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Tema: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

  1. #21
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    EL RITO BIZANTINO (o de Constantinopla)

    ..El RITO CATÓLICO de las iglesias cismáticas ortodoxas
    ...y de otras iglesias orientales en comunión con Roma.



    ________________________________________

    Rito Católico Bizantino

    En realidad cuando aquí, yo el primero, nos referíamos a la 'liturgia ortodoxa' estábamos hablando con bastante poca propiedad. En realidad deberíamos de hacer alusión a la liturgia del Rito Bizantino, que es la que siguen, con muy pocas variantes, todas estas iglesias orientales (cismáticas o no cismáticas).

    Más concretamente me estoy refiriendo el caso del primer vídeo que colgué aquí, y que servía para hacer una comparativa un tanto malintencionada entre las barbaridades del Novus Ordo y el mal denominado 'Rito Ortodoxo'. En realidad, si queremos hablar correctamente, deberíamos mejor referirnos a 'la liturgia bizantina celebrada por una iglesia cismática'. Pero el rito es católico y, además de católico... antiquísimo. Tan católico y tan antiguo como puede ser nuestro rito Hispano-Mozárabe (Visigodo).

    El Rito Bizantino es el utilizado por las iglesias originarias del antiguo Imperio Romano Oriental, cuya capital estaba en la urbe de Constantinopla. En la actualidad, bien es verdad que, en su mayoría este viejo rito católico es el que utilizan en las Iglesias ortodoxas (incluida también la rusa). Pero no solamente lo siguen los ortodoxos cismáticos... También es el rito que se utiliza en otras iglesias cristianas que están en comunión con Roma (las iglesias católicas de rito oriental).

    Rito de Constantinopla - Enciclopedia Católica

    El Rito Bizantino, sigue el siguiente esquema litúrgico:


    I- Prótesis o Proskomedia

    1. Oraciones ante las Puertas Santas y Vestición de los celebrantes.

    2. Preparación de la Ofrenda: pan y vino, destinados al sacrificio.

    3. Incensación de la iglesia.

    II- Liturgia de los catecúmenos o de la Palabra

    1. Oraciones preparatorias ante el Sagrado Altar.

    2. Letanías y cantos iniciales intercalados por el diácono y por oraciones del sacerdote.

    3. Pequeña entrada o entrada con Evangelio.

    4. Trisagio ("Agios o Theos").

    5. Lecturas:

    a) de las Epístolas, o de los Hechos.

    b) del Evangelio.

    Separadas unas de otras por los Prokimenes: sermones.

    6. Letanías y oraciones después del Evangelio y despedida de los catecúmentos.

    III.- Liturgia de los fieles

    a) Antes de la Anáfora:

    1. Oraciones por los fieles.

    2. Gran entrada o procesión para trasladar las ofrendas, del pan y del vino a la sagrada Mesa.

    3. Ofertorio.

    4. Beso de la paz.

    5. Símbolo de la fe (Credo).

    b) La Anáfora (Canon):

    1. La gran Anáfora eucarísüca o de acción de gracias:

    1. Prólogo.

    2. Salmo.

    3. Conmemoración de la vida del Señor.

    4. Conmemoración de la Cena.

    2. Consagración:


    1. Palabras de la institución sobre el pan.

    2. Palabras de la institución sobre el vino.

    3. Epíclesis o invocación para que Dios envíe al Es*píritu Santo.

    4. Elevación de ambas especies consagradas.

    3. La gran oración de intercesión:


    1. Súplica general por los vivos y los muertos (Dípticos).

    2. Letanías y oración antes del Padre nuestro.

    3. Padre nuestro.

    4. Paráfrasis de la fórmula final del Padre nuestro.

    4. Elevación-fracción-comunión:


    1. Oración de la adoración.

    2. Exclamación "Lo Santo para los Santos" y eleva*ción del Sagrado Pan.

    3. Fracción del Sagrado Pan.

    4. Confesión de fe antes de la Comunión.

    5. Comunión.

    6. Acción de gracias.

    7. Bendición final, despedida y distribución del pan bendito.

    Pro-Ortodoxia - Esquema de la Liturgia Bizantina
    En definitiva, que observando detenidamente esta liturgia, y también viendo los vídeos que existen sobre ella, podremos decir que nos gusta... o que no nos gusta por tal o cual motivo, como aquí ya se ha dicho en algún momento... Pero, en lo que sí tendremos que coincidir todos es que esta liturgia es una liturgia católica, tan católica como lo es la de nuestro queridísimo rito hispano-mozárabe. Aunque en el caso de los ortodoxos esta liturgia esté siendo realizada por cismáticos. Pero el que la realicen cismáticos, no convierte a esta liturgia en menos católica.

    ____________________________
    El rito que siguen las diversas iglesias ortodoxas presenta diversas variedades (según se puede ver también en Wikipedia):

    http://es.wikipedia.org/wiki/Rito_bizantino

    Variedades en el rito bizantino

    Rito albanés - Los albaneses católicos totalizan unos 1.400 hoy en día, que reanudaron su comunión con Roma en 1628. La lengua litúrgica es el albanés. La mayoría de los cristianos albaneses son ortodoxos.

    Rito bielorruso - Hay un número desconocido de ellos que regresaron a Roma en el Siglo XVII. La lengua litúrgica es el eslavo antiguo. Los fieles se encuentran en Bielorrusia, así como en Europa, América y Australia.

    Rito búlgaro - Los búlgaros que regresaron a la comunión con Roma en 1861. La lengua litúrgica es el eslavo antiguo. Los 20.000 fieles se encuentran en Bulgaria. La mayoría de los cristianos búlgaros son búlgaros ortodoxos.

    Rito checo - Los católicos checos de rito bizantino, unos 177.700 (año 2001), se organizaron como una jurisdicción inmediatamente sujeta a Roma en 1996.

    Rito croata - Los católicos croatas de rito bizantino reanudaron la comunión con Roma en 1611. La lengua litúrgica es el eslavo antiguo. Los 50.000 fieles se encuentran en Croacia y América. La mayoría de los croatas son católicos de rito romano.

    Rito eslovaco - Son unos 225.000 los católicos de rito bizantino de origen eslovaco, y se encuentran en Eslovaquia y en Canadá.

    Rito griego - Son los cristianos griegos que regresaron a la comunión con Roma en 1829. La lengua litúrgica es el griego. Sólo hay unos 2.500 fieles en Grecia, Asia Menor (Turquía) y Europa. Los cristianos griegos son en su mayoría griegos ortodoxos.

    Rito húngaro - Descendientes de los rutenos que regresaron a la comunión con Roma en 1646. Las lenguas litúrgicas son el griego, húngaro e inglés. Los 300.000 fieles se encuentran en Hungría, Europa y América.

    Rito ítalo-albanés - Nunca se separaron de Roma, estos 60.000 católicos de rito bizantino se encuentran en Italia, Sicilia y América. La lengua litúrgica es el griego y el italo-albanés.

    Rito melquita - Son católicos de los que se separaron de Roma en Siria y Egipto, y que reanudaron la comunión con Roma en tiempo de las Cruzadas. Sin embargo la unión definitiva no fue si no en el siglo XVIII. El Patriarca melkita griego es de Damasco. Las lenguas litúrgicas son el griego, árabe, inglés, portugués y español. Los más de 1 millón de católicos melkitas se pueden encontrar en Siria, Líbano, Jordania, Israel, Canadá, Estados Unidos, México, Brasil, Venezuela y Australia.

    Rito rumano - Son rumanos que regresaron a la comunión con Roma en 1697. La lengua litúrgica es el rumano. Hay más de un millón de católicos rumanos en Rumanía, Europa y América. La mayoría de los cristianos rumanos son rumanos ortodoxos.

    Rito ruso - Los rusos que regresaron a la comunión con Roma en 1905. La lengua litúrgica es el eslavo antiguo. Hay un número desconocido de fieles en Rusia, China, América y Australia. La mayoría de los cristianos rusos son ortodoxos.

    Rito ruteno - Son católicos de aquellos separados de Roma en Rusia, Hungría y Croacia que regresaron a la comunión con Roma en 1596 (Brest-Litovsk) y en 1646 (Uxhorod).

    Rito ucraniano - Católicos de entre los separados de Roma por el cisma griego y reunidos nuevamente con Roma en 1595. El Patriarca es el de Lvov. Las lenguas litúrgicas son el eslavo antiguo y el ucraniano. Los 5,5 millones de católicos ucranianos se pueden encontrar en Ucrania, Polonia, Inglaterra, Alemania, Francia, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Argentina y Australia. Durante la era Soviética los católicos ucranianos fueron violentamente forzados a unirse a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. La jerarquía que continuó existiendo fuera de su tierra ha sido desde entonces restablecida en Ucrania.
    Última edición por jasarhez; 21/03/2014 a las 14:36

  2. #22
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    ORÍGENES DEL CISMA (año 1045)


    Analicemos la situación (la cuestión del Filioque)

    Dicen los cismáticos:

    "Dijo el Señor: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mi" (Jn, 15:26).

    El credo [de Nicea] dice: "...y en el Espíritu Santo que procede del Padre".

    Este credo fue confirmado por los Concilios Ecuménicos, los cuales prohibieron cualquier adición o cambio. Este Credo sigue siendo respetado por todas las Iglesias Orientales y Occidentales antes del cisma y en él está resumida toda la verdad de la doctrina cristiana. La Iglesia Ortodoxa lo ha consevado sin alteración.

    La Iglesia Romana aumentó al artículo octavo las palabras "...y del Hijo", quedando así este artículo: "...que procede del Padre y del Hijo". Esta adición al Símbolo de la Fe, comenzó en España [Concilio de Toledo] en el siglo VI, trasladándose posteriormente a Francia, siendo rechazado por las demás Iglesias. El mismo Papa la rechazó.

    El Papa León III, el Grande, mandó imprimir este Credo en dos láminas de Plata, en griego y en latín, sin la palabra: "y del Hijo", colocándolas en las puertas de la Catedral de San Pedro en Roma, declarando que lo hacía para conservar el Símbolo de la Fe intacto, como lo declararon los dos primeros concilios Ecuménicos.

    Pocos años después, ascendió el Papa Nicolás, quien oponiéndose a su antesesor, permitió que fueran agregadas las palabras "...y del Hijo" en el Credo. El gran Patriarca Focio protestó por esta añadidura. El Papa Juan VIII prometió corregir el error, pero los Papas sucesores de él lo conservaron, aceptándolo hasta la actualidad la Iglesia de Roma"
    .

