Este es el manifiesto de la convocatoria:
Treinta Años Bastan
¿POR QUÉ ESTA MANIFESTACIÓN?
En todas las épocas, el aborto ha sido percibido como un mal. El código de Hammurabi (siglo XVIII a. C.) lo sanciona; el juramento hipocrático (siglo IV a. C.) expone: “no daré a ninguna mujer pesario abortivo”. En Francia, cada nuevo médico debía pronunciar este juramento.
La ley de 1967 rompió el sello del respeto a la vida , al autorizar y favorecer la contracepción, que disocia la sexualidad de la fecundidad, creando de esta forma la base del aborto.
La ley de 1975 despenaliza provisionalmente el aborto: desde entonces, se hacía posible para una madre el hacer que un médico matara legalmente a su bebé hasta diez semanas después de la concepción, e, incluso la víspera de su nacimiento, en caso de minusvalía.
La ley de 1979 perpetúa las disposiciones de 1975, y añade una restricción a la objeción de conciencia.
En 1982, el aborto es reembolsado por el presupuesto del Estado; más tarde, en 2002, por la Seguridad Social, ¡como si el embarazo fuera una enfermedad!
En 1993 la oposición al aborto se convierte en un delito.
La ley del 4 de julio de 2001 autoriza el aborto hasta las doce semanas, suprime la entrevista previa obligatoria y el delito de propaganda y provocación al aborto.
La Corte de casación rehúsa desde ese momento la incriminación de homicidio involuntario cuando una falta provoca la muerte de un niño no nacido: el niño en gestación ya no es nada.
En julio de 2004 el aborto “a domicilio” se pone en marcha.
La ley de bioética del 6 de agosto de 2004, que revisa las disposiciones adoptadas en 1994, autoriza, de hecho, la investigación destructiva con embriones. Permite el “bebé medicamento”.
Las consecuencias son terribles:
220.000 abortos de media al año, oficialmente. En realidad muchos más: abortos no declarados, contracepción de por sí abortiva (píldora en micro dosis, DIU). Estas cifras tienen su incidencia sobre el envejecimiento demográfico, el cierre de guarderías y colegios, y el problema de las jubilaciones.
Con mucha frecuencia se ejercen presiones sobre las mujeres embarazadas para que aborten. La violencia sobre la mujer y los niños cada vez es más frecuente.
El traumatismo que sigue al aborto es bien conocido hoy en día (síndrome post-aborto). La tasa de suicidios es mucho más elevada en las mujeres que han sufrido un aborto.
La disgregación familiar, y la desvalorización, e incluso la cosificación del ser humano, en todas las situaciones de debilidad, en especial al principio y al final de la vida, son incontestables.
Por eso los responsables de numerosas asociaciones para la defensa de la familia y el respeto a la vida han decidido exponer este balance en el Libro blanco del aborto en Francia, y de expresar su voluntad de una verdadera política a favor de la vida desde la concepción, a la derogación de leyes contrarias a la vida, organizando una nueva manifestación nacional el 22 de enero de 2006 en París.
[N. del T.: El sistema sanitario francés es diferente al español. Las visitas al médico y las intervenciones son pagadas previamente por el paciente, y después son reembolsadas a éste por la Seguridad Social.]
Traducción de HazteOir.org
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