Re: Semana Santa e imágenes
En efecto, la adoración de las imágenes sería idolatría, Pero no hay mal alguno en la veneración de lo representado en ellas, así el Diccionario de la RAE define Venerar como "Sentir profundo respeto (por alguien o algo)". Destaca en la oración el hecho de que lo sustantivo en la definición es "sentir profundo respeto" a la par que aclara con lo especificado y metido entre paréntesis.
Respecto a la idea de lo que está arriba, lo cierto es que resulta muy común orar mirando hacia el cielo, y esto no es más que un gesto, porque ¿dónde está geográficamente el Cielo? Es decir, suponemos que Dios está arriba, por encima de nuestras cabezas, pero lo real es que ahí, en esa dirección, si seguimos acabamos saliendo al espacio abierto. Es una manera simbólica de reconocer que Nuestro Padre está por encima de nosotros, y que nosotros asumimos una posición de humildad, respeto y adoración hacia Él.
Pero, está fuera de toda duda que numerosas culturas prehistóricas y de la Antigüedad eran animistas, total o parcialmente, como todavía hoy siguen existiendo múltiples manifestaciones "mágico-religiosas" de similares características: culto a los animales, a las piedras, los manantiales, las fuentes, los árboles, etc., etc. Y no lo digo en sentido simbólico (por ejemplo, la veneración del Árbol de Guernica), sino como auténtica creencia, o en los númenes, o espíritus del aire, de las aguas, de la tierra... Todo ello, aunque tiene un sentido religioso de creencia entre gentes de mentalidad arcaica, tiene más relación con la magia.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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