    LA SANTA IGLESIA ORTODOXA
    Ésta es la vesión de los cismáticos en cuanto a esta cuestión del 'Filioque'.
    Última edición por jasarhez; 21/03/2014 a las 14:46

  3. #23
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Cisma de Oriente
    Cisma de Oriente - Enciclopedia Católica


    Desde el tiempo de Diotrefes (III Juan, 1:9-10) ha habido cismas continuamente, de los cuales la mayoría se produjeron en el Este. El Arrianismo produjo un gigantesco cisma; los cismas Nestoriano y Monofisita aún perduran. Sin embargo, el Cisma de Oriente siempre ha significado el más deplorable pleito cuyo resultado final fue la separación de la vasta mayoría de los Cristianos Orientales de la unión con la Iglesia Católica, el cisma que produjo la llamada Iglesia “Ortodoxa”.

    Contenido:
    1 Preparación Remota del Cisma
    2 Causas del Alejamiento
    3 Focio y Cerulario
    4 Razones del Actual Cisma


    Preparación Remota del Cisma

    El gran Cisma de Oriente no debe pensarse como el resultado de un único pleito definitivo. Es falso que después de siglos de perfecta paz, repentinamente por cuenta de una disputa, casi la mitad de la Cristiandad se apartara. Tal evento no tendría paralelo en la historia; de todos modos, a menos que hubiera alguna gran herejía, y en este pleito no hubo ninguna herejía al inicio, tampoco ha habido un desacuerdo irremediable respecto a la Fe. Es un caso, tal vez el único caso destacado, de cisma puro, de una brecha en la intercomunión causada por el enojo y los malos sentimientos, no por una teología rival. Sería inconcebible entonces que cientos de obispos rompieran la unión con su cabeza, si antes todo hubiese ido suavemente. El gran cisma es más bien el resultado de un proceso muy gradual. Sus causas remotas deben buscarse siglos antes de que hubiera una sospecha del resultado final. Hubo una serie de cismas temporales que aflojaron el vínculo y prepararon el camino. Las dos grandes disensiones, las de Focio y Miguel Cerulario, que con recordadas como el origen del presente estado de cosas, fueron ambas zanjadas posteriormente. Estrictamente hablando, el actual cisma data del repudio oriental al Concilio de Florencia (1472). Así, aunque los nombres de Focio y Cerulario están justamente asociados con este desastre, en tanto que sus querellas son los elementos principales del relato, no debe imaginarse que ellos fueron los únicos, los primeros, o los últimos autores del cisma. Si agrupamos la historia alrededor de sus nombres debemos explicar las causas iniciales que les prepararon el camino y notar que hubo reunificaciones temporales posteriores.

    La primera causa de todas fue el gradual alejamiento del Este y del Oeste. En gran medida este alejamiento era inevitable. Oriente y Occidente se agruparon en torno a sus centros ***-de cualquier modo como centros inmediatos- utilizaron ritos diferentes y hablaron diferentes idiomas. Debemos distinguir la posición del Papa como cabeza visible de la Cristiandad de su puesto como Patriarca de Occidente. La posición, sostenida en 1913 por algunos controversistas antipapales, de que todos los obispos son iguales en jurisdicción, fue completamente desconocida en la primitiva Iglesia. Desde el mismo inicio encontramos una graduada jerarquía de metropolitanos, exarcas y primados. Encontramos también, desde el inicio, la idea de que un obispo hereda la dignidad del fundador de su sede, y que, por tanto, el sucesor de un Apostol tiene derechos y privilegios especiales. Esta jerarquía graduada es importante para explicar la posición del Papa. El no era el superior inmediato de cada obispo; era el jefe de una elaborada organización, como si fuera el pináculo de una pirámide cuidadosamente graduada. La conciencia del cristiano de los inicios pro bablemente haya sido que las cabezas de la Cristiandad eran los Patriarcas; luego él sabía bastante bien que el patriarca principal tenía su sede en Roma. Después de Calcedonia (451) debemos contar cinco patriarcados: Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalem.

    Entonces la diferencia entre Oriente y Occidente fue en primer lugar que el Papa en el Oeste no sólo era supremo pontífice sino también patriarca local. El representaba para los cristianos orientales una autoridad remota y extraña, la última corte de apelaciones para muy serias cuestiones, luego de que sus propios patriarcas habían sido encontrados incapaces de zanjarlas; pero hasta para sus propios latinos en Occidente, él era la cabeza inmediata, la autoridad inmediata sobre los metropolitanos, la primera corte de apelaciones para sus obispos. Así toda lealtad en Occidente iba dirigida a Roma. Roma era la Iglesia Madre en muchos sentidos, fue por los misioneros llegados desde Roma que las iglesias de Occidente habían sido fundadas. La lealtad de los cristianos de Oriente por otra parte, iban primero hacia su patriarca, así había aquí siempre el peligro de una alianza dividida -si el patriarca tenía un altercado con el Papa- lo que habría resultado inconcebible en Occidente. En realidad, el apartamiento de tantos cientos de obispos de Oriente, de tantos millones de simples cristianos, se explica suficientemente por el cisma de los patriarcas. Si los cuatro patriarcas de Oriente acordaban cualquier rumbo de acción era prácticamente una conclusión predeterminada que sus metropolitanos y obispos los seguirían y que los sacerdotes y la gente común seguiría a los obispos. Así la organización misma de la Iglesia de alguna manera preparó el terreno para un contraste (que pudiera convertirse en rivalidad) entre el primer patriarca de Occidente con su gran cantidad de seguidores latinos por un lado y los patriarcas de Oriente con sus súbditos del otro.

    Los puntos adicionales que deberían tomarse en cuenta son las diferencias de rito e idioma. La cuestión del rito se sigue del patriarcado; hace obvia la diferencia para el más simple cristiano. Un laico sirio, griego o egipcio tal vez no entendería mucho respecto a la ley canónica como los patriarcas involucrados; pero no podía dejar de notar que un obispo o sacerdote latino itinerante celebraba los Sagrados Misterios de un modo que era muy extraño y que lo etiquetaba a él como un (tal vez sospechoso) extranjero. En Occidente, el rito romano fue primero influyendo y luego suplantando todos los demás, y en Oriente el rito bizantino fue gradualmente obteniendo la misma posición. Así tenemos el germen de dos unidades, Oriental y Occidental.

    Indudablemente ambos lados sabían que otros ritos eran igualmente modos legítimos de celebrar los mismos misterios, pero la diferencia había difícil orar juntos. Vemos que éste fue un punto importante en las reclamaciones contra asuntos puramente rituales hechas por Cerulario cuando buscó bases para disentir.

    Aun el detalle del idioma fue un elemento de separación. Es cierto que el Este nunca fue enteramente helenizado como Occidente llegó a ser latinizado. Sin embargo, el griego llegó a ser en un alto grado un idioma internacional en el Este. En los concilios de Oriente todos los obispos hablan en griego. De nuevo tenemos así las mismas dos unidades, esta vez en el idioma un Oriente prácticamente griego y un Occidente totalmente latino. Es difícil concebir este detalle como causa de alejamiento, pero es indudablemente cierto que muchos malentendidos surgieron y se desarrollaron simplemente porque la gente no podía entenderse entre sí. Para el tiempo en que surgieron estas disputas, difícilmente alguien conocía un idioma extranjero. No fue sino hasta el Renacimiento que llegó la época de adecuadas gramáticas y diccionarios. San Gregorio (m. 604) había sido enviado eclesiástico en Constantinopla, pero según parece no aprendió griego; el Papa Virgilio (540-55) pasó ocho infelices años allí y sin embargo, nunca aprendió el idioma. Focio fue el erudito más profundo de su época, sin embargo no sabía latín. Cuando León IX (1048-549) escribió en latín a Pedro III de Antioquía, éste último tuvo que enviar la carta a Constantinopla para saber lo que ésta decía. Tales casos ocurrían continuamente y causaban confusión en todas las relaciones entre Oriente y Occidente. En los concilios, los legados papales se dirigían en latín a los padres reunidos y nadie podía entenderlos; el concilio deliberaba en griego y los legados no sabían qué estaba sucediendo. Así surgieron sospechas de ambas partes. Se llamaron intérpretes, aunque, ¿podían sus versiones ser dignas de confianza? Surgió una profunda desconfianza de parte de los latinos acerca de la habilidad griega en este asunto. A los legados se les pedía firmar docuentos que no entendían en base a reiteraciones de que no contenían nada que los comprometiera. Y algo tan pequeño como esto hizo una gran diferencia. El famoso caso, mucho tiempo después, del Decreto de Florencia y las formas kat on tropon, quemadmodum, muestra cuánta confusión puede causar el uso de dos idiomas.

    Estas causas se combinaron luego para producir dos mitades de Cristiandad, una mitad oriental y otra mitad occidental, cada una distinguiéndose en varias formas de la otra. Ciertamente no son suficientes para explicar la separación de esas mitades; solamente hacemos notar que ya había una conciencia de dos entidades, la primera marcando una línea de división, a través de la cuál la rivalidad, los celos y el odio pudieron fácilmente establecer una separación.

    Causas del Alejamiento

    La rivalidad y el odio surgió de varias causas. Indudablemente la primera, la raíz de toda la discor dia, fue el progreso de la Sede de Constantinopla. Hemos visto que los cuatro patriarcas orientales estaban de algún modo enfrentados a la gran unidad occidental. Si hubieran permanecido allí esas cuatro unidades en Oriente, nada habría sucedido. Lo que acentuó el contraste y creó una rivalidad fue el gradual ascenso de autoridad sobre los otros tres por parte del patriarca de Constantinopla. Era Constantinopla la que vinculaba al Oriente en un solo cuerpo, uniéndolo contra Occidente. Hubo un persistente intento del patriarca del emperador de llegar a ser una especie de Papa oriental, tan cerca como fuera posible de su prototipo occidental, lo que fue la verdadera causa de todo el problema. De un lado, la unión bajo Constantinopla realmente hacía una especie de Iglesia rival que podía ser opuesta a Roma; por otra parte, a través de todo el curso del progreso de los obispos bizantinos, ellos encontraron sólo un obstáculo verdadero, la persistente oposición de los Papas. El emperador era su amigo y principal aliado siempre. Fue, en realidad, la política centralizadora del emperador la responsable del esquema de convertir en centro la Sede de Constantinopla. Los otros patriarcas que fueron desplazados no eran oponentes peligrosos. Debilitados por las interminables disensiones monofisitas, habiendo perdido la mayoría de sus rebaños y reducidos luego a un abyecto estado por la conquista musulmana, los obispos de Alejandría y Antioquía no pudieron evitar el crecimiento de Constantinopla. En realidad, eventualmente, aceptaron su degradación voluntariamente y vinieron a ser ornamentos ociosos de la corte del nuevo patriarca. Jerusalén también fue estorbada por los cismas y los musulmanes y fue en sí misma un nuevo patriarcado, teniendo sólo los derechos de la última sede de las cinco.

