Lo primero que le pido, Xaxi, es que no insulte gratuitamente y atribuya intenciones deshonrosas a mi persona. Si quiere aportar algo significativo siga el ejemplo de Valmadian y discuta mis escritos.
Dicho esto, paso a defenderme de sus ataques:
Para empezar, creo que no hace falta tener relaciones para saber que las mismas duelen. Quien se dedica al onanismo experimenta las mismas repercusiones físicas de las que estamos hablando. Así que no se vaya por esas ramas, que yo soy bastante teorético en estos temas.
Dice que sigo sin ser católico; tal vez quede algo de la influencia gnóstica, no lo niego. Pero me parece feo que me acuse de ello cuando he sido yo precisamente el que lo ha declarado, sincerándose.
Ahora, como dije, dejaré que hablen los grandes:
San Agustín decía: “Si hubiera otra forma de crear hijos sería fenomenal, pero siendo que no la hay, recurramos al sexo y luego arrepintámonos”
Tomás de Aquino dice: el placer sexual oprime por completo el pensamiento (S. Th. II-II q. 55 a. 8 ad 1)
La castidad ilumina la mente y da salud al cuerpo (SAN ISIDORO, Sobre el bien supremo, II, 1, 9).
Si ellos veían como única manera de alcanzar la santidad la castidad debe ser por algo. Ellos no guardaban celibato porque se lo exigiese la norma (tal vez al principio, sí) sino porque veían que era el mejor estado en el que podía vivir el hombre, el menos imperfecto.
¿Os acordáis de la regla del 100,60,30? Los castos consiguen el 100% de santidad, las viudas 60% y los casados 30%. No es que viesen el matrimonio como algo malo, pero dudo mucho de que hubieran cambiado la toga por un anillo. San Pablo, por ejemplo, les recomendaba (de primeras) que no conocieran mujer.
Que ellos veían el matrimonio como un camino difícil para conseguir la santidad (nadie puede negarlo, creo yo) no suena lógico que ellos recomendaran que santificaran al máximo sus relaciones y se abstuvieran lo máximo que pudieran de tener relaciones conyugales. Yo es lo que deduzco al leerlos. Si usted, Xaxi, cree que estoy equivocado al sacar tal conclusión, sáqueme de mi error; dígame que los Doctores a los que he citado no querían dar a entender lo que yo creo que daban a entender, si es así (porque es lo que yo firmemente creo; como mucho puedo estar errado, pero no vengo a intentar que nadie pierda la fe). Si no consigue hacer lo que le pido, entonces tendrá que demostrar que ellos estaban equivocados al dar esas declaraciones, pero para hacer eso tendría que basarse en la palabra de personas aun más doctas que ellos, lo cual es imposible. (Si Jesús no específico estos temas, era porque había asuntos mucho más urgentes en aquel entonces).
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