LA SANTA IGLESIA CATÓLICA SEGÚN PROUDHON
PROUDHON CONFIESA LA INDESTRUCTIBILIDAD DE LA SANTA IGLESIA CATÓLICA
Según la lógica clásica: "Es falso que de lo verdadero salga lo falso"... Y también se afirma que: "De lo falso puede salir cualquier cosa: lo mismo lo verdadero que lo falso". Que de lo falso -un teórico anarquista- puede salir verdades lo hemos comprobado recientemente, leyendo al anarquista Pierre Joseph Proudhon, profeta a su pesar, cuando dice:
"Según las leyes que rigen las instituciones humanas, la Iglesia católica debería haber perecido mil veces. ¿Qué le queda de todo lo que podía sostenerla? Todo lo ha perdido, y el miserable dominio que obtuvo en otro tiempo de la piedad de una princesa, esa pobre herencia de San Pedro, le es también arrebatado.
Sin embargo de ello, la Iglesia resiste a todos los ataques; sobrevive a todos los cismas, a todas las herejías, a todos los desmembramientos, así a las instituciones de San Luis, como a las libertades galicanas, a Pothier como a Descartes, a Lutero como a Voltaire. Ha sobrevivido a sus propias inmortalidades; ha tenido sus pontífices reformadores mucho antes de la Reforma; y ahora que la Reforma no es más que una palabra, el Concilio de Trento rige sin contestación el universo ortodoxo. ¿Qué digo? A medida que las Iglesias más avanzadas que ella en filosofía y libertad caen en disolución, recoge ella los girones, y se reforma por su misma inmovilidad. Sólo posee el soplo; pero ese soplo ha sido hasta aquí más vivaz que todas las energías que ella ha visto nacer, más fuerte que todas las instituciones que se han formado, a su imitación, fuera de ella".Pierre Joseph Proudhon
El soplo del Espíritu Santo, hasta el ateo Proudhon pudo percibirlo.
"¿Qué hay en ella que no se encuentre en otra parte? Preciso es admitir un principio que desafíe a todo ataque, un principio que, conservando una raíz en lo más profundo de las conciencias, baste para alimentar a la Iglesia, para conducir a ella sin cesar los despojos de la disidencia; un principio que la haría renacer de sus cenizas, como el fénix, si fuese posible que, subsistiendo siempre ese principio en las almas, la Iglesia, que en ellas representa la fe, dejase de existir".Busca el principio capaz de resucitar a la Iglesia...
Se entenderá, pues, por qué razón siempre hemos sido atentos lectores de Proudhon, como lo fue Donoso Cortés. Su capacidad de penetración, su discernimiento, pese a ser un ateo y un revolucionario, es de una intensidad que raramente encontraremos en otros revolucionarios, más demagogos y más ciegos.
"¿Queréis conocer ese principio, creador y conservador de la Iglesia? ¡La Iglesia cree en Dios! ¡Cree mejor que ninguna otra! Es la más pura, la más entera, la más esplendorosa manifestación de la esencia divina; sólo ella sabe adorarle."
Que los demonios y sus secuaces humanos puedan decir verdades es algo que hasta en los Evangelios podemos contemplar. También lo vemos en el caso de Proudhon, un revolucionario que es capaz de confesar, con irritación si se quiere, que:
La Iglesia Católica: "es la más pura, la más entera, la más esplendorosa manifestación de la esencia divina: sólo ella sabe adorarle".
La consternación pudiera causárnosla esa desconfianza que se ha instalado en algunos católicos, por culpa del ecumenismo y el relativismo, esos que consideran que de cualquier modo puede adorarse a Dios. Pero tampoco debierar inquietarnos... Siempre quedará un irreductible núcleo católico, integralmente católico que quiere no quiere decir fanático ni radical, ni fundamentalista ni obtuso... Sino invulnerable a las asechanzas del maligno: ese núcleo lo constituyen los santos, invisibles e irreconocibles en un mundo que corre a su perdición.
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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