    Por otro lado, en cada paso de progreso por parte de Constantinopla había siempre la oposición de Roma. Cuando la nueva sede consiguó que su titular presidera el Primer Concilio de Constantinopla (381, can.3), Roma se negó a aceptar el canon (dado que no estuvo representada en el Concilio); cuando Calcedonia en el 451 convirtió a ésta (Constantinopla) en un verdadero patriarcado (can.28) los legados y luego el Papa mismo se negaron a reconocer lo que se había hecho; cuando, intoxicados con su rápido progreso, los sucesores de los pequeños obispos sufragáneos que una vez habían obedecido a Heraclea asumieron el insolente título de “patriarca ecuménico”, fue de nuevo un Papa de la Antigua Roma quien severamente reprendió su arrogancia. Podemos entender que el celo y el odio de Roma se arraigara en la mente de los nuevos patriarcas, que estuvieran dispuestos a derrocar por completo una autoridad que se interponía a cada paso en su cami no. Que el resto de Oriente se les uniera en su rebelión era el resultado natural de la autoridad que habían tenido éxito en usurpar de los demás obispos orientales. Así llegamos al punto esencial en esta cuestión. El cisma de Oriente no fue un movimiento surgido en todo el Oriente; ni fue una disputa entre dos grandes cuerpos; fue esencialmente la rebelión de una sede, Constantinopla, que gracias al favor del emperador, había ya adquirido una influencia tal que fue capaz, desgraciadamente, de arrastar junto con ella a los otros patriarcas al cisma.

    Hemos visto ya que los sufragáneos de los patriarcas naturalmente seguirían a sus jefes. Si entonces Constantinopla hubiera permanecido sola, su cisma habría importado comparativamente poco. Lo que hizo tan seria la situación fue que el resto de Oriente eventualmente tomó partido a su lado. Esto también condujo a que asumieran con éxito la principal sede en Oriente. Así el progreso de Constantinopla fue indudablemente la causa del gran cisma. La puso en conflicto con Roma e hizo al patriar ca bizantino, casi inevitablemente, enemigo del Papa; al mismo tiempo le dio tal posición que su enemistad significó la enemistad de todo el Oriente.

    Siendo esto así, debemos recordar como totalmente injustificado, novedoso y anticanónico este progreso de Constantinopla. La sede no era apostólica, no tenía tradiciones gloriosas, ninguna razón para usurpar el primer lugar de Oriente, salvo un accidente de la política secular. El primer obispo histórico de Bizancio fue Metrófanes (31525); no era ni siquiera metropolitano, era el más bajo en rango que un obispo diocesano pudiera ser, un sufragáneo de Heraclea. Eso es todo lo que sus sucesores habrían alcanzado a ser, no habrían tenido el poder de influir a nadie, si Constantino no hubiese escogido su ciudad como capital. A lo largo de todo su progreso, ellos no pretendieron fundar sus reclamaciones sobre algo excepto el hecho de que ahora eran obispos de la capital política. Fueron como los obispos del emperador, como funcionarios de la corte imperial, que se elevaron al segundo lugar en la Cristiandad. La leyenda de San Andrés fundando su sede fue una idea muy posterior; abandonada ahora por todos los eruditos. La reclamación de Constantinopla siempre fue puramente cesarista, ya que el César podía establecer la capital donde quisiera, así también podía el gobernador civil, dar rango eclesiástico en la jerarquía a la sede que deseara.

    El canon 28 de Calcedonia lo dice así con muchas palabras. Constantinopla ha llegado a ser la Nueva Roma, por tanto su obispo ha de tener un honor semejante al del patriarca de la Antigua Roma y segundo después de él. Sólo se requería una sombra más de insolencia para que el emperador transfiriera los derechos papales al obispo de la ciudad donde él mantuviera su corte.

    Debe recordarse siempre que la elevación de Constantinopla, la envidia que sentía hacia Roma, su desgraciada influencia sobre todo el Oriente, es una pieza pura de cesarismo, una desvergonzada rendición de las cosas de Dios a las del César. Y nada puede ser menos estable que colocar los derechos eclesiásticos sobre la base de la política secular. Los turcos en 1453 cortaron el fundamento de la ambición bizantina. Ahora no hay emperador ni corte que justifique la posición del patriarca ecuménico. Si fuéramos a aplicar lógicamente el principio sobre el cual descansa, él se hundiría al lugar más bajo y los patriarcas de la Cristiandad reinarían en París, Londres o Nueva York. En tanto que el antiguo y realmente canónico principio de la superioridad de las sedes apostólicas permanece inalterado por los cambios políticos. Aparte del origen divino del Papado, el progreso de Constantinopla fue una crasa violación de los derechos de las sedes apostólicas de Alejandría y Antioquía. No es de extrañar que los Papas, aunque su primer lugar no haya sido cuestionado, resintieran esta alteración de antiguos derechos por la ambición de los obispos imperiales.

    Largo tiempo antes de Focio había habido cismas entre Constantinopla y Roma, todos ellos sanados a tiempo, pero naturalmente todos tendiendo a debilitar el sentido esencial de unidad. Desde el principio de la sede de Constantinopla hasta el gran cisma en el 867 la lista de estas grietas temporales de la comunión constituyó un listado formidable. Hubo cincuenta y cinco años de cisma (343-98) durante los problemas arrianos, once debido a la remoción de San Juan Crisóstomo (404-15), treinta y cinco años del cisma de Acacio (484-519), cuarenta y un años del cisma monotelita (640-81), sesenta y un años del iconoclasmo. Así de esos 544 años (323-867) no menos de 203 transcurrieron con Constantinopla en un estado de cisma. Notamos también que en cada una de estas disputas, Constantinopla estuvo del lado equivocado, en tanto Roma sobresalió en el correcto. Y ya vemos que la influencia del emperador (quien naturalmente siempre apoyaba al patriarca de su corte), en la mayoría de los casos arrastró a gran número de los otros obispos orientales hacia el mismo cisma.

    Focio y Cerulario

    Era natural que los grandes cismas, que son directamente responsables del actual estado de cosas, fueran pleitos locales de Constantinopla. Ninguno fue en algún sentido un agravio general del Oriente. No hubo tiempo ni razón por la cual otros obispos se unieran a Constantinopla en la querella con Roma, excepto que ya habían aprendido a mirar hacia la ciudad imperial esperando órdenes. La querella de Focio fue un grosero desafío al orden legal de la Iglesia. Ignacio era el legítimo obispo fuera de toda duda; lo había sido pacíficamente durante once años. Entonces él negó la comunión a un hombre culpable de evidente incesto (857). Pero ese hombre era el regente Bardas, así el gobierno se propuso deponer a Ignacio y colocó a Focio en su sede. El Papa Nicolás I no tenía querella alguna contra la Iglesia de Oriente, ni contra la sede bizantina. Él apoyó los dere chos del obispo legítimo. Tanto Ignacio como Focio había apelado formalmente a él. Fue únicamente hasta que Focio vió que había perdido su alegato que él y el gobierno prefirieron ir al cisma que someterse (867). Es aun dudoso durante cuánto tiempo esta vez hubiese un cisma general en Oriente. En el concilio que restituyó a Ignacio (869) los otros patriarcas declararon que ellos habían aceptado de inmediato el anterior veredicto del Papa.

    Pero Focio había formado un partido antiromano, el cuál de allí en adelante nunca se disolvió. El efecto de su querella, aunque era puramente personal, aunque se terminó a la muerte de Ignacio, y de nuevo cuando Focio cayó, fue juntar en una cabeza todo la antigua envidia de Constantinopla hacia Roma. Vemos esto a través de todo el cisma fociano. La mera cuestión de los pretendidos derechos del usurpador no explican el estallido de animosidad contra el Papa, contra todo lo occidental y latino que notamos en los documentos gubernamentales, en las cartas de Focio, en las actas de su sínodo del 879, en toda la actitud de su partido. Es más bien el rencor de siglos estallando con un pobre pretexto; este fiero resentimiento contra la interferencia romana proviene de hombres que sabían de antiguo que Roma era el único obstáculo para sus planes y ambiciones. Adicionalmente, Focio dio a los bizantinos una nueva y poderosa arma. El grito de herejía proferido bastante en todas las ocasiones, nunca dejó de generar indignación popular. Pero sin embargo a nadie se le había ocurrido acusar a todo Occidente de estar empapado de perniciosa herejía. Hasta ahora había sido un problema de resentir el uso de la autoridad papal en casos aislados. Esta nueva idea llevó la guerra al interior del campo enemigo con venganza. Los seis cargos hechos por Focio son suficientemente tontos, tanto como para preguntarse cómo tan grande erudito no pensó en algo más ingenioso, al menos en apariencia. Pero estos cargos cambiaron la situación para ventaja de Oriente. Cuando Focio llama a los latinos “mentirosos, luchadores contra Dios, precursores del Anticristo”, ya no es una cuestión meramente de ofender a sus superiores eclesiásticos. Él ahora asume un papel más efectivo; él es el campeón de la ortodoxia, indignado contra los heréticos.

