[redacción propia, para que entendamos]
Un grupo de subnormales descerebrados en la villa de Carballiño (Ourense) escenifican una quema del Sumo Pontífice en plena celebración del carnaval.
Fue en Carballiño, una pequeña ciudad gallega del interior que no destaca especialmente por sus turbas frentepopulistas, ni por sus nuevas generaciones de enragés, ni por nada. Una pequeña ciudad cualquiera de no más de 25.000 habitantes.
El pasado Miércoles de Ceniza, que dio inicio a la Cuaresma, una “charanga” llamada Filantrónika escenificó un particular entierro de la sardina: No fue al suculento pez a quien quemaron, sino a un muñeco o “monicreque” de Su Santidad Benedicto XVI. Otros de los sans-culottes, instrumentos inconscientes del totalistarismo laicista actual, acompañaban a la comitiva trasvestidos de sacerdotes bebiendo kalimotxo en cálices y de monjes “ben-ereitiños” en lugar de benedictinos, es decir, de monjes “bien erectos”.
No es esta la única afrenta, que no broma, dirigida al Cuerpo Místico de Jesucristo en la tierra durante las Carnestolendas: en el entierro de la sardina ourensano, otro subnormal profundo disfrazado de obispo, como puede verse en la portada de La Región del jueves pasado (2/3/06), lucía en su mitra una gigantesca esvástica, sin conciencia alguna de los mártires y santos que perecieron en los campos de reclusos del paganismo comunista nazi.
Mientras que el Obispado de la Diócesis ourensana no ha pronunciado hasta el momento ninguna nota al respecto, el periódico socialista La Voz de Galicia se hace eco, aunque en muy pocas lineas, de lo acontecido en Carballiño y habla de la protesta de un grupo de católicos locales, como puede verse en la noticia reproducida abajo.
Contodo, el gran rotativo galaico, de marcadas simpatías frentepopulistas, no sólo no entra en detalles en su magra columnilla sobre el suceso, sino que no se atreve a publicar una foto de la quema del Santo Padre; ni siquiera de su muñeco “fallero”. Además, en el articulito se equipara el respeto debido a la tradicional fe católica de Las Españas con la debida al Islam invasor o al ateísmo nihilista. Es más, el periolisto de La Voz de Galicia hace alarde de un gran talante al pretender equiparar el respeto al Catolicismo con el debido al Islam: "En principio, el catolicismo merece el mismo respeto que el islam, ¿o no?"
A partir de estos acontecimientos cabe constatar un claro crecimiento del anticlericalismo militante y agresivo en parte de la juventud hispánica y en la kultura “popular” más “vanguardista”, aunque este nuevo fenómeno de la revolución permanente muestre al mismo tiempo un pulcrísimo “respeto” al Islam y a la islamización de una parte de España. Igualmente, es necesario constatar que ha llegado la hora de mobilizar a la Ciudad de Dios, o dicho en moderno, a la sociedad civil católica, especialmente a su laicado y a su juventud, para protestar contra el atropello constante que asolan a Cristo y a Su Iglesia.
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Reproducimos a continuación la columnilla de contraportada de La Voz de Galicia de 8/3/06
Otras ¿bromas? contra la religión
Juan Luis Martínez
VESTIRSE de crego es un clásico del antroido galego. También es tradición la quema en las fallas valencianas —y hasta en la que se hace cada verano en A Coruña— de personajes ilustres de todo el orbe. Pero tras la polémica de las caricaturas de Mahoma, las mofas con la religión se miran con otros ojos. El animus jocandi, la excusa del humor, comienza a no servir de coartada ante un evidente retorno de la espiritualidad.
En el entierro de la sardina de O Carballiño, la charanga Filantrónika del doctor Anchoa recorrió el pueblo con sotanas a modo de uniforme lúdico. Acabaron quemando en la plaza un maniquí vestido de pontífice y simulando la dispensa de la comunión. ¿Se les fue la mano? Eso opinan muchos católicos de O Carballiño, que ayer expresaron sus quejas en público. Los creyentes consideran que fue una burla grave. Tampoco les gustó que la charanga hiciese chanza de los benedictinos desfilando como «padres ben-ereitiños». En principio, el catolicismo merece el mismo respeto que el islam, ¿o no?
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