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Honores6Víctor
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Tema: Rosario de veinte misterios

  1. #1
    Avatar de Requeté hispánico
    Requeté hispánico está desconectado Miembro graduado
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    Rosario de veinte misterios

    Una pregunta ingenua, y sobre un asunto intrascendente, pero fruto de una reflexión que me ha traído inquieto por mucho tiempo.
    ¿Qué les parece ese rosario de veinte misterios, que rompe la perfección del tradicional de los cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos?
    Lo importante es acompañar a María, nuestra Madre, por todo el recorrido de su vida corredentora, y eso no lo veo mucho en todos los episodios conmemorados en los "luminosos".

  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Rosario de veinte misterios

    Una de tantas innovaciones extrañas. ¿Qué diría Santo Domingo? Yo rezo cada día el Rosario completo (los cinco misterios de gozo, los cinco de dolor y los cinco de gloria, y nunca he rezado los de "luz" porque me descompone el salterio y no me salen las cuentas (nunca mejor dicho lo de "cuentas"). Puestos a inventar e innovar, solo faltaría añadir el rosario musulmán y las cuentas de los tibetanos.

  3. #3
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
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    Re: Rosario de veinte misterios

    La Virgen le entrega el Rosario a Santo Domingo…sin misterios "illuminatis".



    Me opongo tenazmente a los que jocosamente llamamos Los misterios ILLUMINATIS, y es que habiendo sido el Santo Rosario entregado personalmente por Nuestra Señora a Santo Domingo, no me conforma la idea de que desde la eternidad se le fue el detalle de agregar los “luminosos”, hasta que de pronto “súbitamente” el pretendido “súbito” nos aumenta la cantidad de misterios de 15 a 20.

    Es como que a algún papa se le hubiese ocurrido el agregarle un mandamiento al decálogo para “completarlo”…simplemente me parece aberrante.
    Si la Ssma. Virgen María hubiera querido darnos 20 misterios, nos los hubiera revelado todos juntos. Porque JP2 dice que el Santo Rosario se "completa"; acaso la Ssma Virgen bajó del cielo para entregarnos una devoción imperfecta?

    Por otro lado, el larguísimo séquito de adoradores de Jp2, insiste en adjudicarle al difunto la “inspiración divina” mediante la cual redacto estos misterios, ignorando que corresponden a una antigua devoción de los monjes camandulences, pero dejemos que Fray Pío de Jesús Crucificado+ nos explique mejor: Los misterios de luz, no responden a ninguna enseñanza de la Virgen Santísima, de hecho en ninguna Aparición ni Revelación a Santo o Beato, alguno, la Virgen Santísima, habló ni mencionó nada de misterios de luz. Nunca lo iba a hacer, pues los misterios agregados por Juan Pablo II al rezo del Santo Rosario, pertenecen, y no con ese nombre; a la Corona-Rosario-Camándula enseñada por el mismo Jesús al Monje Camandulense Beato Michele Pini, en el siglo XIV.

    Esta Camándula, se la llama comúnmente el Rosario de Jesucristo, donde están insertos los pasos de la Vida Pública de Nuestro Señor Jesucristo. Lo que hizo Juan Pablo II fue, hacer desaparecer (esta desaparición: de algún modo aparente, no nunca, de hecho: pues muchos seguimos, y Nuestra Comunidad, rezándola tal y como la Reveló Jesucristo y ganando todas las Indulgencias dadas por los Papas en siglos) la Camándula del Señor. Se tomaron los misterios de la Camándula. El accionar fue de extraerlos, copiarlos, “reciclarlos” para decirlo de algún modo vulgar, acomodarlos, y hacerlos figurar como novedad o como de su industria...

    Conclusión: los misterios de luz, no los enseñó la Virgen Santísima, sino que están extraídos del Rosario del Señor. La Fe y la Vida Espiritual no pasa por fenómenos o fotos.
    Fray Pío de Jesús Crucificado+.



    Considero oportuno incluir también esta excelente anamnésis hecha por don Alberto González en un post de cristiandadfm :
    El Santo Rosario, pese a que la historia moderna, pretende buscarle vínculos, incluso paganos, la Única verdad es que, fue DICTADO como sabemos a Santo Domingo, nada menos que por la Santísima Virgen María, encomendado por ella, exigido en la Sallette, y puesto como indispensable en Fátima por Nuestra Santísima Madre; así pues, los misterios Gloriosos nos conceden la Fe, el deseo por el cielo y por las cosas elevadas, los Gozosos, nos llenan de paz, esperanza y alegría; y los Dolorosos bien meditados de una profunda Contrición, esto es, bien mirados son la fuente de las virtudes Teologales indispensables menesteres para la Gracia Santificante.

    En este orden de ideas, los misterios “Luminosos” no solamente se encuentran al margen de propinar, alguna de las tres Virtudes Teologales, sino que además constituyen “un dictado Humano” como para perfeccionar la obra Divina, que a la postre no constituyen otra cosa que un desafío al mismo DIOS a través de su Santísima Madre, y en el menor de los daños, en el más halagüeño, constituyen un distractor tan grande, que a las ya de por sí actualmente escasas piadosas almas, les quitan la posibilidad de obtener las Gracias de la Fe, la Esperanza y la Caridad, aniquilando por el Novismo también el canal de Gracia que una de estas Teologales Virtudes podría comunicarle a un alma hambrienta de ellas, y llenandole de una Falsa Devoción, por una Falsa Meditación, en Una falsa virtud teologal.

    No es nuevo, es justo el Modus Operandi del Concilio Vaticano II, el espíritu de él, los enemigos no podían quitar la fe, sin suplantarla lenta y letalmente.
    Sea para Gloria de DIOS.

    † Crux-
    Última edición por ALACRAN; 27/03/2012 a las 14:06
    Hyeronimus y ReynoDeGranada dieron el Víctor.

  4. #4
    Avatar de Josef
    Josef está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Rosario de veinte misterios

    Cita Iniciado por Requeté hispánico Ver mensaje
    Una pregunta ingenua, y sobre un asunto intrascendente, pero fruto de una reflexión que me ha traído inquieto por mucho tiempo.
    ¿Qué les parece ese rosario de veinte misterios, que rompe la perfección del tradicional de los cinco gozosos, cinco dolorosos y cinco gloriosos?
    Lo importante es acompañar a María, nuestra Madre, por todo el recorrido de su vida corredentora, y eso no lo veo mucho en todos los episodios conmemorados en los "luminosos".
    Hola Hermano, creo que yo soy de los católicos reformados como en este aportan en el foro, he investigado un poco sobre los católicos reformados y los tradicionales.
    La verdad sobre los misterios de luz, en mi punto de vista personal:
    Considero respetable la opinion de todos los foristas, no tengo discrepancia sobre ninguno, he leído un poco del porque su santidad Juan Pablo II incluyó los misterios de Luz al Santo Rosario, en un artículo que leí en una revista, que el motivo por el que el Papa incluyó los misterios Luminosos, fue porque decía que hay muchos hermanos católicos que le dan más prioridad a María que a nuestro Redentor, o que se acuerdan mas de María que de nuestro propio Salvador, a la verdad, he visto esto en mi comunidad, no digo que todos, y no tengo nada en contra de los que le tiene especial cariño a nuestra Virgen santísima, yo antes bien a mi hermanos luego les exhorto como lo enseña la Iglesia, la veneración tributada a los Santos o a Nuestra Señora tiene como fin último darle la honra a nuestro Único Dios y Señor...
    Los misterios de Luz son meditados en mi comunidad y sin problema alguno, son rezados y sobre todo en cada misterio se lee el pasaje del Evangelio que corresponde, de la misma manera que se hace con los de Dolor, de Gloria, o de Gozo...
    Tienes razón en cierta medida al decir que no se ve en todos los episiodios de los luminosos la compañía o participación de Nuestra Madre Santísima... y mi conclusión es que queda a juicio del creyente el rezar los misterios de Luz o no, como te digo en mi comunidad no hallamos problema alguno y por eso los rezamos y meditamos.... pero ante todo y lo más importante es que el rezo y meditación del Santo Rosario es la sinceridad con que se haga....

