Doctor místico
Dentro del ciclo de catequesis que Benedicto XVI ha dedicado a presentar a los diversos doctores de la Iglesia, comenzando por Santa Teresa de Jesús, durante la Audiencia general celebrada en el Aula Paulo VI del Vaticano el pasado miércoles 16, el Papa centró su catequesis en la figura de San Juan de la Cruz, a quien se refirió como “amigo espiritual de Santa Teresa de Jesús, reformador, junto con ella, de la familia religiosa Carmelita” y de quien recordó que fue “proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XI en 1926 y apodado en la tradición Doctor mysticus o Doctor místico”.
De nombre Juan de Yepes, Juan de la Cruz nació en Fontiveros, cerca de Ávila, el 24 de junio de 1542. Su papá murió cuando él tenía 6 años; a los nueve su mamá lo llevó al pueblo de Medina del Campo, donde a los 17 ingresó al colegio de jesuitas para estudiar humanidades. Luego entró a la Orden del Carmen y en 1563 tomó los hábitos como fraile carmelita adoptando el nombre de fray Juan de san Matías; al año siguiente se trasladó a Salamanca para cursar estudios de teología en su célebre universidad. En el año 1567 fue ordenado sacerdote, y adoptó el nuevo y definitivo nombre de Juan de la Cruz.
Durante la Audiencia, Benedicto XVI narró que con motivo de la celebración de su primera misa, fray Juan de la Cruz se encontró por primera vez con Teresa de Jesús, la monja carmelita que “le expuso su plan de reforma del Carmelo”. Él colaboró estrechamente con ella en la reforma, “lo que le supuso graves sufrimientos, llegando incluso a ser encarcelado por una acusación injusta”, explicó el Papa, y añadió que “mientras se preparaba para viajar a México, enfermó gravemente y murió en diciembre de 1591. Fue beatificado por Clemente X en 1675 y canonizado por Benedicto XIII en 1726”.
En referencia a sus escritos, el Papa Ratzinger hizo notar que San Juan de la Cruz “es considerado uno de los poetas líricos más importantes de la literatura española” y que sus obras más conocidas son cuatro: Subida al Monte Carmelo, Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva”. Luego explicó que “en el Cántico espiritual San Juan presenta el camino de purificación del alma. En Llama de amor describe con detalle el estado de la unión transformadora con Dios, en la Subida al Monte Carmelo presenta el itinerario espiritual desde el punto de vista de la purificación progresiva del alma, necesaria para escalar la cumbre de la perfección cristiana, simbolizada por la cima del Monte Carmelo, y en la Noche oscura describe el aspecto pasivo, es decir, la intervención de Dios en el proceso de purificación del alma.
El Papa explicó que “el esfuerzo humano, de hecho, es incapaz por sí mismo de llegar a las raíces profundas de las inclinaciones y de los hábitos malos de la persona: sólo las puede frenar, pero no desarraigarlas por completo. Para ello, necesita la acción especial de Dios, que purifica radicalmente el espíritu y lo dispone a la unión de amor con Él. El ritmo de crecimiento de la fe, la esperanza y la caridad va en paralelo con la obra de purificación y con la unión progresiva con Dios, hasta transformarse en Él. Cuando se llega a esta meta, el alma se sumerge en la misma vida trinitaria. Por eso, el Doctor místico sostiene que no existe una verdadera unión de amor con Dios si no culmina en la unión con la Trinidad”.
El Papa terminó preguntándose si la vida de San Juan de la Cruz tiene algo que decir al cristiano de hoy o si sólo es un ejemplo para pocas almas selectas que pueden seguir este camino de purificación y de ascesis mística, respondió que “el camino con Cristo, el ir con Cristo, la vía, no es un peso añadido al ya suficientemente duro peso de nuestra vida; es algo totalmente diverso; es una luz, una fuerza que nos ayuda a llevar este peso. El dejarse amar por Cristo es la luz que nos ayuda a llevar el peso cotidiano porque la santidad no es una obra nuestra, muy difícil” y concluyó con la invitación a pedir al Señor “que nos ayude a alcanzar la santidad y a dejarnos amar por Dios, que es la vocación de todos nosotros”.
San Juan de la Cruz fundó en 1568 el primer convento de Carmelitas Descalzos, ahora presentes en todo el mundo, son frailes que practican la austeridad, la contemplación y la íntima comunicación de unión de amor con Dios.
¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !
Adelante soldado de Cristo
Hasta morir o hasta triunfar
Si Cristo su sangre dio por ti
No es mucho que tu por ÉL
Tu sangre derrames.
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