En lo personal, mis condolencias a S.A.R. Don Sixto Enrique que, por encima de diferencias familiares de todos conocidas, era una de sus hermanas.

En relación a Dña Teresa, que Dios la tenga ya en su gloria, y sentada a su mesa para toda la eternidad.

Como carlista, pocos han hecho tanto daño a la Causa en los últimos cuarenta años, ella y algunos adlateres, pero hasta eso se perdona cuando Dios llama a su Juicio.

¡Descanse en paz!