Para introducir y animar a la asistencia:
Cristeros y Mártires de la Cruzada
Los Mártires de la Cristiada de México y de la Cruzada de España, hermanos en la Fe y de la Hispanidad contra la Revolución
El Sagrado Corazón de Jesús, siempre presente en las Banderas de los Cristeros y en las de los Requetés carlistas
Oración por la Hispanidad
¡Oh Dios! Que para vergüenza de los cobardes, confusión de los perseguidores y enseñanza de los ignorantes, Os habéis dignado suscitar en tiempos de de cobardía, de persecución e ignorancia, modelos de valor, heroísmo y doctrina; concedednos el triunfo absoluto de Cristo Rey en el suelo mexicano, en el español y en el de toda la Hispanidad de ambas orillas de la Mar Océana, como lo anhelaban el Beato Anacleto González Flores y sus ocho compañeros beatos de la Cruzada Cristera de México junto con el Beato José Aparicio Sanz y 232 compañeros mártires de la Cruzada de España.
Dignaos así mismo declarar al mundo por medio de nuestra Santa Madre Iglesia Católica Romana, que la muerte de los que por la Santa Causa sucumbieron, fue testimonio de la Santa Fe que hasta el último instante profesaron. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Junto a Nuestro Señor Jesucristo, está Su Madre la Virgen, Santa María Reina, presente en los corazones y las casas de los Cristeros y de los Carlistas, pero también en sus Banderas
La Cristiada de México
[Para escuchar el corrido mexicano El martes me fusilan, interpretado por Vicente Fernández pulsa aquí]
La gloriosa Gesta Cristera ha sido ignorada sistemáticamente por la historia oficial mundialista por espacio de siete décadas, actualmente se le ha tomado más en cuenta, porque la verdad no puede mantenerse oculta todo el tiempo. Desde el año 2002, el Centro de Estudios Cristeros “Anacleto González Flores”, de la prestigiosa Universidad Autónoma de Guadalajara, está trabajando en dar a conocer a los gloriosos Cristeros, y al cual agradecemos profundamente el material que ofrece en su portal.
Cuando se habla de La Cristiada, muchos inmediatamente piensan únicamente en el conflicto que se dio entre la Iglesia y el Estado mexicano entre 1926 y 1929, pero no toman en cuenta que este conflicto tiene su antecedente más próximo en la Revolución, en su episodio carrancista de 1914 y que sus consecuencias alcanzan hasta el año 1940, con el fin de lo que se llamó La Segunda Cristiada.
El P. Francisco Vera en el momento de ser fusilado (esta fotografía la mandaron sacar los militares)
Esta Guerra de Religión que los poderes del averno instigaron y avivaron, fue una lucha desigual contra un poder estatal, prepotente constituida por la aglomeración que formaban de un lado: el ejército regular, las fuerzas judío-masónicas, el protestantismo de sus vecinos del Norte y el considerable auxilio de esa gran potencia, favorable a los perseguidores del Catolicismo; del otro, un pueblo inerme, cuyos únicos poderes imponderables se limitaban a la audacia y bravura que en ellos producía el profundo y vital amor que profesaban a su Fe católica, y una confianza inconmovible en la protección de Dios y de su veneradísima Patrona, la Virgen de Guadalupe.
Santa Misa de Campaña en Campamento Cristero
«Todos los Cristeros a quienes se hacía prisioneros eran pasados por las armas. La pena de muerte era también el castigo de quienes ayudaban a los rebeldes, de los que propalaban falsas noticias, y hasta de los que hacían bautizar a sus hijos, asistían a las Misas clandestinas o se casaban por la Iglesia. Los civiles sucumbieron en más de una ocasión, víctimas de matanzas colectivas. En Tenanzingo todos los lunes había fusilamientos y muertes en la horca, en público. Como los turistas norteamericanos denuncian en la prensa la presencia de ahorcados en los postes telegráficos a lo largo de las vías férreas y de las carreteras».
Cristeros ahorcados en los postes telegráficos a lo largo del ferrocarril en Zapotlán el Grande
«La tortura se practicaba sistemáticamente, no solo para obtener informes, sino también para hacer que durara el suplicio, para obligar a los católicos a renegar de su Fe y para castigarlos eficazmente, ya que la muerte no bastaba para asustarlos. Caminar con las plantas de los pies en carne viva, ser degollado, quemado, deshuesado, descuartizado vivo, colgado de los pulgares, estrangulado, electrocutado, quemado por partes con soplete, sometido a la tortura del potro, de los borceguíes, del embudo, de la cuerda, ser arrastrado por caballos... Todo esto era lo que esperaba a quienes caían en manos de los federales». (Jean Meyer, La Cristiada, tomo III, págs. 251-252).