    Después de Focio, [el patriarca] Juan IX Bekkos dice que hubo “paz perfecta” entre Oriente y Occidente. Pero esa paz era sólo en la superficie. La causa de Focio no murió. Permaneció latente en el partido que él dejó, el partido que aun odiaba a Occidente, que estaba listo para romper nuevamente la unión al primer pretexto, que recordaba y que estaba listo a revivir la acusación de herejía contra los latinos. Ciertamente desde el tiempo de Focio el ocio y el desprecio hacia los latinos fue una herencia en el grueso del clero bizantino. Cuán profundamente enraizado y difundido estaba, es mostrado por el estallido absolutamente gratuito 150 años más tarde bajo Miguel Cerulario (1043-58). Porque esta ocasión no hubo ni siquiera la sombra de un pretexto. Nadie había disputado el derecho de Cerulario como patriarca; el Papa no había interferido con él en manera alguna. Y repentinamente en 1053 envía una declaración de guerra, luego cierra las iglesias latinas en Constantinopla, lanza una sarta de disparatadas acusaciones y muestra de todas las maneras posibles que él desea un cisma, aparentemente por el mero placer de no estar en comunión con Occidente. Y obtuvo lo que quería. Después de una serie de maliciosas agresiones, sin paralelo en la historia de la Iglesia, después de que él hubo comenzado a atacar el nombre del Papa en sus dípticos, los legados romanos lo excomulgaron (16 de Julio de 1054). Pero aun no había ninguna idea de excomunión general de la Iglesia Bizantina, menos aun de todo el Oriente. Los legados cuidadosamente se previnieron contra eso en su Bula. Reconocieron que el emperador (Constantino IX, quién estaba excesivamente molesto con toda la querella), el Senado y la mayoría de los habitantes de la ciudad eran “muy piadosos y ortodoxos”. Excomulgaron, sin embargo, a Cerulario, a León de Acrida y a sus seguidores.

    Esta querella no necesitaba producir un estado permanente de cisma mayor que el que generaría la excomunión de cualquier otro obispo contumaz.. La verdadera tragedia fue que gradualmente todos los otros patriarcas orientales tomaron el bando de Cerulario, obedeciéndolo en atacar el nombre del Papa a través de sus dípticos y escogieron compartir su cisma. Al principio no parece que hayan querido hacerlo así. Juan III de Antioquía ciertamente se negó a ir al cisma solicitado por Cerulario. Pero, eventualmente, el hábito que habían adquirido de mirar hacia Constantinopla en busca de órdenes resultó demasiado fuerte. El emperador (no Constantino IX, sino su suce sor) estuvo del lado de su patriarca y los obispos habían aprendido bien a considerar al empe rador como su soberano también en cuestiones espirituales. De nuevo, fue la autoridad usurpada por Constantinopla, el cesarismo de Oriente lo que convirtió una querella personal en un gran cisma. Vemos también, cuán bien había sido aprendida la idea de Focio de llamar heréticos a los latinos. Cerulario tenía una lista, aun más larga y más baladí, de tales acusaciones. Sus puntos fue ron diferentes de los de Focio; él había olvidado la Filioque y había descubierto una nueva herejía con nuestro uso del pan ácimo. Pero las verdaderas acusaciones importaban poco de cualquier modo, la idea que había sido encontrada tan útil era la de declarar que era imposible tratar con Occidente por ser heréticos. Era ofensiva y dio a los líderes cismáticos la oportunidad de asumir una pose más efectiva, como defensores de la verdadera Fe.

    Después de Cerulario

    En cierto sentido el cisma estaba ahora completo. Lo que habían sido al inicio dos porciones de la misma Iglesia, lo que habían llegado a ser dos entidades listas para dividirse, eran ahora dos Iglesias rivales. Sin embargo, justo como había habido cismas antes de Focio, así hubo reunificaciones después de Cerulario. El Segundo Concilio de Lyons en 1274 y de nuevo el Concilio de Florencia en 1439, ambos llegaron a una reunificación que el pueblo esperó cerrara para la siempre la brecha. Desafortunadamente, ni duró la reunificación, ni tuvo ninguna base sólida del lado oriental. El partido antilatino, preconizado, formado y organizado desde mucho tiempo atrás por Focio, bajo Cerulario había llegado a represesentar la totalidad de la Iglesia “Ortodoxa”. Este proceso fue gradual, pero ahora estaba completo. Al principio las Iglesias Eslavas (Rusia, Serbia, Bulgaria, etc.) no vieron razón para romper con Occidente debido a que el Patriarca de Constantinopla se hubierse enemistado con el Papa. Pero el hábito de mirar hacia la capital de imperio eventualmente les afectó también. Ellos utilizaban el Rito Bizantino, eran Orientales; así se colocaron del lado de Oriente. Cerulario maniobró hábilmente para hacer aparecer su causa como la de Oriente: pareció (aunque injustificadamente) que era una cuestión de bizantinos contra latinos.

    En Lyons y luego, de nuevo en Florencia, la reunificación (por parte de Bizancio) era sólo un expediente del gobierno. El emperador deseaba que los latinos combatieran contra los turcos por cuenta de él. Así él estaba preparado para conceder cualquier cosa hasta que el peligro hubiera pasado. Es claro que en estas ocasiones el móvil religioso impulsaba sólo a Occidente. Éste no tenía nada que ganar; no deseaba nada de Oriente. Los latinos tenían todo que ofrecer y estaban preparados para brindar su ayuda. Todo lo que Occidente quería a cambio era que terminara el lamentable y escandaloso espectáculo de una Cristiandad dividida. Pero a los bizantinos no les importaba el motivo religioso; o más bien, la religión para ellos significaba la continuación del cisma. Habían llamado herético a Occidente tantas veces que comenzaron a creerlo. La reunificación fue una desagradable y humillante condición para que el ejército franco viniera y los protegiera. El pueblo común había sido tan bien entrenado en su odio hacia los Acimitas y adulteracredos, que su celo por lo que consideraban Ortodoxia pudo más que su temor a los turcos. La frase ”Preferible el turbante del Sultán que la tiara del Papa” expresaba con exactitud sus pensamientos. Cuando los obispos que habían firmado los decretos de reunificación regresaron, fueron recibidos con un estallido de indignación como traidores a la fe ortodoxa. En cada ocasión, la reunificación fue rota casi inmediatamente después de haberla hecho. El último acto del cisma fue cuando Dionisio I de Constantinopla (1467-72) reunió un sínodo y formalmente repudió la unión (1472). Desde entonces no ha habido intercomunión; existe una vasta Iglesia “Ortodoxa”, aparentemente satisfecha de estar en cisma con el obispo que aun reconoce como el primer patriarca de la Cristiandad.


    Razones del Actual Cisma

    En esta deplorable historia notamos los siguientes puntos. Es mucho más fácil comprender cómo un cisma continúa que comprender cómo comenzó. Los cismas se hacen fácilmente; en cambio, es sumamente difícil sanarlos. El instinto religioso es siempre conservador; hay siempre una fuer te tendencia a continuar con el estado de cosas existente. Al principio los cismáticos parecen temerarios innovadores; luego con el transcurso de los siglos su causa parece antigua; es la Fe de los Padres. Los cristianos orientales especialmente sienten fuertemente este institno conservador. Temen que la reunión con Roma significaría una traición a su antigua Fe, la de la Iglesia Ortodoxa, a la cual se han adherido tan heróicamente durante todos estos siglos. Uno puede decir que el cisma continua principalmente gracias a la inercia.

    En su origen debemos distinguir entre la tendencia cismática y la ocasión real de su estallido. Pero la causa de ambas ha desaparecido ahora. La tendencia era causada principalmente por la en vidia de la elevación de la Sede de Constantinopla. Ese progreso terminó hace largo tiempo. En los últimos tres siglos Constantinopla ha perdido casi todos las amplios territorios que alguna vez adquirió. No hay nada que los modernos cristianos orientales resientan más que cualquier toma de autoridad por parte del patriarca ecuménico fuera de su disminuído patriarcado. La sede bizan tina desde hace largo tiempo ha sido un juguete para los turcos, un cacharro que ellos venden al mejor postor. Ciertamente ahora esta lastimosa dignidad ya no es razón para el cisma de millones de cristianos. Aún menores son las causas inmediatas de que la brecha continúe abierta. La cuestión de los respectivos derechos de Ignacio y Focio deja indiferentes aun a los Ortodoxos luego de doce siglos; las ambiciones e insolencia de Cerulario bien pueden ser sepultadas con él. Nada queda entonces de las causas originales.

    Realmente no hay de por medio ninguna cuestión de doctrina. No hay herejía, sino cisma. El Decreto de Florencia hizo todas las concesiones posibles a sus sentimientos. No hay una razón verdadera por la que Oriente no debiera firmar ese Decreto ahora. Niegan la infalibilidad papal y la Inmaculada Concepción, pleitean sobre el Purgatorio, la consagración mediante las palabras de la institución, la procesión del Espíritu Santo, en cada caso malrepresentando el dogma al cual se oponen. No es difícil mostrar que en todos estos puntos sus propios Padres están con los de la Iglesia Latina, que lo único que les pide es volver a la antinua enseñanza de su propia Iglesia.

    Esta es la correcta actitud hacia los ortodoxos. Tienen un horror a ser latinizados, a traicionar la antigua Fe. Debe insistirse que no hay intención alguna de latinizarlos, que la antigua Fe no es incompatible, sino que más bien demanda la unión con la sede principal que sus Padres obedecieron. En la ley canónica no tienen nada que cambiar excepto abusos tales como la venta de obispa dos y el cesarismo que sus mejores teólogos deploran. El celibato, el pan ácimo, etc. son costumbres latinas a las que nadie piensa forzarlos. No necesitan agregar la cláusula Filioque al Credo; siempre mantendrán inalterado su venerable rito. Ningún obispo requiere ser movido, apenas una fiesta (excepto la de San Focio el 6 de Febrero) alterada. Todo lo que se les pide es regresar a donde sus Padres estuvieron, tratar a Roma como Atanasio, Basilio y Crisóstomo la trataron. No son los latinos, sino ellos quienes han abandonado la Fe de sus Padres. No hay humillación en desandar los pasos cuando uno ha vagado por un camino equivocado debido a querellas largo tiempo olvidadas. También deben ver cuán desastroso es para la causa común el escándalo de la división. Igualmente deben desear poner un fin a tanta denuncia del mal. Y si realmente lo desean, el camino no tiene por qué ser difícil. Porque, en verdad, luego de diez siglos de cisma podemos darnos cuenta en ambos lados que éste no solamente es el más grande mal en la Cristiandad, sino el más superfluo.



