Vengo a debatir sobre este asunto que como lo de la inmersión lingüística también está de actualidad.
No soy aficionado a los toros, aunque tampoco me pongo en la posición de algunos que quieren prohibirlo. Pienso que el que quiera ir que vaya y el que no que lo haga. El caso es que leyendo a Santo Tomás de Villanueva me ha asaltado la duda:
"¿Hay brutalidad mayor que provocar a una fiera para que despedace al hombre?" Y, tras calificar este espectáculo de "duro y cruelísimo" denunciaba "en nombre de Jesucristo, a todos cuantos obráis y consentís o no prohibís las corridas" y a todos ellos les conminaba de esta manera: "No sólo pecáis mortalmente, sino que sois homicidas y deudores delante de Dios".
¿Qué opináis?
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