    Dios te Bendiga....

    guadalupe...jpg

    Santísima Virgen María Madre Nuestra
    ORA PRO NOBIS

  5. #5
    Avatar de jfmarme
    jfmarme está desconectado Miembro novel
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    Re: Rosario de veinte misterios

    Ante todo un saludo especial a los hispanistas.
    Me inscribí el 3 de octubre pasado, pues habiendo conocido este foro investigando sobre historia me llamó mucho la atención la temática tan variada que se ventila. Hasta el momento he venido haciendo un recorrido por el foro empapándome de su contenido. Muchos me han llamado la atención.
    Entrando en materia, en el foro sobre religión vi un tema sobre los misterios luminosos promulgados por Juan Pablo II en el año del rosario 2002-2003 y veo que algunos de los hispanistas se preguntan o levantan la cuestión de si se deben rezar o no los misterios luminosos, pues eso va contra la tradición del rezo de tres misterios y de que la Santísima Virgen, en su aparición a Santo Domingo sólo dictó los tres hasta ese momento contemplados: los gozosos, los dolorosos y gloriosos.
    Creo un poco aventurado deducir de la historia del rosario que la Santísima Virgen instituyó única y exclusivamente tres misterios con exclusión, eventualmente, de añadir otro u otros misterios. Personalmente considero que con la inclusión de los misterios luminosos se completa la meditación de la vida, pasión y muerte, y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
    A grandes rasgos, veamos los antecedentes de esta devoción:
    Cuando no se conocía la devoción al santo rosario, se rezaban ciento cincuenta (150) salmos, sobre todo en los monasterios. En la historia de los Templarios, debido quizás a su peculiar modo de vida, religiosa y militar, se rezaba el padrenuestro muchas veces a lo largo de la jornada. Los fieles que no podían rezar los salmos a imitación de los monjes, pero que querían tener sus devociones diarias, tomaron la costumbre de hacer nudos en un cordel para rezar avemarías, costumbre que propagaron los misioneros irlandeses en toda Europa.
    En el año de 1208 en la población de Prouille, Nuestra Señora le enseñó a Santo Domingo a rezar el rosario. Las fuentes que consulté no especifican concretamente en qué consistía el rosario en esa época temprana de la devoción al rosario. El hecho es que Santo Domingo lo propagó con mucho éxito, sobre todo, entre los albingenses, obteniendo la conversión de muchos. La primera capilla dedicada a Nuestra Señora del rosario fue erigida por Simon de Montfort.
    En el siglo XII se difundió mucho el rezo del avemaría, pero sólo la primera parte que hace referencia al anuncio del ángel a María. El “Santa María” fue introducido a finales del siglo XV (1483). Al parecer en un principio no existía la contemplación de la vida de Cristo. El cartujo Domingo de Prusia, propuso una forma de salterio de 50 avemarías solamente, entre los años de 1410 y 1439. La iniciativa tuvo gran acogida en el siglo XV y las referencias al evangelio fueron muy numerosas.
    San Luis María Grignion de Montfort en su opúsculo “El Secreto admirable del Santísimo Rosario”, escribiendo sobre el origen del rosario dice: “(…) No obstante, el Santo Rosario, en la forma y método que lo recitamos al presente, no fue inspirado y dado por la Santísima Virgen a Santo Domingo, para convertir los herejes albingenses y los pecadores, hasta el año de 1214, (…)”. A seguir refiere lo que Alano de la Roche en su libro “De dignitate Psalteri”, relata sobre la vida de Santo Domingo.
    Durante dos siglos se mantuvo esta devoción con gran fruto. Habiendo disminuido el rezo del rosario Alano de la Roche revivió la costumbre a ruegos de la Virgen, reiterándole las promesas dadas a Santo Domingo referentes al rosario. En sus predicaciones y en las confraternidades marianas que fundó, comenzó a llamar el salterio mariano de “Rosario de la Bienaventurada Virgen María”.
    El dominico Alberto de Castello en el año de 1521 escogió 15 pasajes evangélicos como jaculatoria final de las avemarías y el Papa san Pio V con la bula “Consueverunt Romani Pontifices” lo instituyó como esencialmente lo conocemos.
    Como se ve, históricamente hablando, no podemos decir que la Virgen instituyó solamente tres misterios y observando bien, anteriormente del quinto misterio gozoso: pérdida y hallazgo del Niño Dios en el Templo, pasábamos al primer misterio doloroso: la agonía de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto de los Olivos, por lo que había por decir así un “vacío” al contemplar la vida pública de Nuestro Señor Jesucristo y creo fue ese “vacío” que el Papa Juan Pablo II tuvo en vista para promulgar los misterios luminosos, pudiendo los fieles meditar en su integridad la vida, pasión y muerte, y resurrección de Nuestro Divino Salvador.
    En mi opinión fue un acierto la promulgación de esos misterios y no dejo de rezarlos desde ese momento. A los amigos hispanistas que rezan el rosario, les aconsejo recen o no dejen de rezar los misterios luminosos. No hay mala fe o segundas intenciones, ni un afán de novedades, sino por el contrario, un deseo de que nos unamos cada vez más a Nuestro Señor por la intermediación de la Virgen María.

  6. #6
    Avatar de CRISTIÁN YÁÑEZ DURÁN
    CRISTIÁN YÁÑEZ DURÁN está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Rosario de veinte misterios

    Los denominados misterios luminosos nio son sino una infición modernista y, por consiguiente, inaceptable. El CVII y sus adoradores no han hecho otra cosa que manchar todo lo que tocan. Es precisamente una de las características de Juan Pablo II, de tristísima memoria, que no hizo sino mancillar todo el depósito de la Fe y la Tradición. Nuevo catecismo, nuevo derecho canónico, nuevos misterios del rosario. Todo para complacer al Príncipe de este mundo.
    Un católico digno de este nombre jamás debe estragar su oración con estos pretendidos misterios que no responden a conceptos católicos: gozo, gloria, dolor, sino a una vagorosa categoría mundana: luminosidad, digna de cualquier religión New Age o secta carismática.
    En definitiva el Rosario con el añadido de los "misterios luminosos", deja de serlo para transformarse en una oración ofensiva a Dios.

    EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
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  7. #7
    Avatar de Irmão de Cá
    Irmão de Cá está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Rosario de veinte misterios



    Copio y pego una elucidativa contestación del equipo de la Associación Cultural Monforte a la interpelación de un lector sobre las razones por las cuales no presentaban el rosario de 20 misterios en su web. La pregunta y las respostas originales están en portugués, pues se trata de una web brasileña; se pueden encontrar aqui:





    São Paulo, 02 de novembro de 2010


    Prezado Alfredo, salve Maria!



    Alegra-nos a notícia de que mais um leitor tem gostado do que vem aprendendo em nosso site. Esperamos, assim, ter, em breve, mais um amigo para lutar a nosso lado contra essa terrível demolição – ora em reversão, como assim o parece – pela qual passou a Igreja depois do Concílio Vaticano II.



    Por favor, não deixe de rezar por nosso pequeno apostolado, sobretudo, agora, após a perda de nosso querido Prof. Orlando.

    Em relação a sua primeira dúvida sobre os “Mistérios Luminosos”, confirmo a existência deles. São fruto de uma sugestão do Papa João Paulo II exposta em sua carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, de 16 de outubro de 2002, por meio da qual ele lançou o Ano do Rosário (outubro de 2002 a outubro de 2003), como fez semelhantemente o Papa Bento XVI há pouco com o Ano Sacerdotal.

    Ora, por que, então, eles não constam no site Montfort?

    Em primeiro lugar, devemos ter bem claro que se trata de uma mera proposta, feita em primeira pessoa, por parte do Papa João Paulo II a seus fiéis e, de modo algum, de uma imposição, que deva ser necessariamente aceita.

    Como diz a Rosarium Virginis Mariae em sua tradução portuguesa oficial:

    “Considero, no entanto, que, para reforçar o espessor cristológico do Rosário, seja oportuna uma inserção que, embora deixada à livre valorização de cada pessoa e das comunidades, lhes permita abraçar também os mistérios da vida pública de Cristo entre o Baptismo e a Paixão” (§19).

    (O texto latino é ainda mais claro, pois, sem a conjunção concessiva, diz “(...) libero singulorum atque communitatum iudicio relictam (...)”; “(...) deixada ao livre juízo dos particulares e das comunidades (...)”. Ou seja, fala-se de liber iudicius (libero iudicio, no dativo singular) e não simplesmente de livre “valorização”).

    Portanto, o não acatamento da proposição dos “Mistérios Luminosos” não implica nenhuma desobediência, sendo essa, inclusive, uma posição protegida pelo próprio propositor.

    Estabelecido esse parâmetro de discussão, a partir de nosso liber iudicius, aventamos os seguintes motivos para não incorporarmos os novos mistérios em nossa prática do rosário.

    Do ponto de vista extrínseco, evocamos a antiguidade multissecular de sua organização em cento e cinquenta (150) Ave Marias. O Rosário, Alfredo, tal como o conhecíamos em sua forma exclusiva até 2002, já existia na Igreja há quase oitocentos (800) anos!

