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Tema: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

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    Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    El marasmo nacionalista está consiguiendo que veamos a Euskal Herria como la tierra de los sediciosos y descontentos, cuando muy al contrario fuimos siempre los vascos punta de lanza de la hispanidad.

    Recordemos a algunos de los Héroes que ha aportado Euskal Herría a nuestra España.

    D. Cosme Damián de Txurruka y Elortza

    Biografía de don Cosme Damián Churruca y Elorza.
    (Por Antonio Luis Martinez Guanter).
    Nació don Cosme Damián de Churruca y Elorza en Motrico (Guipúzcoa), el veintisiete de septiembre de 1761.

    Sus padres Don Francisco de Churruca y Doña María Teresa de Elorza. La primera aula de estudios del joven, fue el seminario conciliar de Burgos.

    En esa comunidad, escuela de teología y ascética, hallabase casualmente un joven oficial de Marina, sobrino del arzobispo de Burgos. Bastó ese contacto indirecto para que se despertara en él su afición a las cosas de la mar.

    Concluyó sus estudios y corrió a casa de sus padres en solicitud de su venia para lanzarse en busca de los peligros, fatigas y escaseces de la vida del marino.

    El quince de junio de 1776 vistió, el honroso uniforme de guardiamarina a la temprana edad de quince años, su ascenso a alférez de fragata fue el premio de los brillantes estudios hechos, en las escuelas navales de Cádiz y Ferrol durante dos años, sobresaliendo entre todos sus compañeros.

    En octubre de 1778 pone el pie por primera vez sobre la cubierta de un navío. El “San Vicente”, al mando del bailío don Francisco Gil y Lemus, recibe al joven quien, desde los primeros pasos en su carrera, dio a conocer sus admirables disposiciones de marino.

    Esta primera campaña, muy borrascosa, puso en evidencia el arrojo de Churruca frente a los peligros y su aptitud para aminorar los riesgos mediante el estudio de las maniobras.

    El trece de diciembre de 1781 pasó a la fragata “Santa Bárbara”, al mando de don Ignacio de Álava.

    En el sitio de Gibraltar se distinguió del modo más brillante, acudiendo intrépido a apagar el incendio de las flotantes y llevando socorro, con el bote de la fragata, a las tripulaciones de los buques incendiados, entre un diluvio de metralla que despedían las baterías de la plaza y las explosiones no menos peligrosas de la baterías que ardían.

    Cuando la paz firmada en 1783 suspendió la lucha, acudió al estudio que forma al marino. Solicitó y obtuvo el ingreso en la academia de Ferrol. Su admisión a pesar de no haber vacante, se le añadió el cargo de ayudante de guardiamarinas.

    Al año siguiente sustituía a los profesores de varias clases y siguiendo en esa vida laboriosa, en 1787 dio el primer ejemplo de un examen público en las aulas de la institución sobre matemáticas, mecánica y astronomía. Se granjeo la admiración del numeroso auditorio.

    Habiendo determinado el gobierno que, el capitán de Navío don Antonio de Córdoba continuase sus exploraciones del estrecho de Magallanes, pidió a don Cosme, ya teniente de navío, que le acompañase.
    A él le cupo la parte astronómica y geográfica de aquella expedición científica. Grandes fueron los peligros, incesantes las penalidades de aquellas investigaciones, en mares en que reina casi de continuo el vendaval.


    En unión de su digno compañero de armas y de estudios don Ciriaco Cevallos, hizo un trabajo completo de reconocimiento del estrecho en dirección al océano Pacífico.

    Como la modestia va unida siempre al verdadero saber, es de notar con qué sencillez cuenta en su diario, las fatigas y los inauditos padecimientos de su peligrosa misión.

    Publicó su escrito en el apéndice del primer viaje de Magallanes, dado a la luz en Madrid en 1795.

    Los aplausos que arrancó a la opinión pública y a sus compañeros de la Armada, no le inspiraron más orgullo que el que se desprende de esta nota: “Si se atiende a las circunstancias en que se escribió este diario, no se extrañaran los yerros o equivocaciones que se encuentran en él”. Esas circunstancias eran las penalidades de su exploración que acabaron con su salud. Cayó gravemente enfermo y sintió amagos de escorbuto, que felizmente no fueron a más.

    En 1789 es agregado al Observatorio; si bien aún convaleciente, se entrega a estudios que no contribuían de seguro a su restablecimiento.

    Al año es llamado a ser ayudante del mayor general de la escuadra al mando del marqués del Socorro; hace la campaña y vuelve a su puesto.

    La continua tensión de sus incansables trabajos intelectuales, acababa con una salud nunca bien restablecida; hubo que pensar seriamente en un descanso indispensable. Pasó a respirar el aire balsámico de las montañas de Guipúzcoa y consiguió el completo restablecimiento de su quebrantada salud.

    El ministro de Marina determinó que saliera de la península una expedición científica formada por dos secciones, una de las cuales debía recorrer las islas y costas del golfo mejicano y la otra el resto de las del continente, con el fin de formar el atlas marítimo de la América septentrional. Consultó el ministro la elección del oficial que debía mandar la interesante expedición. Se dirigió a un ilustre marino: don José de Mazarredo, buen juez del mérito individual de los oficiales de la Armada.

    Sin titubear propuso a Churruca, se le diese el mando en jefe de la expedición.

    Una real orden de diez de noviembre de 1791 puso término al descanso del hábil marino, sin que fueran obstáculo ni su graduación de capitán de fragata, ni su edad, treinta años, cuando tantos oficiales de más alta graduación y de más años podían reclamar el honor que se le concedía al modesto Churruca, que nada solicitaba en su agreste retiro. Nadie murmuró, nadie puso en duda lo acertada de la elección.

    Fue a Madrid y se dedicó exclusivamente a conferenciar con el ministro y con Mazarredo, para informarse cabalmente de los objetivos que pretendía el gobierno.

    Cumplida esta primera parte de su comisión, se embarcó en Cádiz el diecisiete de junio de 1792 y dio la vela en ese día con su grupo, compuesto de los bergantines “Descubridor” y “Vigilante”.

    Dos años y cuatro meses duró la campaña científica, contrariada por todos los incidentes ordinarios, a los cuales vino a sumarse la guerra marítima con Francia.

    Pudieron más el glorioso empeño del jefe y su constancia; cumplió tan plenamente su misión, que sus trabajos, sometidos al examen de los observatorios más célebres de Europa, merecieron el aplauso universal y a su autor una nombradía general. Publicadas sus “Memorias”, la celebridad se asentó entre los más afamados en el mundo científico. Mas tan dura como gloriosa campaña no se realizó, sin grave menoscabo de su salud, de suyo poco robusta.

    Se embarcó en la Habana y regresó a España en el navío “Conquistador”, de segundo comandante.

    De Cádiz, donde arribó, pasó a Madrid, donde recibió en premio de sus servicios el ascenso a capitán de navío, con fecha anterior de casi dos años.

    Su mala salud no le permitió concluir la historia de su campaña y esa misma causa hizo postergar la publicación de las treinta y cuatro cartas esféricas y mapas geométricos y ésta es la hora en que no se han publicado todavía, más que una pequeña parte de ellas.

    En 1802 publicó la carta esférica de las Antillas; la particular geométrica de Puerto Rico salió poco después. Así en los años sucesivos, fue publicando otros trabajos que forman una colección riquísima, de cuanto puede interesar a la ciencia náutica.

    En 1797 fue nombrado mayor general de la escuadra al mando de Mazarredo. Cosme Damián Churruca, fue el encargado, a instancias de Mazarredo, de examinar algunas llaves de artillería para poder introducirlas en la Real Armada y modernizarse en este apartado. Churruca ideó una llave que parecía aventajarse a la que utilizaban otras marinas extranjeras, por lo que fueron aceptadas y aprobadas, comunicando por R.O. del 14 de abril de 1801 para que se generalizase su uso en los buques de S.M. Aunque para Trafalgar no hubo suficientes para sutir más que a un par de buques.

    En 1798 obtuvo el mando del navío “Conquistador”; halló el navío en el más lastimoso estado, tanto con respecto al armamento como a su tripulación. Severo militar, a la par que entendido marino, en poco tiempo hizo del navío a su mando un modelo en todos los sentidos.

    Nuestra alianza con Francia exigió que una escuadra española fuera a incorporarse a otra francesa en el puerto de Brest. Pasó con el navío y la escuadra de que formaba parte, de Cádiz a Brest, donde fondeó el nueve de agosto de 1799.

    Allí escribió una instrucción militar, que imprimió y repartió a sus compañeros; sirvió admirablemente a su propósito de establecer en la Armada una más completa y severa disciplina. Hablando de Brest y del “Conquistador”, hemos de recordar diferentes pormenores de la estancia en aquel puerto: necesitaba recorrer sus fondos; el general de la escuadra mandó que entrase en uno de los diques de Recouvrances, cuando un buque de guerra va a entrar en dique para recorrer, tiene el jefe de ingenieros que prepararle la cama, o sea los piques en que ha de ajustar su quilla en la forma conveniente para que, el quebranto del buque no se aumente cuando quedando en seco y apuntalado, descansa toda su mole sobre dichos piques.

    Para formar la línea de éstos en relación con el referido quebranto, pidió el ingeniero Guignard al comandante los calados de popa y proa y también de su batería.

    Deseoso Churruca de saber cómo utilizaba el ingeniero aquellos datos para conseguir su objeto, con la sencillez de un hombre de ciencia, se lo preguntó; más el francés se negó a satisfacer su curiosidad, diciéndole que era un “secreto”.

    Picado en su amor propio como científico, por tan necia negativa, se encerró en su cámara durante dos días enteros, haciendo cálculos que le diesen el resultado del famoso “secreto” del francés. Lo halló y radiante de alegría, salió al alcázar, exclamando: ¡lo encontré!, ¡lo encontré!.

    Efectivamente, había penetrado ese “secreto” mediante una fórmula matemática, hoy ya muy conocida, merced a la cual se preparó la línea de piques, para que el navío entrase a carenar sobre ellos.

    Pero Churruca, más amante de la ciencia que el ingeniero francés, se dio prisa en vulgarizar esta fórmula, publicando una “Memoria” sobre ella y destruyendo así, el misterio de que tan ufano se mostraba Guignard.

    Siempre ocupado por mejorar cuanto se relacionara con la Marina, objeto de una especie de culto, empleaba su permanencia en Brest perfeccionando y simplificando las maniobras; cuando recibió del gobierno el encargo de pasar a París con una misión científica. El primer cónsul Bonaparte, para quien todo mérito sobresaliente era un atractivo, conocía la fama del sabio español. Quiso verle y le acogió con las mayores demostraciones de aprecio. En París, en plena expansión napoleónica, halló la recepción que merecía.

    Su estancia en la capital debía dejar en el alma de Churruca recuerdos muy gratos; para que nada le faltase, habiéndose publicado en Madrid por aquellos tiempos su carta esférica de las Antillas, adoptada por el gobierno francés junto con las demás que publicó, mando el gobierno presentar un ejemplar a Churruca por el conducto del prefecto marítimo, como un regalo y un homenaje rendido a su saber.

    Añadió el primer cónsul un sable de honor, la prenda más estimable para un valiente.

    Si a estas demostraciones tan honoríficas, añadimos la distinción pública que le dispensó el general Gravina, comandante de la escuadra, saliendo a recibir al comandante del “Conquistador”, cuando regresó desde París a Brest, acto público que decía a toda la población el alto aprecio en que el general en jefe tenía a uno de sus subordinados, parecía que nada faltaba para la completa satisfacción de éste. Mas hecha la paz, el gobierno español cedió a Francia seis navíos de línea.

    La fama del “Conquistador” era tanta, que considerándolo los marinos franceses como un modelo, le pidieron nominativamente entre los seis navíos que se les había de entregar.

    Churruca, a quien todos los halagos del primer cónsul no alucinaban ni poco ni mucho, sobre los inconvenientes de la alianza francesa, desaprobaba sin rebozo la malhada cesión. Mas su dolor no tuvo límites cuando hubo de separarse de su amado navío que, en cierto modo él había creado, al cabo de tres años de esfuerzos constantes.

    Volvió a Cádiz como pasajero en el navío “Concepción”; llego el veinticinco de mayo de 1802. Obtuvo una licencia para descansar de sus laboriosas tareas.

    Aprovechó ésta repartiendo su tiempo entre dar una vuelta por su pueblo y un viaje al mediodía francés. En su retiro siguió ocupando útilmente el tiempo el célebre marino y no rehuyó la vara de alcalde de Motrico; desde Madrid le pedía el gobierno informes y dictámenes relativos a la Armada, en cuyos trabajos se complacía.

    En noviembre de 1803 se le dio el mando del navío “Príncipe de Asturias”; a muy poco de estar a las órdenes de su nuevo comandante, fue este navío otro modelo como el anterior. Todo lo que dirigía llevaba el sello de su inagotable sabiduría.

    Los cuidados del mando y de la organización de su navío, no fueron obstáculo para que revisase, en compañía de don Antonio Escaño, el “Diccionario de Marina”.

    El gobierno le encargó también de hacer experiencias de puntería; como resultado redactó un tratado de puntería para la Armada, que en España y en el extranjero ha servido mucho tiempo de guía.

    Daba la última mano a la organización de su navío, cuando pidió el mando del navío “San Juan Nepomuceno” carenado de nuevo. El gobierno accedió a la demanda, añadiendo por Real Orden, un permiso especial del Almirantazgo para armarlo y prepararlo a su conveniencia, pero no pudo hacerlo con entera satisfacción debido a envidias y dejadez de los mandos del Arsenal, el propio Churruca se lamentaba de esto a un amigo: "... va a quedar no solamente muy lejos de tal estado [de bien preparado], sino peor que algunos otros de la escuadra, pues la real orden ha hecho que sea yo la 'bete noire' para los que mandan el arsenal y la baliza".

    En medio de estas múltiples faenas de su carrera, un día pensó en su propia felicidad, buscando una digna compañera. Casó con Doña María de los Dolores Ruiz de Apodaca, hija de don Vicente, brigadier que fue de la Armada y sobrina carnal del capitán general conde del Venadito.

    Contados estaban los días del sabio español y esposo.

    Amaneció el infausto día veintiuno de octubre, mando clavar la bandera y sólo se arrió, cuando la muerte más sublime vino a coronar esa vida, honra de España y honra de la humanidad.

    http://www.todoababor.es/articulos/bio_churr.htm


    El oficial inglés, que entró en la cámara de Churruca y al descubrir su cuerpo exánime dijo: Varones tan ilustres como éste no deberían estar expuesto a las resultas de un combate, sino que su vida debería guardarse para el progreso y adelanto de la humanidad. Devolvieron sus pertenencias y su buque, el San Juan Nepomuceno, fue remolcada a Gibraltar y durante muchos años la cámara se conservó cerrada con una placa en la que se leía en letras de oro el nombre de Churruca, y si algún visitante entraba se le advertía que entrase descubierto
    http://www.mgar.net/var/trafalgar.htm

    Gloria en la derrota: Churruca y Trafalgar, mitos románticos

    La formidable resistencia del "San Juan Nepomuceno" contra los ataques simultáneos de varios barcos enemigos hasta que la muerte de su comandante Cosme de Churruca obligó a rendirlo, se convirtió en leyenda y así el valor desmedido de los que combatieron fue el único bálsamo de la tragedia política y humana vivida en las filas franco-españolas.
    Al calor de las noticias se produjo una auténtica "plaga poética" de alabanza a los valientes marinos con títulos como "Al combate de Trafalgar" o "La sombra de Nelson" de Moratín. El mito del combate cristalizó también a través de la pintura heroica y de la recreación de Benito Pérez Galdós en uno de sus "Episodios Nacionales" titulado "Trafalgar". Cosme de Churruca se convirtió en su figura más elogiada, lo que puede también rastrearse en los libros de texto escolares de buena parte del siglo XX.
    Cosme de Churruca recibió muchos honores póstumos: un monumento en Ferrol, una estatua en la plaza de Mutriku promovida por suscripción popular, así como calles con su nombre desde San Sebastián a Madrid pasando por Alicante, Vigo, Cádiz, Murcia y La Habana.
    http://www.churruca2005.com/es/trafalgar
    Última edición por DON COSME; 07/06/2008 a las 23:21

  2. #2
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Miguel López de Legazpi y Gurrutxategi

    Miguel López de Legazpi
    Estatua de Legazpi en Ciudad de Cebú, FilipinasNacimiento:¿1503?
    ZumárragaFallecimiento:20 de agosto de 1572
    ManilaOcupación:Administrador y conquistador
    Miguel López de Legazpi (¿1503? – 1572), conocido como «el Adelantado» y «el Viejo», fue conquistador y administrador colonial de las Islas Filipinas y fundador de Manila.


    Biografía [editar]

    López de Legazpi nació en Zumárraga, Guipúzcoa (País Vasco, España) con dudas sobre el año de nacimiento, que podría ser 1502, 1503 ó 1505, y murió en Manila, Filipinas, el 20 de agosto de 1572. Proveniente de una familia de la pequeña nobleza guipuzcoana, con el título de hidalgo, fue el segundo hijo de Juan Martínez López de Legazpi y Elvira de Gurruchategui. Su casa natal, denominada Jauregi, se conserva en Zumárraga.
    Su padre luchó en Italia y en Navarra con las tropas del reino de Castilla. Miguel realizó estudios de letrado y eso le valió para ocupar el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Zumárraga en 1526 y al año siguiente el de escribano en la Alcaldía Mayor de Areria (Guipúzcoa), que ocupó a la muerte de su padre y en la que fue confirmado por el Rey el 12 de abril de 1527. El Virrey de México, Luis de Velasco, lo define en una de sus cartas como hijohidalgo notorio de la casa de Lezcano.

