Lamentable nombramiento de otro nomade,"autodemoledor"...
Y van...
Así nos va...
Luego se extrañan de la apostasía de Europa... y del avance incontenible del protestantismo en Hispanoamérica...
Cardenal Ravasi, ¿otro peligroso con capelo?
No soy nada filo-curialesco. Me parecen ridículas las aficiones a purpurados y mitrados que alimentan algunos, adictos a la clerecía (la alta clerecía) como otros son fans de la pseudo-aristocracia de prensa rosa. Pero mantengo una discreta y proporcionada atención a la Curia y sus personajes (digo Curia refiriéndome a la romana, las demás, por regla general, no merecen atención sino paciencia).
Por eso me hice de Gianfranco Ravasi un cierto perfil, dado que era de los que se veian venir e iban haciendo, pian piano, su curriculum, sin prisa pero sin pausa. De cara y de tipo resulta simpático, un prelado rubicundo y mofletudo que valdría de modelo para un cuadro de costumbres de esos que pintaban orondos clérigos tomando chocolate. De entre los nuevos cardenales recien nombrados en el Consistorio del pasado Noviembre, es uno de los más jovenes. Debe de tener méritos y facultades, desde luego tiene un currículum interesantísimo, destacando como biblista y arqueólogo, incluso llegó a trabajar en Tierra Santa con uno de los "grandes" de la arquelogía bíblica, el famoso p. Roland de Vaux, y también con la no menos célebre Kathleen Kenyon; supongo que la colaboración sería breve y que le pudo más el tirón clerical que el arqueológico, algo digno de tener en cuenta. A la gente le impresionan estas cosas.
Se dijo que se le frustró el nombramiento-ordenación episcopal por unas equívocas palabras sobre la Resurrección del Señor. Pero no mucho después fue ordenado obispo, con altos encargos en la Curia Romana. Del 2007 al presente, su carrera ha sido fulgurante. Insisten que sus palabras equívocas no fueron fortuítas o malentedidas, sino que sabía lo que quería decir. Cuando he leído este artículo suyo, me he sentido verdaderamente inquieto y preocupado, porque el que escribe es un cardenal con el capelo recién estrenado:
Cercare Gesú nella storia (buscar a Jesús en la historia)
Apenas se le echa un vistazo al artículo, por encima, lo primero que se concluye es que Ravasi es hombre de su tiempo, un sacerdote formado en aquellos seminarios y facultades eclesiásticas de los 60-70 donde se enseñaban a los autores capitales del protestantismo moderno y se arrinconaban a los Padres y Doctores de la Iglesia. Piú meno. Es llamativo el florilegio de autores que se citan en el artículo: Reimarus, Renan, Weiss, Schweitzer, Bultman; se explica porque se habla de lo que se habla y es necesario (?) que salga a relucir esta galería de monumentales des-cristianos.
Según Ravasi, estaríamos en una "tercera fase" de aquel fenómeno que comenzó con el racionalismo del XVIII proyectando sobre los Santos Evangelios un prejucio que arrancaba de la filosofía racional-naturalista que negaba absolutamente la realidad de lo trascendental-sobrenatural, y por ende todo lo que significaba la Revelación y el Misterio de Cristo. Por eso la insistencia de todos estos autores en desautorizar y desacreditar a los Evangelios, o de explicarlos desde perspectivas historicistas o existencialistas, reduciendo los Textos Apostólicos a mera expresión subjetiva de la fe, más o menos elaborada, de la primitiva comunidad cristiana, sin valor ni carácter histórico, apreciables en sí mismos según cierta fenomenología, como sería el caso del concepto bultmaniano de "desmitologización" aplicado a los Textos Sagrados.
De estos autores proviene la equívoca distinción entre el "Jesús histórico" y el "Cristo de la fe"; el primero sería el indivíduo real, conocible como un simple hombre de su tiempo y circunstancias; el segundo sería el personaje creído y proclamado por sus discípulos/creyentes. En mi opinión, la mera aceptación de este teórico postulado supone ya la negación de la Fe y el Dogma cristianos, si no explícitamente sí de forma implícita. Aunque lo que late en ese historicismo pseudo-cristológico es (otra vez) el prejuicio de corte kantiano que se abstiene del conocimiento (imposible) del Cristo Revelado para atender sólo al Jesús "fenomenológico" que se puede rastrear en los datos históricos contrastados según ciertos parámetros cientificistas, no teológicos.