    Além disso, como inferimos do relato de São Luís de Montfort no Segredo Admirável do Santíssimo Rosário, ele não foi surgindo de maneira gradual na história, sendo incomuns, portanto, aperfeiçoamentos em sua forma, mas foi dado e ensinado diretamente por Nossa Senhora a São Domingos de Gusmão quando de suas pregações entre os albingenses no início do século XIII.

    Por isso, a julgar pela antiguidade e constância dessa forma do rosário, soa estranha sua alteração. Ainda mais quando, Nossa Senhora, no início do século XX, em Fátima, instou-nos simplesmente a rezar o terço (e não o quarto) todos os dias. Ou seja, não houve uma nova instrução por parte dela sobre como deveríamos praticar a devoção do rosário. Para São Domingos, ela disse que se rezasse o “saltério da Virgem”, clara alusão ao conjunto dos salmos, que são cento e cinquenta (150) e não duzentos (200).

    Por fim, não podemos deixar de mencionar que o Papa João Paulo II poderia muito bem ter criado uma nova prática devocional, em que se meditassem os tais mistérios luminosos, em vez de sugerir a reforma de algo, vindo das mãos de Nossa Senhora, que já existia há tantos séculos de uma mesma forma.


    Outrossim, podemos fazer algumas críticas intrínsecas aos “Mistérios Luminosos”, que nos levam, dentro de nossa liberdade particular, a não incorporá-los.

    Como você deve ter visto, os novos cinco mistérios propostos pelo Papa João Paulo II são (Rosarium Virginis Mariae, §21):

    1. O batismo (de Cristo) no Jordão;

    2. Sua auto-revelação nas bodas de Caná;

    3. Seu anúncio do Reino de Deus com o convite à conversão;

    4. Sua transfiguração;

    5. A instituição da Eucaristia, expressão sacramental do mistério pascal.

    Ora, uma primeira observação a se fazer sobre eles diz respeito ao surgimento de uma grande novidade quanto ao modo de se enunciar um mistério. Se você atentar para o terceiro mistério luminoso, vai perceber que ele não evoca um evento histórico preciso, ao contrário do que sempre foi feito. Veja:

    Mistérios Gozosos:

    1. A anunciação do anjo São Gabriel a Nossa Senhora;

    2. A visitação de Nossa Senhora a sua prima Santa Isabel;

    3. O nascimento do Menino Jesus em Belém;

    4. A apresentação do Menino Jesus no Templo;

    5. A perda e o reencontro de Jesus no Templo entre os doutores da lei;

    Mistérios Dolorosos:

    1. A agonia mortal de Nosso Senhor no Horto das Oliveiras;

    2. A flagelação de Nosso Senhor Jesus Cristo;

    3. A coroação de espinhos de Nosso Senhor;

    4. O carregamento da cruz rumo ao calvário;

    5. A crucificação e morte de Cristo na cruz;

    Mistérios Gloriosos:

    1. A ressureição de Nosso Senhor Jesus Cristo;

    2. A gloriosa ascensão de Cristo aos céus;

    3. A descida do divino Espírito Santo sobre os Apóstolos e Nossa Senhora no Cenáculo;

    4. A gloriosa assunção de Nossa Senhora aos céus;

    5. A coroação de Nossa Senhora como rainha dos céus e da terra;

    A fórmula “seu anúncio do Reino de Deus com convite à conversão” foge, definitivamente, ao padrão anterior. E entra em choque, em certo sentido, com o que ensinou o Papa Leão XIII sobre o rosário, quando afirmou que, nele, não nos são apresentados dogmas de fé ou princípios doutrinários, pelo menos de maneira pura, mas fatos concretos das vidas de Nosso Senhor e Nossa Senhora, que contêm, explicitamo-lo nós, dogmas de fé e princípios doutrinários (não descartados nesses os morais) para nossa meditação.

    Além disso, o argumento apresentado no §18 da Rosarium Virginis Mariae de que o rosário seria um “compêndio do Evangelho” (o que, por sua vez, justificaria a inserção desses novos mistérios tratando ineditamente da vida pública de Cristo) não nos parece de todo convincente. Afinal de contas, seria mesmo o rosário um mero resumo do Evangelho? E, sendo assim, teria Nossa Senhora inspirado um mau resumo a São Domingos, preterindo a Cristo, já que ele, evidentemente, em sua forma de sempre, não cobre a vida pública de Jesus?

    Essa hipótese não nos parece razoável.

    Pelo contrário, parece-nos mais plausível crer, por se tratar de uma devoção centrada em Nossa Senhora, por meio da qual se vai a Cristo por Maria, que o rosário seja um resumo sim, mas um resumo focado nos fatos que tocam mais diretamente a vida dela, tanto mais que os três últimos mistérios gloriosos não dizem respeito a passagens evangélicas, mas aos Atos dos Apóstolos (terceiro mistério) e à Tradição (quarto e quinto mistérios).

    Além disso, é de se perguntar o porquê de não terem sido selecionadas outras passagens como “mistérios” da vida pública de Jesus como, por exemplo, a provação de Cristo no deserto, a expulsão dos vendilhões do Templo, o sermão da montanha, a instituição de Pedro como chefe da Igreja, ou uma das diversas disputas que Cristo tivera com os fariseus, etc. Pois, afinal de contas, qual é o critério de seleção dos fatos mais importantes da vida pública de Cristo que serão inseridos nas meditações do rosário? A própria paixão, em que se consuma a missão de Cristo, e já meditada nos mistérios de sempre, não conteria os principais fatos, o ápice, dessa vida pública?

    Outrossim, o critério segundo o qual se fez o recorte das passagens que embasam os mistérios luminosos denota uma clara preferência por uma perspectiva epifânica e triunfalista de Cristo e que culmina na enunciação do suspeito “mistério pascal”, o qual, de acordo com a nova teologia, implica uma nova apreciação do dogma da redenção, para quem o ato salvífico, por excelência, seria a ressureição de Cristo e não sua ignominiosa morte na cruz. E nisso, nessa terminologia cara ao modernismo, vemos mais um motivo para nos valermos de nossa liberdade nessa matéria e não adotarmos os novos mistérios propostos por nosso Papa João Paulo II.

    Por fim, para concluir a exposição dos motivos pelos quais os mistérios luminosos não figuram no site Montfort, gostaríamos de avançar mais alguns argumentos relacionados à tese do rosário como compêndio do Evangelho com caráter eminentemente cristológico, tal como colocado por João Paulo II na Rosarium Virginis Mariae (§19).

    Embora repetindo um pouco o que já dissemos, gostaríamos de salientar que a proposta dos mistérios luminosos, tendo-se em vista reforçar o caráter cristológico do rosário, não nos parece se inserir numa perspectiva de explicitação da identidade dessa devoção nem de sua finalidade, mas antes cremos que ela se coloca na contramão de sua identidade e finalidade. Afinal de contas, como já dissemos:

    1. Não nos parece razoável a tese de que Nossa Senhora tenha inspirado a São Domingos um resumo imperfeito do Evangelho, preterindo-se os fatos da vida pública de seu amado Filho;

    2. O rosário contém três mistérios, dedicados exclusivamente a Nossa Senhora, que não estão embasados em passagens evangélicas;

    Além disso, assim como se percebe um recorte muito claro dos mistérios luminosos em relação à narrativa do Evangelho, podemos notar uma “opção” dos mistérios de sempre por tudo o que diz respeito mais diretamente a Nossa Senhora. Nos mistérios gozosos, ela aparece todas as vezes; com efeito, eles dizem respeito à vida oculta de Cristo, que Ele passou ao lado de Nossa Senhora e que contam 30 dos 33 anos de sua existência na terra. Nos gloriosos, depois de auxiliar a Igreja nascente (Pentecostes: estavam em oração com Maria no Cenáculo), Nossa Senhora acompanha com privilégio exclusivo o Filho em seu triunfo (ressureição e ascensão), sendo levada de corpo e alma à pátria celeste e coroada como rainha dos céus e da terra. E, nos dolorosos, quando normalmente se negligencia sua presença, vemo-la de pé, ao lado da cruz, no momento em que todos os apóstolos, exceção feita, depois da agonia, a São João, haviam abandonado a Cristo, dormindo no Horto e fugindo quando de sua flagelação e coroação de espinhos. Nos dolorosos, enfim, Cristo, da cruz, nos dá Maria, na pessoa de São João, por mãe espiritual, que vai nos nutrir com as graças de Cristo. E, por isso, não nos parece razoável ferir essa identidade do rosário, devoção eminentemente mariana.