    Viaje a México [editar]

    En 1545 se trasladó a México, en donde estuvo durante 20 años. Ocupó diversos cargos en la administración de la colonia de Nueva España; fue Escribano Mayor en 1551 y ocupó el cargo de Alcalde Mayor de la ciudad de México en 1559, 38 años después de su conquista. Antes había trabajado en la Casa de la Moneda en puestos de alto cargo.
    Se casó con Isabel Garcés, hermana del obispo de Tlaxcala Juan Garcés, y de dicha unión nacieron nueve hijos (cuatro varones y cinco hembras). En 36 años, de 1528 a 1564, de estancia en Nueva España amasó una importante fortuna.
    La casa de Legazpi en la capital azteca fue una de las principales y a ella acudían muchos recién llegados que buscaban la fortuna en las nuevas tierras recién descubiertas y dispuestas a ser conquistadas. Su hijo Melchor define de esta manera la casa de su padre en una carta dirigida al rey:
    muchos hidalgos y caballeros pobres que iban de estos reinos iban sin conocerle a su casa por la antigua costumbre que de siempre en ella hubo y porque a las personas tales siempre en ella se les dio de comer y vestir y lo necesario. Lo cual ha sido cosa muy notoria y sabida en todo aquel reino.”Las expediciones anteriores no habían logrado realizar la ruta de vuelta por el Gran Golfo, que era como se llamaba entonces al Pacífico hasta México. Felipe II determinó que había que explorar la ruta desde México a las islas Molucas y encargó la expedición de dos naves a Luis de Velasco, segundo virrey de Nueva España, y al fraile agustino Andrés de Urdaneta, que era familiar de López de Legazpi, que ya había viajado por esos mares. La carta en la que el rey pide a Urdaneta que se sume a la expedición dice así:
    El rey: Devoto Padre Fray Andrés de Urdaneta, de la orden de Sant Agustín: Yo he sido informado que vos siendo seglar fuisteis en el Armada de Loaysa y pasastes al estrecho de Magallanes y a la Espacería, donde estuvisteis ocho años en nuestro servicio. Y porque ahora Nos hemos encargado a Don Luis de Velasco, nuestro Virrey de esa Nueva España, que envie dos navios al descubrimiento de las islas del Poniente, hacia los Malucos, y les ordene los que han de hacer conforme a la instrucción que es le ha enviado; y porque según de mucha noticia que diz que tenis de las cosas de aquella tierra y entender, como entendeis bien, la navegación della y ser buen cosmógrafo, sería de gran efecto que vos fuesedes en dichos navios, así para toca la dicha navegación como para servicio de Dios Nuestro Señor y y nuestro. Yo vos ruego y encargo que vais en dichos navios y hagais lo que por el dicho Virrey os fuere ordenado, que además del servicio que hareis a Nuestro Señor yo seré muy servido, y mandaré tener cuenta con ello para que recibais merced en hobiere lugar.

    De Valladolid a 24 de Septiembre de 1559 años.

    Yo el Rey
    ”Las Filipinas, que habían sido descubiertas en el viaje, el primero, alrededor del mundo que realizaron Magallanes y Elcano, caían dentro de la demarcación portuguesa según el Tratado de Tordesillas de 1494, pero aun así Felipe II quería rescatar a los supervivientes de la expedición anterior de Villalobos (1542–1544), que fue quien bautizó al archipiélago con el nombre de Filipinas en honor al rey Felipe II.
    Velasco preparó en 1564 y López de Legazpi, ya viudo, fue puesto al mando de dicha expedición a propuesta de Urdaneta, siendo nombrado por el Rey «Almirante, General y Gobernador de todas las tierras que conquistase», aun cuando no era marino. La expedición la componían cinco embarcaciones y Urdaneta participaba en ella como piloto. Legazpi vendió todos los bienes, a excepción de la casa de México, para hacer frente a la expedición, que sufrió retrasos debido a la atracción que la Florida empezó a tener entre los colonos mexicanos. Enroló en la expedición a su nieto Felipe de Salcedo, así como a Martín de Goiti en calidad de capitán de artillería.
    El 1 de septiembre de 1564, el presidente y oidores de la Real Audiencia de México dan a Legazpi el documento donde especifican las instrucciones y órdenes que llevaba la expedición. El extenso documento, que ocupaba más de 24 páginas, especificaba todo un código de normas de control, comportamiento y organización, así como la recomendación de dar buen trato a los naturales, que llegaba hasta a indicar cómo se debían de repartir las raciones y evitar que existieran bocas inútiles;
    ... que no haya en la dicha Armada, criados ni mozos de servicio superfluos... y si más gente fuera, en especial de la inútil...”Aunque hace una salvedad en cuanto al servicio, al conceder una docena de personas destinadas a esas labores prohibiendo cualquier subida a bordo de otro tipo, dice el documento en este punto:
    Otrosi: no consentireis que por via ni manera alguna se embarquen ni vayan los dichos navios, indios o indias, negros o negras, ni mujeres algunas, casadas ni solteras de cualquier calidad y condición que sea, salvo hasta una docena de negros y negras de servicio, los cuales repartireis en todos los navios, como os pareciese.”Con las cinco naves y unos 350 hombres, la expedición que encabezaba López de Legazpi partió del puerto de Barra de Navidad, Jalisco, el 21 de noviembre de 1564 después de que el día 19 de noviembre se bendijeran la bandera y los estandartes.

    De la isla de Guam a Filipinas [editar]

    La expedición atravesó el Pacífico en 93 días y pasó por el archipiélago de las Marianas. El 22 de octubre desembarcaron en la isla de Guam, conocida por isla de los Ladrones, que identifican por el tipo de velamen de sus embarcaciones y canoas que ven. Legazpi ordena lo siguiente:
    que ninguna persona de la Armada fuese osado de saltar a tierra sin su licencia y los que en ella saltasen no hicieran fuerza, agravio ni daño alguno a los naturales ni de ellos tomasen cosa ninguna, así en sus bastimentas como de otras cosas, y que no les tocasen en sus sementeras, ni labranzas, ni cortasen palma ni otro árbol alguno, y que no diesen ni contratasen con los naturales cosa ninguna de ningún género que fuese, sino fuese por mano de los Oficiales de Su Majestad, que tenían cargo de ello, so graves penas, y a los Capitanes que lo consintieran, so pena de suspensión de sus oficios.”Compraron alimentos a los nativos y tomó posesión de la isla para la Corona española. El 5 de febrero salen rumbo hacia las llamadas Islas de Poniente, las Filipinas. El día 15 tocan tierra en la isla de Samar, en donde el Alférez Mayor, Andrés de Ibarra, tomó posesión de la misma previo acuerdo con el dirigente local. El 20 del mismo mes se hacen de nuevo a la mar y llegan a Leite, en donde Legazpi levanta la acta de rigor de toma de posesión, aún con la hostilidad de sus habitantes. El 5 de marzo llegan al puerto de Carvallán.

    Itinerario seguido por la expedición de Miguel López de Legazpi en el Archipiélago Filipino


    La escasez de alimentos impulsó la búsqueda de nuevas bases, para lo que se fueron extendiendo los dominios españoles sobre las diferentes islas, llegando a dominar gran parte del archipiélago, a excepción de Mindanao y las islas de Sulú. Esta expansión se realizó con relativa facilidad, al estar los diferentes pueblos que ocupaban las islas enfrentados los unos a los otros, y al establecer Legazpi relaciones amistosas con algunos de ellos, por ejemplo, con los nativos de Bohol mediante la firma de un «pacto de sangre» con el jefe Sikatuna. Los abusos que en el pasado habían cometido los navegantes portugueses en algunos puntos del archipiélago motivaron que algunos pueblos opusieran a Legazpi un fuerte resistencia.
    En una reunión deciden establecer un campamento para pasar el invierno en la isla de Cebú, que estaba muy habitada y tenía mucha provisión de alimentos, a la que llegan de nuevo el 27 de abril. Estiman que...
    si no quisieren los naturales de la tierra dalles bastimentos por precios justos y usados y ser amigos nuestros, como el general pretendía, se le podrá hacer guerra justamente.”Sus ansias de paz toparon con los recelos del gobernador local, el Rajah Tupas, que era hijo del que años antes había liquidado a 30 hombres de la expedición de Magallanes en un banquete trampa. Legazpi intentó negociar un acuerdo de paz, pero Tupas mandó a una fuerza de 2.500 hombres contra las naves de los españoles. Después de la batalla, Legazpi volvió a intentar acordar su establecimiento pacífico y de nuevo fue rechazado.
    Las tropas españolas desembarcaron en tres bateles al mando de Goiti y Juan de la Isla, y los navíos dispararon sus cañones contra el poblado, destruyendo algunas casas y haciendo huir a los habitantes. Los españoles, que tenían una necesidad imperiosa de abastecimiento, registraron la población sin encontrar nada que pudiera servirles.
    En el registro, un bermeano encuentra en una choza la imagen del Niño Jesús (al que llamarían Invención del Niño Jesús y que actualmente está en la iglesia que posteriormente construyeron los Agustinos en Cebú) y que debía de proceder de alguna expedición anterior. Legazpi manda iniciar los trabajos del fuerte, que comienzan con el trazado del mismo el día 8 de mayo. Ante estos hechos, el rey Tupas acompañado por Tamuñán se presentó a Legazpi, que los recibió en su barco La Capitana, para establecer la paz. Se realiza el juramento de sangre, que consistió en que
    el gobernador se sangró el pecho en una taza y lo mismo el Tupas y Tamuñán, y se sacara la sangre de todos tres se revolvió con un poco de vino, el cual se echó en tres vasos, tantos el uno como el otro lo bebieron todos los tres, á la par, cada uno su parte”y funda allí los primeros asentamientos españoles: la Villa del Santísimo Nombre de Jesús y la Villa de San Miguel, hoy Ciudad de Cebú, que se convertiría en la capital de las Filipinas y en base de la conquista de las mismas.
    Legazpi envía a su nieto Felipe de Salcedo de vuelta a México y lleva de cosmógrafo a Urdaneta, que informó del descubrimiento de la ruta de navegación por el norte del Pacífico hacia el este y se opuso a su conquista al caer dentro de los dominios asignados a los portugueses. Estos mandaron una escuadra a la conquista de la recién fundada Villa de San Miguel, pero fue rechazada en dos ocasiones, en 1568 y 1569.
    Como respuesta a la expulsión española de las Molucas, Felipe II decidió mantener el control sobre las Filipinas. Para ello nombró a Legazpi gobernador y capitán general de Filipinas y envió tropas de refuerzo.
    En Cebú Legazpi tiene que hacer frente a un levantamiento de algunos de los gentilhombres, que acaban derrotados y en la horca.
    En 1566 llega el galeón San Gerónimo desde México, con lo que queda definitivamente confirmada la ruta. En 1567, 2.100 españoles, los soldados mexicanos y los trabajadores llegaron a Cebú por órdenes del rey. Establecen una ciudad y construyen el puerto de Fortaleza de San Pedro, que se convirtió en su puesto avanzado para el comercio con México y la protección contra rebeliones nativas hostiles y los ataques de los portugueses, que fueron definitivamente rechazados. Las nuevas posesiones fueron organizadas bajo el nombre de islas Filipinas.
    Legazpi destacó como administrador de los nuevos dominios, en donde introdujo las encomiendas, tal como se hacía en América, y activó el comercio con los países vecinos, en especial con China, para lo que aprovechó la colonia de comerciantes chinos establecidos en Luzón desde antes de su llegada. La cuestión religiosa quedó en manos de los Agustinos dirigidos por fray Andrés de Urdaneta.
    La conquista siguió por las islas restantes, Panay (donde estableció su nueva base), Masbate, Mindoro y, finalmente, Luzón, donde encontró la gran resistencia de los tagalos.

    Fundación de Manila [editar]

    La prosperidad del asentamiento de Maynilad atrajo la atención de Legazpi en cuanto este tuvo noticias de su existencia en 1568. Para su conquista mandó a dos de sus hombres, Martín de Goiti y Juan de Salcedo, que era su nieto, en expedición al mando de unos 300 soldados. Maynilad era un enclave musulmán, situado al norte de la isla de Luzón, dedicado al comercio.
    Salcedo y Goiti llegaron a la bahía de Manila el 8 de mayo de 1570, después de haber librado varias batallas por el norte de la isla contra piratas chinos. Los españoles quedan sorprendidos por el tamaño del puerto y son recibidos amistosamente, acampando por algún tiempo en las proximidades del enclave. Al poco tiempo se desataron incidentes entre los nativos y los españoles y se produjeron dos batallas, siendo derrotados los nativos en la segunda de ellas, con lo que el control de la zona pasó a manos españolas después de los correspondientes protocolos y ceremonias de paz, que duraron tres días. Fue el Rajah Matanda quien entregó Maynilad a López de Legazpi.
    Legazpi llegó a un acuerdo con los gobernantes locales Rajahs Suliman, Matanda y Lakandula. En el mismo se acordaba fundar una ciudad que tendría dos alcaldes, 12 concejales y un secretario. La ciudad sería doble, la intramuros, española, y la extramuros indígena.
    Con la conquista de Maynilad se completó el control sobre la isla de Luzón, a la que Legazpi llamó Nuevo reino de Castilla. Reconociendo el valor estratégico y comercial del enclave, el 24 de junio de 1571 Legazpi fundaba la Siempre Leal y Distinguida Ciudad de España en el Oriente de Manila y la convirtió en la sede del gobierno del archipiélago y de los dominios españoles del Lejano Oriente.
    La edificación de la ciudad —dividida en dos zonas, la de intramuros y la de extramuros— se debió a la real orden que Felipe II emitió desde el Monasterio de San Lorenzo del Escorial el 3 de julio de 1573, y en la que se planificaba la zona de intramuros al estilo español de la época con carácter defensivo con planos de Herrera, arquitecto de El Escorial, y dejando extramuros para las aldeas indígenas que más tarde darían lugar a nuevos pueblos y acabarían, con el tiempo, integrando la urbe de Manila.
    Cuatro años después de su fundación, Manila sufrió un ataque a manos del pirata chino Lima-Hong. El gobernador Guido de Lavezares y el maestre de campo Juan de Salcedo, al mando de 500 españoles, expulsaron a la flota mercenaria chino-japonesa.

    Muerte de Legazpi [editar]

    Después de proclamar capital del archipiélago de las Filipinas y de los dominios españoles del Lejano Oriente a Manila, López de Legazpi trasladó allí su residencia. Permaneció en Manila hasta su muerte el 20 de agosto de 1572.
    Miguel López de Legazpi murió de un ataque de apoplejía y en una situación económica precaria, sin saber que el rey Felipe II había firmado una Real Cédula por la que le nombraba Gobernador vitalicio y Capitán General de Filipinas y le destinaba una paga de 2.000 ducados.
    Fray Andrés de Urdaneta definía a Miguel López de Legazpi el 1 de enero de 1561, en una carta dirigida al rey Felipe II de la siguiente forma:
    El virrey don luis de velasco ha nombrado por general para esta jornada a miguel lópez de legaspi, natural de la provincia de guipúzcoa e veçino desta çiudad donde ha seido casado y al presente está viudo, e tiene hijos ya hombres e hijas casadas que tienen ya hijos, tiene otras hijas ya mugeres para podellas casar; es de edad de mas de çinquenta años, es hijodalgo conocido, onrrado e virtuoso e de buenas costumbres y exemplo, de muy buen juicio e natural, cuerdo y reportado, e ombre que ha dado siempre buena quenta de las cosas que se le han encomendado del serviçio de V.M. Espero en Dios que ha de ser muy açeptado en quél vaya por caudillo de la jornada.”Durante la conquista, escribió al rey varias cartas, las cuales están guardadas, bajo el título de Cartas al Rey Don Felipe II sobre la expedición, conquistas y progresos de las islas Filipinas en el Archivo de Indias en Sevilla.

    La casa natal en Zumárraga [editar]

    La casa «Jáuregi» en donde nació Miguel López de Legazpi se halla en la localidad guipuzcoana de Zumárraga. En 1947, el escritor José de Arteche denunciaba el estado de ruina que dicho edificio presentaba. En 1964 el Ayuntamiento de Zumárraga restaura la edificación, que inaugura en el cuarto centenario de la expedición y se instala un museo. En la actualidad alberga una escuela de música. En Zumárraga se levanta un monumento a Miguel López de Legazpi y se guarda un cuadro suyo en la casa consistorial. También hay monumentos suyos en Manila.



    http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_...pez_de_Legazpi

  3. #3
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    D. José de Urrutia (1678 Guipúzcoa - 1741 San Antonio de Texas)

