Mayo saharaui: sigue la Intifada y aumenta la represión. España mira para otro lado


MIÉRCOLES 04 DE JUNIO DE 2014 21:38
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Un destacado dirigente del Frente Polisario comentaba recientemente en Madrid que la “intifada saharaui en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos va a continuar. Aseguraba que la población está decidida a resistir la cada vez más brutal e indiscriminada represión marroquí, a pesar de que los que se proclaman “países amigos del Sáhara Occidental” han permitido, un año más, que la misión de Naciones Unidas para el Referéndum siga sin competencias en materia de Derechos Humanos.Las palabras del dirigente polisario reflejan lo ocurrido en mayo. Los saharauis han salido a la calle en las principales ciudades del Sáhara Occidental para pedir el respeto de los DDHH, la autodeterminación y el fin de la ocupación marroquí. Y las fuerzas de seguridad marroquíes han reprimido cualquier manifestación de expresión y practicado detenciones, sin importar que sean ancianos, mujeres o niños, como lo hicieron en abril, marzo, febrero y enero de 2014, en 2013, 2012…
En los últimos meses destacados defensores de los Derechos Humanos saharauis han dejado constancia de su tesón frente al ejército y las fuerzas policiales marroquíes, que les superan siempre en número hasta el punto de que los manifestantes parecen ellos, y que explica por qué llevan 39 años de lucha. Un par de testimonios:
-Sid Mohammed Daddach, de 57 años, 26 de ellos privado de libertad, el segundo preso de conciencia que más tiempo ha estado en prisión en África después de Mandela: “Desde mi primer día detenido hasta hoy mi voluntad ha sido la misma”. “A pesar de todas las torturas y maltratos que he sufrido sigo peleando por los derechos fundamentales de mi pueblo”. “Mi causa es la autodeterminación de mi pueblo y lo será siempre, hasta que lo consigamos”, “Durante 14 años estuve esperando cada día el momento de mi muerte”.
Brahim Dahane, de 49 años, cinco años de privación de libertad, tres de ellos en una cárcel secreta: “No tengo miedo, tengo una experiencia de 30 años con todo tipo de torturas. Después de ser puesto en libertad en una ocasión, estuve en coma durante 33 días”. “Estoy convencido de lo que estoy haciendo”. “Nadie me obligó a hacer este tipo de trabajo. No tengo miedo”. “Es mejor morir que vivir con miedo”.
Para comprobar sobre el terreno la continua violación de los Derechos Humanos que denuncian las organizaciones saharauis y realizar un informe destinado a la Secretaria de Estado, el 18 de mayo viajó a El Aaiún una delegación de la Embajada de Estados Unidos en Rabat (Marruecos). Los funcionarios norteamericanos se entrevistaron con miembros del Colectivo Saharaui de Defensores de Derechos Humanos (CODESA) en casa de su presidenta, Aminetu Haidar, otro símbolo de la lucha del pueblo saharaui. Aminetu, que pasó cuatro años en una cárcel secreta, en diciembre de 2009 “venció” a Marruecos y España; tras 32 días en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote consiguió volver a El Aaiún, de donde había sido expulsada a las pocas horas de llegar por poner en la ficha entrada saharaui, en lugar de marroquí, en la casilla de la nacionalidad.
La de Estados Unidos no es la única embajada acreditada en Rabat que ha enviado diplomáticos a los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos para estudiar las violaciones de los Derechos Humanos. Entre otras, en octubre de 2012 lo hizo la británica, en febrero de 2012 estuvo el consejero político de la representación alemana y en abril de 2013 responsables de las de Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca.
La última representación internacional, en mayo de 2014, ha sido una delegación del Centro de Investigación y Documentación en el Campo de la Migración noruego, integrada por la primera consejera del Departamento de África del Norte y la responsable para la inmigración del gobierno de Noruega en el Tribunal Supremo. Una de las personas con las que se entrevistaron fue Ghalia Djimi, otra mujer exponente de la resistencia saharaui, que estuvo cuatro años desaparecida.
Ante esto, y teniendo en cuenta la responsabilidad de España, que entrego su colonia a Marruecos y Mauritania, surgen algunas preguntas: ¿Cuándo enviará el embajador español en Rabat, José de Carvajal Salido, una delegación para interesarse por la situación de los saharauis con documentación española o de sus hijos?, ¿Interesa al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación tener constancia de lo que ocurre en un territorio que España tenía la obligación de descolonizar y del que es “de iure” aunque no “de facto” potencia administradora, o prefiere mirar para otro lado? ¿Se contenta el Gobierno del PP, como antes lo hizo el del PSOE, con las explicaciones de Marruecos, si es que se piden?
Hasta ahora las únicas visitas “oficiales” españolas al Sáhara Occidental han sido de parlamentarios nacionales o autonómicos integrantes de organizaciones de amistad con el Sáhara y de representantes de partidos políticos o entidades locales, que en muchos casos han sido expulsados por las autoridades marroquíes. En una ocasión, en septiembre de 2013, varios parlamentarios no llegaron a realizar la visita a El Aaiún a la que se habían comprometido por decisión de la dirección de sus propios partidos. Lo hicieron los de IU, PNV, Compromís y Amaiur, pero los del PP, PSOE, UPyD y CiU se excusaron y no llegaron a incomodar a Marruecos.
Y mientras tanto ¿qué hace el ministro José Manuel García-Margallo cuando se producen expulsiones de integrantes de organizaciones españolas de Derechos Humanos, como las 28 que hubo en abril de 2014?: Guarda silencio.
En la línea española de no incomodar a Marruecos hay casos llamativos. En octubre de 1990 el embajador en Rabat Joaquín Ortega Salinas entregó a la policía marroquí a tres jóvenes saharauis, Hammad Hmad, Kaziza Alí y Azergui Mustafá, que “cometieron la ingenuidad”, como escribió años después el primero de ellos, de “buscar refugio” en la embajada de España. “Le diré –escribió al embajador Joaquín Ortega años después- para que no quede ninguna duda de lo que nos ocurrió después, que los marroquíes hicieron todo lo posible para hacerme hablar, llorar y pedir piedad. Me arrancaron las uñas de los pies. Me torturaron con altas corrientes de electricidad en todas las partes sensibles de mi cuerpo y otras muchas formas de tortura…” Hmad ha padecido tortura y prisión en repetidas ocasiones, con graves consecuencias para su salud, y es otro símbolo de la resistencia saharaui.
Los casos de desinterés, tanto por gobiernos de PP o del PSOE, se repiten. Algunas muestras: no facilitar visado a los testigos saharauis Ali Said Daf y Kabula Selma Daf para declarar en la Audiencia Nacional en la causa por genocidio contra altos mandos militares marroquíes; orden de expulsión de 30 saharauis que huyeron tras el ataque marroquí al campamento de protesta de Gdeim Izik y pidieron asilo político en Canarias, que fue paralizada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y ha supuesto una condena para España; negar reiteradamente la nacionalidad a la saharaui Zahara Abdalilahi Lefdil, de 31 años, hija de ciudadanos españoles que lleva 18 de ellos en España y trabaja de enfermera.
Como escribió Rosa Montero en El País el 20 de mayo de 2014, “Además de traicionar, vender y abandonar a los saharauis, encima les perseguimos administrativamente, incumplimos la ley, nos comportamos como sucios y tramposos trileros. Hagamos de este caso un escándalo”.
La siguiente es una relación aproximada de hechos ocurridos en mayo en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos y ciudades del sur marroquí con población saharaui, según datos de organizaciones de Derechos Humanos y medios de información saharauis, tanto independientes como oficiales:Leer: Mayo saharaui

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