Desgraciadamente, esa teoría no-cristiana (de hecho anti-cristiana, en cuanto esconde una negación de la divinidad del Señor y su misterio) se ha asumido y divulgado tan ampliamente que hoy es raro encontrar una cátedra cristológica o un autor que no se haga más o menos eco de la especie. Se ha vuelto común la consideración de que se ha pasado de la Cristología (que es Teología) a una nueva "ciencia" que sería la "Jesusología", que no es ya teología (puesto que se niega o se obvia la divinidad de Jesucristo), sino mera indagación "histórica" sobre quien ellos prefieren llamar (solamente) "Jesús de Nazareth". Como paradigma de adonde conduce esta "tercera via" de exégesis/exposición crítico-histórica estaría la obra (bastante ponderada por Ravasi) del jesuita americano John P. Meier, que presentó su ya famoso ensayo con el escandaloso título de "Un Judío Marginal"; dice judío marginal refiriédose y definiendo a Cristo. Toda una declaración de intenciones y de conclusiones expresada desde la portada de su obra (4 tomos, como subraya Ravasi).
En su obra, Meier concluye, entre otras cosas, que lo más probable es que los llamados "hermanos de Jesús" sean realmente sus propios y auténticos hermanos naturales. Siguiendo un sutil formulario muy bien articulado por otros autores de su género, Meier deja ahí la afirmación, le da vueltas, la retoma, la razona, la contrasta, etc. Nunca dirá claramente lo que sabe que no debe decir, pero deja el silogismo preparado para que el lector concluya, una forma esta de exponer archi-tipificada, como acabo de decir, en múltiples autores (no digo modernismo, no diré modernistas, porque me dirán paranóico). Sobre lo demás que dice Meier, juzguen Uds. según la muestra. Y saquen conclusiones.
Para la "reconstrucción" del "Jesús histórico" falseado, desfigurado, transformado, mitologizado, exaltado y divinizado (según ellos) por los 4 Evangelios y demás Escritos del Nuevo Testamento, Meier (y los de su "escuela") utiliza métodos de crítica filológica e histórica, recurriendo a fuentes relativamente paralelas, co-tangentes, coetáneas, etc. Según la consabida técnica analítica de espectro contrastadamente científico, disecciona los Textos Sagrados con el escalpelo de su prejucio, descarnando las narraciones de los Evangelistas y los Apóstoles hasta dejarlas en una re-versión apta para ser asumida por una mente a-cristológica.
Si llegado a este punto digo "arriano", me dirán otra vez paranóico, pero insisto en los planteamientos pre-nicenos que laten en las tesis (no formuladas) que se pueden extractar de la obra de Meier y su seguidores (otra vez me señalo y me dirán tridentino porque he dicho extractar tesis). ¿Me siguen?
Una historiografía cristológica resulta fascinante si se ocupa de perfilar y profundizar el marco temporal (histórico) en el que se realizó y consumó el Misterio de Cristo; como ejemplo magnífico véase la clásica obra Jerusalén en Tiempos de Jesús, de Joachim Jeremías (un autor luterano más cercano al catolicismo que algunos de nuestros teólogos y biblistas "oficialmente" católicos). Si la investigación histórica sobre el marco temporal neotestamentario pretende ir más allá, corre el riesgo de convertirse en una especulación hipotética mediatizada por el criterio que quiera darle el autor en cuestión; en todo caso siempre será una interpretación de muy relativo valor que nunca podrá sustituir a la cristología dogmática ni a la exégesis tradicional, ni mucho menos afectar al Dogma Cristológico.
El peso de estos nuevos autores y sus estudios/conclusiones se siente de manera muy acusada en la exégesis y la cristología bíblica actuales. Ravasi, para perplejidad nuestra (mia y de otros muchos católicos conscientes), cita a dos, los dos españoles (con perdón), el catalán Armand Puig i Tàrrech y el vasco José Antonio Pagola. Este último especialmente polémico por el tufo contra-cristológico de su bien publicitado libro "Jesús. Aproximación histórica", una obra expresamente desautorizada y puesta en entredicho por nuestra Jerarquía, que obligó a la Conferencia Episcopal Española a sacar una nota de censura: Nota de clarificación sobre el libro de José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica.
