He leído el artículo de Eduardo Arroyo con detenimiento y como no podía ser menos, dado el tema, me han surgido algunas reflexiones.

Se expone el problema de socialismo y liberalismo, pero no se ofrece una solución. Los dos son malos, no me cabe la menor duda, y si quieres participar en la vida política no hay más remedio que aplicar el axioma de “entre dos cosas malas, la menos mala”

Si desechamos el socialismo y el liberalismo ¿con que nos quedamos? No conozco otra opción posible. O lo uno o lo otro, con todos los matices que queramos pero al final más de lo mismo.

En el mundo de hoy caben pocas opciones, yo me decanto por un sistema mixto: socialista-liberal o liberal-socialista; algo así como un “comunismo evangélico”. Creo que está muy acertado, ¿pero dónde está ese partido? El PP no reúne los mínimos requisitos y el PSOE está a años luz.