    Ademais, é preciso saber distinguir, em todas as devoções, suas finalidades próxima e remota. Evidentemente, toda devoção deve ter como finalidade remota (última) a Cristo, sob pena de se cair em idolatria, mas isso não significa que se deva, portanto, se salientar gradualmente o caráter cristológico, que, repetimos, toda devoção sadia, no fundo, deve ter, em detrimento de suas marcas próprias. Rezamos, por exemplo, aos santos como intercessores para alcançarmos a Cristo, mas isso não significa que devamos ressaltar, buscando maior perfeição, os aspectos propriamente cristológicos de seu culto, em detrimento da pessoa do santo. Esse cuidado em colocar Nossa Senhora ou os santos algum tanto à sombra lembra uma tendência oriunda do protestantismo ou do jansenismo.

    No caso da devoção a Nossa Senhora, cujo culto, dada sua eminência como mãe de Deus, é obrigatório, ocorre a mesma coisa. Exatamente como explica São Luís de Montfort no Tratado da Verdadeira Devoção a Santíssima Virgem, achegamo-nos a ela para nos aproximarmos de Cristo. E, assim, nos parece que a finalidade do rosário, em que se deve meditar fatos da vida de Cristo intimamente conectados à de Nossa Senhora, sobretudo porque é pelos frutos (Cristo) que se conhece a árvore (Maria), seja o de nos dar a conhecer tão boa mãe, meio seguro de salvação, e que nos obtém de Cristo as graças necessárias a nosso crescimento espiritual. Por isso, a introdução dos mistérios luminosos, em que Nossa Senhora fica em segundo plano – como admite o próprio João Paulo II, embora tentando justificá-lo (§21) –, seja nos próprios mistérios, com exceção de Caná, seja pela nova lógica que eles conferem ao conjunto, parece-nos contrariar a finalidade do rosário, a saber, repetimo-lo, dar-nos a conhecer Maria e nos fazer depender dela em nosso caminho rumo à pátria celeste.

    *****

    Prezado Alfredo, esperamos ter explicado razoavelmente o porquê de não termos adotado os “Mistérios Luminosos” propostos por nosso Papa João Paulo II. Como você, no entanto, menciona que está aprendendo a rezar o terço, gostaríamos de acrescentar algumas palavras finais sobre isso a esta carta que já vai longa, deixando-lhe, se você nos permite, uma espécie de “lição de casa”.

    Antes de rezar o terço, não se esqueça jamais de duas verdades básicas de que depreendemos seu contexto e importância.

    Primeira: o rezar, entendido pura e simplesmente, fundamenta-se no reconhecimento (portanto, num ato da inteligência) de nossa infinita desproporcionalidade e dependência em relação a Deus, a Quem, na oração: i) agradecemos todos os bens recebidos, temporais e espirituais, aos quais de maneira alguma teríamos direito; ii) pedimos perdão por nossos pecados, pelos quais não mereceríamos outra coisa senão o inferno; iii) pedimos todos os bens que nos são necessários a nossa vida, temporal e espiritual; iv) glorificamos como o Ser: Verdade, Bem e Beleza absolutos, fonte única de nossa felicidade. Jamais se esqueça de que o rezar, portanto, parte de uma constatação: nós, seres contingentes, precisamos do Ser necessário. (Para conhecer melhor esse Deus e Seus atributos, assista a nossa aula sobre as provas de sua existência aqui).

    Segunda: esse Ser absoluto, Senhor de todas as coisas, de que inexoravelmente precisamos se comunica a nós, segundo uma ordem de conveniência, por meio de suas criaturas, que nos transmitem Deus de acordo com o modo e grau de sua participação em Deus (sobre isso, preste atenção no momento do vídeo indicado em que o Prof. Orlando fala da rosácea medieval). E, portanto, como Nossa Senhora foi a criatura “cheia de graça”, não faltando nada a Ela, tudo aquilo de que precisamos de Deus podemos receber de suas mãos, devendo nós nos voltarmos a Ela como fonte, como grande meio, para obtermos a Deus mesmo. Esse se voltar à criatura Maria, mãe de Deus, que é o significado profundo da verdadeira devoção à Santíssima Virgem, é o pleno inverso do pecado que consiste numa busca desordenada da criatura (pecado venial) com desprezo de Deus (pecado mortal).

    Por isso, Alfredo, ao rezar o terço, louvando Nossa Senhora, tenha sempre em mente i) que você busca obter através dela as graças de Deus de que você necessita e ii) que o terço representa “apenas” uma das práticas de um quadro maior de nossa devoção a Nossa Senhora, tornando-se cada vez mais eficaz quanto mais nós nos unimos a ela de acordo com a verdadeira devoção explicada por São Luís de Montfort.

    Por esse motivo, para você rezar bem o terço, recomendamos-lhe fortemente o estudo do Tratado da Verdadeira Devoção à Santíssima Virgem.

    Além disso, já que durante boa parte desta carta viemos discutindo sobre os “Mistérios Luminosos”, é preciso também não se perder de vista a necessidade da meditação ao longo da recitação do terço. Pois o terço não é apenas uma oração vocal, mas inclui a oração mental na qual apreendemos verdades sobrenaturais e as aplicamos, com a graça de Deus, de maneira concreta em nossas próprias vidas. (Por favor, para saber mais sobre meditação, assista a uma de nossas aulas sobre esse assunto aqui).

    Passada a “lição de casa”, Alfredo, só temos de nos alegrar com seu desejo de se exercitar nessa prática tão salutar, que é o terço, e que foi instada de maneira veemente por Nossa Senhora em Fátima como remédio para os males de nosso tempo.

    Em Fátima... Que, como atestado pelo Papa Bento XVI, em sua última viagem a Portugal, para a fúria dos Cardeais Sodano e Bertone, ainda não se realizou (ver aqui).

    Esperamos de toda a alma que a recitação do terço o leve a um conhecimento mais profundo de tão boa mãe e que, conquistando-lhe o amor, você obtenha para si e para os seus todas as graças necessárias à salvação, que é a única coisa que nos importa neste mundo.

    Por favor, não deixe de incluir a Montfort em suas intenções.

    (...) Santa Maria, mãe de Deus, rogai por nós, pecadores, agora e na hora de nossa morte. Amém.

    Forte abraço,

    Guilherme Chenta
    Coordenador do projeto Legado Montfort

    PS 1: você pode obter todas as obras de São Luís de Montfort, inclusive o Tratado, no site dos montfortinos: www.montfort.org (igual ao nosso, só que sem ".br").

    PS 2: a compreensão mais profunda das orações básicas que compõem o terço (Pai Nosso e Ave Maria) é muito útil para seu maior aproveitamento. Recomendo-lhe o estudo dos comentários de São Tomás a essas orações.

    PS 3: Segue abaixo trecho do Segredo Admirável do Santíssimo Rosário, em que São Luís de Montfort narra como se iniciou a pregação do rosário tal como o conhecemos hoje (ou conhecíamos até 2002):

    “10. O santo Rosário, composto fundamental e substancialmente pela oração de Jesus Cristo (o Pai Nosso), a saudação angélica (a Ave Maria) e a meditação dos mistérios de Jesus e Maria, constitui, sem dúvida, a primeira oração e a primeira devoção dos crentes. Desde os tempos dos Apóstolos e dos discípulos ela esteve em uso, século após século, até nossos dias.

    11. No entanto, o Santo Rosário – na forma e método de que hoje nos servimos em sua recitação – só foi inspirado à Igreja, em 1214, pela Santíssima Virgem que o deu a São Domingos para converter os hereges albigenses e aos pecadores. Ocorreu isso da seguinte maneira, conforme o narra o Beato Alano de la Roche em seu famoso livro intitulado De Dignitate Psalteriis. Vendo São Domingos que os crimes dos homens obstaculizavam a conversão dos albingenses, entrou em um bosque próximo a Toulouse e permaneceu ali por três dias e três noites dedicado à penitência e à oração contínua, sem cessar de gemer, chorar e mortificar seu corpo com disciplina para aplacar a cólera divina, até que caiu meio morto. A Santíssima Virgem apareceu a ele em companhia de três princesas celestiais e lhe disse: “Sabes, querido Domingos, de que arma a Santíssima Trindade tem se servido para reformar o mundo?”. “Oh, Senhora, vós o sabeis melhor que eu” – respondeu ele –, “porque depois de Jesus Cristo, vós fostes o principal instrumento de nossa salvação”. “Pois – sabes – acrescentou ela – que a principal peça de combate tem sido o saltério angélico, que é o fundamento do Novo Testamento. Por isso, se queres ganhar para Deus esses corações endurecidos, pregue meu saltério”.