También recurre Ravasi, finalmente, a esa ambigüedad indefinida, tan característica, que critica agudamente el gran Romano Amerio en su (cada vez más imprescindible) Iota Unum. El Emmº y Revmº Sr. Cardenal Gianfranco Ravasi concluye su articulete con esta cita:
"...Certo è che rimane sempre viva quella domanda che Cristo aveva lasciato serpeggiare nel suo uditorio e che Mario Pomilio aveva posto al centro del suo Quinto Evangelio (1975): «Cristo ci ha collocati di fronte al mistero, ci ha posti definitivamente nella situazione dei suoi discepoli di fronte alla domanda: Ma voi, chi dite che io sia?»."
No se pilla los dedos, no lo dice él, lo dice otro. Pero Don Gianfranco dice lo que el otro dice y, de alguna manera, lo dice él. ¿Pretende dejar así la cuestión, en el aire, suspendida in perpetuum, una pregunta sin respuesta, como la inquietante partitura de Ch. Ives The Unanswered Question?
Porque, díganme (díganse) ustedes: Cuando Cristo hizo esa pregunta a sus Apóstoles (cfr. Mt 16, 13 ss.), ¿qué pretendía? ¿Dejar la cuestión flotando en el éter, como una perpetua interrogación sobre Él y su Misterio? ¿O quería una respuesta creyente de sus Apóstoles? Del texto se desprende que el Señor quiso que sus discípulos le respondieran según el nivel de su vocación; así, la respuesta vulgar de los discípulos no satisface al Señor, sino que sólo la confesión de fe del apóstol Pedro "...Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" merece la aprobación, la confirmación y la bendición de Jesucristo ("...bienaventurado tú, Simón..." etc.).
Ravasi, al escoger esa cita postrera, deja el interrogante sin responder. ¿Esa es la no-respuesta de un Cardenal? ¿Así confirma en la fe a sus hermanos? ¿Esa es toda la fe (en suspenso) que puede testimoniar un recién nombrado cardenal? Según algunos autores de cierta pseudo-teologia mal fundamentada en una confusa filosofía, ese sería el ideal: No encontrar, sino buscar; no contestar, sino preguntar; no definir, sino proponer; no concluir, sino plantear; no llegar, sino caminar; no el fin, sino los medios; no la madurez sabia sino la juventud inquieta. Esas cosas.
Lo más chocante es que el articulete del Cardenal Ravasi con esa cita ponderada de la obra de Pagola ha coincidido casi con la noticia de que al libro en cuestión se le ha retirado el nihil obstat que le concedió Mons. Uriarte, el entonces obispo de San Sebastián, su protector. La anécdota de la coincidencia se vuelve - repito - estupor si se considera quién es Ravasi y se reflexiona sobre lo que supone que un cardenal emita tales opiniones sobre una obra y un autor censurados y en entredicho.
Conque tomen nota y no le pierdan de vista. Se llama Ravasi, Eminentísimo y Reverendísimo Señor Don Gianfranco, Cardenal Ravasi, del título diaconal de San Nicolás in Cárcere.
¿Otro más para la lista de los Martini, Schönborn, Kasper...etc.???
p.s. Sobre el enigma del cómo y porqué gente así llega a ser miembro del Sacro Colegio, no me pregunten porque cada vez tengo menos respuestas decentes.
+T.
EX ORBE
Lamentable nombramiento de otro nomade,"autodemoledor"...
Y van...
Así nos va...
Luego se extrañan de la apostasía de Europa... y del avance incontenible del protestantismo en Hispanoamérica...
Un púlpito para las sombras: Ravasi en Bolonia
El boletín diario de la agencia Zenit es un muestrario bastante aproximado de lo que hay. Y de lo que no. Uno siempre le echa un vistazo esperando encontrar alguna buena noticia, pero lo que encuentra son desconcertantes gacetillas. Como esta de ayer:
El Atrio de los Gentiles discute sobre el Dios de los ateos
El título se podría poner como ejemplo de oxímoron. Y de equívoco. El contenido del acto del atrio, se intuye, pues, oscuro. Pero con linterna.
