Es la reina Isabel quien podría llegar a los altares de la Iglesia Católica

Fantina-Daigle




La difunta reina Isabel II de Inglaterra, cabeza de la Iglesia Anglicana, no es la única monarca que lleva este nombre. Entre los fieles de la Iglesia católica destaca la figura de la reina Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica, que podría ser declarada beata.

En febrero de 2022, el padre José Luis Rubio Willen, titular de la Comisión para la beatificación y canonización de la reina Isabel la Católica, anunció que se encuentra en estudio un supuesto milagro que se habría realizado por intercesión de Isabel la Católica.

Se trata de la curación repentina, total e inexplicable de un sacerdote hospitalizado por un cáncer de páncreas muy avanzado.
La causa de beatificación de la Reina Isabel I de Castilla se inició en 1958 en la Archidiócesis de Valladolid, España, de acuerdo con las normas de la Iglesia Católica, que indican que estas causas deben iniciarse en la diócesis donde se produjo el fallecimiento.

La causa concluyó su etapa diocesana en 1972 y fue trasladada a Roma para ser estudiada por la Congregación para las Causas de los Santos.

Desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia Católica.

Tras aprobar con buenas notas el examen de historiador, aún no se ha producido el dictamen decisivo de la Comisión Teológica. De ser favorable, su dictamen pasaría a la Congregación de Cardenales y Prelados, que informaría al Papa, para su decisión final, de las virtudes heroicas y de la declaración oficial del Venerable.

Si se reconoce el milagro y se obtiene la aprobación del Papa Francisco, “será beatificada la reina más grande de la historia universal”, comentó el P. Rubio.

“No hay otra mujer como ella, y ha habido otras santas reinas. Con Isabel la historia cambió y entramos en la era moderna. Cambió los mapas que existían entonces y su misión se convirtió en llevar el evangelismo a Estados Unidos”, dijo.

Biografía de Isabel I de Castilla

Isabel I de Castilla nació en la villa de Madrigal de las Altas Torres, Ávila, el 22 de abril de 1451, en el palacio de su padre, Juan II de Castilla, que estaba casado con Isabel de Portugal.

Isabel ascendió al trono sucediendo a su hermano Enrique IV, quien murió sin un heredero reconocido. De hecho, la heredera de Enrique IV, Juana (apodada “la Beltranjea”), no fue reconocida por gran parte de la nobleza castellana, favorable a Isabel.
El desacuerdo hereditario provocó una larga guerra civil por la sucesión a la corona de Castilla entre partidarios de Isabel y Juana, que terminó en 1479 a favor de Isabel I de Castilla.

Isabel se había casado con el Príncipe de Aragón, el futuro Fernando II, en 1469, que accedería a la corona aragonesa en 1479. Así, Isabel era también reina consorte de Aragón y Fernando rey consorte de Castilla.

Por tanto, esta unión matrimonial supuso también la unión política de los reinos de Castilla y Aragón, unificando así la nación española que se consolidaría en los años siguientes.

En diciembre de 1496, en virtud de la bula Si convenit, el papa Alejandro VI, también de origen español, concedió el título de “Reyes católicos” a los reyes de Castilla y Aragón.

Bajo el reinado de Isabel la Católica, el Reino de Castilla concluye la Reconquista, con la toma del Reino de Granada, que estaba en manos de los musulmanes, el 2 de enero de 1492.

El 12 de octubre del mismo año, 1492, una expedición naval castellana encabezada por Cristóbal Colón llegó con el navío Santa María y las carabelas Pinta y Niña a la isla de San Salvador.

Posteriormente recorrerá las costas de las islas Hispaniola (ahora República Dominicana y Haití) y Juana (ahora Cuba). Así comenzó la evangelización del continente americano.

En este sentido, Isabel la Católica aparecía como defensora de los derechos de los indios frente a los abusos cometidos por ciertos españoles, que habían recibido encomiendas en las islas americanas recién descubiertas.

Ante estos abusos, Isabel la Católica dictó un decreto en el año 1500, en el que reconocía la propiedad de sus tierras a los indios, prohibía su esclavitud y les otorgaba los mismos derechos que a los demás súbditos castellanos de la península.
Isabel la Católica murió el 26 de noviembre de 1504 en la ciudad de Medina del Campo y su cuerpo reposa en la Capilla Real de la Catedral de Granada.

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