¿Qué es lo que entendemos por "hispanista"?
Comúnmente el término "hispanista" dice de alguien que sin ser "español" se ha dedicado a ciertos estudios, propios del ámbito hispano (principalmente estudios relativos a la historia, a la antropología y a la cultura españolas.) Y he ahí a esa pléyade de sedicentes "hispanistas" de más que dudoso criterio: Gerald Brenan, Ian Gibson o el masón Paul Preston. En ese sentido, claro que hay "protestantes" (o, al menos, gentes de origen y ambiente protestantes) que son "hispanistas", pero no hispanófilos; sino que por sus prejuicios se convierten en todo lo contrario: hispanófobos.
No comprenden España, justamente por los parámetros ajenos y antitéticos -intrínsecos a la herejía que profesan- con los que juzgan nuestra Historia. Pero estos "hispanistas" han logrado una cosa con su cacareo: hacerle creer a una buena parte de españoles que España, cuando fue glorioso instrumento de la Providencia Divina para cristianizar el mundo, fue una España fallida. Que la verdadera España es una España obsoleta, oscurantista, inquisitorial, depredadora y bestial, digna de ser puesta entre rejas, cerrada bajo candados... No sea que algún día despierte y otra vez metida en danza arruine los planes mundialistas de la Revolución gnóstica e igualitaria, sostenida tanto por judíos, protestantes, masones, rojos, feministas... Y hasta musulmanes.
No se puede ser "protestante" a la vez que hispanista, si por hispanista entendemos a alguien que -español o extranjero- ha estudiado, admira y empeña su vida por restaurar los valores sacrosantos de la Tradición Hispánica: el Catolicismo... la Católica, Sacra y Real Majestad de la Corona Española (que desde 1833 ha venido degradándose en una profanidad que alienta gracias al prestigio que en todo corazón español todavía tiene el nombre de Rey) y las libertades tradicionales propias de una sociedad que se articulaba por cuerpos intermedios (no por macro-estructuras organizadas de parásitos profesionales: partidos políticos que creen representar al "pueblo") y por el principio de subsidiariedad.
Conclusión: No se puede ser protestante e hispanista. Para ser hispanista en el pleno sentido del vocablo hay que ser católico.
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