Bienvenido.
Estimados amigos:
Soy nuevo aquí, acabo de inscribirme después de leer con interés algunos de los debates del foro, en especial sobre las posibilidades de refundación de un nuevo imperio hispánico.
He visto que se están dando tímidos pasos en ese sentido. Véase por ejemplo la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS - Organización Iberoamericana de Seguridad Social), que ya existía de antes pero parece que ahora se le quiere dar una utilidad real, o la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Organización de Estados Iberoamericanos). Cada vez se lee y oye más el término de Comunidad Iberoamericana de Naciones y otros similares y creo que España, en especial desde 1991 a esta parte, con las Cumbres Iberoamericanas, está estrechando parte de los lazos que se habían aflojado en épocas anteriores. También, el uso cada vez mayor de las nuevas tecnologías hace que podamos hablar y conversar unos con otros más fácilmente.
No sé si tomo mis deseos por realidades o ustedes también perciben un proceso de integración regional que, muy probablemente, llevará décadas, quién sabe si un siglo, pero acabará por conformar un nuevo imperio o confederación de Estados y otros territorios. Estados Unidos y la Unión Europea también empezaron así, muy gradualmente, se unieron unos pocos Estados y luego se les fueron sumando otros. En el caso de la Unión Europea, con unos vínculos lingüísticos y culturales muy menores en comparación con los que mantenemos los hispanos entre nosotros.
Además de esa tendencia de muy largo plazo, existe un movimiento de reincorporación a España impulsado en Puerto Rico (Movimiento de Reunificación de Puerto Rico y España), y otro en Cuba (Movimiento por la Reincorporación de Cuba a España como Comunidad Autónoma).
Me pregunto cómo, más allá de estos debates y difundir nuestras ideas, podríamos contribuir a todos estos procesos que acabo de señalar.
Un abrazo hispánico.
Bienvenido.
Bienvenido al foro, amigo Imperio Español. Espero que se pueda nutrir de la concentración de conocimientos de nuestros hilos, y lo invito a contribuir de la manera que pueda. Si bien no nos destacamos por demócratas (la palabra en sí nos da nauseas y causa un vértigo incontrolable), sí quisiéramos que todos los miembros se involucraran.
A decir verdad, yo no percibo este acercamiento; se reúnen, quizá, los cabezas de Estado una vez al año en cumbres que son criticadas por su frivolidad, pero no existe —ni, me temo, existirá por mucho tiempo— una «reunión hispánica» real y funcional más allá de los homenajes cursis y amanerados a la Constitución de Cádiz, que perdura en la mente del típico intelectual iberoamericano. En lo que va de siglo (dieciséis años, que es muy poco), hemos podido percibir solo el alejamiento de las Españas: la España americana se alejó de la europea, pues la «marea rosa» se apoderó de la primera y el Señor Zapatero (también de izquierdas) de la última. España, por su parte, se ha inclinado a recibir la peor ralea —ingrata, olvidadiza y desleal— que ha podido encontrar en las vastas tierras americanas; hay excepciones (estudiantes, por ejemplo), pero predomina lo cutre y lo grosero. La llegada de estos supuestos hermanos, como es natural, ha producido y producirá una reacción contraria del sector de la población inclinada al patriotismo, aunque desconocedora del hispanismo nuestro.
Los movimientos a favor de la unión con España en Puerto Rico y Cuba son francamente intrascendentes. Me parece muy noble la labor del movimiento puertorriqueño de restaurar y mantener las tumbas —abandonadas, como se ha de espera— de los caídos españoles, pero de ahí no paso, y me parece que hubiese sido más astuto formar una asociación cultural para proteger el legado hispánico del continuo oleaje anglosajón; al individuo típico le resultaría más sencilla la decisión de subscribirse a la protección de lo suyo, pues para él lo «español» es ya foráneo y extraño.
De todos modos, me mantendré alerta y a la espera. Si llega, será hermoso el momento.
Saludos.
All’armi, Spagna, all’armi per l’ideal,
fino alla meta trionfal!
Bienvenido, Imperio Español.
Gracias a todos por la bienvenida y por las respuestas.
A mí no me parece que esos movimientos portorriqueño y cubano sean intrascendentes, sino difíciles de prosperar, porque enfrente tenemos a los Estados Unidos de América. No basta con que un grupo de personas manifieste su voluntad, su hispanidad y sus deseos. Haría falta un referéndum, un esfuerzo diplomático superior, apoyos internacionales, etcétera. Y que los políticos españoles estuvieran por la labor.
Pero, sinceramente, sí que me parece una simiente interesante. El caso más sangrante es el de Puerto Rico, que tiene el estatus de Estado Libre Asociado, pero no puede decidir nada. No pintan nada. Tienen la obligación de comprar sus suministros a los Estados Unidos, por lo que ni siquiera tienen libertad de comerciar con quien quieran. Por lo tanto, dentro de la dificultad, veo que sería el supuesto más factible de reincorporación a España, porque en la práctica son tratados peor que una colonia, además de que jurídicamente todavía son un «territorio no incorporado», y por ahí algún apoyo internacional se podría conseguir, incluso de otros países hispanohablantes.
Si el movimiento prosperara, creo que Puerto Rico, en cuestión de diez o quince años, daría un salto económico considerable y la proyección y la imagen de España a escala internacional mejoraría muchos enteros porque ningún Estado (y, al menos nominalmente, Puerto Rico lo es) pide ser parte de otro si éste es un ogro o está en la penuria. Si se diera este paso, la reputación de España en toda Hispanoamérica cambiaría radicalmente, a mejor.
Pensemos en la Perla del Caribe: Cuba. Si nuestros hermanos cubanos, después de décadas y décadas de comunismo, vieran que sus vecinos boricuas tienen un nuevo régimen de libertades y viven en prosperidad, ¿no querrían sumarse ellos también?