La luz en la sombra esclarece desde la palabra luminosa del rector, dottore Ivano Dionigi. No me queda claro si se declara/reconoce ateo sólido-compacto o si se trata, más bien, de un delicuescente agnóstico. De todas formas, lo que dicen que dijo hubiera hecho las delicias del beato-súbito JPIIº:
"Yo pienso que hablar del hombre equivale ante todo a hablar de Dios, y hablar de Dios equivale ante todo a hablar del hombre."Dicho esto deberían haber cantado el ite missa est seguido, o una versión a la bolognesa de nuestro castizo apaga y vámonos. Y sanseacabó. Pero como parece que había 1500 expectantes almas. O cuerpos, según se mire, según sea o no sea creyente o no el computador de los que ocupaban asiento; digamos que 1500 mentes, un termino medio (?) que contentará a los incrédulos y satisfará a los creyentes (???!!!). Mil y quinientas humanidades personalizadas (¡!) que tenían que escuchar algo más, ávidas de saber, sedientas de sapiencia. Y por eso después del signor rettore intervino la Sua Emminenza il signor Cardinale Ravasi, GianFranco.
Donde se ponga un cardenal, que se quite un rector, of course. Y eso que no iría de hábito cardenalicio pleno, sino en traje menos "llamativo". No sé - confiésolo - cómo iría, en qué paños, pero aventuro que, fuera como fuera, causaría una impresión mucho más efectista que la del rector. Seguro.
¿Y qué dijo Ravasi, después de esa cita memorable para la antología del equvocismo universal? (la del rector, me refiero). Pues el Emmº y Revmº Ravasi no se dejó amilanar por el rector. Y si a oximorones se jugaba, ni corto ni perezoso lanza el suyo, a ver quién puede más:
"Dios en el ateísmo". (apostilla el gacetillero de Zenit: "...o de lo que podría definirse como la espiritualidad del ateo").
Y se enfrasca Ravasi en una reflexión (dice la crónica) sobre Ciorán. Que no digo que no sea buen botón de muestra ad casum. Todo un alarde de cuánto sabe y qué leída es Su Eminencia (Ravasi, cioé) y cuánta modernidad ribetea la púrpura de Su Eminencia, flecos de seda del moiré de su fajín carmesí.
El efecto sobre aquellos que dijimos mil quinientos cultos asistentes, no sabría yo cómo medirlo. Tampoco lo sé, que yo no estuve. Pero desde mi asiento me pregunto y reflexiono (yo también sé hacer eso, y no soy eminencia) sobre la escena, sus circusntancias, sus circunstantes y su valor. Y no atino a justificarme qué hacía un Cardenal del a.D. 2011 hablando de Cioran ante un público convocado en la Universidad de Bolonia como gentiles de un atrio.
¿Evoco o cito la escena y la sentencia de San Pablo en el Areópago, o no? Es que se me viene a la cabeza, incontenible. Claro que Ravasi no fué abucheado ni despreciado, faltaría más. Sería, al contrario que San Pablo, aplaudido y admirado. ¿Por qué? Por Cioran, es evidente. Si al cliente le gusta el café y le sirven café-café, del mejor, en taza de fina porcelana, con azúcar cande, tarta de chocolate y moka, y copita de Benedictine, el cliente sale encantado y con ganas de repetir más cafelitos con Ravasi. Su Eminencia Reverendísima Gian Franco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, como subraya el boletín de Zenit.
Una cultura pontificia a partir un piñón con el más selecto ateísmo, ateísmo universitario, satisfecho de poder contar con un Cardenal Ravasi, tan sincronizado con la sensibilidad ateística post-moderna.
Volviendo a Ciorán (la ocurrencia ha sido magnífica, de magistral director de escena) no me explico cómo se puede alternar eso que dice el Señor de ser sal y luz con el discurso sobre Cioran y su pensamiento (muchas veces no-pensamiento). Precisamente Cioran. Comprendo que, puestos a elegir, Cioran da la coartada del ser/no ser, tan apropiado.
Pero estoy también convencido de que la conferencia del brillante Cardenal Ravasi no ha servido para llevar luz a las almas, no precisamente con el sombrío Cioran. Pero sí habrá dejado el gusto de que tanto Cioran como los que se debaten entre tinieblas y sombras de muerte son almas (perdón: mentes, quería decir) escogidas, muy por encima de los vulgares creyentes, de los comunes católicos obtusos; conque preferible reconocerse y mantenerse en un nivel Cioran que un ramplón plano creyente. Ravasi no dixit, pero se entiende - es evidente para una mente inquieta, interrogante e interrogada, cuestionante y retadora - que lo que quiere decir Ravasi es que más vale ser y permanecer vitalmente al estilo Cioran.
