Le faltan nueve meses para terminar su primer mandato. Pero el secretario general y portavoz del Episcopado no lo concluirá. Está llamado a más altas metas. Juan Antonio Martínez Camino se va a Roma a ocupar un puesto importante en un dicasterio de la Curia central de la Iglesia. Un cargo que lleva aparejada su elevación a la dignidad arzobispal y la "designación" implícita como el nuevo hombre de la Iglesia española en la Santa Sede. "Su marcha es inminente", aseguran tanto en el Vaticano como en la Casa de la Iglesia en Madrid. No se sabe la fecha exacta, pero todo apunta a que el padre Martínez Camino podrá comer ya el turrón en Roma.
El cargo que va a ocupar Camino es el de secretario de la Congregación de la Educación católica. Es decir, el ministerio vaticano que se encarga de la coordinación de la enseñanza católica en todo el mundo. En el papel de secretario, que es el segundo escalafón en los dicasterios romanos. Con la salvedad de que el primer escalafón de este dicasterio está ocupado por el cardenal Zenón Grocholewski. Al purpurado polaco muchos en la Santa Sede lo sitúan en una diócesis de su país natal, con lo cual dejaría vía libre para que Camino accediese, en poco tiempo, a número uno o prefecto de la Educación católica, con birrete cardenalicio incluido. Otras fuentes vaticanas ubican a Camino ya de entrada como prelado del Pontificio Consejo para la Familia, ocupado en la actualidad por el cardenal colombiano López Trujillo. En cualquiera de las hipótesis, el ascenso del todavía secretario del Episcopado sería fulgurante. Pasaría de simple jesuita a arzobispo, y a un paso del cardenalato.
Bien preparado, inteligente y con una enorme capacidad intelectual (le apodan el apologeta), a sus 54 años, el nombre del secretario general del Episcopado venía sonando insistentemente como candidato a la mitra. El cardenal Rouco, al que asesora y cuyos documentos más elaborados redacta, siempre quiso hacerle obispo. Pero se lo impedía el veto de la Compañía de Jesús. El padre Martínez Camino sigue siendo jesuita. Y, mientras no pida la exclaustración, los jesuitas no le dan permiso para que acceda a la dignidad episcopal. Primero, por su ambigua situación respecto a la orden. Y segundo, porque es norma de la Compañía que los jesuitas no puedan ser obispos en España, pero sí en otros países.
Ya circulan nombres para sustituir a Camino en la Conferencia Episcopal. Los obispos que apoyan la vuelta del cardenal Rouco a la cúpula de la Iglesia apuestan por monseñor Del Río, obispo de Jerez. En cambio, los partidarios de Blázquez votarían a Raúl Berzosa, obispo auxiliar de Oviedo.
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