobar que entre sus ancestros hubo hasta criminales. Con lo que llegamos a la conclusión de que a veces es preferible no remover demasiado "el pasado".
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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