De todas formas, si hay Dios (¡¡??) al final nos dará asiento a todos por igual en el Cielo (¿¿!!), con preferencia a los cioranistas inquietos sobre los miserables y malditos católicos, cristianos y demás mala gente ceryente. En general.
Un púlpito para las sombras, como decía en el título. Y un cardenal de la Santa Romana Iglesia predicando humo, complaciendo con grajeas agridulces de Ciorán a la gentilidad post-moderna.
p.s. Por cierto, miren ustedes quienes (entre otros) están promocionando la candidatura de Ravasi para arzobispo de Milán: Il Cardinale Gianfranco Ravasi in pole position
+T.
EX ORBE
Ravasi irritado e irritante
Ravasi es uno de los purpurados más inexplicables e injustificables del actual Colegio Cardenalicio. Sólo lo entiendo si es por italianidad, por cuota debida a la mamma Italia. Aunque, si es por esta razón, me abruman entonces las preguntas sobre su promoción y sus padrinos (el ser milanés ya es un peso en la balanza, no pequeño).
Que le tengo poca, muy poca, simpatía ya se habrá notado, salva reverentia (a la púrpura cardenalicia). Conste, empero, que no le busco obsesivamente defectos, sino que el eminentísimo me excita la atrabilis sin que yo rastree sus intervenciones, porque, sin ser sabueso, me topo sin querer con las barrabasadas de Ravasi. Esta misma tarde, hela aquí:
Que los llamados “tradicionalistas” retornen a estudiar el latín, porque muchas veces ellos quieren que las misas sean en latín pero conocen poco la lengua
Primeramente yo diría que habrá conocido a 'tradicionalistas' de poca monta, quizá de perfil light, si no no lanzaría esa puya acibarada. Segundo, implícitamente, se erige él mismo como latinista mayor de la Santa Madre Iglesia, juez y censor de latinidades insuficientes. En tercer lugar apunta sólo a un sector muy determinado, justamente el más sensibilizado por el latín, y, en vez de alegrarse por ellos y agradecer su interés, les pone en la picota dejando en entredicho sus aptitudes latinas. Qué cruel.
¿No se nota que frunce el ceño y encoge la nariz cuando dice 'tradicionalistas', como si fuera un soviet pronunciando 'zarista'? Qué mal disimulan el desprecio estos prelados que luego llenan sus sermones, exortaciones y pastoraladas repitiendo redundantes 'caridad pastoral' 'caridad pastoral' 'caridad pastoral'.
Una vez dejado claro que él no es tradicionalista y que desprecia, desde su egregio sitial de Cardenal de la pan-cultura, el latín de los tradicionalistas; haciéndonos cargo, nosotros, los tradicionales, del guantazo de Ravasi, pregunto en nombre de muchos: ¿Dónde, cuándo, cómo?
¿Dónde estudiaremos latín, cuándo, cómo? ¿Tendremos que irnos a Roma y matricularnos en la Pontificia Academia Latinitatis? Porque en nuestros seminarios o no hay latín, o lo despachan pronto y mal en un curso, un cursillo, donde todos aprueban porque el latín no importa.
Otra cuestión: ¿Hay que ser tradicional, tradicionalista, para pedir más latín? Y otra más: ¿A los que se definan tradicionalistas se les exigirá implacablemente ser latinistas de nivel? ¿Y si no saben más latín que Beatriz Galindo se les niega el latín? ¿Y si no saben más latín que Nebrija se les prohibe la liturgia en latín? ¿Y si no dan el nivel supuesto, reclamado, exigido por Ravasi, se les condena a la vulgaridad de las lenguas vulgares?
A Ravasi el latín le provoca sarpullido, me temo. Y sacude sus malas pulgas, para que todos nos rasquemos.
Bueno, todos no: Sólo los tradicionales. Los demás, pueden ir en paz.
Ite Missa est!
+T.
