Lo que la Iglesia ha enseñado siempre y en todas partes; o bien, la sentencia unánime de sus doctores y Pontífices, bajo ningún aspecto puede tomarse como materia facultativa, es doctrina y pertenece al depósito de la Fe.
Y nuestra Santa Iglesia ha enseñado siempre y en todas partes que el pueblo judio es reo del pecado de deicidio y que por esta razón ha pasado a ser maldito entre las Naciones hasta su conversión previa al fin de los tiempos.
Todo el resto de las opiniones pseudo eruditas-incluídas las de los pontífices postconciliares, en cuanto teólogos privados- no le pueden interesar absolutamente a nadie más que a sus propios autores. Por lo demás, si van contra la enseñanza tradicional deben ser rechazadas categóricamente.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
Así ha sido siempre, y así debe de seguir siendo. Por poner un ejemplo, cuando S.S.Benedicto XVI escribía libros como teólogo, era Ratzinger quien los escribía y no el Papa, ni sus libros eran encíclicas. Desgraciadamente, quizás por presiones editoriales, se ha permitido que libros meramente de interés teológico, lleven en sus portadas una firma que jamás debieran haber llevado. Y para remarcar esta idea voy a escribir mi anterior aserto en una forma distinta: cuando el teólogo Joseph Ratzinger escribe como tal, es él mísmo quien escribe y no S.S. el Papa Benedicto XVI.
Pero ésto no parece ser que nadie pretenda entenderlo, comenzando por el mismo Ratzinger que lo ha permitido (dicho ésto por no hablar de los muchos libros atribuídos a la firma de otros Papas como Juan Pablo II).
Última edición por jasarhez; 26/02/2013 a las 15:59
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