Exhibición del cadáver de un Mártir Cristero
¿Por qué tanta ferocidad y atrocidad contra el pueblo sencillo que se resistía a dejar de ser católico? Emilio Portes Gil, presidente de México, en su Discurso pronunciado ante los líderes de la Masonería (27 de julio de 1929), tras la firma de los Arreglos que pusieron fin al Levantamiento Cristero, nos proporciona la respuesta, y deja claro que la persecución al clero y pueblo católicos, a la Iglesia, “dura veinte siglos... y es eterna”, fue ejecutada por la Masonería para implantar sus principios anticatólicos:
«Venerables hermanos: Mientras el clero fue rebelde a las instituciones y leyes del gobierno de la República, estuve en el deber de combatirlo como se hiciese necesario... ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al Estado y ha declarado sin tapujos que se somete estrictamente a las leyes...
La lucha no se inicia, la lucha es eterna. La lucha se inició hace veinte siglos. De suerte, pues, que no hay que espantarse: lo que debemos hacer es estar en nuestro nuevo puesto, no caer en el vicio en que cayeron los gobiernos anteriores... que tolerancia tras tolerancia, y contemplación tras contemplación, los condujo a la anulación absoluta de nuestra legislación. Lo que hay que hacer, pues es estar vigilantes. Los gobernantes y los funcionarios públicos, celosos de cumplir la ley y de hacer que se cumpla. Y mientras esté yo en el gobierno, ante la Masonería yo protesto que seré celoso de que las leyes de México, las leyes constitucionales que garantizan plenamente la conciencia libre, pero que someten a los ministros de las religiones a un régimen determinado; yo protesto, digo, ante la Masonería que mientras yo esté en el gobierno se cumplirá estrictamente con la legislación.
En México, el Estado y la Masonería en los últimos años han sido una misma cosa: dos entidades que marchan aparejadas, porque los hombres que en los últimos años han estado en el poder han sabido siempre solidarizarse con los principios revolucionarios de la Masonería».
Soldado federal con dos cabezas de Mártires Cristeros
La ferocidad y las atrocidades cometidas por las fuerzas callistas, durante aquella persecución religiosa son algo inaudito y monstruoso, o diríamos, satánico, que en los tiempos modernos sólo encuentran semejantes en la URSS y en el bando rojo de la Cruzada Española de 1936–1939.
No es livianamente que atribuimos a la acción de Maligno, al satánico, mucho de lo que ocurre. Hoy es reconocido por las mayores autoridades religiosas en el mundo la acción frecuente y muy activa de Satanás, como aparece claramente en algunas sectas actuales que actúan a la luz del día, y que están causando serias preocupaciones a los observadores de esos movimientos y hasta a las autoridades públicas.
La última prueba de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica, 675.677)
675 «Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18,8; Mt 24,12)».
Lc 18,8: «Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».
Mt 24,12: «Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará».
«La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21,12; Io 15,19-20) desvelará el “Misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad».
Lc 21,12: «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre».
Io 15,19-20: «Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque Yo al elegiros Os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que Os he dicho: “El siervo no es más que su señor. Si a Mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado Mi Palabra, también la vuestra guardarán”».
«La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de Su Mesías venido en la carne (cf. 2 Thess 2,4-12; 1 Thess 5,2-3; 2 Io 7; 1 Io 2,18.22)».
2 Thess 2,4-12: «El Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de Su boca, y aniquilará con la Manifestación de Su Venida. La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira, para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad».
1 Thess 5,2-3: «Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Cuando digan: “Paz y seguridad”, entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán».
2 Io 7: «Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el Seductor y el Anticristo».
1 Io 2,18.22: «Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. [...] ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo».
677 «La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en Su muerte y Su Resurrección (cf. Apc 19,1-9)».
Apc 19,1-9: «Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: “¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque Sus juicios son verdaderos y justos; porque ha juzgado a la Gran Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de Sus siervos”. Y por segunda vez dijeron: “¡Aleluya! La humareda de la Ramera se eleva por los siglos de los siglos”. Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: “¡Amén! ¡Aleluya!”. Y salió una voz del trono, que decía: “Alabad a nuestro Dios, todos Sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes”. Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: “¡Aleluya! Porque ha establecido Su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y Su Esposa se ha engalanado y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura –el lino son las buenas acciones de los santos–”. Luego me dice: “Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’”. Me dijo además: “Estas son palabras verdaderas de Dios”».
«El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Apc 13,8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Apc 20,7-10) que hará descender desde el Cielo a Su Esposa (cf. Apc 21,2-4)».
Apc 13,8: «Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado».
Apc 20,7-10: «Cuando se terminen los mil años, será Satanás soltado de su prisión y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar. Subieron por toda la anchura de la tierra y cercaron el campamento de los santos y de la Ciudad amada. Pero bajó fuego del cielo y los devoró. Y el Diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos».
Apc 21,2-4: «Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: “Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá Su morada entre ellos y ellos serán Su pueblo y Él Dios –con– ellos, será Su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado”».
«El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Apc 20,12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 Pe 3,12-13)».
Apc 20,12: «Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras».
2 Pe 3, 12-13: «¿Esperando y acelerando la venida del Día de Dios, en el que los cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se fundirán? Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia».
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