EX ORBE
Ravasadas (también por carnaval)
Ravasi, otra vez. Esta vez con la trasnochada coartada de irse de marcha con los juniores para entenderlos en su propio terreno. Me imagino el montaje del acto (acto inaugural de los actos bienales de un Pontificio Consejo, nada menos), acarreando a ese grupete cutre-rock de medio pelo, más la chavalería invitada y reclutada entre los píos contactos de las pías familias tratadas por Ravasi y sus monseñores adiuvantes.
La escena - como Uds. pueden ver - resulta patética, con niños (sí, hay niños (y niñas)) palmoteando en el gallinero y en la platea cardenales octogenarios con seniles semblantes llevando el des-compás con su pies reumáticos sobre el parqué del píccolo auditorio, convertido por arte y gracia de Ravasi en versión comprimida del Espárrago-Rock, o una miniatura vaticana del Woodstock aquel, ad usum Suarum Eminentiarum.
La gracia desgraciada es que, después de este happening rock, Ravasi predicará al Papa y a la Curia Vaticana los ejercicios espirituales de esta próxima Cuaresma, cosas veredes! Cosas de estos tiempos que tanto se asemejan en tantas cosas a los peores tiempos de la Curia, sin entrar en detalles (ni antiguos ni contemporáneos).
Ravasi es un horror que yo no sé cómo ha llegado y quién lo habrá aupado, cosas de la Italia profunda. Pero el eminentísimo no se corta un pelo y va a toda pastilla por la autopista de la nuevangelización. Sin freno.
Y como empecé con youtube, sigo con youtube al canto, con variante sobre lo mismo: Ravasi entretiene a los Cardenales con jovencitos, esto es, jóvenes que discursean en el aula a los Sres. Cardenales (o tempora, o mores!) :
Se entiende que todo es escena y cebo, montaje y coartada con unos pocos chicos de aquí y allá, modositos con pelo largo, gorritos y look étnico, pero nada más. En uno de los planos sale el funesto Schönborn, de clergyman, junto a Erdö. La sensación de despiste desganado de los presentes tiene un pico de autenticidad y dedo en llaga con el testimonio del Cardenal Sandoval:
“Algún muchacho de 15 años me dice: vivir toda la vida con hambre y sin ser nadie, mejor dos o tres años con dinero. Me van a matar pero dos o tres años voy a tener dinero y poder. Y se meten a una banda de malhechores”
Dignas también de análisis (en otro sentido) las poses y movimientos de Ravasi, un muestrario de muecas de horror y pavor, todo máscara, mitad ensayo espontáneo, mitad espontaneidad estudiada. Y la mirada (incluso las 'miraditas'). ¡Qué miedo!
Se me horripila la dermis católica cuando considero las cuadrillas cardenalicias que se van formando y las cabezas que van destacando para los próximos cónclaves que vendrán (cuanto más tarde mejor); Dios nos coja confesados.
Y no es que tema lo peor (que puede temerse), sino que me meten miedo escénico personajes como Ravasi, tan hombre de mundo (eclesiástico) que horroriza imaginárselo urdiendo componendas entre los cortinajes de un cónclave.
Imagino que será dantesco el destilado final alquitarado de las maniobras de aprendiz de brujo de un prelado tan inquietante como Ravasi.
La (santa) suegra de San Pedro nos valga (que se llamaba Perpetua, por cierto (tremendo nombre para una madre política)).
+T.
EX ORBE
Periculoso Ravasi
Me he quedado con la mandíbula descolgada cuando me he enterado de que el padrino de Ravasi es Bertone , nada más y nada menos. Conque el peligro es mayor de lo que me barruntaba, mucho mayor. Y los manejos de la Italia profunda. Obviamente, la realidad supera con mucho mis temores. También es evidente que hay que estar en el cotarro para saber cosas, tener datos, referencias, y deducir consecuencias. Tonto yo, que no imaginaba al decepcionante Bertone como el impulsor del Ravasi, tonto yo, que no me entero. Y cuando me entero, es el día en que Ravasi comienza a predicar el retiro de Cuaresma al Papa y a la Curia; los últimos ejercicios espirtuales de Benedicto XVI, dirigidos por Gianfranco Ravasi, mi eminentísimo detestado.
Rozando el estupor perplejo, recibo el segundo golpe, la segunda 'ravasada': La Radio Vaticana va a transmitir las meditaciones que Ravasi dirigirá al Papa y su Curia. ¿Quién da más, quién ofrece mejor publicidad, más promociones?
