Civitella del Tronto, 24 marzo 2014, San Gabriel, arcángel; San Simón de Trento, inocente y mártir. Los pasados días 22 y 23 ha tenido lugar en el último baluarte del reino napolitano frente a la unidad de Italia el XLIV Encuentro Tradicionalista de Civitella del Tronto. Inspirado en las romerías de Montejurra de la década de mil novecientos sesenta del siglo pasado (a alguna de las cuales asistió tras haber conocido al profesor Francisco Elías de Tejada) Paolo Caucci --con un pequeño grupo de amigos-- comenzó a partir de 1970 a acudir a la en otro tiempo plaza fuerte fronteriza entre el Reino de Nápoles y los Estados Pontificios, en el fin de semana más cercano al 20 de marzo, fecha de la caída de la fortaleza tras prolongado asedio en 1861. Desde el inicio la tradición carlista estuvo bien presente. En los primeros años acudieron el propio Elías de Tejada y Pepe Arturo Márquez de Prado. Estaba siempre presente la bandera blanca con la cruz de Borgoña y no dejaban de verse boinas rojas. Las postales que cada año representan un motivo ligado al encuentro fueron con frecuencia de tema carlista (los Reyes legítimos, el jefe-delegado don Manuel Fal Conde, etc.). En los años noventa comenzó a acudir regularmente el profesor Miguel Ayuso, la primera vez con la profesora Alexandra Wilhelmsen, tras haber participado ambos en un congreso sobre "Italia y el Carlismo" celebrado en la Universidad de Perusa. Y en el cuadragésimo aniversario, el año 2010, el propio Abanderado, S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, presidió los actos. El comité organizador de los Encuentros, finalmente, fue el embrión de la Comunión Tradicionalista en la península italiana, con nombres tan relevantes como los de --además del profesor Caucci-- Silvio Vitale y el infatigable Maurizio Di Giovine. Entre los oradores han destacado siempre también amigos del Carlismo, como Monseñor Ignacio Barreiro y los profesores Danilo Castellano y Giovanni Turco.

En esta ocasión el tema elegido ha sido el de "La tradición como responsabilidad". En ausencia de Paolo Caucci, que no pudo llegar sino al final de la parte intelectual del encuentro, el profesor Miguel Ayuso presidió el congreso, que combinó ponencias doctrinales con otras históricas. Entre las segundas, cuatro: la del magistrado Edoardo Vitale sobre el Príncipe de Canosa, verdadero tradicionalista en el ambiente hostil del absolutismo del Reino borbónico; la de Cristina Siccardi sobre el marqués piamontés Tancredi di Barolo y su mujer de origen vandeano Juliette Colbert, matrimonio ejemplar que representa el papel social de la nobleza tradicional frente a la burguesía plutocrática; la del profesor siciliano Tommaso Romano sobre el marqués tradicionalista Vincenzo Mortillaro; y la de Maurizio Di Giovine sobre la prensa tradicionalista católica de fines del siglo XIX. Las doctrinales fueron, por su parte, tres: la de monseñor Barreiro, leída por don Francesco Giordano al no haber podido desplazarse por razones de salud nuestro querido amigo, que explicó la relación deber-derecho y el primado de aquél; la de Giovanni Turco sobre la tradición entre modernidad y posmodernidad; y la conclusiva de Miguel Ayuso, quien a partir de sendos textos de Elías de Tejada y Álvaro d'Ors, destacó --de un lado-- la doble selección (sociológica y metafísica) que implica la tradición y --de otro-- el papel activo que en ésta representa quien recibe frente a quien entrega.

Durante la cena, Maurizio Di Giovine recibió de parte de Giuseppe Cattenacci y Giovanni Salemi, en nombre de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Militar de la Nunziatella, de Nápoles, el sable de un oficial napolitano anterior a 1861, y el profesor Miguel Ayuso fue objeto de un simpático homenaje en desagravio por los ataques sufridos durante el último año y las consecuencias que ha tenido en su carrera. Paolo Caucci concluyó con unas palabras sobre el significado de herencia, lealtad y fidelidad y con un brindis por los príncipes que representan la legitimidad.

El domingo, bajo una intensa lluvia, se depositó primeramente la habitual ofrenda floral ante el monumento de Matteo Wade, héroe de una resistencia anterior, en esta ocasión frente a Napoleón, y --tras subir la fortaleza-- los participantes asistieron a la Santa Misa, celebrada según el rito romano tradicional, en los restos de lo que iglesia de Santiago, por don Francesco Giordano. Un almuerzo final y la despedida hasta el año que viene, si Dios quiere.

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Agencia FARO