Canarias
Vegetación y espacios naturales
Canarias es un auténtico paraíso botánico de especies macaronésicas. Sus características climáticas, topográficas y la insularidad favorecen la aparición de endemismos. En general la vegetación canaria es de carácter xerófilo, sin embargo la posición y las condiciones hidrológicas de las vertientes de barlovento permiten la existencia hasta de un bosque ombrófilo. Así la altitud se convierte en un elemento decisivo de la distribución de la vegetación. En Canarias vamos a distinguir cinco pisos, el basal dominado por un matorral xerófilo; el de transición, dominado por un bosque termófilo de sabinas; el piso de laurisilva; el piso del pinar; y el piso del matorral de montaña. En Lanzarote y Fuerteventura sólo aparecen los dos primeros pisos. El último piso sólo aparece en Tenerife y La Palma. Los vientos constantes hace adoptar a las plantas, en ciertos lugares, posiciones achaparradas y tendentes a la horizontalidad. Además de los pisos, hay que tener en cuenta los fenómenos de colonización reciente sobre las coladas volcánicas más modernas. Por último, no debemos de olvidar la intensa transformación de la biocenosis de carácter antrópico.
El piso basal se desarrolla entre el nivel del mar y los 400 u 800 metros de altitud. Esta diferencia depende de la posición a sotavento, más alto, o a barlovento, más bajo. Se caracteriza por la presencia de un matorral xerófilo de especies del género Euphorbia como el cardón y la tabaiba. Esté presente en todas las islas, pero es dominante en Lanzarote y Fuerteventura. En las proximidades de la costa aparecen especies halófilas, como la lechuga de mar, la uvilla de mar o la siempreviva. Estas especies aparecen, particularmente, en los salares. En las zonas arenosas de las islas orientales encontramos especies adaptadas a este suelo tan pobre, con plantas de la familia Chenolea. En todas las islas encontramos formaciones de tarajales y tamarix canario. Este es el piso que ha sufrido un mayor impacto antrópico, que ha desplazado la mayoría de las especies naturales. Así encontramos grandes extensiones de aulagas y árboles frutales comerciales. Durante mucho tiempo también se extendieron las praderas de pasto para el ganado, pero el impacto de la economía turística ha provocado el abandono de estas zonas y se ha permitido la aparición de especies secundarias oportunistas.
El piso de transición se extiende desde los 200 hasta los 500 o 1.000 metros de altitud dependiendo de la orientación. Se caracteriza por la presencia de especies termófilas de carácter arborescente como la sabina, el acebuche, el peralillo, el mocán, el barbusano, el marmulán, la palmera y el drago. Está presente en Gran Canaria, Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. No es un piso que presente una gran uniformidad. Está formado por bosques aislados más o menos extensos. Destacan los bosques de sabinas, localizados, principalmente en las vertientes oeste y suroeste. También este piso ha sufrido la incidencia antrópica, ya que coincide con las mejores zonas de cultivo: platanera y caña de azúcar.
El piso de laurisilva se desarrolla desde los 500 hasta los 1.200 metros en las vertientes septentrionales y orientales de las islas. Se trata de un bosque ombrófilo, que se hace posible gracias a las condiciones hídricas que proporciona el mar de nubes y la lluvia horizontal. Encontramos este piso en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. No existe en Gran Canaria debido a la presión antrópica. En Tenerife el más importante es el bosque de lauráceas de Güímar. Las especies que encontramos son muchas, aunque el laurel es la más importante. Mezclándose con la laurisilva aparece el brezo y la faya, que es una forma de transición entre este piso y el del pinar. Se considera que el brezo y la faya aparecen como especies dominantes tras la degradación del bosque de laurisilva.
El piso del pinar se desarrolla entre 500 metros (a sotavento) o los 1.200 (a barlovento) y llega hasta los 2.000 metros de altura. Así pues, está más desarrollado a sotavento que a barlovento, ocupando las zonas de sotavento en las que está ausente la laurisilva, debido a unas escasas precipitaciones. Además, se encuentran en las vertientes que tienen una mayor insolación y cierto riesgo de heladas. Está presente en Tenerife, Gran Canaria, La Palma y El Hierro. Los bosques de pino canario forman las manchas forestales más extensas de las islas. El pino canario es la especie dominante, y casi exclusiva, ya que el sotobosque es muy pobre. El pino canario se caracteriza por su resistencia al fuego, una adaptación evolutiva en una archipiélago volcánico.
El piso del matorral de montaña se desarrolla a partir de los 2.000 metros de altitud. A tales altitudes, y debido a las peculiaridades del clima canario, las temperaturas son bajas, el aire seco, el viento fuerte y la insolación intensa. Estas son malas condiciones para que se desarrolle un estrato arbóreo. El matorral de montaña es una formación baja y abierta de porte rastrero. Encontramos este piso tan sólo en las islas de Tenerife y La Palma. Este piso es de una riqueza florística fabulosa. Aquí se encuentran una parte notable de los endemismos canarios, por eso las especies que aparecen en La Palma no son las mismas, ni tienen la misma importancia que en Tenerife. En La Palma predominan los codesares, que forman un matorral compacto en el que las retamas se acantonan en las zonas más rocosas. Aparece, también, retamón, pensamiento de las cumbres y violeta canaria. Por el contrario en Tenerife predomina la retama; mientras que el codeso es marginal, y las demás especies tiene una presencia testimonial, aunque importante en algunos sectores.