Ravasi se va a lucir. El tema de los ejercicios espirituales es característico, sutil, rico en recursos para todo, para sacarse del capelo variaciones multicolores sobre lo que sea: “Ars orandi, ars credendi. Il volto di Dio e il volto dell'uomo nella preghiera salmica” // El rostro de Dios y el rostro del hombre en la oración de los Salmos.
Imagino que no hará mucho hincampié en los Novísimos, siendo un tema oportunísimo en la Cuaresma, muy oportuno para la reflexión del Papa que va a renunciar y de su Curia, testigo de su despedida. Exponer y meditar las postrimerías: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria. Las iglesias y basílicas de Roma están llenas del arte más exquisito que evoca las postrimerías. El genio insuperable del Bernini floreció especialmente en la composición del arte funerario, incluso macabro. Sin salir de San Pedro del Vaticano, con sólo la rememoración de los monumentos de los Papas, montaba yo mismo unas pláticas de vanitate et occasu tremendas; cuánto más Ravasi, ese portento, ese delfín de Bertone, ese tesoro de sapiencia y erudición, que dicen que se sabe la Biblia de memoria.
Conque no sé a qué Santo Papa o Papas Santos encomendarme, para que no ocurra obvio decir qué (es decir, quién).
Confieso que me dan ciertos escrúpulos hablar de estas cosas, siendo de tanta gravedad tales asuntos, tratándose de la Iglesia y su actual coyuntura, tan seria.
Pero considerando que es Ravasi quien se publicita, ¿por qué no vamos a opinar sobre Ravasi?
Ya lo han dicho unos cuantos Cardenales: Se ha roto el tabú.
Aunque a mí, lo que de verdad me da miedo es que se rompa la Iglesia.
+T
EX ORBE
Ravasi en la Bienal
Si tuvo o no tuvo posibilidades en el pasado Cónclave, él sabrá. Aunque su desaparición - ¡dos meses sin ravasadas! - de los mentideros eclesiásticos ha durado poco, porque Ravasi parece no tolerar bien un régimen de discreción, acostumbrado como está al primer plano. Así que vuelve a ocupar ese exquisito espacio cultural-eclesial que parece le crearon ex-profeso durante el bertonato (i.e. el tiempo en que gobernó(?) Bertone).
Decir 'bienal' suena a invento de avispados agentes de las pseudo-élites políticamente correctas, expertos en morder teta mamatoria y no soltarla. Los socialistas, verbigracia, han sido virtuosos en el arte de bienalizar las 7 artes y sponsorizar provechosamente trampolines de la pseudo-cultura liberal-marxista. La bienal de arte de Venezia pertenece a esa especie de perdederos de recursos públicos, publicidad de espónsores y mantenimiento de degenerados subvencionados (sedicentes 'artistas').
Que en semejante putiferia (sic) tenga la Iglesia algo que ver, sólo se le puede ocurrir a una mente vaga-iluminada como la de Ravasi, con el agravante de que vende la burra bajo la etiqueta de 'nueva evangelización', esa especie de marchamo denominación de origen que todo lo tapa y justifica y convalida y homologa. Un buen invento para tipos del perfil de Ravasi, cuya aportación a la nuevangelización sólo será - como le corresponde al personaje - una tramoya de confuso modernismo por fuera con vacío penumbroso dentro. Como experto sofista palabrero, el Emmº Ravasi utiliza un plural (mayestático?) que disimula, más bien, su personalísima implicación en el asunto:
"Hemos elegido un texto del Génesis y lo hemos hecho “leer” mediante estas obras de arte, con un lenguaje contemporáneo y artístico"El lenguaje contemporáneo leerá artísticamente el Génesis (11 primeros capítulos) según la secuencia Creación/De-Creación/Re-Creación, que no se sabe bien si evoca la historia de Creación-Caída-Gracia o quizá alguna ocurrencia más peregrina según Ravasi y la cuadrilla de contemporáneos pseudo-artistas. A favor de la pluralidad semiótica de lo que se exponga, juega la rica gama colorista de esos capítulos de Gn, cargados de sugestiva imaginería divina y humana, cósmica e incluso caótica, terrible, admirable y fascinante.