    Captain José de Urrutia was born in the province of Guipúzcoa, Spain, on or about 1678. He and his brother Toribio came to the Americas before 1691. Little information exists on their early years in and about New Spain, but by 1691, Jose, a mere youth, accompanies Dón Domingo Terán de los Ríos, into an expedition into Texas. Terán had been in the Spanish service in Peru for twenty years. In 1681, he came to Mexico as a deputy of the consulate of Seville. Because of his successes in quelling Indian disturbances, his instructions included establishing seven missions among the Tejas Indians. At this time the Spanish military established a garrison near the Neches River, a boundary stream forming the county lines in what is now East Texas and the Louisiana border.
    In the winter of 1693, the Tejas Indians turned hostile which forced the garrison into a tortuous withdrawal from Texas. It was on this fateful date that José de Urrutia met with an accident on the San Marcos River, (but which scholars now believe to have been either the Colorado River or the Navidad River). The San Marcos River flows southeast for seventy-five miles, forming the boundary between Gonzales and Caldwell counties, before reaching its mouth on the Guadalupe River, two miles west of Gonzales. Forced to remain among the friendly Kanohatinos, Tohos, and Xarames Indians that inhabited this area, Captain Jose and four soldiers remained for an extended period. He soon gained the respect of these tribes by quickly learning their languages and becoming intimately acquainted with their customs. This earned him the title of "captain general" and soon afterwards, he oversaw the activities of all the nations hostile to the Apaches Indians. Under his leadership, he conducted several extensive campaigns against the fierce and hostile Apache.
    By the early 1700’s a band of “nomadic hunter and gatherers”, the Comanche, began migrating south and they showed up in the Texas panhandle and in New Mexico. It was this migration that would drive the Apaches out of the High Plains. Only after their arrival on the Plains did the tribe come to be known as Comanche, a name derived from the Ute word Komántcia, meaning "enemy". This fact alone tells the reader a great deal about these warriors. Like the Spaniards, the Comanche were a new addition to Texas. They came from Wyoming and had once been part of the Shoshone Indians. (The Comanche and the Shoshone share a common language). Historical data says that the Comanche acquired their first horses around 1680. It is interesting to note that in an ironic twist of fate, the Spaniards, in an earlier century, introduced the horse into the Americas. Once the Comanche had horses they learned to use them, thereby enabling this nomadic tribe to be more mobile in hunting and in warfare. As their migration continued, the Comanche used their skill with horses to strike swiftly and overcome their opponents. The numerous accounts of the depredations and murders inflicted by the Comanche on the local Indian population as well as on the Spanish featured prominently in the every day life of the settlers of San Antonio and its missions. The Comanche have distinguished themselves as the finest light cavalry in the world with the exception of the Cheyenne Indians, which out classed them. Even today, one can well imagine the Indian war cries that terrified my early ancestors.
    By his own statement, Captain Jose claims to have lived amongst the Indians for seven years. When Captain José rejoined his countrymen remains unknown, but by 1696, he had returned to New Spain. There he held a prominent military position with the Spanish government.
    To promote trade with the local Indians and the Spanish of New Spain, in 1714 a French cavalier, Lieutenant Louis Juchereau de Saint Denis, established a trading post that grew into the town of Natchitoches, Louisiana. It was a short time later that several overland highways met at Natchitoches, including the Natchez Trace from the east and the Camino Real (The King’s Highway) from New Spain. Natchitoches, recognized as the oldest permanent settlement in Louisiana, plays a major role in the histories of both Texas and Louisiana, and given notoriety by the filming of the movie “Steel Magnolias”. St. Denis presented himself to the Indians of East Texas and revealed his plan to go into Mexico. The Indians asked St. Denis if he would seek their beloved “captain general”. This illustrates how completely Captain Jose endeared himself to the Indians. St. Denis did go to Mexico and found himself under a “pleasant house arrest” while Spanish officials awaited instructions from Mexico City on what to do with “a foreigner bearing goods banned by Spanish mercantile restrictions.” The Spanish Crown enacted an order prohibiting entry of foreign traders or their merchandise into any Spanish territory. St. Denis, however, used this occasion to court and wins a promise of marriage to the Doña Maria Manuela de Sanchez Navarro. The beautiful Manuela, as referenced in numerous accounts, is the granddaughter of Dona Feliciana Camacho y Botello, and the step granddaughter of Major Diego Ramon. The union guaranteed St. Denis a successful outcome with the Spanish Viceroy, who later appointed him conductor of supplies for the planned Ramon expedition to Texas. In 1721, St. Denis became the commander of Fort St. Jean Baptiste, located near the mouth of Bayou Amulet. When Manuela died, April 16, 1758, the annals of Natchitoches record that she was the wealthiest woman in Louisiana. Northwestern State University of Louisiana now occupies the property of her estate. Throughout the parishes of Louisiana, the genealogist can find the descendants of the union between St. Denis and Sanchez
    Captain José married twice. The first occurred on January 7, 1697 to Doña Antonia Ramón. Doña Antonia was the daughter of Governor Dón Diego Ramón and the Doña Feliciana Camacho y Botello. The marriage ceremony performed at the parish church, Santiago Apostol, in the silver mining town of Monclova, in the state of Coahulia in Mexico. Captain José and Antonia had one daughter, Antonia, who later married Dón Luis Antonio Menchaca. The Menchacas settled in San Antonio, and in 1753, Don Luis earned the appointment and title of the commander of San Antonio de Bexar. They left their own unique mark in Texas history.
    After the death of his first wife during childbirth, Dón José married the Doña Rosa Flores y Valdez; the daughter of Dón Juan Flores y Valdez and Doña Josefa de Hoyos y de la Garza Falcon. Dona Rosa’s families are descendents of the original Conquistadors of Coahulia and Nuevo Leon in New Spain. This marriage most likely took place in Saltillo. From the union they had four daughters and six sons, including a son named Turbico de Urrutia, who would later succeed him as captain of the presidio de Bexar. Their children, Rosa Micaela, married Dón Pedro Jose de Godoy; Cathalina, married Dón Jose de Plaza; Juana married Dón Ignacio Gonzalez de Inclán. When widowed, her second marriage was to Dón Pedro Mariano de Ocón y Trillo; Ana Gertrudis Josefina, married Dón Antonio Nicolas de Treviño Gutierrez; Captain Toribio de Urrutia, married Doña Ana Maria de Farias y Flores de Abrego and Doña Maria Josefa Flores de Valdez; Joaquin married Doña Maria Josefa Hernández Longoria; Pedro married Doña Gertrudis Flores y Valdez; Manuel died young and never married; Ignacio Cayetano married Doña Rosa Sánchez Navarro y Gomez; Miguel married Doña Clara Cantu.
    On March 1, 1700, the new Governor of Coahulia was Dón Francisco Cuervo de Valdez a knight of the Order of Santiago. (He would later serve as the Governor of New Mexico). To help establish the Mission San Francisco Solano, Cuervo de Valdez commissioned Dón Jose’s father-in-law, Major Diego Ramón, now the former Governor, the commander of the presidio de San Juan Bautista del Rio Grande. Major Ramón commissioned other frontiersmen and together they enter the regions of Texas. This mission, the predecessor of the Alamo, was later relocated and renamed.
    On July 23, 1733, Dón José now had forty years experience with the Indians of Coahuila, Nuevo León, and Texas. He earned the commission as the Captain and commander of the presidio of San Antonio de Bexar. This post suited him well, for Dón José was the most knowledgeable on Indian affairs of all the New World Spaniards. His new residence was the old Comandancia that today is known as the Spanish Governors’ Palace in San Antonio, Texas. Of note: The Governor never resided there. This building always served as an administrative office or for official ceremonies.
    From 1734 to 1738, a succession of Apache raids resulted in a great loss of lives and livestock. Situated in a volatile area, the inhabitants of Bexar lived in constant fear and some families moved into the boundaries of the city. The situation worsen to the point that in the winter of 1739 Captain Jose led a campaign against the Apache Indians in the San Saba region (now known as located in the Texas “Hill Country” and boasts the title “Pecan Capital of the World”). He reached in this campaign the same point that years earlier another Spaniard by the name of Dón Juan Antonio Bustillo y Ceballos had reached in 1732. This campaign momentarily defeated the Apache and brought a short period of peace and stability to the area. It would not be long after that the Apache and the Spanish would find themselves warring with the Comanche. In 1743, the first report of the Comanche was sent to the viceroy.
    Captain Jose’s many connections in Coahulia, Nuevo Leon, and New Spain’s capital city Mexico (Mexico City) are acknowledged by the fact that he was a friend and confidant to the powerful Marquis of San Miguel de Aguayo, Dón Joseph Ramón de Azlor y Virto de Vera and that he had a business venture with the merchant, Dón Juan de Angulo of Mexico City. On September 25, 1735, Captain Jose and Juan drafted a contract or a power of attorney (POA) where Jose had the authority to collect 350 pesos a year from 40 of his men’s salaries. Juan in turn would supply them with their necessary needs. This POA document, of particular interest to a genealogist, contains the roster of the soldiers that were garrison in San Antonio. An enthusiast can find housed in the Spanish Archives Collection at the Bexar County Courthouse a copy of the POA.
    The San Fernando Catholic Church records of February 18, 1738 note that Captain José gave 100 pesos towards the construction of San Fernando Church. This church was named after the thirteenth century Spanish monarch, Ferdinand III. At eighteen years of age, the young king led his army to defeat the Moors and reestablished Christianity worship in Castile, Spain. In 1671, Pope Clement X canonized King Ferdinand III a saint. When founded in 1731, San Fernando church was the first Christian church west of the Mississippi River. The secular clergy administered the sacred rites under the jurisdiction of the diocese of Guadalajara, in New Spain. The monastic Franciscans administered prior spiritual care from the local mission, San Antonio de Valero. This new parish served the religious and civic events for the civilian and military populations. It became known as San Fernando Cathedral in later times.
    Captain Jose’s property included holdings in Coahulia as well as in Texas. In San Antonio, Texas, Captain Jose and his family received a Royal Land Grant from the King of Spain. The land grants included water rights that went with the land and was measured by the number of days in which water could be used. The water was derived from the San Antonio River and one day of water was equivalent to 117 acres. (Even by today’s standards, this is quite a track of land). This grant was near what is now Military Plaza, between Houston and Commerce Street in San Antonio. A son-in-law, Dón Ignacio Gonzalez de Inclán, a native of Milan, Italy, (a duchy under Spanish domain) a soldier and cashier under the Captain’s command owned the property across the street from the Comandancia. On June 10, 1739, Dón Ignacio received his land grant (Spanish Deed #704 Bexar County Courthouse) located on the northwest corner of West Commerce and Flores streets. His widow, Doña Juana de Urrutia would later sell this property to Dón Diego Ramón Jr. This land with its adobe house would later pass to a kinsmen, Dón Luis Mariano Menchaca. Upon his death, the property passed to his widow, Doña Maria Concepcion de Estrada, and on her will of March 21, 1815, she bequest the property to her son, Dón José Maria Rodríguez. On her will was a clause which provided “one day of water” to be sold to defray her burial expense and the balance to be applied for masses to be said for her and her deceased husbands souls. This one story adobe landmark stood for two centuries before giving way for a commercial building that stands there today. The site remains as an abandoned five and dime store.
    The Captain’s last will and testament is dated July 4, 1740, San Antonio, Texas. His will was witness by the Notary Public and Secretary, Dón Francisco Joseph de Arocha, and father-in-law to his granddaughter, Doña Maria Ignacia de Urrutia. He died in San Antonio on July 16, 1741. As mentioned previously, his son, Turbico de Urrutia succeeded him as commander.
    The sons and daughters of the Urrutia and Ramon clans married and settled in Coahulia and Nuevo Leon, Mexico, Texas and Louisiana. Later Generations also contributed in shaping the new Republic of Texas.
    The flags from Spain, Mexico, the Republic of Texas and the Unites States have flown successively over Texas. Likewise, the intricate web of allied families of Coahulia and Nuevo Leon, found in Texas, comprise an interwoven community that irrefutably credits the Spanish conquests in providing the Hispanic origins.

    http://www.geneabios.com/urrutia.htm

  4. #4
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Antonio de Okendo

    Antonio de Oquendo



    Antonio de Oquendo (San Sebastián, octubre de 1577 - La Coruña, 7 de junio de 1640) fue un marino y militar español, almirante general de la Armada del Mar Océano. Participó en más de cien combates navales. Sus dos hechos principales fueron la batalla de los Abrojos en 1631, y la de las Dunas, en 1639.
    Se asegura que su éxito en operaciones militares era debido a lo bien organizados, que estaban sus buques y a la férrea disciplina que en ellos imperaba.


    Vida [editar]


    Juventud [editar]

    Hijo de Miguel de Oquendo, capitán general de la armada de Guipúzcoa, que participó junto a don Álvaro de Bazán en la Batalla de las Terceras, y murió en el desastre de la Invencible. A los 16 años ingresó con la plaza de caballero entretenido en las galeras de Nápoles, mandadas a la sazón por Pedro de Toledo, distinguiéndose en seguida "por su bella índole y gran fondo de talento militar".
    Hacía 1594 pasó a la armada del Océano, cuyo general era entonces don Luis Fajardo. Cuando aún no tenía 18 años se le dio el mando de los bajeles ligeros Delfín de Escocia y la Dobladilla, pertenecientes a dicha armada.
    El 15 de julio de 1604 partió de Lisboa con la misión de dar caza a un corsario inglés que con dos buques atacaba y extorsionaba a los pueblos de Andalucía, Galicia y Portugal. Al alba del 7 de agosto encontró a su enemigo en el Golfo de Cádiz; el corsario le abordó, metiéndole cien hombres dentro de su buque. Oquendo, al cabo de dos horas de combate, batió a todos, habiendo muchos muertos y heridos de ambas partes. El corsario trató de desaferrarse para huir, pero Oquendo entró con su gente, apresándolo. El otro buque, que se había estado batiendo al cañón con la “Dobladilla”, huyó a toda fuerza de vela y no pudo ser alcanzado. Los españoles quedaron muy averiados, arribando a Cascaes. Fue recibido triunfalmente en Lisboa, felicitado por el rey Felipe III y por su capitán general don Luis Fajardo.

    Gobernador de la escuadra del Cantábrico [editar]

    En 1607, es nombrado gobernador de la escuadra de Vizcaya al fallecer Martín de Bertendona. Con esta armada guardaba las costas ante las amenazas de los holandeses, que venían dispuestos a incendiar los buques españoles en los puertos cantábricos. Ante la noticia de la salida de la armada de Vizcaya, se retiraron.
    En junio fueron puestas a sus órdenes las escuadras de Guipúzcoa y de las Cuatro Villas, y junto a la de Vizcaya compusieron la escuadra llamada del Cantábrico. Con estas fuerzas efectuó muchos cruceros, protegiendo la llegada de las flotas de Indias y haciendo numerosas presas. En el mismo año fue nombrado general de la flota de Nueva España, sin cesar en la escuadra de Cantabria, con la que continuó al terminar su comisión de América.
    Sirvió también con sus fuerzas, en calidad de almirante, a las órdenes del príncipe Filiberto de Saboya, que ostentaba el título de Príncipe de la Mar. Filiberto hizo ante el rey un caluroso elogio de Oquendo, y el rey confirió a éste el hábito de Santiago y encargó a don Rodrigo Calderón que, de su mano y en representación de él, le armase caballero.

    Encarcelado [editar]

    En 1619, Juan Fajardo, almirante general de la escuadra del Océano, pidió permiso para retirarse, permiso que le fue denegado por confiársele la guarda del Estrecho. Fajardo decidió retirarse sin el permiso real, por lo que fue arrestado y encerrado en el castillo de Sanlúcar de Barrameda. Oquendo fue nombrado para sustituirle, pero éste se excusó diciendo que estaba dedicado al alistamiento de su escuadra y a la construcción de un navío que había de servirle de capitana. Al mismo tiempo señalaba la inconveniencia de tal sustitución, comunicando al secretario Arostegui: que el no ir a servir no era falta de voluntad, sino que por no lo hacer con honra, es mejor excusarlo.
    Molestos los miembros del Consejo contra el que se atrevía de este modo a darles lecciones, propusieron al rey que se quitase el mando a Oquendo y fuese encerrado en el castillo de Fuenterrabía. Poco después le fue conmutada a Oquendo esta prisión por la reclusión en el convento de San Telmo, en San Sebastián, con permiso para poder salir a inspeccionar su galeón. Intervino al fin su protector, el príncipe Filiberto, cuyos buenos oficios lograron su liberación. Pronto se le dio un nuevo mando, el de los galeones de la carrera de Indias, con los que efectuó algunos viajes.
    En los primeros tiempos del reinado de Felipe IV, Oquendo fue consultado por su ministro el conde de Olivares sobre asuntos de Indias, servicio naval y comercio de Tierra Firme.

    Procesamiento [editar]

    En 1624 fue procesado, acusado de irregularidades en su mando y favoritismo, admitiendo en la flota buques inadecuados, por pertenecer a sus amigos, y también de no permitir las necesarias reparaciones en los buques y de una injustificada invernada en La Habana. De tal modo, los galeones “Espíritu Santo” y “Santísima Trinidad” se habían ido a pique por ir en malas condiciones, perdiendo el tesoro de su carga.
    Pudo rebatir cumplidamente todos los cargos que se le habían hecho a impulso de la envidia de sus contrarios, y al cabo de año y medio se pronunció la sentencia: privación del mando de las flotas de Indias durante cuatro años, "menos los que fuesen voluntad de Su Majestad, de su Consejo de Indias o de la gente de Indias, en su real nombre", y 12.000 ducados de indemnización por lo perdido en los galeones.

    El socorro de La Mármora [editar]

    En 1626 obtuvo en propiedad el cargo de almirante general de la armada del Océano, quedando subordinados a él todos los generales de las diferentes escuadras, como él lo quedaba al capitán general Fadrique de Toledo, en cuyas manos hacía juramento y homenaje.
    Al recibir Oquendo de su gobernador don Diego de Escobedo la petición de auxilio con motivo del sitio de La Mármora por fuerzas moras en 1628, socorrió la plaza Cádiz, fletando buques y alistando gente, aún sin tener autorización de sus superiores, por considerarlo necesario para mejor servicio del rey y tratarse de un urgente auxilio. Tan complacido quedó el rey don Felipe de su servicio, que escribió de su puño y letra: "quedo tan agradecido a este servicio que me habéis hecho, como él lo merece y os lo dirá esta demostración".

    La campaña de Brasil [editar]

    Formando Oquendo parte del Consejo de Guerra, se reunió en Lisboa una escuadra bajo su propio mando para socorrer las costas del Brasil contra los ataques de los holandeses, especialmente las plazas de Pernambuco y de Todos los Santos. Componían la escuadra 16 naos; 5 de ellas no llegaban a las trescientas toneladas y a reunir cuarenta hombres de guarnición; otras 5 no llevaban más que la mitad de la infantería que les correspondía y quedaban 6 que eran mejores, pero también faltas de elementos y de dotación. Arbolaba Oquendo su insignia en el galeón “Santiago”.
    Salió de Lisboa el 5 de mayo de 1631 convoyando una flota de buques mercantes portugueses y de 12 carabelas, que llevaban 3.000 hombres de transporte para reforzar las guarniciones de las plazas brasileñas.
    Al cabo de 68 días de navegación, llegaron a la Bahía de Todos Los Santos, reforzando su guarnición y siguiendo viaje a Pernambuco con 20 naos mercantes que se agregaron al convoy. El 12 de septiembre avistaron la flota holandesa, bajo el mando del almirante Adriaan Hans Pater, que venía de saquear la isla de Santa María. El almirante holandés tuvo el gallardo pero presuntuoso gesto de ordenar que sólo atacasen a los españoles 16 de sus buques; el mismo número que los que sumaban los de Oquendo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la capitana y la almiranta holandesas eran buques de 900 y 1.000 toneladas, con cincuenta cañones de calibre entre 48 y 12, y, en cambio, los españoles no pasaban de las 300 toneladas e iban armados con cañones de a 22 a 8.
    Antes de trabarse el combate pasó cerca de la capitana de Oquendo la carabela en que iba el conde de Bayolo, jefe de la infantería, y al estar a la voz propuso a Oquendo reforzar los buques con sus soldados. Oquendo con tono humorístico, señalando las velas enemigas le dijo: "¡Son poca ropa!"Después negó el paso de los soldados, razonando que la orden era llevarlos a Pernambuco para refuerzo y que no quería, "por si ocurría cualquier accidente que impidiera volverlos a las carabelas". El conde recibió orden de unirse al convoy y acercarse con él hacía la costa.
    De tal modo se entabló un duro combate a 18º de latitud sur y a unas 240 millas de los Abrojos, a las 8 de la mañana de 12 de septiembre de 1631. La escuadra holandesa avanzó a todo trapo, desplegada en arco. Entonces, Oquendo consiguió aferrarse con hábil maniobra a la capitana enemiga por barlovento, de tal modo que los fuegos y humos fuesen hacia el holandés. Hans Pater trató de desasirse, mas no pudo, pues el capitán don Juan Castillo saltó al buque holandés y a parte de los garfios, lo aseguró con un calabrote que amarró a su palo. Pronto le quitaron la vida, y lo mismo a sus soldados, pero el fuego que se hizo desde las cofas del “Santiago” impidió a los holandeses desamarrarlo. Otro galeón holandés se colocó pronto por la banda libre del “Santiago”, pero también acudieron los españoles en auxilio de su general.
    El combate aún estaba indeciso a las 16:00. Al fin, un taco encendido disparado por un cañón del “Santiago” prendió fuego a la capitana holandesa. La almiranta de su segundo, el aventurero raguseo Jerónimo Masibradi, acudió y dio remolque al “Santiago”, apartándole de la explosión del buque holandés. Hans Pater encontró la muerte en el agua, a donde se había arrojado con gran número de los suyos.
    Oquendo de apoderó del estandarte de Holanda y puso en fuga al enemigo, quemando a éste tres mayores galeones y haciéndole 1.900 muertos; los españoles perdieron, por su parte, dos galeones, hundido uno de ellos, el “San Antonio”, la almiranta, y 585 muertos y 201 heridos. Tuvo la satisfacción Oquendo de saber que el galeón apresado por los holandeses, el “Buenaventura”, no pudo ser aprovechado, y que los españoles prisioneros se apoderaron de la carabela donde los llevaban y se fugaron.
    Cinco días después hubo nuevo avistamiento de las escuadras, pero el almirante Tir, que sucedió en el mando a Hans Pater, eludió el combate a pesar de su manifiesta superioridad numérica. Oquendo llevó las tropas de refuerzo a Pernambuco y regresó a la Península. El 21 de noviembre entró en Lisboa, siendo objeto de entusiastas manifestaciones. Guipúzcoa le envió un calurosp mensaje de felicitación.

