¡¡Si por eso le mataron, por "blasfemo"... y para, ya de de paso, salir de dudas: "A otros ha salvado, sálvese a sí mismo si es el Cristo escogido de Dios..." (Lc 23, 35)!!Del lado de los rabinos la negaban categóricamente, y se horrorizaban del solo pensar que Dios se puede encarnar y morir en una cruz, lo que consideraban una blasfemia, y hasta una idolatría.
Está claro, que para los judíos, de haber sido verdadero Dios no se habría dejado crucificar por ellos y habría hecho algún milagro espectacular: bien para escaparse o bien fulminando a Caifás, Pilatos y compañía. Parece ser que en tal caso, sí habrían creído en Él...
O quizá y lo más seguro es que tampoco, porque seguramente le habrían repetido aquello de "sabemos que tienes demonio" (Jn, cap. 8) etc".
Bien pues ya puestos con el Credo (Encarnó, Murió crucificado...), debieron seguir opinando sobre la Resurrección: a lo mejor a estos sucesores de los fariseos también les horrorizará que "Dios pueda resucitar al tercer día". Por lo visto eso también sería "blasfemia e idolatría"...
¿Pero es que acaso auto-resucitarse no es digno de Dios? ¿Y a quien si no atribuir un hecho tan milagroso? Estos nuevos fariseos deberían saber que si el cristianismo triunfó como religión divinamente revelada fue por la fe en la Resurrección (no por la Encarnación ni la Pasión en sí mismas) como prueba de la divinidad de Cristo.
Para entender la psiquis judía y anti-cristiana de entonces y de ahora tenemos la suerte de disponer del caso de la fantástica conversión de San Pablo, detalladamente expuesta en los Hechos de los Apóstoles. O se convierten milagrosamente, o es imposible de otro modo.
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