Pero la mano artística y la mente creativa del siglo XXI no están a la altura del Michelángelo de la Sixtina, precisamente, y, en su inane bloqueo formal-esencial, lo que Ravasi lleva a la bienal (además de palabras) son las tres o cuatro mamarrachadas que se pueden ver en el YouTube: Una sala con regusto a montaje manido post-Andy Warhol, unas fotografías en blanco y negro con absurdos planos y perspectivas de no se sabe qué, y una ristra de bombillas colgadas en una pared desconchada. Las fotos de los autores perpetradores de las 'obras' sumen a cualquiera en ese estado de inquietud que se sufre al enfrentarte a un demente evidente con síntomas de inmediata crisis. O algo así.
El colmo desatinador, es la estafa del coste de la participación y el pabellón de la Santa Sede en la bienal, pues el precio de la ocurrencia cultural nuevangelizadora de Ravasi es una cifra indecente, pornográfico-económica, diría yo. Tanto más estridente cuanto todo ello sucede sub umbra Papae Francisci y sus sencilleces minimalistas infra-ostentosas. No sé, verdaderamente, como casa y se encuadra el costosísimo capricho elitista de Ravasi en la reforma curialesca (tan pregonada) del Papa Francisco. Es un misterio. O una de esas cuotas que se pagan al que quieres tener callado y/o contento.
Pero Ravasi no calla. El siempre equívoco Ravasi parlotea que su pabellón en la bienal tiene como objeto 'recuperar aquella tradición por la que arte y fe iban de la mano'.
En este punto, si Ravasi fuera Polichinela y declamara en el proscenio, el público patearía, rechiflaría y se partiría en espasmos desternillantes de risa tragicómica: ¿La fe de la mano del arte de la bienal?
Aunque, considerando gravemente el estado de la fe post-conciliar, uno conviene, con el alma en los pies, que sí, que estamos sumidos en tales bajuras de fe (y de costumbres) que quizá no merezcamos otra expresión adecuada a las circunstancias, sino esos cuatro monigotes que dejarán patente en el pabellón de la Santa Sede cómo está la Santa Sede que se presenta a la bienal de Venezia. Completando el esperpento, Ravasi sería un adefesio más, un estrambote vivo, apéndice de sí mismo y su obra.
Mientras, la fe que sí fue de la mano de los Maestros Venecianos resplandecerá suavemente, abstraída en contraluces y sombras, por las basílicas, iglesias, conventos y capillas de la dorada y declinante Venezia, la ciudad espejo del ocaso cultural de nuestro Occidente de decrepitud galopante, que organiza banales bienales con lo que nunca podrá ser arte. Ni tampoco cultura. Ni, mucho menos, evangelización.
p.s. Por cierto, que lo que España lleva a la bienal veneziana también es digno de ver: Una carga de escombros. Muy alegórico (si el vulgar timo admitiera alegorías). Huelgan más comentarios.
+T.
EX ORBE
Monstruos benedictinos
El Papa Benedicto nos dejó al irse una insufrible galería de monstruos eclesiásticos. No discuto las razones porque desconozco los motivos de nombramientos, elecciones, promociones y permanencias. Lo que sí mantengo es el pésimo juicio que me merecen los Maradiaga, Tagle, Marx, Ravasi, Fisichella & cia.
El monstruo Ravasi, que se reedita continuamente para justificar su entidad cultural en la poco parnasiana corte francisquista, dicen que ha propuesto, para la nueva curia, la constitución de un 'polo cultural', que no es un helado congelado de bellas artes con palito para chupar y refrescar la vis estético-católica, sino una una especie de concentrado para mandar más y mejor, como el anillo único, para dominarlos a todos.
El monstruo Marx - cada día de perfil más bávaramente grueso, más 'salchichoso', todo cara espejo del alma - también ha eructado una novedad, una parida a propósito de la reforma de la curia. Sorprendente y contradictoriamente, piensa que urge desclericalizar, pero no da ejemplo y pontifica elucubraciones con insoportable tufo des-católico. Debería regalarnos una auto-desclericalización en primera persona, y quedaríamos muy edificados.
N. b. Dado el conocido carácter anti-católico de los mendas gobernantes-manipulantes de RD, léanse los enlaces a su nada-católica web con la precaución, el discernimiento y el juicio ponderado que hay que mantener cuando se leen cosas publicadas in situ ille por semejantes profesionales de la kaleborroka eklesiastikoide.
+T.
EX ORBE
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