    Para detalles del cisma véase Iglesia Griega, Focio, Miguel Cerulario, Concilio de Florencia. Ver también A.Fortes cue, La Iglesia Ortodoxa de Oriente (Londres, 1907) y las obras allí citadas.
    Última edición por jasarhez; 21/03/2014 a las 15:03

  4. #24
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

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    Realmente no hay de por medio ninguna cuestión de doctrina. No hay herejía, sino cisma. El Decreto de Florencia hizo todas las concesiones posibles a sus sentimientos. No hay una razón verdadera por la que Oriente no debiera firmar ese Decreto ahora. Niegan la infalibilidad papal y la Inmaculada Concepción, pleitean sobre el Purgatorio, la consagración mediante las palabras de la institución, la procesión del Espíritu Santo, en cada caso malrepresentando el dogma al cual se oponen.
    No acabo de entender esto, no está bien redactado, o es que algo se me escapa.

    "El Papa es infalible con la misma infalibilidad de la Iglesia cuando, hablando ex cathedra, como Pastor y Doctor de toda la Iglesia, define verdades referentes a la fe y a las costumbres." (Julio BONATTO, Canónigo Religión y Moral, pág., 87 ya muchas veces citado).

    El Ángel Gabriel en el momento de la Anunciación pronunció "llena eres de Gracia", (Lc., 1, 28) y ¿quien sino el propio Dios otorga la "Gracia"?. O lo que es lo mismo: llena de gracia por Dios que la había redimido desde la concepción, nacida pues sin Pecado Original.

    "Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo" le dice el Ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt,. 1, 20)

    La concepción de Jesús: "absque semine ex Spiritu Sancto" (Cc. Letrán, año 649)

    ¿Niegan la Inmaculada Concepción y no son herejes además de cismáticos? A ver, a ver, ¿cómo hay que tomar esa negación?

    También "pleitean" sobre el Purgatorio, cuya existencia es doctrina de fe, o sea parte del Dogma, ¿y eso tampoco es herético?

    Y ya, para colofón, ¿qué significan los términos "la consagración mediante las palabras de la institución, la procesión del Espíritu Santo."

    A mi todo esto me huele a herejía y de las graves.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #25
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    No acabo de entender esto, no está bien redactado, o es que algo se me escapa:

    "Realmente no hay de por medio ninguna cuestión de doctrina. No hay herejía, sino cisma. El Decreto de Florencia hizo todas las concesiones posibles a sus sentimientos. No hay una razón verdadera por la que Oriente no debiera firmar ese Decreto ahora. Niegan la infalibilidad papal y la Inmaculada Concepción, pleitean sobre el Purgatorio, la consagración mediante las palabras de la institución, la procesión del Espíritu Santo, en cada caso mal representando el dogma al cual se oponen".
    Yo tampoco lo entiendo demasiado, sobretodo después de casi mil años de tantísimo follón... Pero, no son palabras mías, sino de la Enciclopedia Católica (publicada por Aci Prensa).

    Si te fijas, al final de la cita venía el enlace del cual he extraído íntegro el artículo: Cisma de Oriente - Enciclopedia Católica

    Yo solamente, presentando estos dos artículos, intentaba aportar las dos visiones contrapuestas a modo aséptico. Una, la cismática, que se centra más en la cuestión del Filioque, como hemos visto por el enlace que he puesto que pertenece a una web ortodoxa. Y la otra, la católica romana (de la Enciclopedia Católica, publicada por Aci Prensa), a través de ese artículo, del cual parece que no te han gustado sus particulares conclusiones finales. Un artículo que, pese a ser tan extenso, yo me he tomado la molestia de reproducirlo íntegro. Pinchando en el enlace, se puede leer, si lo deseas, de la fuente original de la cual yo lo he extraído.

    En ese artículo de la Enciclopedia Católica podrás ver esos dos últimos párrafos que te han dejado tan perplejo. Según deduzco, parecen estar dedicados a narrar los esfuerzos de reconciliación realizados desde un punto de vista teológico. El artículo que yo he reproducido íntegro, finaliza precisamente con esa frase a la que nos referimos: "...no hay de por medio ninguna cuestión de doctrina. No hay herejía, sino cisma". Habría que preguntarle a los autores de la Enciclopedia Católica el por qué de esa afirmación. Pero, si lo dice la Enciclopedia Católica... Doctores tiene la Iglesia.


    ________________
    Lo que sí puedo decirte es que en la facultad de teología de la San Dámaso, al tratar este tema, el profesor (que era, además de teólogo, sacerdote) también nos dijo lo mismo: 'que no se podía hablar de herejías, sino solamente de cismas. Y que incluso [AGÁRRATE!!] se estaba buscando una solución conciliar (leáse 'de consenso') que, sin modificar el Credo, se pudiera interpretar diciendo, más o menos: "que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, sí... Pero de forma tal que del Hijo nos llegara como una especie de reflejo del Padre...'. Cuando lo escuché, sencillamente, me pareció 'un apaño mu apañaó'. Pero, ya te digo... ¡doctores tiene la Iglesia!.

    También se nos dijo que la unidad con los ortodoxos estaba más adelantada que con los protestantes. Yo no dije nada, porque como alumno pensaba que no estaba bien contradecir al señor profesor. Pero estoy más que segurísimo de que si con alguien está facilísima hoy día la 'unidad', desgraciadamente no es con los ortodoxos, sino con los luteranos. Porque, pienso que tras el CVII si con alguien la iglesia católica romana se ha situado próxima, en absoluto ha sido con los ortodoxos..Incluso, si cabe nos sitúa de ellos más lejos todavía... No hay más que ver todos los cambios de liturgia que se han hecho, que parecen solamente encaminados a propiciar el acercamiento a las tesis y doctrinas protestantes.

    Pero, como digo, no quise contradecir al señor profesor en aquellos momentos, y callé muy prudentemente. Pero, esto es lo que hay... Y así yo te lo cuento.


    Un saludo
    Última edición por jasarhez; 21/03/2014 a las 18:12

  6. #26
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    FUENTE: Primeras reflexiones sobre el concilio pan-ortodoxo del 2016

    Primeras reflexiones sobre el concilio pan-ortodoxo del 2016


    A falta de saber muchos datos sobre el anunciado concilio pan-ortodoxo del 2016, del que InfoCatólica informa hoy en primicia para los lectores de lengua española, quiero señalar algunos puntos que creo necesarios para comprender no solo la importancia del evento sino para aventurar posibles consecuencias desde el punto de vista de la relación entre católicos y ortodoxos.

    Que estamos ante un hito histórico lo demuestra el hecho de que en más de mil años los ortodoxos han sido “incapaces” de organizar un concilio que, para ellos, será ecuménico. Es decir, desde que se separaron del Sucesor de Pedro, no han podido reunirse todos. Primera consecuencia, pues, de esta convocatoria: aludirán a la misma como prueba de que no necesitan ni Papa ni emperador -como pasaba en el primer mileno- para convocarlo y/o legitimarlo. Saquen ustedes sus propias conclusiones de lo que significa eso.

    El principal problema interno de los ortodoxos hoy es el conflicto existente entre el patriarcado de Constantinopla y el de Moscú a cuenta de la aplicación del canon 28 de Calcedonia, que el patriarca ecuménico interpreta como que le da legítima autoridad sobre diócesis ortodoxas fuera de su ámbito geográfico (en un principio el Imperio bizantino), algo que Moscú niega. El asunto tiene mucha importancia para ver de qué manera se configura la situación de los ortodoxos en el continente americano y en algunas de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas que hoy son naciones independientes. En Ucrania, por ejemplo, hay tres iglesia ortodoxas separadas por esta cuestión. Tengo muchas dudas de que se logre un acuerdo definitivo, dada la primacía REAL de Moscú sobre la primacía histórica de Constantinopla. No se olvide que los ortodoxos rusos consideran Moscú como la “tercera Roma”.

    Doctrinalmente los ortodoxos no tienen diferencias entre sí y, por tanto, precisamente para evitar que surjan, no se va a producir ningún acercamiento efectivo a los dogmas católicos que hoy no aceptan. Que son muchos. No solo los que tienen que ver con el papado. En otras palabras, no esperemos un nuevo Concilio de Ferrara-Florencia, que estuvo en un tris de solucionar el Cisma oriental.

    Los ortodoxos han de afrontar de una vez por todas el problema del cesaropapismo, que hoy tiene rostros nuevos pero no por ello menos peligrosos. El etnicismo y nacionalismo de las iglesias ortodoxas nacionales casa mal con la catolicidad de la Iglesia y con los vaivenes de la Historia en relación a la configuración, nacimiento y/ o desaparición de las naciones. No hay más que ver en qué han quedado los grandes patriarcados orientales del primer milenio. Los de Constantinopla y Antioquía dependen del gobierno turco. El de Alejandría, en Egipto. Y el de Jerusalén, pues ya lo saben ustedes. Dado que Constantinopla, en un error que el Papa León Magno rechazó, pretendía tener autoridad en base a su condición de sede de la capital de lo que quedaba de Imperio romano, si ahora usáramos ese mismo argumento, habría que considerar a ese patriarca con menos autoridad que un simple párroco ortodoxo de Moscú. No digo que deba ser así, obviamente. Solo apunto a dónde lleva el sinsentido de unir la “autoridad” eclesial de una sede episcopal a la importancia política, volátil, del lugar de dicha sede. Eso no ocurre con el Papa de Roma, que mantiene su autoridad porque en Él reside el ministerio petrino, lo cual no cambia por mucho que la Ciudad eterna sea capital de un imperio o, como en tiempos del Papa León Magno, una ciudad asediada por bárbaros.

    Hay otras consideraciones menores que quizás se conviertan en “mayores” según se acerque ese sínodo pan-ortodoxo. Por ejemplo, ¿qué hará Turquía? ¿facilitará o pondrá dificultades para la celebración del sínodo? No creo que Erdogan esté entusiasmado con la idea, aunque supongo que no pondrá problemas para no perjudicar su imagen en Occidente.

    También habrá que ver qué quieren los ortodoxos en relación a la representación de la Iglesia Católica en su sínodo. Supongo que el Papa enviará al cardenal Kurt Koch, responsable del Pontifico Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Ojito con que no le den el mismo trato protocolario que a representantes de comunidades eclesiales protestantes que NO han conservado la sucesión apostólica. Tal hecho sería un gesto feo por parte de los ortodoxos. Si tratan el legado papal como a los legados de protestantes liberales que casan obispas lesbianas, tendremos un problema. Será interesante también si se suscita la cuestión de los uniatas (orientales en comunión con Roma).