    Gobernador de Mahón [editar]

    Después de esta campaña fue nombrado capitán general de la guarda de la carrera de Indias, y en calidad de tal efectuó otro viaje a América, a cuyo regreso sufrió un duro temporal.
    En 1636 Oquendo estuvo de nuevo arrestado por batirse en duelo en Madrid, provocado por un caballero italiano al que sin herir gravemente dio una fuerte lección. En 1637 recibió la orden de salir con sus buques para incorporarse a la escuadra de Nápoles. Hizo presente en qué malas condiciones de combatir se hallaban, sin gente y sin pólvora, considerando que esta salida sólo suponía ofrecer a los enemigos una fácil victoria. Por ello le llegó la orden de invernar en Mahón, donde fue nombrado gobernador de Menorca. Efectuó grandes mejoras en las fortificaciones de la isla, trayendo artillería de Nápoles.

    La batalla de las Dunas [editar]

    Artículo principal: Batalla de las Dunas (1639)
    En agosto de 1639 se terminó de formar en Cádiz parte de la escuadra que había de acudir a operar contra Francia y Holanda: 23 buques con 1.679 hombres de mar. El 20 de julio, el secretario del rey, don Pedro Coloma, firmaba una carta en que se notificaba a Oquendo se le hacía merced del título de vizconde. Tocó la armada en La Coruña y allí se le unió la escuadra de Dunquerque, que era la mejor dotada y adiestrada. El 5 de septiembre salió de este puerto con todas sus fuerzas, yendo Oquendo en vanguardia, en su galeón “Santiago”, seguido por dicha escuadra de Dunquerque. En doce transportes ingleses iban tropas del ejército para reforzar las de los Países Bajos.
    Los holandeses, según instrucciones del príncipe de Orange, habían dividido sus fuerzas en dos escuadras: una de 50 galeones y 10 brulotes, mandada personalmente por Maarten Harpertszoon Tromp, general en jefe y otra de 40 buques y 10 brulotes, a las órdenes del almirante Johan Evertsen.
    Cerca del paso de Calais se encuentran las escuadras española y holandesa, entablando un combate que dura tres días (16, 17 y 18 de septiembre), al cabo de los cuales la escuadra española se refugia en la rada de Las Dunas (The Downs, en la costa inglesa) para reparar. Al cabo de un mes sale a la mar y entabla combate en inferioridad de condiciones con los holandeses que le bloqueaban la salida. El resultado es la derrota de la flota española, que perdió 43 buques. A pesar de ello, se consiguió llevar los refuerzos y los dineros al ejército de Flandes.
    En esta batalla de las Dunas, la real de Oquendo se defendió tan bravamente que pudo alcanzar Mardique, siempre reciamente acosado. Cuando se reprochó al almirante holandés de no haberla apresado, respondió "La capitana Real de España con don Antonio de Oquendo dentro, es invencible". Echó ésta a pique a varios buques enemigos, y cuando entró en puerto pudieron contarse en ella 1.700 balazos de cañón, de diferentes calibres. Durante muchos días hubo que estar dando a las bombas de achique y tapando boquetes, pero al fin fue salvado el galeón “Santiago”. La salud de Oquendo quedó profundamente quebrantada; llevaba más de cuarenta días sin desnudarse y alta fiebre le devoraba. No pudo recuperarse por completo. Dijo "Ya no me falta más que morir, pues he traído a puerto con reputación la nave y el estandarte".
    Volviendo a España en marzo de 1640, al estar cerca de Pasajes, donde tenía su casa, al verle tan enfermo, le aconsejaron que entrase en el puerto y que se pusiese en cura. Contestó: <<La orden que tengo es de volver a La Coruña; nunca podré mirar mejor por mí que cuando acredite mi obediencia con la muerte>>.
    En La Coruña quedó postrado en el lecho y la enfermedad se fue agravando más y más. Falleció el 7 de junio, cuando rompía el fuego la artillería de los buques en salvas por la salida del Santísimo en la procesión del Corpus. Oquendo, al oír el tronar del cañón, saltó de la cama, gritando a grandes voces: "¡Enemigos! ¡Dejadme ir a la capitana, para defender la armada!"



    http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_de_Oquendo


    Vale la pena leer su famosa arenga a la tropa y marinería:

    http://books.google.es/books?id=mPmb...UOM3T1Gs&hl=es

  5. #5
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    D. Andrés de Urdaneta y Zerain (1507 Ordicia-Guipúzcoa - 1568 México)

    Andrés de Urdaneta nació en Ordizia a finales de 1507 o principios de 1508, contra lo que afirman sus biógrafos más antiguos, que lo hacen una década más viejo. Pero él mismo dirime la cuestión en su carta al rey de 28 de mayo de 1560: "y dado que según mi edad que pasa de 52 años".
    Sus padres, Juan Ochoa de Urdaneta y Gracia de Cerain, pertenecían a la burguesía goierritarra. El padre fue alcalde de Villafranca en 1511, y la madre al parecer tendría relación familiar con el sector de las ferrerías, a la luz de su parentesco, según Velasco, con Legazpi, y el reconocimiento por Urdaneta de Andrés de Mirandaola como sobrino suyo. Aunque la tradición ordiziarra ubica su cuna en el caserío Oianguren, parece más lógico suponer que su casa natal se hallaba en el casco de la villa; Isasti reseña, en 1625, la existencia de una casa 'de Urdaneta'.
    Se desconoce lo referente a su educación, pero a la vista de los resultados, ésta hubo de ser esmerada, especialmente en las ciencias exactas. Cuando embarcó por primera vez con 17 años, era ya una persona con una caligrafía cuidada y que redactaba con gran soltura. Sus escritos evidencian grandes dotes de observación y una memoria excepcional.
    Urdaneta era profundamente bilingüe: escribía en castellano lo que pensaba en euskara. Sus escritos, en un castellano trufado de léxico de otros romances vecinos, resultan a veces difíciles de entender sin recurrir al euskara, del cual traslada construcciones sintácticas y locuciones.
    Recibió su bautismo de mar en la expedición de Loaysa que Carlos V envió a la Especiería (Molucas) en 1525, en la carrera que Castilla y Portugal mantenían por el dominio de aquellas islas de enorme valor económico. El responsable náutico de la expedición era el circumnavegador Elcano, que mandaba la nao Sancti Spiritus, en la que embarcó Urdaneta, en un cargo sin especificar pero de responsabilidad.
    Aunque se ha conjeturado, dada su edad, que embarcó como grumete o paje, las funciones que realizó nunca fueron tales: firmó como testigo documentos trascendentales como el testamento de Elcano, asumió pronto diversas responsabilidades y criticó, acertadamente, varias veces en su diario a su jefe directo por su gestión náutica.
    La expedición, compuesta de 7 naves, zarpó el 24 de julio de 1525 de La Coruña. Tras graves vicisitudes en el estrecho de Magallanes y la pérdida de 6 naves por razones varias y de casi todos los dirigentes por enfermedad, arribó a Mindanao con una sola nave el 6 de octubre de 1526 bajo el mando de Carquizano, para posteriormente dirigirse a Molucas.
    Urdaneta permaneció 9 años en estas islas, demostrando sus dotes de diplomático, estratega y observador. Allí adquirió, del fracaso de los intentos de retornar a América por el Pacífico y de su trato con navegantes asiáticos, conocimientos sobre el clima y la navegación local que resultarán cruciales para el tornaviaje de 1565.
    El 22 de abril de 1528, Carlos V vendió a Portugal sus pretendidos derechos sobre las Molucas; al saberlo, varios años más tarde, los pocos castellanos que allí quedaban negociaron con los portugueses su retorno. Urdaneta partió de allí el 15 de febrero de 1535, arribando a Lisboa el 26 de junio de 1536. A su llegada, los portugueses le requisaron toda la documentación de que era portador, que incluía los derroteros de los viajes de Loaysa y Saavedra, mapas y "otras memorias y escripturas, lo cual tomo la dicha Guarda Mayor sin auto de escribano, ni nada, sino así de hecho".
    Tras huir de Portugal por indicación del embajador español, el 26 de febrero de 1537 entregó en Valladolid un relato del viaje, hecho de memoria, que refleja sus dotes de observación, el gran conocimiento de las islas y su interés por los rendimientos de aquellas.
    Por aquellas fechas le contactó Pedro de Alvarado, para que le acompañase en una nueva expedición desde la Nueva España. Para ello zarparon de Sevilla el 16 de octubre de 1538, pero a su llegada a México quedó en suspenso por las malas relaciones de Alvarado y el virrey Mendoza. La muerte de Alvarado dejó definitivamente esta expedición en manos de Villalobos, que volvería a fracasar en el intento de tornaviaje.
    Urdaneta permaneció en México ocupándose de cometidos de responsabilidad, como la investigación sobre la fracasada expedición de Cabrillo a la costa californiana en 1542. Por estas fechas escribe un relato sobre variados temas como la navegación por el Caribe, la formación de los ciclones tropicales, la reproducción de las tortugas marinas o la curación de las fiebres tropicales. En 1547 se le encomendó la organización de una armada para pacificar el Perú, pero el éxito de Lagasca hizo innecesaria la expedición.
    El 20 de marzo de 1553, en México, Urdaneta ingresó en la orden de los agustinos, muy implicados en la educación de las élites indígenas. No hay muchos datos acerca su actividad religiosa pero sí sabemos que perseveró en sus actividades náuticas, ya que participó en la fracasada expedición de Tristán de Luna y Arellano a Pensacola en 1559, y mantuvo estrechas relaciones con su posterior conquistador, Pedro Menéndez de Avilés.
    El 24 de septiembre de 1559, Felipe II ordenó al virrey Luis de Velasco el envío de una expedición a las Filipinas y disponía la participación Urdaneta como máximo experto náutico de lo que ya se proyectaba como una ruta estable. Existen controversias sobre el destino final de esta expedición, pero la documentación existente permite establecer que las pretendidas contradicciones se debían muy posiblemente a una maniobra de enmascaramiento destinada a no despertar las suspicacias portuguesas.
    Felipe II sabía, puesto que fue informado de ello, que las Filipinas caían en la demarcación portuguesa según el Tratado de Tordesillas, pero también era sabedor de que en Filipinas no había portugueses.
    Para consolidar el dominio de Filipinas y establecer un puente comercial con China era imprescindible, sin embargo, hallar una ruta de retorno a través de Pacífico hasta Nueva España. Cinco intentos anteriores de tornaviaje habían fracasado y Urdaneta era el hombre clave para resolver el desafío.
    La expedición zarpa, al mando de Legazpi, el 21 de noviembre de 1564 del puerto de La Navidad, en Nueva España. Siguiendo una de las tres alternativas propuestas por Urdaneta, navegó por la ruta más ecuatorial, bien conocida porque ya la habían usado para la ida Saavedra y Villalobos.
    Urdaneta dio pruebas sobradas de la precisión de sus cálculos y su conocimiento del inmenso Pacífico. El 21 de enero de 1565 avisaba de la proximidad de la isla de Guam, avistada al día siguiente; los pilotos de la expedición creían estar ya en Filipinas, a donde no llegarían hasta el 13 de febrero.
    A su llegada, exploraron diversas islas del archipiélago filipino en busca de un asentamiento definitivo. El 15 de marzo de 1565, mientras continuaban con sus exploraciones, fondearon en Bohol, por la gran cantidad de madera existente en ella, para reparar la nao San Pedro destinada a efectuar el tornaviaje.
    Los informes favorables de la fragata enviada al efecto indujeron a Legazpi a elegir Cebú como emplazamiento final de los expedicionarios que permanecerían para iniciar la conquista. La flota se trasladó allí el 27 de abril y Urdaneta fue el primero en ir a tierra para negociar con los nativos por sus conocimientos lingüísticos (al parecer, hablaba fluidamente el malayo, lengua de relación en buena parte del Sudeste asiático, además de tener conocimientos de varias lenguas locales más).
    Establecido el asentamiento definitivo en Filipinas, sólo restaba descubrir la ruta que permitiera la conexión estable con la Nueva España.
    EL TORNAVIAJE
    El regreso de Filipinas a México en 1565 marcó un hito en la historia de la navegación. Se trataba del viaje más largo, 7.644 millas, navegando por una ruta desconocida, de los realizados hasta entonces.
    Un viaje de tanta transcendencia se ejecutó bajo el mando de un muchacho de 18 años, Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi, y la dirección técnica de un fraile de 57 años, Urdaneta. Sólo la confianza que inspiraba éste puede explicar lo que, en cualquier otra circunstancia, hubiera sido una temeridad suicida.
    La nao San Pedro zarpó de Cebú el 1 de junio de 1565, aunque la navegación transpacífica propiamente dicha comenzó el día 9 al salir del estrecho de San Bernardino.
    Impulsados por el monzón de verano, hasta el 4 de agosto navegaron al nordeste buscando la corriente del Kuro-Shivo que los impulsaría hasta Acapulco; ese día alcanzaron por primera vez los 39º de latitud norte en una longitud de 170º oeste. Posteriormente, descendieron a los 32º N, y volvieron a subir a los 39º 30' N el 4 de septiembre. Ni estos dos 'picos' que prolongaban 'innecesariamente' la navegación fueron casuales: Urdaneta intentaba verificar la longitud, coordenada indomeñable por entonces pero imprescindible para cruzar el Pacífico transversalmente.
    Sus cálculos resultaron más que atinados ya que el piloto Espinosa, al concretar la primera estimación de distancia al continente americano, anota en su diario que Urdaneta calcula estar a 270 leguas del actual Cabo Mendocino, una distancia que se verificará tras los posteriores 15 días de navegación. Navegando exclusivamente por estima, tras 7000 millas sería imposible lograr tal precisión.
    El 18 de septiembre avistan la isla californiana de Santa Rosa con lo que culminaban la primera travesía del Pacífico de oeste a este. A partir de ese día, con una tripulación agotada pero no sin verse apremiados por el hambre o la sed, descendieron a buena velocidad costeando hasta el destino elegido por Urdaneta, Acapulco, a donde arribaron el 8 de octubre.
    No sólo se deshizo el extendido mito de su imposibilidad, sino que fue un tornaviaje rápido y sin contratiempos, en el que nada se improvisó. Los frutos directos de aquel viaje perduraron hasta marzo de 1815 en que zarpó el último galeón de Manila; los indirectos, se siguen materializando en una de las principales rutas marítimas del mundo moderno.
    Tras la llegada del Tornaviaje a la Nueva España y prestar declaración ante la Audiencia, Urdaneta se embarcó con destino a Castilla para rendir cuentas ante Felipe II.
    Ya en Castilla, nuestro hombre redactó el documento “Parecer del P. Andrés de Urdaneta”, sobre la posesión de las islas de acuerdo a los términos del Tratado de Tordesillas, el 8 de octubre de 1566.
    Cumplido este trámite y con la venía del Consejo de Indias, regresó al convento de San Agustín de México donde falleció el 3 de junio de 1568.

    http://www.andresurdaneta.org/antbus...=1754&sesion=1

  6. #6
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    D. Juan de Urbieta Berástegi y Lezo

    Juan de Urbieta Berástegui y Lezo (Hernani, ? - Hernani 1553) fue un soldado de infantería vasco que alcanzó gran fama y notoriedad por haber hecho prisionero al rey Francisco I de Francia en la Batalla de Pavía que se libró entre españoles y franceses el 24 de febrero de 1525.
    Rodeados por las tropas imperiales, el rey de Francia y su escolta que combatían a pie, intentaron abrirse paso rompiendo el cerco. De pronto, Francisco cayó del caballo, y al erguirse, se encontró con un estoque en su cuello. Era el soldado Juan de Urbieta que lo hacía preso. Diego Dávila, granadino, y Alonso Pita da Veiga, gallego, se juntaron con su compañero de armas. No sabían a quien acababan de apresar, pero por las vestimentas supusieron que se trataría de un gran señor. Informaron a sus superiores. Aquel preso resultó ser el rey de Francia.
    Urbieta obtuvo fama y honores a raíz de aquel suceso. El emperador Carlos I concedió a Urbieta un escudo de armas y un diploma acreditando sus méritos. Fue ascendido a Capitán de Caballería y obtuvo los títulos de Caballero de la Orden de Santiago y Contino de Su Majestad. Por otro lado el propio Francisco I escribió una carta a Urbieta agradeciéndole su comportamiento durante la captura y el haberle permitido salvar la vida.[1]
    Murió el 15 de agosto de 1553 en su Hernani natal y fue enterrado al pie del presbiterio de la iglesia parroquial. Siglos más tarde sus restos fueron profanados por soldados franceses durante la Guerra de la Independencia. Llevan su nombre la principal calle de su ciudad natal así como una céntrica avenida de San Sebastián y una importante calle de Madrid.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Urbieta

  7. #7
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Antonio de Gaztañeta e Iturribalzaga (Motrico 1656 - Madrid 1728)

    José Antonio de Gaztañeta (o Gastañeta) e Iturribalzaga (Motrico, 1656 - Madrid, 1728) fue un marino, militar y constructor naval español.
    Aunque fue un destacado marino y militar, Gaztañeta trascendió principalmente por su gran aportación a la construcción naval en España. Fue un innovador y un precursor en el campo de la construcción naval, destacando el enfoque científico que aportó a esta actividad.
    Escribió tres obras fundamentales: Arte de fabricar reales, Proporción de las medidas arregladas a la construcción de un bajel de guerra de setenta codos de quilla y Proporciones de las medidas más esenciales para la fábrica de navíos y fragatas. Estas tres obras y la práctica que desarrolló en los astilleros cántabros y vascos durante muchos años, permitieron racionalizar la fabricación de navíos en los astilleros y sentaron las bases de la construcción naval española a lo largo del siglo XVIII. Gaztañeta tuvo una gran influencia en la arquitectura naval del siglo XVIII, ya que modificó las medidas y traza de los navíos de combate de la Armada española, que pasaron a ser más largos. Muchos de los elementos aportados por Gaztañeta también serían a su vez copiados por ingleses y holandeses.