Un abrazo hispánico.
Última edición por Imperio Español; 11/09/2016 a las 21:25
Bienvenido, Imperio Español.
Sí, de verdad lo creo, pero no por esto me obcecaré. No me parece que sean todos bandidos y bandoleros (no quedaría nada por robar si lo fueran); es, sin embargo, innegable que existe un contingente bastante prominente de hispanoamericanos (o hijos de hispanoamericanos) en la Península que, en lugar de hospitalidad y alegría ibérica, merecen disciplina teutona. Como mencionaba anteriormente, no causarán problemas los estudiantes universitarios de clase media, y tampoco lo harán los señores dignos. El problema es que muchos no son ni estudiantes de clase media ni señores humildes pero dignos; están los que crecieron en barrios marginales tanto en sus repúblicas como en España, y los que carecen de la más básica formación cívica.
En todo caso, creo que usted no se atrevería a decir que España ha recibido a la gente más maja del planeta. Quizá yo esté equivocado y tenga una percepción un tanto alterada de España; voy en los veranos solamente, así que es posible.
Aunque imagino que ya conoce casi todo, cuelgo esto aquí, que muestra que España no tiene preferencias y acepta la ralea de todo el mundo:
- El 60% de los presos encarcelados en España en la última década son extranjeros. «Actualmente hay en las 87 prisiones españolas (incluida Cataluña) 75.212 reclusos (datos a 3 de abril), de los que 25.966, el 35%, no han nacido en España, según el último informe del sindicato de prisiones Acaip. Un porcentaje elevado, teniendo en cuenta que los extranjeros sólo suponen hoy el 11,4% del total de la población española [...] Las cárceles españolas albergan presos de más de 80 nacionalidades. Las colonias más numerosas son, en este orden, los marroquíes, los colombianos, los argelinos y los rumanos, que han crecido un 150% en cinco años».
- Un 43 por ciento de los asesinatos por violencia de género son cometidos por extranjeros. Sí, ya sé que son palabritas de progres, pero de todos modos sirven las estadísticas. «Los hombres que asesinan a sus parejas o ex parejas, son en su gran mayoría, extranjeros. Según un estudio del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), un 57% de los agresores eran españoles mientras que el restante 43% eran extranjeros, un segmento de la población que en ese año correspondía al 12% del total de ciudadanos residentes en España».
- 20 bandas latinas violentas operan en Madrid. «El perfil del miembro de banda latina de origen ecuatoriano es en un 70% de esta nacionalidad y un 30% de otras –en el caso de las dominicanas el 80% es de República Dominicana y el 20% de otros lugares–, tiene entre 14 y 25 años y está en España por reagrupamiento familiar. Tiene relación con bandas en su país de origen y carece de control paterno. Tampoco se ha integrado en el mundo laboral salvo por algunos trabajos esporádicos, por lo que está muy inadaptado a la sociedad española. También se caracteriza por tener actitudes xenófobas.»
Por si permanece alguna duda, me parece infinitamente preferible la llegada de hispanoamericanos a la de marroquíes o gitanos rumanos. ¡Ojalá remplazaran todos los Mohamed con uno que otro José o Miguel!
Perdóneme de todos modos, amigo Leolfredo.
Precisamente. Haría falta una serie de cosas que no se le prestarán a esos movimientos, pues ningún gobierno español se atrevería a intervenir en las políticas de Puerto Rico de no ser por algún cambio de circunstancias que le permitiese involucrarse sin temor a recibir llamadas telefónicas desde la Casa Blanca. No es cosa de Rajoy, no es cosa de Sánchez; simplemente no nos meteremos con aquel coloso. Además, ningún país hispanoamericano se sumaría, pues no tendría nada a su favor; tendría, al contrario, todas las de perder. Primero, hay que construir una base que reivindique lo hispano, lo noble, lo ibérico, lo católico; una vez establecido un movimiento encargado de desempeñarse en estas funciones de reivindicación, se podría marchar hacia lo político e ir reclamando la reincorporación a la Madre Patria.
Vivimos, a nuestro pesar, en la nefasta «democracia». No podemos entablar conversación o formar un movimiento en pro de la reincorporación al Estado español sin establecer un apetito político, pues en este momento el Movimiento de Reunificación de Puerto Rico con España simplemente no logra atraer al «ciudadano promedio» (un ideal igual de nefasto, pero nada podemos hacer); no tiene precisamente la mejor imagen pública y resulta excéntrico —divertido y colorido, quizá— al vulgo. Si bien es verdad que Puerto Rico no pinta nada, el pueblo no se ha interesado por las alternativas; el movimiento independentista es prácticamente inexistente, y los que favorecen la admisión completa a la Unión estadounidense no se dejan ver.
Si. Si prospera, pues sí. Claro que recuperar territorios le serviría a España y le traería prestigio. Yo no puedo hablar por los casi cincuenta millones en la Península, pero yo, dónde sea que esté, festejaría en solitario desde mi dormitorio. Cuba es diferente, pues ya he existido como república independiente por más de un siglo; Puerto Rico, si lo consiguiésemos, funcionaría como una especie de exhibición de las grandes ventajas de vivir bajo la rojigualda, pero no sé hasta que punto esto podría convencer a los cubanos o satisfacer al tío Sam.
Un abrazo hispánico para usted también. Es una pena que no pueda escribir más, pero se ha hecho tarde y en la mañana tengo una prueba. También me disculpo por cualquier error que haya cometido; he escrito bastante rápido y con teclado inglés, que permite que los pequeños errores —los más vergonzosos— se oculten de los ojos del escritor.
All’armi, Spagna, all’armi per l’ideal,
fino alla meta trionfal!
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