http://club.telepolis.com/geografo/r...spa/canveg.htm
Pisos de vegetación
Los escalones vegetales
Las plantas de La Palma se hallan agrupadas en comunidades que se distribuyen, en función del clima y la altitud, en diferentes pisos de vegetación. Estos pisos vienen determinados por la orografía y el predominio de algunas especies sobre otras
1. Piso litoral
En nuestra isla la mayor parte de la costa es acantilada y carece de arenales de importancia. Por eso, este tipo de vegetación se limita a un reducido número de especies denominadas halófilas (amantes de la sal), como la siempreviva de la mar (Limonium pectinatum) y la lechuga de mar (Astydamia latifolia). Son de las pocas que pueden soportar circunstancias de extrema dureza, como la humedad salada (maresía), la escasez de suelo y el alto grado de abrasión marina. / FOTO: Daniel Martín (Tourlapalma)
2. Piso infracanario
Entre los 100 y los 400 metros de altura se desarrolla una zona árida, con temperaturas elevadas pero más resguardadas de la nociva influencia salina. La vegetación más característica de este piso es el tabaibal-cardonal, que como su propio nombre indica está dominado por la Euphorbia balsamifera y la Euphorbia canariensis. Otras especies importantes son el verode (Kleinia neriifolia), la vinagrera (Rumex lunaria), el cardoncillo (Ceropegia dichotoma), etc. / FOTO: Daniel Martín (Tourlapalma)
3. Piso termófilo
En las zonas de medianías (entre los 300 y los 700 metros de altura) comienzan a darse las condiciones apropiadas para la aparición de los primeros árboles. Es el caso de especies como el drago, la sabina, la palmera canaria, el almácigo, el mocán, el guaidil o el granadillo. Desafortunadamente, la zona natural de estas especies ha coincidido con la ocupada por los asentamientos humanos, por lo que sólo pueden encontrarse ejemplares aislados o en formaciones poco numerosas. / FOTO: Óscar L. Pedrianes (Tourlapalma)
4. Piso montano húmedo
Necesita un alto aporte pluviométrico, por lo que está más desarrollado en las zonas bajo la influencia directa de los vientos alisios (norte y noreste). Los dos ecosistemas más característicos de este piso son el monteverde (con especies como la faya o el brezo) y la laurisilva. La relevancia de esta última, que incluye árboles como el laurel (Laurus azorica), el til (Ocotea foetens), el viñátigo (Persea indica), el barbusano (Apollonias barbujana) o el paloblanco (Picconia excelsa), merece un capítulo aparte en Tourlapalma. Y otra mención especial merece la Reserva Natural Especial de Guelguén, donde podemos encontrar especies típicas de bosques de laurisilva en grandes barrancos que desembocan en el mar. De este modo la naturaleza une pisos de vegetación que normalmente estarían muy distantes. / FOTO: Óscar L. Pedrianes (Tourlapalma)
5. Piso montano seco
El gran protagonista de esta etapa es el pino canario (Pinus canariensis). Este superviviente nato es capaz de medrar en suelos de muy baja calidad, de crecer desafiando la verticalidad de los riscos y de resistir los periódicos embates del fuego. En la vertiente sur puede llegar casi hasta el nivel del mar, mientras que en las zonas septentrionales sólo crece a partir de las cotas donde la laurisilva comienza a ceder terreno, con el límite superior establecido en los 2.000 metros. Bajo el pinar, cuyas hojas acidifican el suelo al pudrirse, son pocas las especies arbustivas capaces de sobrevivir. Un sotobosque disperso de amagantes (Cistus sympithifolius) y corazoncillos (Lotus hillebrandii) es lo más habitual, aunque puede convivir con los brezos en las zonas más húmedas y con los codesos en las más elevadas. / FOTO: Raquel García Tesouro (Tourlapalma)
6. Alta montaña
Por encima de los dos mil metros, las condiciones son extremadamente hostiles para la flora. Es una zona que soporta grandes índices de radiación ultravioleta, mientras que su altura es excesiva para beneficiarse de la lluvia horizontal. El cedro (Juniperus cedrus) no tiene competencia entre los árboles, que compiten en protagonismo con arbustos como el codeso (Adenocarpus viscosus). Menos corrientes son el retamón (Genista benehoavensis), la retama ( Spartocytisus supranubius ), el tomillo (Micromeria herpyllomorpha), la hierba pajonera (Descurainia gilva) y el alhelí (Erysimum scoparium). El papel de joya de la corona corresponde sin duda a la exquisita violeta o pensamiento de cumbre (Viola palmensis), cuya fragilidad es sólo aparente. / FOTO: Óscar L. Pedrianes (Tourlapalma)
7. Otros hábitats
Tajinaste es el nombre aborigen aplicado a un grupo importante de especies (Echium webbii, Echium gentianoides, Echium brevirame, etc.), que se han adaptado a circunstancias y cotas muy diversas. Algunas pueden vivir casi al nivel del mar, mientras que otras han conseguido colonizar las zonas de alta montaña o soportar la siempre difícil convivencia con los pinos. Para aumentar un poco más la confusión, se trata de una familia en la que abundan los híbridos.
Por último, no podemos dejar de mencionar la vegetación de risco, también llamada rupícola. Los bejeques (Aeonium spp. y Greenovia spp.), su familia más conocida, se han adaptado a la vida en fisuras verticales de toda la isla, desde los acantilados costeros hasta las más escarpadas paredes de La Caldera. Tampoco es infrecuente verlos colonizando las tejas de las casas tradicionales. De entre la decena de variedades presentes en la isla, destaca sobremanera el bejeque rojo (Aeonium nobile) cuya espectacular floración tarda años en desarrollarse y resulta todo un acontecimiento. El Lotus Pyranthus o pico de cernícalo, que podemos observar en la fotografía, es otra especie rupícola tan bella como amenazada. / FOTO: Óscar L. Pedrianes (Tourlapalma)
http://www.tourlapalma.com/php/publi...1391&idioma=ES
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