    Origen e inicios [editar]

    Antonio Gaztañeta nació en 1656 en la localidad vasca de Motrico en una familia vinculada por tradición a la mar. Su padre, Francisco de Gaztañeta, era un marino de la Carrera de Indias. Antonio fue bautizado en la iglesia parroquial de Motrico el 11 de agosto de 1656. A los 12 años (1868) embarcó por primera vez en un galeón rumbo a las Indias. Luego realizó algunos estudios, principalmente de matemáticas, y a los 16 años se embarcó en el navío Aviso, que mandaba su padre, en viaje a Veracruz. En la ciudad mexicana falleció su padre, y el joven Antonio tuvo que asumir la dirección del navío en su viaje de regreso a Europa. El joven marino condujo a su nave sin percance alguno de vuelta, comenzando una exitosa carrera como piloto naval.
    En 1684, con 28 años de edad, había completado ya once viajes de ida y vuelta a América (Buenos Aires, Tierra Firme y Nueva España) sirviendo en la Flota de Indias. Ese año ingresó en la Armada del Mar Océano, encargándose del trazado y dirección de las derrotas. Tras dos años obtuvo el título de Piloto Mayor con el empleo de capitán de mar.

    Almirante de la Armada y tratadista [editar]

    En 1687 se trasladó a Colindres (Cantabria), donde dirigiría la construcción de una capitana real. En estos años en Cantabria escribe su primer gran tratado sobre construcción naval: Arte de fabricar reales.
    A partir de 1691 se estableció en Cádiz. Nombrado capitán de mar y guerra de la Capitana Real, sirvió en el Mediterráneo en operaciones combinadas con las escuadras aliadas de ingleses y holandeses. Fue ascendido a Almirante y algo después a Almirante Real de la Armada, sin dejar por ello el cargo de piloto mayor. Entre 1694 y 1695 participó en una campaña naval por el Mediterráneo. Su pericia como navegante se puso de manifiesto cuando, conduciendo una Armada que regresaba de Nápoles, burló hábilmente a la escuadra francesa del Mariscal Tourville, emboscada a la altura de Mahón, librando así a sus naves de un encuentro desigual. En 1696 sirvió en Canarias y entre 1700 y 1701 en la operación que desalojó a los escoceses que habían ocupado Darién. Durante este periodo escribió la obra Norte de la Navegación hallado por el Cuadrante de Reducción, publicado en Sevilla en 1696. Esta obra fue la que introdujo el uso del cuadrante en España. Es un tratado basado en el que publicó unos años antes el francés Blondel de Saint-Aubin. En esta obra Gaztañeta estudió las posibilidades prácticas del cuadrante. A partir de su publicación, el uso del cuadrante se extendió en la Marina Real española. Así, el censor de la obra describía a Gaztañeta como el primero de nuestros compatriotas que escribió un método fácil de navegar. También apareció en esa época (1697) Cuadrante Geométrico Universal para la Conversión Esférica a lo Plano, aplicado para el arte de Navegar, un tratado sobre las cartas esféricas.

    Constructor naval durante la Guerra de la Sucesión [editar]

    En 1702 estalla la Guerra de la Sucesión Española, que se prolongará hasta 1713. Durante este periodo Gaztañeta ejercerá diferentes cargos ligados a la construcción naval, contribuyendo de esa forma a la causa del pretendiente borbónico al trono Felipe.
    En 1702 fue nombrado Superintendente de Fábricas y Plantíos de la Costa Cantábrica, cargo por el que se encarga a Gaztañeta la gestión de los astilleros y plantaciones de madera de Cantabria. Antonio Gaztañeta centralizó la construcción naval de Cantabria en el astillero de Guarnizo y ordenó su traslado a otra ubicación cercana. Fue en torno a esta nueva ubicación donde surgió un nuevo pueblo que, con el paso de los años, acabaría convirtiéndose en El Astillero[1], por lo que se puede considerar a Gaztañeta como el fundador de esta localidad cántabra.
    Luego marchó al País Vasco, donde dirigió la construcción de numerosos barcos en Amorebieta, Pasajes y Orio. Destacó el galeón El Salvador de 74 cañones contruido en Amorebieta y seis navíos de revolucionaria factura que construye en Orio. Durante este periodo fue también elegido alcalde de Motrico y se encargó de reconocer las defensas de los puertos vizcaínos ante la amenaza de invasión existente.
    Su segundo gran tratado de construcción naval se escribe durante esta época: Proporción de las medidas arregladas a la construcción de un bajel de guerra de setenta codos de quilla, publicado en 1712.

    Guerra de la Cuádruple Alianza [editar]

    La Guerra de Sucesión Española se prolongó hasta 1713. Puso final a la guerra la firma del Tratado de Utrecht (1712-1714). A los pocos años de su firma, el rey de España Felipe V, influenciado por su nueva esposa Isabel de Farnesio, modificó su política exterior, rechazando los acuerdos firmados en Utrecht, y se lanzó a la recuperación de los territorios italianos cedidos por España a la Casa de Saboya y Austria. La idea era crear estados satélites de España gobernados por los hijos de Isabel y Felipe, en Sicilia y Cerdeña. En 1717 las tropas españolas ocupan Cerdeña, evitando su paso a manos austríacas. Ante esa flagrante violación del Tratado de Utrecht, Gran Bretaña, Francia, los Holanda y Austria firmaron la Cuádruple Alianza contra España. Al año siguiente, España se lanzó a la ocupación de Sicilia, que debía pasar a Saboya.
    Antonio Gaztañeta tuvo un papel destacado en esta guerra. En octubre de 1717 fue nombrado Comandante general de los jefes de Escuadra de la Armada y Ejército del Mar Océano. Su cometido comenzó con la realización de un viaje a las Provincias Unidas para comprar navíos para la Armada. A su vuelta le fue confiado el mando de la escuadra que debía transportar al ejército de 30.000 hombres del Marqués de Ledé a la conquista de Sicilia. La escuadra confiada a Gaztañeta estaba formada por 40 navíos de guerra y 399 barcos de transporte. Tras desembarcar a las tropas del Marqués de Ledé en Sicilia, que se hicieron con el control de la isla, la escuadra de Gaztañeta esperaba fondeada en el Cabo Passaro cuando fue atacada por la escuadra británica del almirante Byng. El ataque británico pilló a Gaztañeta y a sus hombres por sorpresa, ya que no se había realizado una declaración previa de guerra entre ambos países. La batalla de Cabo Passaro, el 11 de agosto de 1718, supuso la destrucción casi total de la escuadra española que apoyaba al ejército de ocupación de la isla. Este hecho, unido a la invasión del norte de España por la Cuádruple Alianza, forzaron en 1720 a la firma de un nuevo tratado por el que España ponía fin a sus pretensiones en Italia.
    La batalla del Cabo de Passaro fue un desastre para la Armada Española. A la altura de Siracusa avistaron la escuadra británica, pero Gaztañeta cometió el grave error político de no prever que la escuadra inglesa fuese capaz de atacarles, ya que por aquel momento no existía una declaración de guerra entre ambos países. Cuando la declaración de guerra se produjo por sorpresa, la escuadra española se encontraba fondeada en el Cabo de Passaro en inferioridad numérica, sin posibilidad de ponerse en correcto orden de batalla y con la dirección del viento en contra. La derrota fue total, sólo cuatro navíos y algunos barcos menores lograron escapar. Gaztañeta luchó con bravura, pero tuvo finalmente que rendirse al encontrarse su navío desarbolado, 200 hombres de su tripulación muertos y él mismo herido en una pierna. Al poco tiempo fue liberado y regresó a España, donde siguió sirviendo en la Armada. A pesar de haber sido severamente derrotado, se consideró que su actuación no fue negligente, dadas las condiciones en las que se produjo su derrota con un comportamiento deshonroso por parte británica.
    Tras recuperarse de sus heridas, volvió a su labor de constructor naval y publicó su última gran obra sobre el tema Proporciones de las medidas más esenciales para la fábrica de navíos y fragatas, que vio la luz en 1720. Ese mismo año fue ascendido a teniente general. En 1721 se hizo pública una Real Cédula por la que se debían observar en la península y en ultramar las reglas para la construcción de bajeles dadas por Antonio de Gaztañeta.

    Flota de Indias [editar]

    Los últimos años de su vida los pasó al mando de la Flota de Indias, al frente de la cual obtuvo un resonante éxito. Entre 1726 y 1727 logró traer a España 31 millones de pesos burlando la vigilancia inglesa, que trató de bloquear el paso de la Flota de Indias. En una hábil maniobra Gaztañeta condujo a la flota por entre las naves enemigas aprovechando la noche y logró conducirla íntegra hasta un puerto gallego. El Rey Felipe V premió a Gaztañeta por este hecho con la concesión de una renta vitalicia de 1.000 ducados anuales para él y 1.500 ducados para su hijo. Sin embargo, el marino vasco no pudo disfrutar de ella, ya que murió repentinamente en Madrid el 5 de febrero de 1728, no mucho después de regresar de su último viaje.
    A lo largo de su vida estuvo casado dos veces, primero con Petronila de Segovia, y tras la muerte de ésta, en 1716 desposó en segundas nupcias a la donostiarra Jacinta de Urdinso.
    El insigne científico y marino Cosme Damián Churruca (1761-1805) fue familiar de Gaztañeta. Existen calles en su honor en Motrico, Bilbao y San Sebastián

    http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Gazta%C3%B1eta

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    D. Diego de Gardoki y Arrikibar (1735 Bilbao - 1798 Madrid)

    Don Diego María de Gardoqui y Arriquibar (b. November 12, 1735, Bilbao, Spain (en calle La Ribera esquina Santa María) - d. 1798, Madrid, Spain) Gardoqui-Gardoki Translation: Basque - Fernery (from "garo"- fern, and "toki" - place) was a Spanish-born politician and diplomat.



    [edit] Biography


    Gardoqui from Collection of Palace of the Governors, New Mexico.


    Diego de Gardoqui, the fourth of eight children, was the financial intermediary between the Spanish Court and the Colonies during the American Revolutionary War, meeting with John Jay on various occasions. The mercantile business of "José de Gardoqui e Hijos" in Bilbao (of which Diego was one of three sons in a partnership with their father) supplied the patriots with 215 bronze cannon - 30,000 muskets - 30,000 bayonets - 51,314 musket balls - 300,000 pounds of powder - 12,868 grenades - 30,000 uniforms - and 4,000 field tents during the war. After the Revolution he became Spain's envoy to the United States. He arrived in New York in the Spring of 1785. In the summer of 1786, he and Jay, who was Secretary for Foreign Affairs under the Articles of Confederation, worked up a treaty in which the United States would receive a commercial treaty with Spain in exchange for giving up its claims to free navigation of the Mississippi. Although Jay backed the treaty, congress never ratified it.
    Gardoqui continued as Spain's Minister to the United States until his death in 1798. He attended George Washington's inaugural address and pronounced it "an eloquent and appropriate address." In honor of the inauguration, Gardoqui decorated the front of his house on Broadway in New York City, near Bowling Green, "with two magnificent transparent gardens, adorned with statues, natural size, imitating marble. . . . There were also various flower-pots, different arches with foliage and columns of imitation marble, and on the sky of these gardens were placed thirteen stars, representing the United States of America--two of which stars showed opaque, to designate the two States which had not adopted the Constitution."
    In the early years after the Revolutionary War when congress and the president resided in New York City, Gardoqui's house was also the meeting place of the first Catholic dignitaries representing their countries. There Mass was said for the congregation composed of such men as representatives of France, Spain, and Portugal, as well as Charles Carroll, his cousin Daniel, and Thomas Fitzsimmons, Catholic members of Congress, officers and soldiers of the foreign contingent, merchants and others. Diego de Gardoqui laid the cornerstone of St. Peter's, the first permanent structure for a Catholic church erected in the State of New York, on October 5, 1785. The church first opened on November 4, 1786.
    Because Spain was in control of the Louisiana Territory, Gardoqui worked to protect the King's interests on the Mississippi River. Various factions in Kentucky were frustrated with congress' refusal to allow them statehood. Gardoqui worked with John Brown and General James Wilkinson in 1788 to procure a treaty between Kentucky and Spain concerning navigation on the River. In the end, of course, Kentucky joined the United States and there was no separate treaty. Gardoqui also worked with Colonel George Morgan and Benjamin Harrison in 1788 and 1789. They had been attempting to buy land in Illinois from the United States government with no success. Morgan and Gardoqui worked out an agreement whereby 15 million acres west of the Mississippi, south from its junction with the Ohio, and north of the St. Francis River would be deeded to American settlers. Morgan was to be the commander of the colony, subject to the king of Spain. Settlers would have religious freedom and some degree of autonomy. The new colony was to be called "New Madrid." However, the Spanish governor at New Orleans, although somewhat in favor of the project, refused to allow self government and required that all settlers be Catholic, and the settlement never saw fruition as a Spanish colony.
    On July 7, 1794, during the Council of State held in Philadelphia, Diego de Gardoqui made the following statement: "The worst misfortune that could befall Spain would be that the new dominion (the United States) should unite with England to work in common accord against the Spanish monarch."
    George Washington said of Gardoqui on August 10, 1790, "... no man in his most Catholic Majesty's dominions could be more acceptable to the Inhabitants of these States."
    To see the statue of Diego de Gardoqui by Luis Antonio Sanguino on Logan Square in Philadelphia, given to the city by King Juan Carlos of Spain as part of the United States Bicentennial celebration.
    He was a member of the wealthy Gardoqui family of Bilbao, Spain. He was of Basque descent.[1] He married Brígida Josefa de Orueta y Uriarte on December 6, 1765, in Vitoria, Spain.

    He served under the Bourbon kings Charles III of Spain and Charles IV of Spain. Gardoqui, as a Spanish diplomat, operated under the ministry of Count Floridablanca. He became Finance Minister in 1791, as Minister Pedro López de Lerena, Count of Lerena, suffered an important illness. Gardoqui was officially named Finance Minister after the death of Count de Lerena, in 1792.
    Gardoqui was the Spanish counterparty to the Jay-Gardoqui Treaty of 1789, negotiated by John Jay of the United States, relating to the navigational rights of Spain in the Mississippi River.[2] Gardoqui, in 1785-86, had arranged for a Spanish horse to be sent to Jay.[3][4]
    In 1785, Gardoqui laid the cornerstone of the first Catholic Church in New York City, St. Peter's on Barclay Street.[5]
    After Gardoqui returned to Spain in 1788, he was later succeeded in the United States by two diplomats, José de Jaudenes y Nebot and José Igancio de Viar (serving as chargés d'affaires to the U.S.), both of who had served on Gardoqui's own staff during his 1785-1788 tenure.[6]

    [edit] Tributes to Gardoqui


    Philadelphia statue of Gardoqui by Sanguino


    There is a Calle Gardoqui in Bilbao, Spain, but this has been named after his brother, Cardinal Francisco Gardoqui (1747-1820).[7]
    The city of Constitución, Chile was originally named Nueva Bilbao de Gardoqui in his honor.
    There was a World War II-era ship in the United States Navy, the USS Guardoqui [sic] that honored the Gardoqui family of Bilbao, Spain. It, in turn, had been named for a U.S. ship, the USS Gardoqui, that had seen action in the Spanish American War.
    In 1977, the Spanish Crown, in commemoration of the Bicentennial of the United States, presented a statue of Don Diego de Gardoqui, crafted by Spanish artist Luis Antonio Sanguino (b. 1934, Barcelona, Spain), to the City of Philadelphia.[8] The statue currently stands in Logan Square

    http://en.wikipedia.org/wiki/Don_Diego_de_Gardoqui

  9. #9
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. José de Mazarredo y Salazar (Bilbao 1745 - Madrid 1812)

    Teniente general de la Real Armada Española.

    Nació en Bilbao el ocho de marzo del año de 1745.

    Muy joven sentó plaza de guardiamarina en el departamento de Cádiz. y en este empleo embarcó en el chambequín Andaluz, al mando del capitán de fragata don Francisco de Vera.

    En este buque ya se distinguió en la mar, como antes lo había hecho en los estudios, pues en la noche del día trece de abril del año de 1761, impidió que el buque se estrellase contra las Salinas de la Mata, <<por sus acertadas disposiciones y por su firmeza en sostenerlas contra el dictamen de hombres prácticos en la mar, y por su osadía en embarcarse de noche en medio de un fuerte temporal en un pequeño bote, a recoger la lancha perdida y ver de salvar el buque, logró al menos sacar a salvo toda la tripulación de trescientos hombres>> dice Fernández de Navarrete.

    A los doce años de servicios, por el buen concepto en que le tenían sus superiores, fue nombrado ayudante de la mayoría del departamento de Cartagena.

    En el año de 1772, queriendo mejorar sus conocimientos e incrementar su práctica, pidió embarcar en la fragata Venus, que al mando de don Juan de Lángara, había de salir para las Filipinas. Ayudaba al comandante, llevando prolijo diario de navegación con todas las incidencias y observaciones.

    No obstante lo detallado del diario, la situación se llevaba únicamente por estima, mejorada ésta tan sólo con la latitud observada por diferentes métodos usados en la época.

    Mazarredo recordaba unas tablas que había visto en cierta ocasión, en el año de 1767, en una gaceta británica y que no pudo adquirir en Gibraltar, a pesar de las diligencias que efectuó desde Cádiz.

    Estando navegando el día trece de febrero, en una espléndida noche de luna, casi en cuarto creciente, pocos días antes de llegar a al cabo de Buena Esperanza, Mazarredo se fijó en lo bien que destacaban las estrella; la luna estaba cerca de Aldebarán.

    Tuvo de pronto la idea de que podía obtenerse la longitud por distancia de la Luna a una estrella.

    Entre él, Ruiz de Apodaca que estaba de guardia y el comandante Lángara que también contribuyó en ello, una vez que le pusieron en antecedentes de lo que se trataba, observaron simultáneamente: Ruiz de Apodaca la altura de la Luna, Lángara la de Aldebarán y Mazarredo midió mientras tanto, la distancia entre los dos astros.

    Hicieron varias series de observaciones y las trabajaron seguidamente, resolviendo también los necesarios triángulos esféricos; en todo esto tardaron cuarenta y ocho horas y les dio una diferencia en longitud de dos grados al oeste con respecto a la estimada; enmendaron ésta y gracias a ello, a los pocos días, recalaban con toda exactitud en El Cabo.

    Una vez fondeado en la bahía de la Tabla, adquirieron, en unos barcos de la Compañía Británica, los almanaques náuticos de los a los de 1772 y 1773; en ellos se daban las distancias lunares a las estrellas zodiacales cada tres horas del meridiano de Greenwich, y ya con este auxilio obtuvieron más fácilmente la longitud por observación, durante todo el viaje hasta Manila y a su regreso.