    En todo caso, este sínodo pan-ortodoxo va a servir para algo bien interesante. A saber, constatar de nuevo que entre los ortodoxos no existe ni sombra alguna de modernismo o liberalismo, ni en cuestiones litúrgicas ni doctrinales. Ellos están prácticamente libres de la plaga del progre-eclesialismo. No verán ustedes un jesuita como Masiá ni una benedictina como Forcades entre los ortodoxos. Si asomara alguno parecido, duraría dentro de sus iglesias menos de cinco minutos. Como ven, algo tenemos que aprender de nuestros hermanos orientales.


    Luis Fernando Pérez Bustamante

    [FIN DEL ARTÍCULO]
    Última edición por jasarhez; 21/03/2014 a las 18:07

  7. #27
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Me parece muy loable que hayas puesto todo ese mensaje y te agradezco el esfuerzo, pero lo que claro que me ha sorprendido son esas frases finales, porque o no las entiendo por estar mal explicadas desde Infocatólica, o son dos herejías tamaño natural. Y ya pueden venir los teólogos que quieran a decir lo opuesto, pues si en vez de ser los ortodoxos quienes las planteasen, lo hiciéramos tú o yo, nos excomulgarían "pepsi flauta". Me parece que es una más de tantas burlas que se hacen a los fieles. No se puede jugar con la Escritura y la Tradición, o sea con el Dogma, porque si no nos sobraría la Iglesia y así cada mochuelo a su olivo, como hacen los herejes protestantes.

    Pero ya alucino con lo de que el "Hijo nos llegue como una especie de reflejo del Padre", ¡toma ya! y eso tampoco es una herejía. No hago más que preguntarme que parte de la Escritura no entienden estos teologazos, porque a no ser que se trate de un idiota, esté totalmente ciego, mudo y sordo, o literalmente sea analfabeto, todavía estoy por entender qué dificultad de comprensión hay aquí:

    "Díjole Tomás: no sabemos a donde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me habéis conocido, conoceréis también a mi Padre. Desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: Felipe, ¿tanto tiempo ha que estoy con vosotros y no me habéis conocido? El que me ha visto a mi ha visto al Padre ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mi? Las palabras que yo os digo no las hablo de mi mismo; el Padre, que mora en mi, hace sus obras. Creedme, que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; a lo menos creedlo por las obras. ( Jn., 14, 5, 11)

    ¿Blanco y en botella?...reflejo, ¿qué reflejo?
    Última edición por Valmadian; 21/03/2014 a las 20:17
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  8. #28
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Me parece muy loable que hayas puesto todo ese mensaje y te agradezco el esfuerzo, pero lo que claro que me ha sorprendido son esas frases finales, porque o no las entiendo por estar mal explicadas desde Infocatólica, o son dos herejías tamaño natural. Y ya pueden venir los teólogos que quieran a decir lo opuesto, pues si en vez de ser los ortodoxos quienes las planteasen, lo hiciéramos tú o yo, nos excomulgarían "pepsi flauta". Me parece que es una más de tantas burlas que se hacen a los fieles.
    Sinceramente a mi no me gustan ese tipo de 'componendas' en materia de fé. Y no solo a mi... porque luego, entre los alumnos también comentábamos con desagrado esa especie de 'apaños-apañaos' que nos habían contado que se estaban intentando en aras de un ecumenismo mal entendido. Lo que ocurre es que, con esta cuestión del filioque que según nuestro profesor resultaba ser 'la madre del cordero' en la cuestión del cisma de las iglesias orientales, ocurría que después de mil años de separación, la cosa iba a tener que solucionarse exclusivamente desde el punto de vista teológico.

    Dado que durante los primeros mil años de cristianismo, oficialmente se había pensado que el Paráclito, anunciado en el Evangelio de San Juan ("Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí"), procedía del Padre... y dado que, hasta el Concilio de Nicea, todavía no se había llegado a definir con detalle y de una manera explicita, cuál era la relación del Padre con el Hijo, tuvieron que ser, precisamente, las diversas crisis producidas por las múltiples herejías que se iban produciendo (arrianismo, nestorianismo, monofisismo, etc...) las que obligaron a la Iglesia a definir de manera dogmática el Símbolo de nuestra Fé.

    Por eso en el primer Concilio de Nicea se formuló el Credo. Pero, aún, 'la cuestión trinitaria' no llegaría a definirse definitivamente hasta el primer Concilio de Constantinopla (y estoy citando un poco de memoria y de forma reducidísima lo que allí aprendimos, por lo que puedo estar equivocándome en algo...). La tesis principal que recuerdo de aquellas clases fué precisamente que fueron las diversas crisis producidas por las diversas herejías que se iban sucediendo a lo largo de la historia, lo que iba obligando a resolver las cuestiones en litigio mediante la celebración de concilios ecuménicos. Y la Iglesia denominada 'ortodoxa' admite solamente los primeros concilios... hasta que se produjo el cisma.

    Y ahí es donde recuerdo que este profesor, ante nuestras preguntas a cerca de la cuestión del filioque, que según él recalcaba, resultaba ser la principal cuestión en litigio con ellos (el "impedimentum dirimens", decía...), se paró durante unos minutos a contar el curso de los 'avances' en torno a los esfuerzos por resolver esta histórica cuestión en disputa a través de un consejo pontificio que se había creado expresamente para promover la unidad de los cristianos a través del 'diálogo teológico' y todas esas cuestiones que, como ya he dicho antes... a mi me sonaron (que soy muy mal pensado) sencillamente a 'consenso' (o 'apaño', dicho en manera brusca; un estilo que a mi me gusta mucho...).

    Pero es que... aún en un hipotético escenario en el que se resolviera esta cuestión del Filioque, luego quedarían por resolver todas las cuestiones relativas a los efectos generados por los mil años de separación que han existido tras el cisma. Es decir, dogmas tales como el de la Infalibilidad Pontificia o el de la Inmaculada Concepción, ambos muy, muy posteriores a la fecha del cisma, por nombrar dos dogmas que son por todos conocidos... que, por haber estado ellos separados de Roma desde hace casi mil años, como era de prever... ¡jamás los han aceptado!. Y me pregunto yo, ¿cómo leches van a intentar resolver esas cuestiones a partir del dichoso 'diálogo teológico', por muy 'constructivo' que sea...?.

    Y aún suponiendo (también hipotéticamente hablando) que ellos admitieran todos estos dogmas de fé; ¿cómo iban a conciliar las barbaridades emanadas por el novus ordo con la liturgia antiquísima del Rito Bizantino que utilizan ellos, casi de manera inalterada, desde que se produjo el cisma?.

    Es ahí, una vez llegados a ese punto, en el que si yo si fuera ortodoxo, les diría: "¡Señores!, después de todos los esfuerzos que hemos hecho para llegar a este punto, ahora es cuando yo les pido a ustedes un nuevo esfuerzo más: ¡Que renuncien al CVII y al Novus Ordo!, o en caso contrario nosotros nos volvemos para nuestras casas y seguimos separados por otros mil añitos más... si es que no llega antes la Parusía!".

    ________
    Y es que creo que, en vez de buscar tantísimos 'apaños teológicos' como nos contaba aquél profesor, lo que tendría que hacer de una puñetera vez la Iglesia es obedecer el mandato de la Virgen en Fátima, consagrando Rusia a su Sagrado Corazón. Y sin ninguna duda 'la tercera Roma' se convertiría. Y su conversión limpiaría a toda la Iglesia de todos los excesos que las barbaridades del modernismo han venido infligiendo en Roma y en el resto del mundo católico. Estoy convencido de que la unidad con las iglesias cismáticas orientales, servirían de regeneración para limpiar tantísimas dosis de modernismo liberal que aquejan a nuestra Iglesia. Y no soy el único que piensa eso... Un poco más arriba, he transcrito un artículo publicado en uno de los blogs que alberga InfoCatólica, que termina diciendo más o menos esto mísmo.

    Pero, como desde Roma se empeñan en no obedecer al pié de la letra los mandatos de la Virgen Santísima, se ven obligados a andar por ahí enredándose en firmar estúpidas "declaraciones comunes" que no conducen a nada, y lo que a mi me parece que son únicamente vulgares 'apaños teológicos de la señorita Pepis', que ya os he contado en forma, más o menos, resumida.

    De todas formas, para los que queráis profundizar un poco más en el tema. He encontrado estos tres enlaces en los que quizás se pueda encontrar bastante más información sobre este tema:

    El díalogo teólogico entre católicos y ortodoxos - Vaticano.va

    Declaración común de Benedicto XVI y Cristódulos - Vaticano.va

    FILIOQUE - Convergencias ecuménicas l bibliotecacatolicadigital.org
    Un abrazo en Cristo
    Última edición por jasarhez; 22/03/2014 a las 00:15

  9. #29
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Si, los más próximos a volver a la "casa grande" son los tradicionalistas anglicanos, no soportan a las "obispas", a los reverendos casados", ni a los "gays-gayas" o "lesbianas-lesbianos" con sus inmundicias exhibiéndose como religiosos. En materia teológica están más cercanos, pero mientras no se sacudan la masonería de encima, lo veo complicado. Sin embargo, a título individual si ha habido numerosos retornos y algunos de gran peso y calidad, como Newman.

    ¿Qué sabes al respecto? pero si tienes que contar algo deja la anglofobia aparcada mientras escribes.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  10. #30
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    ...Pero ya alucino con lo de que el "Hijo nos llegue como una especie de reflejo del Padre", ¡toma ya! y eso tampoco es una herejía.
    ¡Ah..!, perdón Valmadian. Después de leer el tocho inmenso que he escrito en el anterior mensaje, he reparado en una cosa que has dicho antes, porque quizás yo me expliqué mal. Dices que tu alucinas (con razón) de que el "Hijo nos llegue como una especie de reflejo del Padre". Y no es eso exactamente lo que nos explicó el profesor. No es el Hijo, sino el Espíritu Santo, el que nos llega del Padre y digamos... como un reflejo TAMBIÉN por mediación del Hijo. Por lo tanto, MANTENIÉNDOSE INALTERABLE LA ACTUAL FORMULACIÓN DEL CREDO, quizás se podría llegar con ellos a un primer punto de acuerdo. Eso es más o menos lo que nos decía. De todas formas, voy a mirar ahora que es lo que antes yo había escrito.

