Está claro que San Pío X no se refería a la hermandad que lleva su nombre, sino sectores modernistas que hace un siglo se infiltraban en la Iglesia para desviarla. La situación era muy diferente, y no tiene nada que ver. El Concilio (pastoral y no dogmático, único en la historia no dogmático, y por tanto discutible; Benedicto XVI declaró la licitud de discutirlo) ha demostrado tener un efecto muy deletéreo en la Iglesia (por sus frutos los conoceréis). La cizaña se ha entremezclado con el trigo y cada vez crece más y está más extendida. La gente pierde la fe y aumenta la apostasía. La supuesta primavera que se auguraba se transformó en un invierno. Los seminarios, vacíos (excepto los de las órdenes tradicionalistas). Las vocaciones, cada vez más raras (excepto en los tradicionalistas). Los misioneros, convertidos en ONG en muchos casos y ya casi ni predican. Doctrinas heréticas aceptadas o toleradas (los delirios de Teilhard de Chardin, la teología de la liberación, sincretismo, aceptación de la homosexualidad...). ¿Es división mantener la doctrina perenne de la Iglesia?
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