    El abate Lacaille, en su tratado de Navegación de 1752, ya había expuesto el método de hallar la longitud por distancia de la Luna al Sol y a las estrellas zodiacales y no es menos cierto que lo empleaban los británicos desde el año de 1767 y que también años antes se habían impreso en Madrid un método de hallar la longitud en la mar, pero el no conocer Mazarredo estos antecedentes hace que suyo sea también el mérito de descubrimiento tan importante.

    El mencionado tratado de Lacaille no lo tuvo en sus manos, hasta después de su viaje de regreso de Filipinas.

    En el año de 1774, realizó otro viaje en la fragata Rosalía, también a las órdenes de Lángara, viaje que tenía por objeto experimentar todos los procedimientos de navegación conocidos hasta la fecha, especialmente los de calcular la longitud.

    En este viaje acompañaban a Mazarredo otros brillantes oficiales de la Armada como eran Apodaca, Varela y Alvear.

    Situaron con toda exactitud la isla de la Trinidad de los mares del Brasil y reconocieron la isla de Asunción, al oeste de aquella, a unas cien leguas en dirección a la costa.

    En el año de 1775, concurrió a la malograda expedición contra Argel, como ayudante del mayor general de la escuadra del marqués de González de Castejón.

    Se asegura que fueron obra suya los planes de navegación, fondeo y desembarco de los veinte mil hombres del ejército, a las ordenes del general O’Reilly.

    Aunque malograda, esta expedición fue timbre de gloria para la armada, ya que gracias a su protección denodada, el reembarque no se convirtió en un clamoroso desastre.

    Por los servicios distinguidos en esta campaña, el rey confirió a Mazarredo el cargo de alférez de la compañía de guardiamarinas de Cádiz, y en sus sucesivos empleos, de capitán de fragata y de capitán de navío, la comandancia de la nueva compañía creada en el departamento de Cartagena.

    En este puesto no sólo atendió a la dirección de la escuela de guardiamarinas, sino que tomó parte activa en la enseñanza de la náutica y la maniobra, escribiendo algunos trabajos orientados al objeto, como la <<Colección de Tablas para los usos más necesarios de la navegación>>.

    En el año de 1778 se le dio el mando del navío San Juan Bautista, destinado a prácticas de guardiamarinas; llevaba y empleaba en sus navegaciones un reloj de longitud de faltriquera construido para él por Arnold en el año de 1776 (el nº 12), que se conservó después en el Museo Naval.

    Obteniendo en estos viajes la verdadera situación de muchos puntos de la costa de España y de Berbería, trabajo que sirvió grandemente a Tofiño, en sus posteriores campañas hidrográficas para levantar las cartas de su <<Atlas Marítimo>>.

    En el año de 1779, siendo mayor general (grado equivalente al de hoy de jefe de estado mayor) de la escuadra del general Gastón, puso en práctica los <<Rudimentos de Táctica Naval>> que había escrito cuando era teniente de navío, así como sus <<Instrucciones de señales>>.

    Su éxito como mayor general lo obtuvo principalmente al año siguiente en la escuadra de don Luis de Córdova, reforzada con seis navíos franceses: por una atrevida maniobra, que todos consideraban temeraria, se apresó el día nueve de agosto a la altura de las islas Azores, un importante convoy británico de cincuenta y tres velas, con mercancías y víveres para su ejército en la lucha contra los independentistas norteamericanos.

    Tres de las fragatas británicas apresadas sirvieron después en la Real Armada Española con los nombres de Colón, Santa Balbina y Santa Paula; con el apresamiento se hicieron casi 3.000 prisioneros.

    Debióse también a Mazarredo la salvación de la gran escuadra hispano-francesa, que esta compuesta por veintiocho navíos y cuatro fragatas españolas y treinta y ocho navíos y veinte fragatas francesas, que escoltaban a un rico convoy de ciento treinta velas, que iba camino de perderse por la inoportuna salida que ordenó el general conde d’Estaing, contra el voto de Mazarredo y que éste pudo subsanar, consiguiendo que arribase la flota a Cádiz, pocos días después de haber salido de ese puerto, ante la amenaza de un fuerte temporal que, una vez transcurrido, hizo caer en la cuenta de lo acertado de su decisión.

    Hay que hacer notar, que Mazarredo no era un adivino, sino que en la Armada Española se habían comenzado a usar los barómetros marinos, que permitían, con una buena lectura de ellos, el poderse anticipar al tiempo venidero a corto plazo.

    En el año de 1781, cruzando la escuadra, al mando todavía del general don Luis de Córdova, por las cercanías de las islas Sorlingas, con tiempo muy duro, el general francés conde de Guichen hizo repetidas veces señales de <<Peligro en la derrota>>.

    Mazarredo, bien impuesto de la situación verdadera por las frecuentes observaciones que efectuaba y meticulosa estima que llevaba realizada, conocedor, pues, de la bondad de la derrota y sabedor del peligro de alterarla, insistió en que se siguiese el rumbo por él trazado.

    Después se vio lo correcto de sus disposiciones; el mismo conde de Guichen llegó a decir ingenuamente al conde Artois que se hallaba en Algeciras: <<Yo no iba a perder una armada que Monsieur Mazarredo salvó>>.

    Al principios del año de 1782, se volvió a poner de manifiesto la pericia marinera de Mazarredo: una escuadra española compuesta de siete navíos y siete fragatas, después de haber escoltado a una expedición de tropas se dirigía a Cádiz.

    Conocedor el mayor general por sus últimas observaciones, de los grandes efectos de las corrientes existentes y conocedor también de la cercanía de un temporal, aconsejó al general las necesarias medidas que éste hizo suyas, tomándose así con toda seguridad la bahía del puerto de Cádiz.

    Tomó parte con la escuadra que bloqueaba a Gibraltar en el ataque de las baterías flotantes y en el combate indeciso que aquella riñó, frente al cabo de Espartel, con la británica del almirante Howe, cuando ésta regresaba al Atlántico, después de haber conseguido entrar el Gibraltar, el socorro que
    tanto necesitaba la plaza.

    Mazarredo, en las cinco horas que duró la acción, como en los combates y navegaciones anteriores, dio prueba de valor y de serenidad.

    A él le cupo gran parte del éxito y adelanto obtenido en la maniobra; quedaron los británicos maravillados de la presteza con que se formó la línea de combate, y como rápidamente se coloco la capitana española en medio de la línea y cerró la distancia la retaguardia.

    Al final de esta campaña, se consiguió la Paz de 1783, siendo ascendido por ello a jefe de escuadra.

    <<Ningún ramo de la marina militar se ocultó a su inteligencia y a su celo>>

    Dio un gran impulso a la enseñanza con ocasión de ejercer las funciones de capitán de las tres compañías de guardiamarinas, las e El Ferrol, Cádiz y Cartagena.

    <<Apenas hubo por entonces expediciones científicas, que no fuese a propuesta suya, o a conveniencia de sus informes>>, una de ellas la del año de 1791, de Churruca, a levantar las costas de las Antillas y Costa Firme.

    En el verano del año de 1785, recibió el encargo de realizar por el Mediterráneo un crucero de estudio práctico, comparativo entre la construcción británica y la francesa, para tal efecto se formó una escuadra compuesta de el navío San Ildefonso, sobre cuyos gálibos había ya informado y la fragata Brígida del tipo británico, y del navío San Juan Nepomuceno y la fragata Casilda del tipo francés.

    Esta campaña duró un año y no se publicaron, desgraciadamente, sus resultados.

    Solamente se conserva la memoria: <<Informe sobre construcción de navíos y fragatas>>.

    Pasó seguidamente a Argel en comisión diplomática, para negociar la paz con la Regencia, a la que se le forzó por los bombardeos de las lanchas cañoneras y bombarderas de don Antonio Barceló.

    En el año de 1789 fue ascendido a teniente general y estuvo algún tiempo en Madrid, dedicado a la redacción de las <<Ordenanzas>>, auxiliado por su inseparable ayudante el capitán de navío Escaño.

    Interrumpió esta tarea al ser nombrado segundo jefe de una escuadra mandada por el marqués del Socorro; embarcó en Cádiz arbolando su insignia en el navío Conde de Regla, pasando después al navío San Hermenegildo.

    Con esta escuadra, en una ocasión salió en persecución de una británica hasta el cabo de Finisterre, quedando después cruzando por aquellas aguas, hasta que se firmó la paz con el Reino Unido de la Gran Bretaña.

    De regreso a Madrid en el mes de abril de 1791 y con ello, con su acierto y constancia acostumbradas, a su tarea de redacción de las <<Ordenanzas>>, auxiliado de nuevo por su <<brazo derecho>>, Escaño, terminándolas en el año de 1793, siendo recompensado por el Rey con una encomienda de la Orden Militar de Santiago.

    En el año de 1795, en guerra con la república francesa, tomó el mando en Cádiz de una escuadra, que debía de unirse a la de don Juan de Lángara, que operaba en el Mediterráneo.

    Pasó después a mandar esta escuadra, al ser nombrado Lángara capitán general del departamento de Cádiz.

    Sus diferencias con el ministro don Pedro Varela, al cesar en el cargo el bailío Valdés, considerando Mazarredo que no se atendía debidamente a los buques, y el haberse negado a ampliar los informes expuesto en circunstancias anteriores, como pretendía Varela, para acusar a Valdés de mala administración, le llevó a tener que presentar la dimisión de su mando, dimisión que fue aceptada, siendo destinado a El Ferrol, con prohibición expresa de pasar a la corte.

    Fruto en parte de la imprevisión del gobierno y también del poco acierto del nuevo almirante, el general don José de Córdova, fue el desgraciado combate del catorce de febrero de 1797 en el cabo de San Vicente, contra una escuadra británica.

    Después del combate fue designado sucesor de Córdova, el anciano general Borja; pero por fortuna los capitanes de fragata Espinosa, Fernández de Navarrete y Salaza, se aventuraron a pedir audiencia a la Reina y deshicieron el error, en el real ánimo, de que Mazarredo tenía trastornado el juicio y expusieron el estado del anciano Borja.

    La Reina acudió al Rey, se dio orden de detener al correo y se nombró a Mazarredo para el mando de la escuadra.

    Recibiendo la orden de dirigirse a Cádiz y de tomar el mando de las fuerzas navales que habían de defender aquel puerto.

    La escuadra estaba compuesta de veinticinco navíos, de los que cuatro eran de tres puentes, once fragatas y tres bergantines; arboló su insignia en el navío de tres puentes Concepción y en menos de dos meses consiguió organizar las fuerzas sutiles, llegando a reunir ciento treinta embarcaciones, al mando de los generales Gravina y Villavicencio, con las que rechazó los ataques del enemigo, como ocurrió en las noches del tres y del cinco de julio de 1797.

    En el año de 1798 salió repentinamente de Cádiz con veintidós navíos, tres fragatas y la Vestal, francesa, para sorprender a una división británica de nueve navíos que cruzaba frente a Cádiz.

    Un temporal del sudeste lo impidió y previniendo que el cuerpo principal de la escuadra enemiga, que se encontraba en Lisboa al mando del almirante Jervis, viniese contra sus fuerzas, se mantuvo frente a la desembocadura del Guadiana, hasta que abonanzó el tiempo y acertadamente, regresó a Cádiz.

    Con arreglo a lo que había previsto, veinticuatro horas después llegaba la escuadra británica con gran superioridad: con cuarenta y dos navíos y varias fragatas y buques menores.

    Nombrado Mazarredo capitán general del departamento de Cádiz y terminadas las obras del nuevo Observatorio de Marina en la Isla de León (San Fernando, 1798), ordenó el traslado del centro en cuestión.

    Además de la sección de efemérides, estableció en él dos talleres de relojes (cronómetros), y uno de instrumentos náuticos, servido por artistas enviados al extranjero por propuesta suya, para que se pusiesen al día en los adelantos de Francia y el Reino Unido.

    A Mazarredo se debe en los sextantes el movimiento del anteojo paralelo al plano del aparato.

    En el año de 1799, mandando la escuadra, pasó con ella al Mediterráneo, sufriendo un violento huracán en el golfo de Vera, uno de esos chubascos conocidos con el nombre de <<fortuna de mar>>, que produjo de desarbolado de varios navíos; pasó a Cartagena donde reparó las averías, con increíble rapidez, gracias a su tesón y al de su mayor general Escaño.

    En unión de la escuadra francesa del almirante Bruix pasó al Atlántico, fondeando en Cádiz y después en Brest.

    En este puerto quedó mandando interinamente la escuadra el general don Federico Gravina, y Mazarredo pasó a París con el almirante Bruix, a concertar las operaciones navales en unión del alto mando francés, y a representar diplomáticamente a España.

    Ante el Napoleón, elevado por entonces al Consulado, tuvo que luchar Mazarredo por los intereses de España, amenazados por la ambición de Bonaparte que quería disponer, para su mejor servicio de las fuerzas navales españolas.

    La firme actitud de Mazarredo disgustó a Napoleón, que le retuvo en París una larga temporada y gestionó cesase en el mando de la escuadra.

    Dócil ya el gobierno español le envió a Cádiz, pretextando que allí hacían falta sus servicios, nombrándosele capitán general de aquel departamento de cuyo cargo tomó posesión el día nueve de febrero del año de 1801.

    Antes de ir a París se la había ofrecido, rehusando el Ministerio de Marina.

    Pero es más; no estando conforme con los sistemas seguidos que hacían experimentase la Armada escaseces y calamidades, que él no podía remediar con su autoridad y no queriendo hacerse solidario del desastre que se preparaba, pidió su separación y cuartel para Bilbao, obteniéndolo el día nueve de febrero de 1802.

    En el mes de agosto de 1804, fue mal mirada su conducta en la corte con motivo de tratar de impedir, los funestos efectos del furor popular y de remediar, los males que traerían consigo la oposición de los intereses locales a los del gobierno.

    Aprovechando lo que en realidad no era sino un fútil pretexto, fue desterrado primero a Santoña y después a Pamplona.

    Es notable que tanto en el destierro como en sus viajes, mantenía una constante inquietud, por las observaciones astronómicas, que hacía tierra a dentro con horizonte artificial de azogue.

    En el año de 1807 se le autorizó a volver a su anterior residencia, donde le sorprendió el movimiento nacional de la Independencia, contra la invasión francesa.

    Napoleón, que conocía su valía, le atrajo a su partido y Mazarredo, cometió la equivocación de aceptar e ir a Bayona, creyendo tener que ceder ante lo inevitable, apartándose así del verdadero camino de los españoles, manchando de ese modo sus méritos anteriores.

    No obstante, el cariño que profesaba a su patria y a la armada, le impulsó a luchar, aún dentro del partido del rey intruso, por aliviar la suerte de muchos pueblos y personas.

    Cuando el ejército británico abandonó Galicia, al perder después de una tenaz lucha la batalla de Elviña, en que cayó el general sir John Moore, los mariscales Soult y Ney ocuparon El Ferrol donde se encontraban, once navíos, cuatro fragatas y algunos otros buques, que estuvieron a punto de ser trasladados a Francia.

    Mazarredo se personó en aquella capital departamental evitando a costa de mucho batallar, que la mayor parte de los buques en cuestión saliesen para Francia, de donde había ya llegado para hacerse cargo de ellos un contralmirante francés, con oficiales y marinería.

    Este importante servicio siempre le fue reconocido a Mazarredo por parte de la Armada española.

    Una vez efectuada su acción, regresó a Madrid, donde le acometió un ataque de gota, que le originó la muerte, siendo el día veintinueve de julio del de 1812.


    http://www.todoababor.es/articulos/bio_mazarredo.htm

  10. #10
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Gaspar de Jáuregui e Izaguirre "El Pastor"

    Héroe de la Guerra de Independencia (1808-1814)

    Jáuregui (D. Gaspar de), natural de Villarreal, llamado vulgarmente el Pastor, por haberlo sido en /170/ su niñez, y el primero que en 1810 se levantó en esta provincia con una partida de otros seis individuos a favor de la independencia nacional. Esta pequeña partida se fue engrosando con el tiempo con voluntarios hasta que llegó a reunir tres batallones completos, cuyo coronel fue, siendo tal la organización militar que adquirieron éstos, que hizo frente con frecuencia a los acreditados generales franceses militantes en el país. Los daños y pérdidas que este intrépido caudillo guipuzcoano les causó fueron de mucha consideración. En la segunda época constitucional se comprometió en el partido liberal, y a la entrada del ejército francés en 1823 en España, habiéndose retirado al interior, obtuvo en Asturias el mando de una brigada. Disuelto entonces el gobierno constitucional, pasó a Francia en calidad de prisionero de guerra, y no regresó a España hasta el mes de Octubre de 1833, en que fue llamado por el Capitán general a consecuencia del alzamiento carlista.
    Mientras duró la guerra civil, ascendió sucesivamente a los grados de Brigadier y Mariscal de Campo con la Comandancia general de la provincia, y hecha la paz fue nombrado segundo cabo de la Capitanía general de las tres vascongadas, en cuyo desempeño murió en Vitoria el día 19 de Diciembre de 1844 a la edad de cincuenta y tres años. Sus restos mortales fueron trasladados por la Diputación de esta provincia a un panteón erigido en la Iglesia parroquial de su pueblo nativo, en memoria de los distinguidos servicios prestados a la Patria.

    http://www.ingeba.euskalnet.net/klas...8/n5164176.htm

    Mucho más y mejor:

    http://www.1808-1814.org/persones/jauregui.html

  11. #11
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Miguel Ricardo de Álava (Vitoria 1772 - Francia 1843)

    Miguel Ricardo de Álava y Esquível, conocido como el General Álava. (Vitoria, 7 de febrero de 1772 - Barèges, Francia, 14 de julio de 1843). Militar, político y diplomático español.
    De familia noble se casó con su prima, descendiente de los Marqueses de Legarda. Cursó los estudios primarios en el seminario de Vergara. En 1785, con sólo trece años, ingresó como Cadete en el Regimiento de Infantería de Sevilla al frente del cual se encontraba su tío José de Álava. Tras el paso por la infantería, en 1790, coincidiendo con el fin de sus estudios, ingresó en la Armada, dando un giro a su carrera militar, posiblemente atraído por la figura insigne de su tío, Ignacio María de Álava, Capitán de navío. Inmediatamente se incorporó a distintos barcos donde participó en múltiples acciones militares de la Escuadra española contra Francia e Inglaterra en Ceuta, el sitio de Toulon e Italia lo que, junto a sus excelentes contactos familiares, le permitieron ascender con rapidez. En 1794 era ya Teniente de fragata.
    Embarcado junto a su tío Ignacio en 1795 en una expedición que pretendía dar la vuelta al mundo, permaneció en América del Sur hasta 1800. De regreso a España cumpliendo las órdenes que había recibido tres años antes, fue apresado por los ingleses. Liberado meses más tarde, en 1801 estaba en la península. En 1802 se encontraba en Cádiz, donde ascendió a Teniente de navío y fue a Madrid, de nuevo bajo las órdenes de su tío Ignacio.
    A su regreso a Cádiz en 1805, se encontró destinado en la flota comandada por el almirante Gravina. Tras un viaje a Martinica, participó en la Batalla de Trafalgar a bordo del Santa Ana, capitaneado por su tío, y sería ascendido de nuevo.