    Levantou-se o Santo muito consolado. Inflamado de zelo pela salvação daquelas gentes, entrou na catedral. Naquele momento, tocaram os sinos para se reunir os habitantes, graças à intervenção dos anjos. Ao começar sua pregação, se desencadeou uma terrível tormenta, a terra tremeu, o sol obscureceu-se, trovões e relâmpagos seguidos fizeram com que os ouvintes tremessem e se empalidecessem. O terror deles aumentou quando viram um imagem da Santíssima Virgem, exposta em lugar proeminente, levantar os braços ao céu por três vezes para pedir a Deus vingança contra eles, se não se convertessem e recorressem à proteção da Santa Mãe de Deus.

    Queria o céu com esses prodígios promover a nova devoção do Santo Rosário e fazer que se a conhecesse mais. Graças à oração de São Domingos, acalmou-se finalmente a tormenta, e ele prosseguiu sua pregação explicando com tanto fervor e entusiasmo a excelência do Santo Rosário que quase todos os habitantes de Toulouse o aceitaram, renunciando a seus erros. Em pouco tempo, experimentou-se uma grande mudança de vida e costumes na cidade.

    12. Este estabelecimento do Santo Rosário de maneira tão miraculosa guarda certa semelhança com a maneira de que se serviu Deus para promulgar sua lei ao mundo no Monte Sinai. E manifesta claramente a excelência desta maravilhosa prática. São Domingos, iluminado pelo Espírito Santo e instruído pela Santíssima Virgem e por sua própria experiência, dedicou o resto de sua vida a pregar o Santo Rosário com seu exemplo e sua palavra, nas cidades e nos campos, antes grandes e pequenos, sábios e ignorantes, católicos e hereges. O Santo Rosário – que rezava todos os dias – constituía sua preparação antes de pregar e sua ação de graças depois da pregação”.
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    Re: Rosario de veinte misterios

    Se agradece el muy buen aporte Irmao de Cá!

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    Re: Rosario de veinte misterios

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    A manera de réplica a mi respuesta de si se deben o no rezar los misterios luminosos, Irmao de cà me anexa una carta de un tal Guillerme, que le escribe a un tal Alfredo, dando las razones por las cuales una sociedad o proyecto Montfort ha considerado no rezar los misterios luminosos, alegando razones históricas y al parecer, por objeciones de conciencia, pues consideran que los misterios luminosos representan un “sospechoso ‘misterio pascual’”.
    Haré algunos comentarios al texto de la carta, pues me parece que hay algo más allá de una mala interpretación histórica, pues dice el autor de la carta, o deja entrever, que en la promulgación de los misterios luminosos, Juan Pablo II usa un lenguaje de gusto modernista.
    Otro de los foristas, comentando mi mensaje, dice que los misterios luminosos constituyen una ofensa a Dios. Otro de que ellos son fruto de los adoradores del Concilio Vaticano II.
    Mi objetivo no es entrar en polémicas estériles que no llevan a nada. Simplemente me sorprendió que personas católicas, supongo, no acepten rezar unos misterios promulgados en el año 2002, alegando razones históricas y otras no muy sólidas a mi ver. En verdad, si no los quieren rezar, usando de su libertad y de una sugerencia, no los recen. Pero ponerse en una casuística y una interpretación de las posibles intenciones con que fueron promulgados, hablar de que son una ofensa a Dios, etc. no me parece correcto. Y digo esto con el fin de que las personas que deseen rezarlos o están en la duda, vean que no hay razones valederas para no rezarlos y que también usando de su libertad pueden hacerlo sin ningún temor a ofender a Dios o adherir a doctrinas condenadas por la Iglesia. ¿Qué tiene de ofensivo a Dios meditar en el bautismo de Jesús; de su primer milagro en las bodas de Caná; de considerar el Reino de Dios y la conversión en sus diversos aspectos; de la Transfiguración en el Monte Tabor; de la institución de la Eucaristía? ¿Qué doctrinas modernistas, o de lo que sea, hay por detrás de estas consideraciones que un papa pone a consideración de los fieles como sugerencia para el aumento de su piedad? Francamente no veo nada a ese respecto. Vanidad y aflicción de espíritu, tal vez.
    Sin más preámbulos, estos comentarios me surgieron leyendo la dicha carta que voy transcribiendo y poniendo mis comentarios en negrilla:

    São Paulo, 02 de novembro de 2010


    Prezado Alfredo, salve Maria!

    Alegra-nos a notícia de que mais um leitor tem gostado do que vem aprendendo em nosso site. Esperamos, assim, ter, em breve, mais um amigo para lutar a nosso lado contra essa terrível demolição – ora em reversão, como assim o parece – pela qual passou a Igreja depois do Concílio Vaticano II.
    Por favor, não deixe de rezar por nosso pequeno apostolado, sobretudo, agora, após a perda de nosso querido Prof. Orlando.
    Em relação a sua primeira dúvida sobre os “Mistérios Luminosos”, confirmo a existência deles. São fruto de uma sugestão do Papa João Paulo II exposta em sua carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, de 16 de outubro de 2002, por meio da qual ele lançou o Ano do Rosário (outubro de 2002 a outubro de 2003), como fez semelhantemente o Papa Bento XVI há pouco com o Ano Sacerdotal.
    Ora, por que, então, eles não constam no site Montfort?
    Em primeiro lugar, devemos ter bem claro que se trata de uma mera proposta, feita em primeira pessoa, por parte do Papa João Paulo II a seus fiéis e, de modo algum, de uma imposição, que deva ser necessariamente aceita.
    Llama la atención que desde un principio el autor de la carta trata de justificar su posición aclarando que los misterios luminosos no son obligatorios o que son una mera sugerencia.
    Como diz a Rosarium Virginis Mariae em sua tradução portuguesa oficial:
    “Considero, no entanto, que, para reforçar o espessor cristológico do Rosário, seja oportuna uma inserção que, embora deixada à livre valorização de cada pessoa e das comunidades, lhes permita abraçar também os mistérios da vida pública de Cristo entre o Baptismo e a Paixão” (§19).
    (O texto latino é ainda mais claro, pois, sem a conjunção concessiva, diz “(...) libero singulorum atque communitatum iudicio relictam (...)”; “(...) deixada ao livre juízo dos particulares e das comunidades (...)”. Ou seja, fala-se de liber iudicius (libero iudicio, no dativo singular) e não simplesmente de livre “valorização”).
    Portanto, o não acatamento da proposição dos “Mistérios Luminosos” não implica nenhuma desobediência, sendo essa, inclusive, uma posição protegida pelo próprio propositor.
    Es curioso, pero el autor levanta un escudo en prevención de cualquier sugerencia en el sentido de aceptar los misterios luminosos. Es claro, las oraciones y los actos de piedad no son necesariamente obligatorios, son en cierto modo sugerencias que se ponen a consideración de los fieles. Si fuesen obligatorios no tendríamos ni esta vida ni la otra para llenar esos actos de piedad tantas oraciones y actos de piedad existen. La Iglesia le da preferencia a unos, entre ellos al rezo del rosario. Pero aun así, nunca se me dijo que era obligatorio bajo penas canónicas o de otra índole. Los papas, los santos, los directores espirituales han incentivado y difundido esta excelente devoción, por encima de cualquier otra.

    Estabelecido esse parâmetro de discussão, a partir de nosso liber iudicius, aventamos os seguintes motivos para não incorporarmos os novos mistérios em nossa prática do rosário.
    Do ponto de vista extrínseco, evocamos a antiguidade multissecular de sua organização em cento e cinquenta (150) Ave Marias. O Rosário, Alfredo, tal como o conhecíamos em sua forma exclusiva até 2002, já existia na Igreja há quase oitocentos (800) anos!

    En mi mensaje anterior quise aclarar que desde el punto de vista histórico es muy aventurado decir que el Rosario tal como se conoce hoy en día, fue revelado a Santo Domingo de una forma exclusiva al punto de no admitir eventualmente un aumento de misterios a meditar o a considerar. Más adelante me referiré a este punto.