    En fin, como decía, a mi me pareció una especie de galimatías que he intentado explicar de la mejor manera que he podido ("Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de Verdad el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mi" - Jn, 15:26).

    De la parte que he subrayado y destacado en un color distinto, partiría este concepto que buscaría ser 'conciliador de posturas'.


    Un saludo


    _____________
    P.D.: Sinceramente no tengo ni idea de en qué punto andarán ahora las discusiones con los protestantes. Me supongo que serán complicadas debido a que iglesias protestantes hay casi tantas, y a cada cual más distinta, como individuos haya en esa secta. De todas formas, a mi me asustan esas negociaciones. Estoy seguro que de ellas no saldrá nada bueno, salvo que nosotros también acabemos aceptando las ordenaciones femeninas y demás mandangas que ya hacen ellos. En la cuestión de la nueva misa, no creo que tengan que hacer demasiadas componendas, porque si nos fijamos... la nueva misa ya parece casi protestante.
    Última edición por jasarhez; 22/03/2014 a las 01:21

  11. #31
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    P.D.: Sinceramente no tengo ni idea de en qué punto andarán ahora las discusiones con los protestantes. Me supongo que serán complicadas debido a que iglesias protestantes hay casi tantas, y a cada cual más distinta, como individuos haya en esa secta. De todas formas, a mi me asustan esas negociaciones. Estoy seguro que de ellas no saldrá nada bueno, salvo que nosotros también acabemos aceptando las ordenaciones femeninas y demás mandangas que ya hacen ellos. En la cuestión de la nueva misa, no creo que tengan que hacer demasiadas componendas, porque si nos fijamos... la nueva misa ya parece casi protestante.
    A lo primero, gracias por aclararlo, de verdad me había llegado a preocupar seriamente. Respecto a esto que te cito, sólo me refería a los anglicanos, del resto pues... ¿qué decir? Pero acuérdate que de los otros hubo un retorno masivo y que es sabido que cada día hay un goteo de ellos que están ingresando en la Iglesia en las Islas Británicas.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  12. #32
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

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    A lo primero, gracias por aclararlo, de verdad me había llegado a preocupar seriamente. Respecto a esto que te cito, sólo me refería a los anglicanos, del resto pues... ¿qué decir? Pero acuérdate que de los otros hubo un retorno masivo y que es sabido que cada día hay un goteo de ellos que están ingresando en la Iglesia en las Islas Británicas.
    Dejando a un lado mi anglofobia, y dejando claro también que no tengo ni idea de en qué punto andarán las cosas. Sí te puedo decir que, igual que tu opinas, opino yo. Me da la sensación de que la Iglesia Anglicana está más muerta que viva. Y que se va a ir despojando de fieles de manera inexorable. Fieles que terminarán regresando a la Iglesia Católica Romana. No olvidemos que la Iglesia Anglicana nació por una cuestión de índole político. Una cuestión tan baladí como la rabieta del rey por la cuestión del divorcio. Es muy posible que muchos ingleses, se den cuenta de que su Iglesia nacional, no es más que un apaño estúpido y acaben tomando el camino que en su día emprendió Chesterton. Como tu dices, conversiones ya han habido. Y digo yo que, aunque sea tacita a tacita...


    Un abrazo
    Última edición por jasarhez; 22/03/2014 a las 01:34

  13. #33
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    Re: Comparativa entre dos liturgias (vídeo)

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    Dejando a un lado mi anglofobia, y dejando claro también que no tengo ni idea de en qué punto andarán las cosas. Sí te puedo decir que, igual que tu opinas, opino yo. Me da la sensación de que la Iglesia Anglicana está más muerta que viva. Y que se va a ir despojando de fieles de manera inexorable. Fieles que terminarán regresando a la Iglesia Católica Romana. No olvidemos que la Iglesia Anglicana nació por una cuestión de índole político. Una cuestión tan baladí como la rabieta del rey por la cuestión del divorcio. Es muy posible que muchos ingleses, se den cuenta de que su Iglesia nacional, no es más que un apaño estúpido y acaben tomando el camino que en su día emprendió Chesterton. Como tu dices, conversiones ya han habido. Y digo yo que, aunque sea tacita a tacita...

    Pues pudiera ser que, en efecto, se encuentre en vías de desaparición o, más bien, de partición para desaparecer finalmente. A falta de una visión global mejor, he aquí lo que se recoge en la Wiki.


    Anglicanismo

    El término anglicano, y su derivado anglicanismo, provienen del latín medieval ecclesia anglicana, que significa iglesia inglesa, se utiliza para describir a las personas, las instituciones e iglesias, como así mismo a las tradiciones litúrgicas y conceptos teológicos desarrollados tanto por la Iglesia de Inglaterra, en lo particular, como por las provincias eclesiásticas de la Comunión Anglicana. También se utiliza en lo referente a las iglesias anglicanas sin comunión con el arzobispo de Canterbury (en el Reino Unido) y muchas otras completamente independientes.

    Índice
    1 Origen
    2 La Comunión Anglicana
    2.1 Valores y características destacadas
    2.2 Doctrina sobre la Iglesia e instrumentos de unidad
    3 El Anglicanismo en contexto ecuménico
    4 Críticas
    5 Véase también
    6 Notas
    7 Enlaces externos
    Origen

    "Nadie sabe exactamente cuando fue predicado por primera vez el Evangelio en las Islas Británicas; pero hay razón sobrada para creer que no trascurrió un largo periodo entre la Resurrección y los orígenes de una Iglesia en Inglaterra. Tertuliano, aseguraba a comienzos del siglo III, que algunas partes de Bretaña que no habían sido alcanzadas por los romanos se habían sometido a la ley de Cristo. (...)" Podemos denominar a este cristianismo como: "(...) celta era muy distinto del de los tiempos romanos, durante los cuales el centro de la vida había sido la ciudad, con el obispo como pastor principal de la Iglesia ciudadana. En estas tierras celticas no había ciudades. El centro de todo era el monasterio. Por supuesto había obispos, como en todas las demás Iglesias, mas no existía ningún sistema diocesano regular. Los grandes jefes eran los abades de los famosos monasterios": (NEILL Stephen, El Anglicanismo, Talleres graficos, España, 1986, pp. 7 y 8).

    La Comunión Anglicana.

    La Comunión Anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas e interdependientes que están en plena comunión con el Arzobispo de Canterbury, es una de las comuniones cristianas más numerosas del mundo, con aproximadamente 77 millones de miembros.

    La Comunión Anglicana se considera parte plena de la Iglesia Cristiana: una, santa, católica y apostólica, y se declara Católica y Reformada, al respecto, es interesante la frase del Deán Henry Forrester (México, 1906): «Católica, aunque no romana y Evangélica, aunque no protestante».

    Para muchos anglicanos, representa también una forma de catolicismo no-papal, y para otros, una forma de protestantismo sin figuras fundadoras tales como Martín Lutero o Juan Calvino.

    Pero en la línea del anglicanismo clásico, los planteamientos del teólogo isabelino del siglo XVI Richard Hooker en Essays on Ecclesiastical Polity, siguen expresando la identidad anglicana como prudente combinación entre estas dos tradiciones cristianas, una Via Media entre ambas, mediante una aplicación equilibrada de tres criterios esenciales de fe y ética:

    La Sagrada Escritura,
    la Tradición apostólica y
    la Razón.

    Así entonces, con algunas diferencias de énfasis doctrinal y litúrgico, las iglesias de la Comunión Anglicana mantienen su unidad a través, principalmente, de la comunión sacramental con el Arzobispo de Canterbury, y la celebración de la liturgia conforme a las diferentes versiones autorizadas del Libro de Oración Común.
    Valores y características destacadas.

    Los fundamentos doctrinales del Anglicanismo, expresados en el llamado Cuadrilátero Chicago-Lambeth, son cuatro elementos de la fe cristiana, basados en un texto del siglo V conocido como Commonitorium, de San Vicente de Lerins: Id teneamus, quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est; hoc est et enim vere proprieque catholicum ("Debe tenerse como propiamente católico aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos"), a saber:

    La Biblia, o las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentos, como base de la fe cristiana.

    Los Credos Apostólico y Niceno, como resúmenes suficientes de la fe contenida en la Escritura.

    Los Sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, como medios indispensables, externos y sensibles (instituidos por Cristo), como medios de la Gracia de Dios, que es interna y espiritual. Esta jerarquización no elimina los otros cinco sacramentos tradicionales (Penitencia, Confirmación, Matrimonio, Ordenación y Unción de los enfermos) que, instituidos por la Iglesia con la autoridad de Cristo, se añaden a los dos primeros.

    Los Anglicanos (episcopales) poseen sucesión apostólica ininterrumpida y reconocida por las iglesias ortodoxas y veterocatólicas. El Papa León XIII en la Bula Apostolicae Curae de 1896, tras un estudio canónico, teológico y sacramental sobre las formas rituales utilizados en la Iglesia Anglicana, decidió desconocer la validez de las órdenes sagradas conferidas con el rito anglicano.

    Estos cuatro elementos se comprenderían a la luz de la tríada: Escritura, Tradición y Razón, que servirían como triple criterio para discernir la fe y la ética del cristiano.

    Entre los anglicanos no existe una veneración de santos propiamente dicha; antes bien, en la medida en que la Iglesia, como Pueblo de Dios, es Santa, todos sus miembros bautizados lo son, no por sus merecimientos morales, sino en virtud de su vocación. Sin embargo, la Iglesia honra a Dios y le da gracias «por la Gracia depositada en sus santos, que han sido luces del mundo en su propia generación»; de esta manera, es posible honrar, dentro de la liturgia, y con arreglo a un Calendario Eclesiástico, a los bautizados que han sido héroes de la fe.

    En las iglesias anglicanas existen diversas imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos: iconos, retablos, conjuntos escultóricos y, sobre todo, vitrales; sin embargo, en los ambientes anglicanos suele establecerse una clara diferencia entre utilizar imágenes en el culto (práctica generalmente aceptada), a rendir culto, de cualquier índole, a las imágenes. Este criterio distingue al anglicanismo tanto de las tradiciones protestantes, como de las católico romanas y ortodoxas, en lo que al tratamiento de las imágenes religiosas se refiere. La misa anglicana es igual a la católica (en su forma ordinaria, surgida del post-Concilio Vaticano II, ya que no hay semejanza con la forma extraordinaria o tradicional del rito romano), y al igual que esta incluye una Epíclesis (o sea, una invocación al Espíritu Santo).

