Respuesta: La mujer española.
Eres un romántico, el día que vengas a España no olvides ponerte las gafas de sol, pero de las de factor 3 ó 4 por lo menos, porque es para evitarte un susto. Por supuesto, hay mujeres como las que describes, pero si vieras que fauna ha crecido en las tres últimas décadas, creerías que estás en Sodoma y Gomorra, particularmente si es fin de semana y en cualquier discoteca. Ocurre lo mismo durante el verano, y da igual si es en una playa que por el centro de cualquier población que supere el estatus de aldea o pedanía. Y no te digo lo que te podría pasar cuando escuchases lo que les sale por la boca.
Hoy, esa mujer que describes parece una rara avis condenada a la extinción, porque lo que abunda son las machorras o las que compiten entre sí para ver cuál de ellas es más puta. Es una situación vergonzosa y triste, pero lamentablemente están en perfecta consonancia con esta sociedad.
Por supuesto, las mujeres decentes siguen siendo muchas, pero procuran pasar desapercibidas.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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