Excelente profesión de fe, paisano. La suscribo totalmente, y añado estos versos de Pemán:
En el nombre de Dios de los amores,
canto la fe que llena el alma mía,
y la ofrendo en tributo de poesía,
que ha brotado en mis labios pecadores.
Ante la faz del mundo, sin temores,
como los hombres de mi raza un día,
yo confieso, con firme valentía,
la fe que me legaron mis mayores;
Y como en ella vivo, en ella adoro,
y en ella cifro mi esperanza suma,
mi escudo intacto y mi mayor tesoro.
Ante esta edad burlona y descreída
la confieso y la afirmo con mi pluma...
¡y si fuera preciso, con mi vida!.
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