    Além disso, como inferimos do relato de São Luís de Montfort no Segredo Admirável do Santíssimo Rosário, ele não foi surgindo de maneira gradual na história, sendo incomuns, portanto, aperfeiçoamentos em sua forma, mas foi dado e ensinado diretamente por Nossa Senhora a São Domingos de Gusmão quando de suas pregações entre os albingenses no início do século XIII.
    Por isso, a julgar pela antiguidade e constância dessa forma do rosário, soa estranha sua alteração. Ainda mais quando, Nossa Senhora, no início do século XX, em Fátima, instou-nos simplesmente a rezar o terço (e não o quarto)
    Con todo respeto con las personas de habla portuguesa, pero esa forma de llamar terço no sólo al acto de rezar el rosario sino también al objeto con el que se cuentan las avemarías y los cinco misterios, como se utiliza en portugués, en mi opinión es un desacierto. Con razón están confundidos y cuando les sugieren otros misterios, las cuentas no les dan. Más sencillo, más exacto, más psicológico es llamar las cosas como son: recemos el rosario, recemos los misterios tales, con el rosario. Es más genérico y menos confuso. De esa forma no tenemos el problema de ”rezar um terço, um quarto com o terço” (en español: rezar un tercio, un cuarto con el tercio).

    todos os dias. Ou seja, não houve uma nova instrução por parte dela sobre como deveríamos praticar a devoção do rosário. Para São Domingos, ela disse que se rezasse o “saltério da Virgem”, clara alusão ao conjunto dos salmos, que são cento e cinquenta (150) e não duzentos (200).
    Por fim, não podemos deixar de mencionar que o Papa João Paulo II poderia muito bem ter criado uma nova prática devocional, em que se meditassem os tais mistérios luminosos, em vez de sugerir a reforma de algo, vindo das mãos de Nossa Senhora, que já existia há tantos séculos de uma mesma forma.
    ¿Reforma? En el sentido estricto de la palabra el rosario no fue reformado: fueron agregados los misterios luminosos, pero su forma de rezarlo sigue siendo igual.

    Outrossim, podemos fazer algumas críticas intrínsecas aos “Mistérios Luminosos”, que nos levam, dentro de nossa liberdade particular, a não incorporá-los.
    Como você deve ter visto, os novos cinco mistérios propostos pelo Papa João Paulo II são (Rosarium Virginis Mariae, §21):
    1. O batismo (de Cristo) no Jordão;
    2. Sua auto-revelação nas bodas de Caná;
    3. Seu anúncio do Reino de Deus com o convite à conversão;
    4. Sua transfiguração;
    5. A instituição da Eucaristia, expressão sacramental do mistério pascal.

    Ora, uma primeira observação a se fazer sobre eles diz respeito ao surgimento de uma grande novidade quanto ao modo de se enunciar um mistério. Se você atentar para o terceiro mistério luminoso, vai perceber que ele não evoca um evento histórico preciso, ao contrário do que sempre foi feito.
    Es cierto, tiene razón. Pero si la intención es de resumir la vida pública de Jesucristo necesariamente se debía buscar una fórmula que englobase todos los aspectos de esa predicación, pues si se pusieran todos, ahí sí tendríamos que reformar el rosario y en vez de cinco consideraciones en cada misterio deberíamos poner más. ¿Cuántas? ¿seis, ocho, diez? En mi opinión y precisamente por no reformar el rosario Juan Pablo II optó por una fórmula general. Es un mero problema de formulación, no de la consideración de lo que se debe meditar.

    Veja:

    Mistérios Gozosos:
    1. A anunciação do anjo São Gabriel a Nossa Senhora;
    2. A visitação de Nossa Senhora a sua prima Santa Isabel;
    3. O nascimento do Menino Jesus em Belém;
    4. A apresentação do Menino Jesus no Templo;
    5. A perda e o reencontro de Jesus no Templo entre os doutores da lei;

    Mistérios Dolorosos:

    1. A agonia mortal de Nosso Senhor no Horto das Oliveiras;
    2. A flagelação de Nosso Senhor Jesus Cristo;
    3. A coroação de espinhos de Nosso Senhor;
    4. O carregamento da cruz rumo ao calvário;
    5. A crucificação e morte de Cristo na cruz;

    Mistérios Gloriosos:

    1. A ressureição de Nosso Senhor Jesus Cristo;
    2. A gloriosa ascensão de Cristo aos céus;
    3. A descida do divino Espírito Santo sobre os Apóstolos e Nossa Senhora no Cenáculo;
    4. A gloriosa assunção de Nossa Senhora aos céus;
    5. A coroação de Nossa Senhora como rainha dos céus e da terra;

    A fórmula “seu anúncio do Reino de Deus com convite à conversão” foge, definitivamente, ao padrão anterior. E entra em choque, em certo sentido, com o que ensinou o Papa Leão XIII sobre o rosário, quando afirmou que, nele, não nos são apresentados dogmas de fé ou princípios doutrinários, pelo menos de maneira pura, mas fatos concretos das vidas de Nosso Senhor e Nossa Senhora, que contêm, explicitamo-lo nós, dogmas de fé e princípios doutrinários (não descartados nesses os morais) para nossa meditação.
    ¿El Reino de Dios y nuestra conversión no es un hecho concreto de la predicación de Cristo Nuestro Señor? Es sólo leer el Evangelio.

    Além disso, o argumento apresentado no §18 da Rosarium Virginis Mariae de que o rosário seria um “compêndio do Evangelho” (o que, por sua vez, justificaria a inserção desses novos mistérios tratando ineditamente da vida pública de Cristo) não nos parece de todo convincente. Afinal de contas, seria mesmo o rosário um mero resumo do Evangelho? E, sendo assim, teria Nossa Senhora inspirado um mau resumo a São Domingos, preterindo a Cristo, já que ele, evidentemente, em sua forma de sempre, não cobre a vida pública de Jesus?
    Essa hipótese não nos parece razoável.
    Pelo contrário, parece-nos mais plausível crer, por se tratar de uma devoção centrada em Nossa Senhora, por meio da qual se vai a Cristo por Maria, que o rosário seja um resumo sim, mas um resumo focado nos fatos que tocam mais diretamente a vida dela, tanto mais que os três últimos mistérios gloriosos não dizem respeito a passagens evangélicas, mas aos Atos dos Apóstolos (terceiro mistério) e à Tradição (quarto e quinto mistérios).
    Além disso, é de se perguntar o porquê de não terem sido selecionadas outras passagens como “mistérios” da vida pública de Jesus como, por exemplo, a provação de Cristo no deserto, a expulsão dos vendilhões do Templo, o sermão da montanha, a instituição de Pedro como chefe da Igreja, ou uma das diversas disputas que Cristo tivera com os fariseus, etc. Pois, afinal de contas, qual é o critério de seleção dos fatos mais importantes da vida pública de Cristo que serão inseridos nas meditações do rosário? A própria paixão, em que se consuma a missão de Cristo, e já meditada nos mistérios de sempre, não conteria os principais fatos, o ápice, dessa vida pública?
    En la lógica de mi comentario anterior, siendo la vida de Nuestro Señor en su tres años tan llena de sucesos, de predicaciones, de polémicas, milagros etc. me parece que el espíritu con que se redactó ese tercer misterio luminoso fue con la intención de que los fieles pudieran meditar con más libertad esos hechos de la vida de Nuestro Señor. Acordémonos que San Juan termina su evangelio diciendo que: Muchas otras cosas hay que hizo Jesús, que si se escribieran una por una, me parece que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir (jn. 21, 25).

    Outrossim, o critério segundo o qual se fez o recorte das passagens que embasam os mistérios luminosos denota uma clara preferência por uma perspectiva epifânica e triunfalista de Cristo e que culmina na enunciação do suspeito “mistério pascal”, o qual, de acordo com a nova teologia, implica uma nova apreciação do dogma da redenção, para quem o ato salvífico, por excelência, seria a ressureição de Cristo e não sua ignominiosa morte na cruz. E nisso, nessa terminologia cara ao modernismo, vemos mais um motivo para nos valermos de nossa liberdade nessa matéria e não adotarmos os novos mistérios propostos por nosso Papa João Paulo II.
    No entiendo: cuando San Pablo en su primera carta a los corintios nos dice: “Mas si Cristo no resucitó, luego vana es nuestra predicación, y vana es también nuestra fe (1 cor. 15, 14) y más adelante: Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe, pues todavía estáis en vuestros pecados (1 Cor. 15,17), ¿quiere decir que esto no tiene nada que ver con la redención? Para mí que no soy teólogo, ni tengo estudios en esa materia, el acto salvífico es un todo: la vida, pasión y muerte, y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, sin casuísticas de una parte y otra, que sólo confunden y perturban los espíritus, hacen perder la fe y entibian a los buenos y radicaliza a los malos en su impiedad e iniquidad. Todo en nombre de la fe, de Cristo y de su Iglesia...