    La dignidad humana y la igualdad entre todas las personas forman parte fundamental de los valores anglicanos, así lo muestran las modernas redacciones de los votos bautismales en las diversas provincias de la Comunión, y también el ejemplo de arzobispos anglicanos destacados, como el ugandés Janani Luwum, reconocido como mártir del siglo XX, o el sudafricano Desmond Tutu, luchador incansable por la justicia en un país dominado por una de las formas más severas de discriminación racial, el "Apartheid". En medio de esta discriminación, el Arzobispo Tutu no sólo luchó por los derechos de los africanos, sino que ayudó a mantener la paz desterrando el odio, fue galardonado por ello con el Premio Nobel de la Paz en 1984.

    Otro ejemplo de expresión de estos valores del anglicanismo se observa en que, en la mayoría de las provincias anglicanas, es canónicamente posible, desde la década de 1970, la Ordenación de mujeres al diaconado, al presbiterado y al episcopado, lo cual, no obstante, no ha dejado de crear amplia discusión entre las iglesias de esta Comunión. La primera mujer consagrada al episcopado fue Barbara Clementine Harris, como Obispa Sufragánea de Massachusetts (Estados Unidos de América), en 1990.

    La actitud de los anglicanos ante la homosexualidad, es también un asunto espinoso que ha provocado, en su seno, serias confrontaciones en todo ámbito, desde la repulsión hasta la más amplia aceptación. Aunque las iglesias anglicanas a lo largo de su historia, no se han caracterizado por una inclinación a las discusiones acaloradas ni a las declaraciones sobre moral sexual (de hecho, su clero ha sido libre, en todas partes, desde el siglo XVI, para contraer matrimonio, mantenerse célibe o vivir en soltería), dos hechos históricos, en la primera década del siglo XXI, han disparado el debate sobre la relación entre homosexualidad y cristianismo: La autorización para la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, por parte de la Diócesis de New Westminster, de la Iglesia Anglicana del Canadá, y la elección y consagración de Gene Robinson como Obispo de la Diócesis de New Hampshire, de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, puesto que Robinson había declarado oficialmente su condición homosexual ante su diócesis.

    Doctrina sobre la Iglesia e instrumentos de unidad.

    Para los anglicanos, la mínima expresión de la Iglesia en el mundo es la diócesis, es decir, la reunión de las personas bautizadas (laicos y clérigos), que forman parte del Cuerpo Místico de Cristo en una determinada área territorial, bajo la guía pastoral de un Obispo.

    Cada obispo es el sacerdote principal de su iglesia diocesana, preside por derecho la Santa Eucaristía, ordena y consagra a los diáconos, a los presbíteros (esto siempre en unión de dos o más presbíteros que imponen las manos junto con él), y a otros obispos, (igualmente, en unión de dos o más obispos). El Obispo preside Ex officio, todos los cuerpos canónicos o de facto instituidos dentro de su diócesis, y que están integrados por clérigos y laicos debidamente elegidos por el sínodo o convención, pero no puede ponerse por encima de la Constitución y Cánones de su Diócesis ni de su Provincia eclesiástica o Iglesia autónoma.

    De acuerdo con la tradición católica, todos los obispos anglicanos tienen el mismo rango (son iguales entre sí), salvo las diferencias funcionales entre los obispos diocesanos y sus ayudantes, los obispos sufragáneos y coadjutores; pero todos son considerados sucesores de los apóstoles y, en cuanto tales, comparten, de manera colegiada, el liderazgo de la Comunión Anglicana (tal cosa como la "Iglesia Anglicana", no existe sino a nivel de denominación provincial)
    .
    Un obispo anglicano actúa siempre, al menos de derecho, con la participación del clero y los laicos en todas las decisiones trascendentales, a través de los sínodos o convenciones diocesanas (anuales) o provinciales (generalmente trienales), siendo los obispos los pastores principales.


    Reforma en Inglaterra.

    Aunque los anglicanos reconocen que el repudio a la autoridad del Papa iniciada por Enrique VIII de Inglaterra condujo a la Iglesia de Inglaterra a existir efectivamente como entidad completamente separada de Roma, también reconocen su continuidad con respecto a la medieval Iglesia Pre Reforma.

    Completamente aparte de sus distintivas costumbres y liturgia (por ejemplo el Rito de Sarum) el entramado organizacional de la Iglesia de Inglaterra estaba ya establecido al momento de efectuarse el Sínodo de Hertford (entre 672 y 673), cuando todos los obispos ingleses fueron capaces, por primera vez, de actuar como un cuerpo, bajo la dirección del Arzobispo de Canterbury.

    El efecto del Estatuto Restrictivo de Apelaciones (Act in Restraint of Appeals) de 1533 y del Estatuto de Supremacía (Acts of Supremacy) de 1534, promulgados por Enrique VIII fue, simplemente, declarar que la Corona de Inglaterra era «la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana», y que el Obispo de Roma no tenía ninguna «mayor jurisdicción en Inglaterra que cualquier otro obispo extranjero». El desarrollo posterior de los Treinta y nueve artículos de religión y la promulgación de los Estatutos de Uniformidad (Acts of Uniformity) culminaron en el Acuerdo Religioso Isabelino, que dio lugar a una Iglesia que era a la vez Católica y Reformada con el monarca Inglés (luego Británico) como su Gobernador supremo.

    El Anglicanismo en contexto ecuménico.


    El Anglicanismo está presente hoy principalmente en los países de trasfondo cultural británico, como las antiguas colonias inglesas en América (Canadá, los Estados Unidos y parte de las Antillas), así como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, algunos países del Sureste de Asia, y de África.

    Durante el reinado de la reina Isabel I de Inglaterra, catorce obispos fueron depuestos de sus sedes episcopales, excepto la diócesis de Llandaff (luego pasaría a formar parte de la Iglesia inglesa). La sede de Canterbury estaba vacante. Surgió la cuestión de como obtener una consagración que preservara inquebrantable la Sucesión Apostólica, ya que el Obispo de Llandaff rehusó oficiar la consagración del Nuevo Arzobispo de Canterbury. Matthew Parker había sido elegido por Isabel I para ocupar dicha sede.

    En el "Book of Common Prayers" se reformaron las fórmulas de consagración episcopal, quitando las que aluden a la intención consagratoria (esencial al Sacramento). Por esto, los Obispos no son de sucesión apostólica por doble motivo: los ordenados por Parker, porque él no lo era válidamente (fue 'nombrado' no 'ordenado'), y los 'consagrados' según el Common Prayer, por carecer el rito de su ordenación de intención consagratoria manifiesta.

    Los teólogos anglicanos sostienen que la Comunión Anglicana conserva la sucesión apostólica, también conocida como episcopado histórico, elemento fundamental de catolicidad. Sin embargo, esta afirmación no está libre de polémicas. En efecto el Papa León XIII en la Bula Apostolicae Curae de 1896, tras un estudio canónico, teológico y sacramental sobre las formas rituales utilizados en la Iglesia Anglicana, decidió desconocer la validez de las órdenes sagradas conferidas con el rito anglicano. Singularmente, la Iglesia Ortodoxa -especialmente el Patriarcado de Antioquía-, expresó en 1922 que consideraba las órdenes anglicanas como equiparables a las de la Iglesia de Roma y las otras iglesias orientales.

    Entre 2007 y 2009, numerosos obispos y fieles anglocatólicos de la TAC (Comunión Anglicana Tradicional) que no están en comunión con Canterbury han pedido la entrada en la Iglesia católica romana, por lo que el 4 de noviembre de 2009, el Papa Benedicto XVI ha publicado la Constitución apostólica Anglicanorum cœtibus, que ofrece una normativa general que regule la institución y la vida de los Ordinariatos personales para aquellos fieles anglocatólicos que desean entrar corporativamente en la comunión plena con la Iglesia católica romana.

    Las iglesias de la Comunión Anglicana, han sido pioneras en el Ecumenismo: el diálogo fraternal, teológico, y de cooperación social entre los cristianos de diversas iglesias y denominaciones, así como también en el Diálogo Interreligioso. La conferencia de Edinburgo que, en 1910, reunió a varias denominaciones evangélicas, contó también con la activa presencia organizativa de la Iglesia de Inglaterra. Cuando en 1948 se fundó el Consejo Mundial de Iglesias, con sus filiales por varias partes del mundo, los anglicanos de todo el mundo fueron los primeros en responder y comprometerse en este diálogo.

    Desde mediados del siglo XX, los anglicanos han estado dispuestos a proyectos de unidad cristiana que han supuesto su desaparición como denominación, en bien de una unidad más amplia con otros cristianos. Estos son los casos de las llamadas Iglesias Unidas, como: Bangladés, Pakistán, Norte de la India, Sur de la India; estas iglesias se han organizado ante la necesidad de ofrecer un testimonio de unidad a los no-cristianos, las comunidades involucradas han llegado a importantes acuerdos, aceptado simultáneamente la práctica del bautismo de niños así como el de adultos, y un ejercicio episcopal no gubernativo.

    Existen Iglesias Unidas en Canadá y Australia, de las cuales las Iglesias anglicanas de esos países no han entrado a formar parte, pero a las que apoyan ampliamente y con las cuales mantienen programas conjuntos.

    La Chung-Hua-Sheng-Kung-Hui (Santa Iglesia Católica de China) es un caso similar, si bien esta cristiandad se organizara ante la exigencia del gobierno de tener un solo cuerpo representativo que respondiese ante él. Las iglesias del Norte y Sur de la India, Bangladés y Pakistán, no son provincias anglicanas, pero están en comunión con la familia anglicana, y sus obispos tienen asiento en la Conferencia de Lambeth.

    Críticas.

    Las principales críticas y disyuntivas en la Iglesia Anglicana corresponden a los problemas entre los bandos conservadores y liberales (minoría) en torno al acceso de mujeres y de personas abiertamente homosexuales al Sacramento del orden sagrado. Mientras los primeros (conservadores) rechazan la ordenación de mujeres y de homosexuales, argumentando razones teológicas y morales, los restantes (liberales) promueven la idea, señalando la necesidad de una equidad entre hombres y mujeres. Debido a esto, se ha creado un clima muy exaltado dentro de la Comunión Anglicana, creándose así un profundo quiebre dentro de esta institución.



    Anglicanismo - Wikipedia, la enciclopedia libre
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

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