    La Guerra de la Independencia [editar]

    Una vez había solicitado el retiro e instalado en Vitoria, los acontecimientos tras la invasión francesa de la península le hicieron regresar como miembro del ejército de tierra y ser comisionado por las Juntas Generales de Álava para representarlas ante las autoridades españolas y francesas. Fue defensor de la Constitución de Bayona y uno de los firmantes de la misma en nombre de la Marina. Vinculado en sus inicios a los llamados afrancesados, luchó más tarde en el bando patriótico en la guerra de la independencia española, trasladándose desde Vitoria a Madrid para ponerse de parte de los sublevados, destacando en la Batalla de Albuera.
    En la Guerra combatió en Calatayud, Tudela y Extremadura, estando a las órdenes del general Castaños y del Duque de Alburquerque. A finales de enero de 1810 fue comisionado para trasladarse a Portugal, donde se encontraba el general Wellington y comunicarle el sentir de la Junta de Cádiz sobre la difícil situación militar en que se encontraban frente a los franceses. Durante la estancia con el general inglés se trabó una profunda amistad entre ambos que le llevó a permanecer como delegado de las Juntas españolas en las unidades británicas, participando en distintas operaciones entre las que destacó la Batalla de Busaco, gracias a la cual ascendió a Brigadier por recomendación expresa del propio Wellington.
    Arthur Wellesley, nombró a Álava para dirigir las operaciones de sitio de Ciudad Rodrigo a finales de 1811, obteniendo la victoria poco más tarde, en enero de 1812, lo que supuso su ascenso a Mariscal de Campo por orden del 31 de enero del mismo año.
    Tras la retirada francesa, el Mariscal Álava proclamó en Madrid la Constitución de 1812 y se convirtió en Presidente de Gobierno de facto al tomar disposiciones en nombre de las distintas Juntas tales como la amnistía a los colaboradores militares de José I que se entregasen. En el norte proseguían las operaciones militares, en donde siguió dirigiendo distintos ataques, siendo herido en Dueñas. Parcialmente retirado de primera línea, fue proclamado Diputado general de Álava el 23 de noviembre. Repuesto de las heridas, participó en su propia tierra en la Batalla de Vitoria, y nuevamente junto a Wellington, en julio de 1813, se internó en territorio francés persiguiendo al enemigo aún después de acabado el conflicto.Nada más terminar la guerra, y durante el Reinado de Fernando VII, el monarca lo nombró embajador en los Países Bajos a petición de los británicos. Sin embargo, la política represiva iniciada por el propio rey le llevó a ser arrestado en Madrid el 8 de octubre de 1814, siendo acusado de diversos delitos, todos ellos falsos. Salió de prisión el día de Nochebuena del mismo año y, curiosamente, había sido ascendido a Teniente General días antes de levantarse el arresto.
    El 26 de abril de 1815 fue nombrado de forma interina embajador en París con el apoyo explícito de Inglaterra que obtuvo de Fernando VII la autorización para que Álava mantuviese contactos con Wellington en Holanda. Sorprendido por el regreso de Napoleón, marchó con Wellington y tomó parte de la Batalla de Waterloo. De esta manera, se convirtió en la única persona que ha intervenido en las dos más importantes batallas del siglo XIX: en Trafalgar y Waterloo. Tras la derrota del francés permaneció en París como embajador, resistiéndose al relevo en tal puesto por el de la cancillería en Holanda, hasta que finalmente se retiró a Vitoria en 1819 alegando motivos de salud.
    Después fue elegido Presidente de las Cortes Generales en el Trienio Liberal, donde era Diputado por Álava. Durante este periodo también dirigió a la Milicia Nacional. Fue un defensor del restablecimeinto de la Constitución de 1812 y mantuvo su fidelidad al Gobierno aún cuando se produjo la intervención de Francia a través de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Huyó a Cádiz, donde apoyó la destitución de Fernando VII entre los pocos diputados liberales que todavía resistían la ocupación. Fue comisionado para pactar con los franceses las condiciones de la rendición de Cádiz, pero el fracaso de las negociaciones permitió que fuera condenado a muerte. Tras el fin del Trienio huyó a Gibraltar con el apoyo de Wellington, para trasladarse posteriormente a Londres. Permaneció en el exilio, con el apoyo de la Corona inglesa, entre el Reino Unido y Francia, acudiendo a esta última sólo en ocasiones para tomar baños, hasta que en 1833 se le comunicó la firma de una amnistía que le permitía el regreso.

    En el Reinado de Isabel II [editar]

    Durante la Regencia de María Cristina fue embajador en Londres, donde trató de gestionar la intervención de la Cuádruple Alianza de una manera firme y con apoyo económico y militar durantre la guerra carlista en favor de la reina Isabel II, sin conseguirlo plenamente. Aceptó la cartera de Ministro de Marina, cargo que ocupó solamente del 14 al 25 de septiembre de 1835 con el Conde de Toreno. Tras la caída de éste rechazó continuar en el gabinete aunque se lo había ofrecido Mendizábal. Nominalmente fue Presidente del Consejo de Ministros antes de ser nombrado Mendizabal, pero no juró el cargo permaneciendo en Londres. Finalmente, y no muy a su gusto, aceptó ser embajador en París donde presentó un plan para permitir a las tropas cristinas cruzar la frontera francesa en su lucha contra el carlismo y poder reabastecerse en el país vecino, así como impedir los sumnistros que les llegaban a los carlistas.
    En las disputas entre el Partido Moderado y el Partido Progresista, se decantó claramente por aquellos y se opuso a los sucesos de la Granja, así como a las consecuencias jurídicas que se derivaron de los mismos con la aprobación de la Constitución de 1837, que se negó a jurar hasta 1838. De nuevo en la embajada londinense, regresó a España, ya muy enfermo, en junio de 1843, falleciendo un mes más tarde.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_..._de_%C3%81lava

    Más y mejor:

    http://www.1808-1814.org/frames/frammapa.html

  12. #12
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Francisco de Egia y Letona (Durango 1750 - 1827 Madrid)

    Francisco Ramón de Eguía (Durango, Vizcaya, 5 de marzo de 1750 - Madrid, 6 de enero de 1827) fue un militar y político español.
    Inició en 1767 su carrera militar y ya en 1775 tomó parte en la desafortunada expedición enviada por Carlos III a Argel para castigar a los piratas berberiscos. Seis años después participó en la captura española de la colonia norteamericana de Pensacola, hasta entonces británica, en el marco de la intervención hispana en la guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Coronel desde 1792 y brigadier a partir del año siguiente, combatió a la Francia revolucionaria en la guerra de la Convención, motivo por el cual recibió el ascenso a mariscal de campo en 1795. Seis años después estuvo en la expedición militar que luchó contra Portugal en la conocida como Guerra de las naranjas y al año siguiente ascendió a teniente general. En la Guerra de la Independencia desempeñó diversos cargos militares y políticos, el más importante de los cuales fue el de Secretario de Guerra en dos de los gobiernos nombrados por la Junta Central, función ésta que desempeñó entre enero y mayo de 1810.
    Opuesto a las Cortes de Cádiz, defendió la causa absolutista y estuvo presente en 1814 en el primer gabinete del rey Fernando VII, de nuevo como Secretario de Guerra. Continuó desempeñando ese cargo en el siguiente gobierno, encabezado por Pedro Cevallos Guerra, hasta marzo de 1815. Volvió a formar parte de dos gabinetes más: los presididos respectivamente por José García de León y Pizarro y por Carlos Martínez de Irujo, marqués de Casa Irujo, entre junio de 1817 y junio de 1819, siempre encargado de la secretaría de la Guerra.
    Capitán general de Granada a partir de esa última fecha, el triunfo de la revolución que inició en 1820 el llamado Trienio Liberal le obligó a huir a Francia. Desde allí ayudó a enviar guerrillas absolutistas a España, adonde regresó en 1823 tras el final de aquel periodo, pero Fernando VII no volvió a contar con él para ejercer tareas políticas, aunque le recompensó con diversos títulos, como el de Conde del Real Aprecio.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Egu%C3%ADa

    Más:
    http://www.1808-1814.org/frames/frammapa.html


  13. #13
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Gabriel de Mendizábal e Iraeta (Vergara 1765 - Madrid 1838)

    Mendizábal (D. Gabriel de), natural de Vergara fue Comandante del batallón de voluntarios creado por la provincia en 1794 para la defensa del territorio contra los franceses. Concluida la guerra de la república, continuó sirviendo a la patria en la de la Independencia, en la que alcanzó el grado de Teniente general, haciéndose memorable por el valor y serenidad con que en 1809 rechazó en Alba de Tormes los ataques de la caballería francesa, formando cuadro con su división, Después fue nombrado General en jefe de la ala izquierda del cuarto ejército, en cuyo concepto asistió a la batalla de San Marcial de 31 de Agosto de 1813, y mandó una división en la de Tolosa de Francia de 1814. En recompensa de estos servicios obtuvo el año de ..... la merced del título de Castilla con la denominación de Conde del Cuadro, Vizconde de Astorga, estando ya condecorado con las grandes cruces de San Fernando y San Hermenegildo, y murió de edad avanzada en Madrid el año de 1838.

    http://www.ingeba.euskalnet.net/klas...8/n5164176.htm

    Mucho más y mejor:

    http://www.1808-1814.org/frames/frammapa.html
    Última edición por DON COSME; 07/06/2008 a las 22:37

  14. #14
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Nazario de Egia y Sáenz de Buruaga (Durango 1777 - Tolosa 1865)

    Nazario Eguía. (Durango, 27 de julio de 1777 - Tolosa, 1865). Conde Casa Eguía. Militar español.
    Instruido como militar en Zamora, partidario del absolutismo, combatió en la Guerra de la Independencia española y participó en diversas acciones contra el régimen liberal instalado durante el reinado de Fernando VII de 1820 a 1823, lo que le valió las iras de los liberales en la última etapa del rey Fernando que llegaron a atentar contra su vida en 1829.




    Muerto Fernando VII, se alineó en favor del pretendiente Don Carlos, al que sirvió en su Cuartel General. Durante la guerra carlista fue General en Jefe del Ejército del Norte desde 1835 a 1837. Aunque alineado en un principio con las tesis más reaccionarias, se unió al Convenio de Vergara firmado por Maroto y Espartero, manteniendo su rango y distinciones como Teniente General. Poco antes del Bienio Progresista fue elegido Senador Real. Recibió el título de Conde de Casa Eguía.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Nazario_Egu%C3%ADa


    Más en la sección de biografías:

    http://www.1808-1814.org/frames/frammapa.html

  15. #15
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Cristobal de Mondragón y Otalora


    CAPITAN GENERAL DE LAS PROVINCIAS DE
    ZELANDA (1573-76) Y DE LIMBURGO (1578), MDC INF ESP (1582-
    1588), CASTELLANO DE AMBERES (1585-1596), CONSEJERO DE
    GUERRA Y PRESIDENTE DE DICHO CONSEJO EN LOS PAISES BAJOS
    (1582-1596).

    ORÍGENES Y CARRERA MILITAR EN ITALIA (1513-1544).
    De ascendencia guipuzcoana, su familia era originaria de Mondragón, como recuerda
    Insasti (612), emparentada con los Mercado de dicha villa. En cuanto a la fecha de su
    nacimiento, preferimos la anotada por su biógrafo Angel Salcedo Ruiz y consonante
    con la «
    Relación de los españoles en Flandes, hecha el 3.VII.1574», (Nueva Co.Do.In,
    tomo III, Madrid, 1894), donde se dice que servía en Flandes
    «de 30 años continua-
    dos
    »; por lo tanto, desde 1544. Este dato coincide con la afirmación de Coloma de
    que
    «había asistido más de 50 años en Flandes» (en realidad, 52), pero el mismo
    autor dijo que murió a los 92 años de edad, por lo cual se ha venido generalmente
    datando su nacimiento en 1503. Creemos que Cristóbal murió con 81 años
    cumplidos, aunque el contemporáneo y bien informado SgM Alonso Vázquez nos
    desmienta. Y no pudo éste seguir a Coloma pues sabemos, por su propia confesión,
    que hasta 1610 no comenzó a escribir sus voluminosa obra «Los sucesos de Flandes
    y Francia del tiempo de Alejandro Farnese», concluída antes de su muerte cinco años
    después, aunque no se publicara hasta 1880.

    Ignoro si Angel Salcedo resolvió suficientemente la primera etapa —la más oscura—
    de su biografía militar. Hace años consulté en la B.N. de Madrid su libro
    El Coronel
    Cristóbal de Mondragón. Apuntes para su biografía
    (Madrid, Marcelino Tabares,
    1905), pero aquellas notas, escritas con tinta estilográfica, son ahora ilegibles debido
    a que un manchón de café las ha diluído. Apenas puedo leer que Salcedo conoció la
    existencia de una pintura donde se le retrata de cuerpo entero que poseían sus
    descendientes. En todo caso, sabemos que Cristóbal marchó a servir a Italia, quizá
    con 18 ó 19 años, siendo probable que asistiera a la empresa de Túnez (1635) y, de
    regreso en Lombardía, a las operaciones contra los franceses para la liberación de los
    estados saboyanos. Cristóbal era entonces un simple soldado, pero no puede resultar
    muy difícil reconstruir los jalones de su carrera por los grados inferiores de la milicia
    (cabo, sargento, quizá ayudante, etc.) dado que, afortunadamente, disponemos de
    una relación de sus servicios militares que conserva el Archivo Histórico Nacional, en
    Madrid. Algún día la consultaremos.

    EN FLANDES, 1544-1568.
    Sabemos que llegó a Flandes en 1644, donde casaría y pasaría el resto de sus dias,
    salvo dos esporádicos viajes a España (1570-71 y 1579). Allí participó en las guerras
    del Emperador contra Francisco I, que saldaría su hijo Felipe II al derrotarle en San
    Quintín (1557) y Gravelines (1558); batallas a las que asistió como capitán de
    infantería valona. Cristóbal dominaba ya la lengua y, casado con una flamenca,
    estaba plenamente integrado en el país. De hecho, no fue comprendido en la primera
    evacuación de las tropas españolas de aquellos estados —los tercios de Cáceres y
    Navarrete— que en 1561, desde el presidio de Damvillers, abrieron el luego famoso
    «camino español» en sentido inverso y seis años antes al estudiado por Parker.
    Precísamente, Cristóbal sería designado gobernador de aquella plaza, en sustitución
    de Julián Romero, al marchar los españoles de ella. Fue el 24 de enero de 1561,
    aunque no recibiría su título de «Gouverneur, prévôt et capitaine de Damvillers pour
    le roi d’Espagne» hasta el 27 de febrero siguiente. Mantendría su gobierno, durante
    el cual sobrevivió milagrosamente a la voladura accidental del castillo, hasta 1572, en
    que le sucedió su teniente François D'Allamont (1550-1597), capitán de su tercio,
    que desde 1568 era prácticamente su gobernador en ejercicio y a quien, tras su
    muerte, sucedería en el mismo empleo su hijo homónimo (†1616).

    PRIMERA CORONELÍA VALONA (1568-1570).
    En enero de 1568, tan pronto como el Duque de Alba se hizo cargo del gobierno
    efectivo de los Estados de Flandes, le expidió una patente para levar un tercio de 6
    compañías de infantería valona, recibido al sueldo real el 10.III.1568. Tras la
    victoriosa campaña de aquel año, en que fue rechazada la invasión de Luis de Nasau,
    apoyada por protestantes franceses, quedó de guarnición en Deventer y fue
    aumentado a 8 compañías. El 22.IX.1569 se embarcó en Flessinga, con todo su
    tercio, formando la guardia de honor de la Princesa Ana, hija del Emperador
    Maximiliano, que viajaba a España para casar con Felipe II, acompañada por sus
    hermanos los archiduques Alberto y Wenceslao. La expedición desembarcó en
    Laredo (5.X.1569) y de allí marchó a la Corte. Cristóbal visitó después Medina del
    Campo y en Mondragón (1570-71), antes de regresar a Flandes, pero la pista de sus
    hombres se pierde en España. Este fue el primer tercio valón que llegó a la
    Península, inaugurando la tradición —luego inveteramente repetida— de que
    ninguno regresaría jamás a Flandes. Algunos de sus antiguos camaradas quedaron
    en la Corte, sirviendo en la guardia flamenca del rey, otros pasaron a sofocar la
    rebelión morisca de las Alpujarras y muy pocos volvieron, si acaso, años más tarde.

    SEGUNDA CORONELIA VALONA (1572-76; 1578).
    En todo caso, Cristóbal regresó solo a Flandes, donde el duque de Alba le encargó
    enseguida que levantara otro regimiento de infantería valona, también de 6
    compañías, tras la toma de Brille por los confederados (1.IV.1572). Lo hizo en
    poquísimo tiempo, pues según descubrió Guillaume, pasó su primera revista el 12.V.
    1572. En agosto del mismo año fue aumentado a 10 compañías y a finales de 1573,
    aparece ya con 15. El 4.I.1575 eran ya 18 banderas, repartidas entre Breda, Berg-op-
    Zoom (Bergas), Sevenberghe, Steenberg (Estrembergue), la isla de Tholen (Tola), St.
    Martin, el dique Huesden y los fuertes frente a Gertruidenberg; totalizando dichas
    compañías unos efectivos de 2.620 hombres. En septiembre de 1575 tomaron parte
    en el asedio y toma de Zierickzée (junio 1576) y luego se amotinaron; poco antes, el
    15.V.1576, habían pasado revista 2.992 oficiales y soldados, agrupados en 19
    compañías, cuyo coste mensual ascendía a 20.960 florines de de 20 placas (10.492
    escudos). Desde el 1 de octubre, muerto ya Requesens e inutilizado el Consejo de
    Estado que asumió el gobierno, los diputados de los Estados generales habían pedido
    insistentemente la destitución del coronel Mondragón, finalmente apartado del
    mando y reemplazado por Jacques de Glymes, SgM del Regimiento del barón de
    Hèze. El regimiento de Glymes se alineó con los Estados y lucharía en Gembloux
    contra D. Juan (31.I.1578); más tarde, fue enviado de guarnición a Philippeville,
    defendiendo esta imporftante plaza para los Estados, pero acabó capitulando el 21.V.
    1578 y se pasó al partido realista, aunque su mando le fué devuelto a Mondragón. Se
    distinguió en el sitio de Maastrich, tomada al asalto el 29.VI.1579, razón por la que
    Mondragón fué enviado a España para informar al rey; en el entretanto, y en virtud
    del acuerdo de Farnesio con los «malcontents», Farnesio dio su coronelía a Charles
    de Glymes, barón de Florennes (al que nuestros textos citan como Floring), bajo
    cuyo mando aparece con 10 cias en la revista de 10.VIII.1579, pero ya sólamente con
    4 al 3.IX.1580, todas de guarnición en Philippeville, con un coste mensual de 6.343
    florines mensuales para sus 732 hombres, repartidos entre la compañía coronela
    (125) y las de los capitanes Frabrizio Celis (179), Robert de Miruer (191) y Jean de ...
    (ilegible), con 167 hombres. Fue disuelto a la conclusión de la campaña de 1582.

