<H1>Los políticos de turno se quieren cargar la plaza de toros de Sta. Cruz de Tenerife, destruyendo un edificio emblemático que tantos festejos (no solo taurinos) ha albergado. Aquí una opinión sobre el tema que muestra el sentir de muchos chicharreros.
http://www.eldia.es/2008-03-25/santacruz/santacruz7.htm
La Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife (II)
Si teníamos algunas dudas sobre el sentir popular en relación al tema de la desaparición de nuestra Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife, la publicación de nuestro pasado artículo nos ha servido para despejar estas dudas. Son muchas las personas que nos han comentado lo que en él tratábamos, y los recuerdos que traíamos al papel impreso y a la edición digital de EL DÍA, sobre un tema que no es en absoluto controvertido pues es opinión popular que la Plaza de Toros no debe desaparecer a costa de lo que sea.
Omitimos nosotros, por no alargar el tema, lo que este popular recinto significó para nuestro deporte vernáculo, y sus legendarias vivencias como el más importante terrero de la lucha canaria, escenario sin límites de gestas históricas de nuestro incomparable deporte autóctono, donde presenciamos las más maravillosas agarradas, desde las del célebre Barbuzano, a las excelencias del estilista Pollo de Lugo… Toda una historia imposible de olvidar cuando se trata de mostrar la importancia histórica de nuestra Plaza de Toros -como nos recordara la opinión del gran experto en el tema Eligio Hernández- y el porqué no se puede permitir su desaparición.
Vamos a ir más lejos. Cuando tratamos de algo tan importante para el turismo como son las señas de identidad de los pueblos, tenemos necesariamente que considerar la importancia de sus manifestaciones populares intentando, por todos los medios posibles, no alterar las mismas y conservarlas en el más puro de sus estados. Acabar con las corridas de toros en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife parece un despropósito demencial por muy aprobado que fuese por el famoso Parlamento de Canarias, el cual -como ya es notorio en varios casos- no es precisamente famoso por sus aciertos, sino más bien por lo contrario. Privar a Santa Cruz de Tenerife de sus famosas corridas de toros -uno de los más relevantes atractivos turísticos de España- era un autentico atentado para la promoción turística de la ciudad. Al parecer, los "sabios" que aprobaron tal medida estaban embriagados de nuestros éxitos turísticos y pensaron que las corridas de toros podían ser un capítulo cerrado. Progresistas e iluminadas que eran sus señorías.
Sabemos que en contra de las corridas de toros se puede escribir mucho. También se puede escribir mucho, y bien, a su favor. De lo que no cabe duda, ni ofrece discusión posible, es de su poder como atractivo para la promoción turística de un lugar. ¡Que le pregunten a la Feria de Abril en Sevilla... o a los san fermines pamplonicas!
No sólo tenemos los chicharreros que conservar nuestra Plaza de Toros, sino que tenemos que recuperar la fiesta de los toros, para que sea el reclamo necesario para apoyar la promoción turística de Santa Cruz de Tenerife. ¿Qué dice a todo esto nuestro ilustre Palacio Municipal? ¿Y el Cabildo de Tenerife, tampoco va a tomar cartas en el asunto? ¿El Centro de Iniciativas y Turismo dejará, así sin más, que derriben esta histórica pieza de nuestro acervo turístico-cultural?
Sería para nosotros una tremenda desilusión más ver cómo se sigue maltratando la ciudad en que nacimos, crecimos y nos desarrollamos.
Se hace necesario que, de una vez para siempre, quienes tienen el deber de salvaguardar los intereses de esta generación y las futuras no sigan cargándose nuestras señas de identidad, uno de los valores indiscutibles sobre los que nació la riqueza turística de Canarias, hoy en entredicho gracias a las mentes torpes de algunos seudopolíticos de pacotilla, que sólo han trabajado para sus propios intereses y el de sus amigos, propiciando la desaparición de las citadas señas de identidad sin importarles para nada sus consecuencias, en su ignorancia y falta de sensibilidad profesional, cuyos ejemplos podemos contemplarlos, sin ir muy lejos, en la mismísima calle del Castillo de nuestra ciudad capital.
La Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife no puede desaparecer, cueste lo que cueste. Nuestro ayuntamiento está obligado a hacer lo posible para que la misma ocupe el lugar que le corresponde como un patrimonio histórico de la ciudad.
¿Qué hacen las autoridades insulares que son capaces de paralizar una obra en Puerto de la Cruz durante cuatro años, porque había desaparecido un patio canario en su interior? Parece una ironía, ¿verdad? ¿Dónde están ahora esos técnicos que tan desafortunadamente paralizan una pequeña obra de escasa repercusión popular, si es que tenía alguna? ¿Es que no se han enterado del crimen que se pretende hacer en Santa Cruz de Tenerife, cargándose su Plaza de Toros?
Recordamos, por último, nuestras veladas en el viejo restaurante Portón de Oro -allá por los años sesenta del pasado siglo-, comentando con Juanito, Lalo o Pepe -artífices de la gastronomía de la emblemática casa de comidas- la luchada que acababa de finalizar en nuestra Plaza de Toros… Los restaurantes, Roma, Baviera o El Gallo Rojo en ese tramo cercano de las ramblas a nuestra Plaza de Toros. Pedazos de la historia de Santa Cruz, que aquellas memorables tardes, o noches, vivían inusitadas jornadas "llenos hasta los topes" de quienes teníamos la oportunidad de asistir a estas memorables jornadas.
Más profundo todavía el recuerdo de la célebre corrida de toros ofrecida en noviembre del año 1963 a los participantes en el Congreso Internacional de los Skal Clubs por el Ayuntamiento de Santa Cruz. Y fueron tantas las invitaciones "de cortesía" que salieron de las oficinas del municipio que cuando los congresistas llegaron -habían almorzado en un memorable ágape en el Parque Municipal- encontraron la plaza completamente abarrotada de público. Una desagradable situación que, con la profesionalidad de quienes llevaron la ejecución del citado congreso, pudo resolverse. Recordar es vivir.
La Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife no puede desaparecer. Vamos a ver de lo que es capaz D. Ángel Llanos Castro. Es un reto.
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