    Por fim, para concluir a exposição dos motivos pelos quais os mistérios luminosos não figuram no site Montfort, gostaríamos de avançar mais alguns argumentos relacionados à tese do rosário como compêndio do Evangelho com caráter eminentemente cristológico, tal como colocado por João Paulo II na Rosarium Virginis Mariae (§19).
    Embora repetindo um pouco o que já dissemos, gostaríamos de salientar que a proposta dos mistérios luminosos, tendo-se em vista reforçar o caráter cristológico do rosário, não nos parece se inserir numa perspectiva de explicitação da identidade dessa devoção nem de sua finalidade, mas antes cremos que ela se coloca na contramão de sua identidade e finalidade. Afinal de contas, como já dissemos:
    1. Não nos parece razoável a tese de que Nossa Senhora tenha inspirado a São Domingos um resumo imperfeito do Evangelho, preterindo-se os fatos da vida pública de seu amado Filho;
    Lo que no es razonable es que nos obstinemos en decir lo que no consta que Nuestra Señora dijo, pues hasta el momento no hay una prueba fehaciente y concluyente de que Nuestra Señora exclusivamente dicto sólo tres misterios y ninguno más, al punto de considerar una innovación de mala fe agregar uno más, aunque haya sido un papa, alegando razones no muy sólidas.

    2. O rosário contém três mistérios, dedicados exclusivamente a Nossa Senhora, que não estão embasados em passagens evangélicas;
    Além disso, assim como se percebe um recorte muito claro dos mistérios luminosos em relação à narrativa do Evangelho, podemos notar uma “opção” dos mistérios de sempre por tudo o que diz respeito mais diretamente a Nossa Senhora. Nos mistérios gozosos, ela aparece todas as vezes; com efeito, eles dizem respeito à vida oculta de Cristo, que Ele passou ao lado de Nossa Senhora e que contam 30 dos 33 anos de sua existência na terra. Nos gloriosos, depois de auxiliar a Igreja nascente (Pentecostes: estavam em oração com Maria no Cenáculo), Nossa Senhora acompanha com privilégio exclusivo o Filho em seu triunfo (ressureição e ascensão), sendo levada de corpo e alma à pátria celeste e coroada como rainha dos céus e da terra. E, nos dolorosos, quando normalmente se negligencia sua presença, vemo-la de pé, ao lado da cruz, no momento em que todos os apóstolos, exceção feita, depois da agonia, a São João, haviam abandonado a Cristo, dormindo no Horto e fugindo quando de sua flagelação e coroação de espinhos. Nos dolorosos, enfim, Cristo, da cruz, nos dá Maria, na pessoa de São João, por mãe espiritual, que vai nos nutrir com as graças de Cristo. E, por isso, não nos parece razoável ferir essa identidade do rosário, devoção eminentemente mariana.
    Con esta misma forma de analizar los misterios tradicionales, se puede también analizar los misterios luminosos: ¿Por qué no se puede razonablemente suponer que en el bautismo de Jesús también estaba su Madre? San Juan Bautista era el hijo de su prima Santa Isabel. En las bodas de Caná fue a instancias de la Virgen que se operó la transformación del agua en vino. En el tercer misterio luminoso, que tanto objeta el autor de la carta, ¿por qué también no podemos suponer que la Virgen lo acompañó y asistió a algunos o a todos los hechos y milagros que hizo Jesús? ¿Debemos suponer que Ella se quedaba en la casa indiferente a lo que sucedía? No sé, pero no creo que eso haya sucedido. Sino fue así no se entendería mucho que Ella sea la medianera de todas las gracias y que se la considere corredentora del género humano. Lo mismo podría decirse de la Transfiguración y de la Institución de la Eucaristía. Algunos estudiosos sustentan que la Virgen recibió la comunión durante la última cena o poco después… Por lo tanto, no veo en qué los misterios luminosos puedan herir la identidad del rosario, es decir, ofender o interrumpir la devoción mariana. (Estoy traduciendo la palabra portuguesa ferir por su equivalente en español: herir, causar una ofensa moral, decir algo hiriente, vulnerar algo)

    Ademais, é preciso saber distinguir, em todas as devoções, suas finalidades próxima e remota. Evidentemente, toda devoção deve ter como finalidade remota (última) a Cristo, sob pena de se cair em idolatria, mas isso não significa que se deva, portanto, se salientar gradualmente o caráter cristológico, que, repetimos, toda devoção sadia, no fundo, deve ter, em detrimento de suas marcas próprias. Rezamos, por exemplo, aos santos como intercessores para alcançarmos a Cristo, mas isso não significa que devamos ressaltar, buscando maior perfeição, os aspectos propriamente cristológicos de seu culto, em detrimento da pessoa do santo. Esse cuidado em colocar Nossa Senhora ou os santos algum tanto à sombra lembra uma tendência oriunda do protestantismo ou do jansenismo.
    No caso da devoção a Nossa Senhora, cujo culto, dada sua eminência como mãe de Deus, é obrigatório, ocorre a mesma coisa. Exatamente como explica São Luís de Montfort no Tratado da Verdadeira Devoção a Santíssima Virgem, achegamo-nos a ela para nos aproximarmos de Cristo. E, assim, nos parece que a finalidade do rosário, em que se deve meditar fatos da vida de Cristo intimamente conectados à de Nossa Senhora, sobretudo porque é pelos frutos (Cristo) que se conhece a árvore (Maria), seja o de nos dar a conhecer tão boa mãe, meio seguro de salvação, e que nos obtém de Cristo as graças necessárias a nosso crescimento espiritual. Por isso, a introdução dos mistérios luminosos, em que Nossa Senhora fica em segundo plano – como admite o próprio João Paulo II, embora tentando justificá-lo (§21) –, seja nos próprios mistérios, com exceção de Caná, seja pela nova lógica que eles conferem ao conjunto, parece-nos contrariar a finalidade do rosário, a saber, repetimo-lo, dar-nos a conhecer Maria e nos fazer depender dela em nosso caminho rumo à pátria celeste.
    En los tres misterios dolorosos al parecer eso también está subyacente si a eso vamos. ¿En donde estaba la Santísima Virgen en la agonía del huerto, en la flagelación, en la coronación de espinas? Aparece en su encuentro en el camino al Calvario y en la crucifixión. En la redacción de los cinco misterios dolorosos no se hace ninguna referencia a la Virgen. Es decir, en los dolorosos se puede, en los luminosos no. No le veo lógica a su argumentación.