    CASTELLANO DE GANTE Y CAPITÁN GRAL. DE ZELANDA (1573-1576).
    A primeros de 1573, tras la muerte de Jerónimo de Salinas, hermano del famoso
    consejero de Felipe II, Martín de Velasco, el duque de Alba le proveyó la importante
    castellanía de Gante. Sin embargo, no podría asistirla personalmente durante mucho
    tiempo ya que, poco después, el mismo duque le designaría capitán general de
    Zelanda, tras la muerte, el 21 de junio del mismo año, de Antoine de Bourgogne
    (1525-1573), bisnieto del homónimo y famoso bastardo de Borgoña. Cristóbal partió
    inmediatamente a socorrer Middelburg, la capital de su gobierno, confiando la
    castellanía de Gante a su teniente Antonio Dávalos Maldonado, quien tras brava
    defensa, habría de rendirla a los rebeldes que la sitiaban (11.XI.1576). Por cierto,
    también su esposa flamenca, que había permanecido en el castillo, contribuyó
    virílmente a defenderlo, como recuerda Strada (Dec,I, 429, edic. Roma, 1638).
    Antes de dicha fecha, el propio Cristóbal se había visto compelido a firmar otra
    capitulación: la suya, ante Guillermo de Orange, la primera que concedieron los
    españoles en Flandes. Mondragón había quedado al mando de las tropas españolas
    en la isla de Walcheren (Zelanda), donde no pudo ser avituallado pese a intentarlo en
    diferentes ocasiones Julián Romero, Sancho Dávila y el conde de Boussu, debido a la
    superioridad naval de los rebeldes. Sin embargo, logró mantener la capital de la isla y
    de su gobierno, así como el castillo costero de Rammekens, hasta que la falta
    absoluta de bastimentos le obligó a capitular su salida de la isla, el 18 de febrero de
    1574. Bernardino de Mendoza, en sus Comentarios de las guerras de los Países Bajos
    (ed. BAE, pg. 504), narró las patéticas condiciones que le movieron a hacerlo:
    «Pues con pasar gran hambre la gente en las plazas, habiéndose muerto en
    Middelburg, desde el dia de Navidad hasta el 6 de febrero (de 1574), 1.568 personas,
    sin las que antes habían perecido, se conservaron tantos dias y esto creciendo la falta
    de comida tan en extremo que obligó a disminuir de libra y media de pan, que era la
    ración ordinaria del soldado, a una libra de 16 onzas, después a 12, a 8, a 4 y a 2,
    haciédose tortas de linazas a causa de haberse consumido las vacas, caballos, perros
    y gatos que se hallaban y los cueros de los mismos animales. El coronel Mondragón,
    no teniendo ya comida de las tortas de linaza más que para 6 dias...»
    Al menos, tanto él como sus capitanes y soldados, así como el clero y los ciudadanos
    que quisieron conservarse en la devoción real, salvaron la vida y fueron
    desembarcados en Berg-op-Zoom. Muchos de ellos le acompañaron, el año
    siguiente, en las reconquistas de las islas de Duiveland y Schouwen, también
    pertenecientes a su gobierno zeelandés, sublevadas en junio de 1574, que daría lugar
    a una de las más celebradas gestas de su tiempo: el vado del Escalda, el dia de San
    Miguel de 1575 (29.IX).

    El ejército formado para la operación se puso en marcha desde la isla de Tholen,
    atravesando en barcas el canal que la separaba de Philipsland. Desde allí, al
    anochecer de la víspera de San Miguel, aprovechando la bajamar, 1750 hombres
    atravesaron el ramal N. del Escalda, hoy estrecho de Mastgat o Zijpe, soprendiendo la
    mañana siguiente a la guarnición de Oosterland, en la isla de Duiveland, que huyó
    despavorida ante su inopinada aparición. El resto de las fortificaciones de la isla se
    rindieron el mismo dia y, el 30, Mondragón y sus hombres se echaron de nuevo al
    agua para vadear el brazo de mar que la separaba de la isla de Schouwen, a la sazón
    de media legua, y hoy ya desecado.

    http://www.tercios.org/personajes/mondragon.html




    De Cristóbal de Mondragón existe una
    rica iconografía, aunque éste grabado
    anónimo sea el único del que dispongo
    una reproducción. Fue publicado por
    Jean Le Clerc en su Histoire des
    Provinces-Unies des Pays-Bas. Avec
    les principales medailles et leur
    explication. Amsterdam, 3 vols, 1723-28,
    reproducido de una medalla antigua
    (IH,6025-4).También conocemos otro
    grabado anónimo, publicado en 1699
    para la edición de dicho año, en
    Frankfurt del Main, de la Segunda
    Década de Famiano Strada (IH,6025-2);
    otra estampa anónima, sin data ni lugar,
    pero titulada Christoffel de Mondragon
    Ridder Heer van Roo, que recoge su
    título señorial sobre la villa de Roo
    (hoy Le Roo) en Hainaut, erigida en
    condado a favor de sus sucesores
    (1628), pero donde también recibe un
    tratamiento de caballero que no he
    logrado fundamentar (IH,6025-3). Otro
    grabado tardío de Jacob Schrenck se
    publicó a finales del siglo XVIII
    (IH,6025-1). En cuanto a pinturas,
    conocemos dos: la reseñada por
    Salcedo en su biografía sobre el
    personaje, en poder de sus
    descencientes en 1905, y otra que el
    Museo del Ejército, donde se halla,
    encargó a Ricardo de Madrazo en la
    segunda mitad del siglo XIX.















    Detalle de un registro de sueldos
    vencidos de la Pagaduría militar de los
    Paises Bajos, con sede en Bruselas
    (AGS,E,566). Su transcripción reza así:
    «Regimit(ent)o del Coronel Christoval
    de Mondragon.—El dicho regimiento
    tiene 19 compa(ñia)s que fueron
    recibidas al sueldo en 10 de março de
    1568 y en ellas 2.900 soldados cuyo
    sueldo de un mes monta 20.960 flori-
    (ne)s de las dichas 20 placas segun...».
    La relación es de 1576 y en la parte
    superior izquierda consta la deuda
    total contraída con el regimiento
    desde su primera formación en 1568,
    que seguía acumulándose porque aun
    no había sido satisfecha pese a que
    en realidad, el primer regimiento que
    tuvo Mondragón desapareció de las
    listas del Ejército de Flandes el 22.IX.
    1569, momento en que embarcó para
    España, de donde no habría de volver.
    La formación de las 19 compañías del
    segundo regimiento puede seguirse
    en el texto, a partir de las 6 nueva-
    mente levantadas en mayo de 1572, de
    las cuales sólamente la del referido
    D'Allamont, que no llegó a embarcar,
    tenía que ver con el primero.
    La Historia regimental es una de las
    disciplinas históricas de mayor y exi-
    gente apoyo documental y prosopo-
    gráfico, necesario para juzgar
    críticamente determinadas aserciones
    que podrían llevarnos a validar
    hechos inciertos y fechas erróneas.
    En España está muy retrasada porque,
    desde sus comienzos en el siglo XVIII,
    no ha dado más que media docena de
    estudiosos y, entre ellos habría que
    ser muy generoso para identificar a un
    par de verdaderos especialistas. La
    consecuencia de todo ello es que,
    precísamente las unidades más anti-
    guas que se preservan, todas espa-
    ñolas, están poco y muy deficiente-
    mente estudiadas. El pasado 4 de
    octubre (2004),
    en una conferencia
    pronunciada en Badajoz, descorrí por
    primera vez el verdadero orígen del
    actual regimiento de Saboya (1591),
    unidad que celebra oficialmente su
    470 aniversario (desde 1537), aunque
    sólamente se le reconociera exis-
    tencia histórica desde 1633, precísa-
    mente a causa de una certificación sin
    valor probatorio que, no obstante,
    nadie se había molestado en
    cuestionar.












    La entrada principal del castillo de
    Gante, construído por el ingeniero
    italinao Donato di Boni-Pelezzuoli,
    entre 1540-1545. (Acuarela de L. van
    der Schelden, 1547).












    Plano de Middelburg, levantado muy
    poco después de la capitulación de
    Mondragón (Braun & Hogenberg,
    Civitatis Orbis Terrarum, 1575).



























  16. #16
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    Doña: María Martina Ibaibarriaga y Elorriaga (Bérriz-Vizcaya 1788 - Oña 1849)

    Heroína de la Guerra de Independencia (1808-1814)

    Consultar Biografía:

    http://www.1808-1814.org/frames/frammapa.html

  17. #17
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    D. Juan Sebastián Elcano (Guetaria - Guipúzcoa 1476 - Pacífico 1526)

    Juan Sebastián Elcano
    Juan Sebastián Elcano, (1476-1526), navegante y descubridor español que consiguió dar la primera vuelta al mundo y demostrar así la esfericidad de la Tierra. Elcano nació en Guetaria (Guipúzcoa). Enrolado desde su juventud en barcos pesqueros y comerciales, tenía una gran experiencia marinera. En 1509 tomó parte en la expedición militar dirigida por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros contra Argel. A su regreso se estableció en Sevilla, donde tuvo conocimiento del proyecto del portugués Fernando de Magallanes para descubrir una ruta por occidente, a través de un paso o estrecho por el sur de América, que llevara a las islas de las especias sin atravesar por dominios portugueses.

    Elcano se alistó en 1519 como contramaestre de la nave Concepción con la expedición de Magallanes. Con toda la Armada, cruzó el océano Atlántico y se dirigió a Sudamérica. Invernó en la bahía de San Julián, en la Patagonia, donde hubo un intento de sublevación cuya causa apoyó Elcano. El 21 de octubre de 1520 se adentraron en el deseado estrecho al que Magallanes bautizó de Todos los Santos. El 28 de noviembre salieron al mar del Sur, al que denominaron con el nombre de mar Pacífico o mar de las Damas por los suaves vientos alisios que soplaban. Por él navegaron durante tres meses en condiciones calamitosas al carecer la tripulación de agua y provisiones frescas y, en consecuencia, padecieron de escorbuto. El 24 de enero de 1521 llegaron a las islas Marianas o de los Ladrones. Muerto Magallanes en las Filipinas, Elcano, al mando de la expedición, se dirigió a las Molucas, a donde llegó a finales de 1521. Allí, en la isla de Tidore, cargó un importante cargamento de especias, con lo que se cumplió el objetivo del viaje. La proximidad de los portugueses, dueños comerciales de la zona, le hizo poner rumbo al oeste. Arribó a la isla de Timor (1522) donde supo de la existencia de otras tierras e islas, las actuales China, Java e Indonesia. Ya sólo con la nave Victoria cruzó el océano Índico, dobló el cabo de Buena Esperanza (mayo de 1522) en el sur de África y, poniendo rumbo al norte, llegaron a las islas de Cabo Verde, que pertenecían a la Corona portuguesa. Aquí supieron que llevaban un día de retraso como consecuencia de haber navegado de Este a Oeste, dando la vuelta a la Tierra. Por fin, después de tres años y catorce días de navegación, el 6 de septiembre de 1522 la expedición al mando de Elcano, tras recorrer 14.000 leguas, entraba en el Puerto de Santa María con sólo 18 hombres y la nave Victoria, la única que quedaba, cargada de especias. El emperador Carlos V (Carlos I de España) recibió a los supervivientes en Valladolid y concedió a Elcano una renta anual de 500 ducados en oro y un escudo de armas, cuya cimera era un globo terráqueo con la leyenda Primus circumdedisti me (El primero que me rodeaste). En un segundo viaje a las Molucas, Elcano murió el 4 de agosto de 1526 durante la travesía del Pacífico.


    http://www.elalmanaque.com/biografias/elcano.htm

  18. #18
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    D. Sancho de Etxeberria y Orkolaga (Rentería - Guipúzcoa 1674 )

    Don Sancho de Echeverría y Orcolaga (Mariscal de Campo y Caballero de la Orden de Santiago) nació en Rentería (Guipúzcoa) en 1674.
    Actúo en las campañas del Mediterráneo, Italia, y América.
    EI11 de octubre de 1705 tomó posesión de su cargo de Gobernador Militar y Corregidor de la plaza y Fuerte de Peñíscola.
    Fue un enamorado de Peñíscola y uno de los más fervientes devotos de su patrona.
    Sus heroicidades en el sitio de la ciudad se convirtieron en leyenda.

    En recuerdo de los favores recibidos por la Patrona de Peñíscola, Nuestra Señora de la Ermitana, SANCHO DE ECHEVERRIA decidió deshacer la pequeña iglesia situada junto al castillo y edificar un templo de grandes dimensiones.
    Se edificó entre 1708-1714.
    Se escogió el lugar que ocupaba el antiguo cementerio.
    Es una construcción de sillería.
    Su estilo es barroco valenciano.
    La portada es adintelada y dispone de ornamentación con insignias militares en piedra.
    En su frontis aparece el escudo de Felipe V.
    A la izquierda, bajo el escudo heráldico de Don Sancho de Echevarría, aparece una inscripción en latín cuya traducción es :

    SANCHO DE ECHEVERRIA, VARON INVICTO, NOBLE Y PIADOSO, DEFENDJO LA CIUDAD COMO GENERAL VALIENTE Y CONSAGRO ESTA OBRA O IGLESIA EN OBSEQU 10 y HONOR DE LA VIRGEN SANTISIMA QUE FUE LA QUE LE PROTEGIO EN TODAS SUS EMPRESAS La torre del campanario mide 20 metros de altura.
    Es el punto más elevado de toda la fortaleza de Peñíscola.
    Es de cantería cuadrada.

    SANCHO DE ECHEVERRIA construyó a sus expensas también el edificio de la Casa del Gobernador, para residencia de los gobernadores que le sucedieran.
    Estaba situada en la calle Caballeros, actualmente Fulladosa.
    Se estipuló que los gobernadore s que la habitasen se verían oblifgados a pagar 450 reales al capellán de la Ermitana.
    Actualmente se ha reedificado y se ha destinado a Casa de la Cultura.

    http://www.naturayeducacion.com/cast...a_sucesion.asp

  19. #19
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    D. Martín de Rentería

    Machín de Rentería, General del Mar Océano, llamado comúnmente Machino o Machín, que significa Martín. Nacido en Rentería.
    En 1526 luchó contra el Bey de Argel, Barbarroja, así como contra los franceses en la defensa de Fuenterrabía en 1521 y 1523. Carlos V le concedió el título de general y el escudo de armas.
    El 18 diciembre de 1534, el Emperador ordenó a Martin de Rentería preparar en la costa de Guipuzcoa y Vizcaya una Armada de veinte zabras, de la que será Capitán principal, para acudir con ellas con la mayor presteza posible a unirse con otra armada, para la defensa de la costa contra las incursiones de Barbarroja.

    La defensa de Bugía [editar]

    En 1515 Aruch Barbarroja ataca Bugía, quemando sus naves como Hernán Cortés y sitiando la plaza.
    Martín de Rentería, que se encontraba estacionado en Argel con cinco naos vizcaínas, acude en ayuda de la plaza. Su acción permite la llegada de auxilios de Mallorca, Valencia y Cerdeña. Efectúa desembarcos con su gente de mar, atacando los flancos de los sitiadores, clavándoles 1la artillería y finalmente, tras la muerte de Xaca Barbarroja (hermano de Aruch), los turcos y berberiscos se ven obligados a retirarse hacia el interior.
    1 Clavar la artillería era una forma de inutilizarla, clavando un clavo de hierro en el fogón de la pieza, lo que impedía dar fuego a la pólvora.

    La nao de Machín de Rentería [editar]

    En 1525, la nao de Machín se encuentra encalmada frente a las costas de Alicante. Una flota berberisca de 18 naves, entre galeras, galeotas y fustas, que estaba saqueando el litoral levantino, le ataca con su artillería. Martín soporta como puede el fuego enemigo, sufriendo numerosas bajas, pero los berberiscos no se atreven a abordarle por el nutrido fuego con que les recibe cuando lo intentan. Al anochecer empieza a soplar una brisa que permite a Martín alejarse de sus atacantes.
    El caso fue estudiado en los ambientes navales de la época, por la resistencia mostrada por la nao al no haberse hundido después de un ataque artillero de varias horas.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Mach%C3..._Renter%C3%ADa

  20. #20
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    Re: Euskal Herria, cuna de héroes hispánicos

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    D. Bruno Mauricio de Zabala (Durango/Vizcaya 1682 - Río Paraná 1736)


    Casa natal de Zabala


    Bruno Mauricio de Zabala (Durango (España), 6 de octubre de 1682 - Río Paraná, 31 de enero de 1736), militar y administrador colonial español. Nació en el arrabal de Zabala, situado a las afueras de la villa de Durango (actualmente integrado en el casco urbano de esta localidad), en la provincia de Vizcaya (Comunidad Autónoma Vasca, España). Su casa natal se conserva en la actualidad y sobre uno de sus muros pueden apreciarse dos placas conmemorativas de su labor fundacional allende los mares.
    Participó en la Guerra de Sucesión Española al lado de Felipe V y en 1717 fue nombrado capitán general del Río de la Plata, donde reprimió la piratería y se enfrentó a los portugueses, que se querían adueñar de la ribera de la Plata. En 1724 recuperó Montevideo, ciudad que habían fundado los portugueses un año antes, y para defenderla levantó una fortaleza en 1726, que se convirtió en el núcleo que daría origen a la futura capital de Uruguay. También fue nombrado capitán general de Chile en 1731, aunque no llegó a tomar posesión del cargo.
    En 1725 se enfrentó a la rebelión denominada Segunda revolución comunera de Paraguay, contra José de Antequera y Castro, y después de la muerte de este, se enfrentó a sus seguidores en 1735, en otro levantamiento comunero.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Bruno_Mauricio_de_Zabala

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