Proclamaba Jaime Mayor Oreja, siendo Ministro del Interior, en el I Congreso Católicos y Vida Pública, lo siguiente: " No tenemos derecho a imponer a los demás nuestras opiniones ".(*) Obviando que la Catolicidad no bebe de esas abstractas " opiniones ", podemos colegir que son entonces los ateos los que sí pueden imponer lo suyo....Recuerdo una vez yendo hacia la Universidad que discutía con mi muy caro amigo, el ya abogado Antonino Vela Rodríguez acerca del tema de las parejas de hecho. Yo le decía que por qué el Estado no legalizaba la poligamia. Antonino me respondía que ésa era " problemática de las religiones "....
Por encima de otras consideraciones más o menos complejas, el pueblo católico está llamado a defender el Reinado Social de Cristo en todos los ámbitos, no sólo en la política ( Como tan malamente se entiende en nuestros días ). Nuestros principios defienden un sentido social y unas libertades concretas en una vida participativa, que va desde la familia al municipio, de la comarca a la región, del sindicato a la universidad, de la enseñanza a la propiedad....A nosotros, al contrario que liberales y marxistas, nunca se nos olvida la función social.
Parece ser que nosotros tenemos que esconder la Fe. No queremos volver al pasado, sino defender la muy tangible Civilización de la Cruz, que mediante una correcta monarquía nos ha hecho y reafirmado, al calor de penas, alegrías y siglos, como Patria. En cambio, el divorcio, el aborto, la eutanasia, la clonación de embriones, leyes que protegen al delincuente desde el menor, la tiranía estatalista de una forzosa ( mala ) educación laicista....Todo ello hemos de aceptarlo. Un Estado que va contra la familia, contra la vivienda, por el monopolio de comunicaciones y mercados y que no consulta al pueblo para el pago de los impuestos ni para nada concreto e importante, sino para engañosas campañas para votos....Y para proteger a los terroristas, claro.
Habrá clérigos que se hayan olvidado que antes de la II República eran liberales los que quemaban conventos y los que robaban propiedades y obras de arte; y los que convirtieron al campesino en esclavo jornalero y al obrero en esclavo sin derechos ni representación. Los mismos que masacran al maestro de escuela y que convierten la universidad en foco de ignorancia y enchufismo. Los mismos caciques que controlan al funcionariado como su clientela política. Habrá periodistas del sistema que cuando ven venir lo peor, aunque seamos cuatro gatos, dulcificarán su discurso sobre el carlismo cuando vean ondear la Cruz de San Andrés, porque sabrán que las Nuevas Generaciones del PP no defenderán a nada ni a nadie. Habrá falsos tibios que siguen en la cochambre de un sistema puramente materialista y por ende anticristiano. Habrá falsos patriotas que sin comprender a las Españas y con formulaciones partidistas y centralistas ya muy equivocadas de antemano quieran seguir vendiendo sus miserias.
La Civilización de la Cruz tiene el depósito de los valores. Ostenta los hechos sociales. Defiende lo concreto, proponiendo soluciones factibles. En cambio, los herederos de la guillotina, no sólo es que mientan sobre la Historia, corrompan la política o destruyan los cuerpos intermedios de la sociedad: Es que no creen de antemano en la Salvación de las almas.
Sabemos que hay muchos clérigos que han claudicado gustosos ante tan negativo percal. Y que hay otros que no. Sin embargo, nuestra deber, misionero y conquistador, ha de estar como vanguardia luchadora de una Roma que tiene promesas de vida eterna. No podemos mantenernos al margen ni colocarnos orejeras de burro ( Esta última expresión la tomo prestada del eximio pintor catalán Santiago Rusinyol )
Nosotros nos basamos en " algo ": ¡ Nada más y nada menos que en los principios religiosos que sustenta la Tradición Socio-Política de las Españas ! ¡ En el Derecho Natural ! ¿ En qué se basan otros ? ¿ En el Gulag, Mahoma, Robespierre, la kábala; o en mentir sobre la Inquisición ? ¿ En las Cortes de Cádiz que pasaron olímpicamente de un pueblo que se desangraba contra el invasor revolucionario y que " malvendió " las Américas ?
Los principios religiosos son los mejores antídotos ante todos los desmanes que la Revolución ha producido; y que en su farsa echan la culpa de todo siempre y sobre todo a " lo antiguo tenebroso ". Para con la Catolicidad, como dicen los capataces de las cofradías sevillanas: ¡ Vámonos al Cielo con ella, mis valientes !. Basta ya de complejitos de inferioridad. Pater Noster ! Salve Regina !
(*)Tomado de Catolicismo y Política, de Carlos Ibáñez Quintana ( www.ctcarlista.org )
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