Por supuesto que no todo en la Biblia tiene interpretación literal. De hecho, hay cuatro niveles de interpretación (literal, analógico, anagógico y tropológico, pero no voy a entrar ahora en ello). Pero eso no quita que la arqueología confirme cada vez más el Antiguo Testamento. Las ciudades de la Pentápolis, de las que Sodoma y Gomorra eran las principales, están en una zona volcánica, por lo que no tiene nada de raro pensar en terromotos que abrieran grietas por las que escaparan gases sulfurosos (fuego y azufre) o en erupciones que destruyeran esas ciudades. Del Diluvio también hay indicios, y el solo hecho de que en todas las culturas del planeta exista esa tradición es clara señal de que las diversas leyendas al respecto tienen un origen común aunque con el tiempo hayan ido adquiriendo ciertas diferencias y embelleciéndose con añadidos. Ni podemos ser tan ingenuos de creérnoslo todo literalmente ni tampoco caer en los excesos de la crítica textual que lo rechazan todo y al final no queda nada, muchas de cuyas tesis han quedado ya superadas.
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