    *****

    Prezado Alfredo, esperamos ter explicado razoavelmente o porquê de não termos adotado os “Mistérios Luminosos” propostos por nosso Papa João Paulo II. Como você, no entanto, menciona que está aprendendo a rezar o terço, gostaríamos de acrescentar algumas palavras finais sobre isso a esta carta que já vai longa, deixando-lhe, se você nos permite, uma espécie de “lição de casa”.
    Antes de rezar o terço, não se esqueça jamais de duas verdades básicas de que depreendemos seu contexto e importância.
    Primeira: o rezar, entendido pura e simplesmente, fundamenta-se no reconhecimento (portanto, num ato da inteligência) de nossa infinita desproporcionalidade e dependência em relação a Deus, a Quem, na oração: i) agradecemos todos os bens recebidos, temporais e espirituais, aos quais de maneira alguma teríamos direito; ii) pedimos perdão por nossos pecados, pelos quais não mereceríamos outra coisa senão o inferno; iii) pedimos todos os bens que nos são necessários a nossa vida, temporal e espiritual; iv) glorificamos como o Ser: Verdade, Bem e Beleza absolutos, fonte única de nossa felicidade. Jamais se esqueça de que o rezar, portanto, parte de uma constatação: nós, seres contingentes, precisamos do Ser necessário. (Para conhecer melhor esse Deus e Seus atributos, assista a nossa aula sobre as provas de sua existência aqui).
    Segunda: esse Ser absoluto, Senhor de todas as coisas, de que inexoravelmente precisamos se comunica a nós, segundo uma ordem de conveniência, por meio de suas criaturas, que nos transmitem Deus de acordo com o modo e grau de sua participação em Deus (sobre isso, preste atenção no momento do vídeo indicado em que o Prof. Orlando fala da rosácea medieval). E, portanto, como Nossa Senhora foi a criatura “cheia de graça”, não faltando nada a Ela, tudo aquilo de que precisamos de Deus podemos receber de suas mãos, devendo nós nos voltarmos a Ela como fonte, como grande meio, para obtermos a Deus mesmo. Esse se voltar à criatura Maria, mãe de Deus, que é o significado profundo da verdadeira devoção à Santíssima Virgem, é o pleno inverso do pecado que consiste numa busca desordenada da criatura (pecado venial) com desprezo de Deus (pecado mortal).
    Por isso, Alfredo, ao rezar o terço, louvando Nossa Senhora, tenha sempre em mente i) que você busca obter através dela as graças de Deus de que você necessita e ii) que o terço representa “apenas” uma das práticas de um quadro maior de nossa devoção a Nossa Senhora, tornando-se cada vez mais eficaz quanto mais nós nos unimos a ela de acordo com a verdadeira devoção explicada por São Luís de Montfort.
    Por esse motivo, para você rezar bem o terço, recomendamos-lhe fortemente o estudo do Tratado da Verdadeira Devoção à Santíssima Virgem.
    Além disso, já que durante boa parte desta carta viemos discutindo sobre os “Mistérios Luminosos”, é preciso também não se perder de vista a necessidade da meditação ao longo da recitação do terço. Pois o terço não é apenas uma oração vocal, mas inclui a oração mental na qual apreendemos verdades sobrenaturais e as aplicamos, com a graça de Deus, de maneira concreta em nossas próprias vidas. (Por favor, para saber mais sobre meditação, assista a uma de nossas aulas sobre esse assunto aqui).
    Passada a “lição de casa”, Alfredo, só temos de nos alegrar com seu desejo de se exercitar nessa prática tão salutar, que é o terço, e que foi instada de maneira veemente por Nossa Senhora em Fátima como remédio para os males de nosso tempo.
    Em Fátima... Que, como atestado pelo Papa Bento XVI, em sua última viagem a Portugal, para a fúria dos Cardeais Sodano e Bertone, ainda não se realizou (ver aqui).
    Esperamos de toda a alma que a recitação do terço o leve a um conhecimento mais profundo de tão boa mãe e que, conquistando-lhe o amor, você obtenha para si e para os seus todas as graças necessárias à salvação, que é a única coisa que nos importa neste mundo.
    Por favor, não deixe de incluir a Montfort em suas intenções.
    (...) Santa Maria, mãe de Deus, rogai por nós, pecadores, agora e na hora de nossa morte. Amém.
    Forte abraço,
    Guilherme Chenta
    Coordenador do projeto Legado Montfort
    PS 1: você pode obter todas as obras de São Luís de Montfort, inclusive o Tratado, no site dos montfortinos: Montfortian Family | Famille Montfortaine | Famiglia Monfortana | Familia Monfortiana (igual ao nosso, só que sem ".br").
    PS 2: a compreensão mais profunda das orações básicas que compõem o terço (Pai Nosso e Ave Maria) é muito útil para seu maior aproveitamento. Recomendo-lhe o estudo dos comentários de São Tomás a essas orações.
    PS 3: Segue abaixo trecho do Segredo Admirável do Santíssimo Rosário, em que São Luís de Montfort narra como se iniciou a pregação do rosário tal como o conhecemos hoje (ou conhecíamos até 2002):
    “10. O santo Rosário, composto fundamental e substancialmente pela oração de Jesus Cristo (o Pai Nosso), a saudação angélica (a Ave Maria) e a meditação dos mistérios de Jesus e Maria, constitui, sem dúvida, a primeira oração e a primeira devoção dos crentes. Desde os tempos dos Apóstolos e dos discípulos ela esteve em uso, século após século, até nossos dias.
    11. No entanto, o Santo Rosário – na forma e método de que hoje nos servimos em sua recitação – só foi inspirado à Igreja, em 1214, pela Santíssima Virgem que o deu a São Domingos para converter os hereges albigenses e aos pecadores. Ocorreu isso da seguinte maneira, conforme o narra o Beato Alano de la Roche em seu famoso livro intitulado De Dignitate Psalteriis. Vendo São Domingos que os crimes dos homens obstaculizavam a conversão dos albingenses, entrou em um bosque próximo a Toulouse e permaneceu ali por três dias e três noites dedicado à penitência e à oração contínua, sem cessar de gemer, chorar e mortificar seu corpo com disciplina para aplacar a cólera divina, até que caiu meio morto. A Santíssima Virgem apareceu a ele em companhia de três princesas celestiais e lhe disse: “Sabes, querido Domingos, de que arma a Santíssima Trindade tem se servido para reformar o mundo?”. “Oh, Senhora, vós o sabeis melhor que eu” – respondeu ele –, “porque depois de Jesus Cristo, vós fostes o principal instrumento de nossa salvação”. “Pois – sabes – acrescentou ela – que a principal peça de combate tem sido o saltério angélico, que é o fundamento do Novo Testamento. Por isso, se queres ganhar para Deus esses corações endurecidos, pregue meu saltério”.
    Este trecho es de San Luis María Grignion de Montfort en “El Secreto admirable del Santísimo Rosario”. En la edición de las obras completas de San Luis María Grignion de Montort de la conceptuada Biblioteca de Autores Cristianos, en la pagina 314 remiten al lector a una nota, la número seis, justo antes de las líneas que cita el autor de la carta. San Luis María viene diciendo lo siguiente: (…) “el Padrenuestro y el Avemaría, y la meditación de los misterios de Jesús y María, es, sin duda, la primera oración y la devoción primera de los fieles, que desde los apóstoles y los discípulos se transmitió de siglo en siglo hasta nosotros”. (Nota 6). En esta nota se lee lo siguiente la cual transcribo textualmente:
    “Según las investigaciones de los historiadores eclesiásticos, no parece que pueda hoy admitirse lo que aquí dice el B. Montfort sobre la antigüedad en el uso del avemaría. Hasta el siglo XII no hay testimonio alguno de que se rezara el avemaría, si no es como antífona en la liturgia. Antes de Santo Domingo se citan solo cuatro o cinco casos de fieles que rezaran el avemaría. El santo fue el primero que consta mandara rezar el avemaría en sus Constituciones y sus discípulos los primeros de quienes tenemos noticia que propagaron la devoción de rezar series de avemarías, meditando los misterios y juntando el rezo con genuflexiones al modo que rezaba Santo Domingo, según nos lo representa el arte de su tiempo. Con fundamento, pues, la voz de los Sumos Pontífices, de acuerdo con la tradición nos señala a Santo Domingo como fundador del Rosario, aunque no enseñara él a rezarlo precisamente en series de diez avemarías y distribuyendo como ahora la meditación de los misterios. Esta no se fijó hasta el siglo XV.
    Véanse sobre todo este asunto los interesantes artículos del P. Getino, O. P. (“Ciencia Tomista”, t. 24 y 25). ¿Fue Santo Domingo fundador del Rosario?” (fin de la nota 6).



    Levantou-se o Santo muito consolado. Inflamado de zelo pela salvação daquelas gentes, entrou na catedral. Naquele momento, tocaram os sinos para se reunir os habitantes, graças à intervenção dos anjos. Ao começar sua pregação, se desencadeou uma terrível tormenta, a terra tremeu, o sol obscureceu-se, trovões e relâmpagos seguidos fizeram com que os ouvintes tremessem e se empalidecessem. O terror deles aumentou quando viram um imagem da Santíssima Virgem, exposta em lugar proeminente, levantar os braços ao céu por três vezes para pedir a Deus vingança contra eles, se não se convertessem e recorressem à proteção da Santa Mãe de Deus.
    Queria o céu com esses prodígios promover a nova devoção do Santo Rosário e fazer que se a conhecesse mais. Graças à oração de São Domingos, acalmou-se finalmente a tormenta, e ele prosseguiu sua pregação explicando com tanto fervor e entusiasmo a excelência do Santo Rosário que quase todos os habitantes de Toulouse o aceitaram, renunciando a seus erros. Em pouco tempo, experimentou-se uma grande mudança de vida e costumes na cidade.
    12. Este estabelecimento do Santo Rosário de maneira tão miraculosa guarda certa semelhança com a maneira de que se serviu Deus para promulgar sua lei ao mundo no Monte Sinai. E manifesta claramente a excelência desta maravilhosa prática. São Domingos, iluminado pelo Espírito Santo e instruído pela Santíssima Virgem e por sua própria experiência, dedicou o resto de sua vida a pregar o Santo Rosário com seu exemplo e sua palavra, nas cidades e nos campos, antes grandes e pequenos, sábios e ignorantes, católicos e hereges. O Santo Rosário – que rezava todos os dias – constituía sua preparação antes de pregar e sua ação de graças depois da pregação”.

    En fin, son consideraciones que hago sin ninguna prevención con relación a la promulgación de los misterios luminosos. Como católico rezo los luminosos sin ningún escrúpulo o reserva, seguro que esas 50 avemarías más, no constituyen contrariar a la Virgen en sus revelaciones a Santo Domingo, adherir a doctrinas raras y mucho menos ofender a Dios.

    Por el avemaría
    El pecado se destruirá
    Por el avemaría
    Toda gracia nos vendrá

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