Ocurrenciero de estío

**Hyeronimus** · 15/08/2008

OCURRENCIERO DE ESTÍO

Durero: San Jerónimo.

COLECCIÓN INCOMPLETA DE AFORISMOS Y OCURRENCIAS VARIAS PARA USO

Presento por vez primera esta colección de aforismos que nunca he llegado a publicar. Están escritos hace mucho tiempo, pero me pareció que habitan en lo intemporáneo.

1.

La cantidad ingente de libros que se produce al año en España –todo hay que decirlo, la mayor parte de los títulos son prescindibles- abruma al bibliófilo. Se despilfarran selvas de papel y tinta a raudales para dar curso a una literatura que, en el mejor de los casos, es descafeinada. En cuanto a los libros de temática histórica (cotéjese en las librerías: la Segunda República y la guerra civil están en la cresta de la ola). Se distorsiona la Historia, se miente y mancilla la memoria de los difuntos –pues no sólo está vigente el “Calumnia, que algo queda”. También está vigente el "Calumnia, que nadie te multará"; dado que en estos tiempos nos es dado calumniar impunemente. No cuesta dinero, tampoco cuesta disgustos, mentir.

En este asombroso –y tantas veces decepcionante- cajón de sastre que es la industria librera actual uno piensa que la mentira, fabricada en cantidades industriales, ha inundado el mundo, pues la sinvergüencería y el sectarismo se han desbordado provocando estragos, con la connivencia de la ignorancia universal.

2.

A los pueblos se les puede hacer analfabetos de dos modos: o impidiéndoles la educación, negándosela sin tapujos; o descargando sobre ellos toneladas de basura literaria (desde libros de entretenimiento hasta la presunta bibliografía histórica).

3.

No existe la censura. Nuestros contemporáneos miran con horror el pasado, cuando todavía era posible –lo que parece inimaginable- impedir que un botarate de cualquier especie envenenara con sus ideas ponzoñosas las mentalidades, corrompiendo la sociedad.

4.

No existe la censura. Como si fuésemos más libres que ninguno de nuestros antepasados nos miramos y, sonriendo, nos decimos: “No existe la censura”. Nos envanecemos de ese estado de cosas, como si hubiéramos logrado acabar con la censura por nosotros mismos. Existe una censura: si alguien se atreve a cuestionar el progreso en el que nos encarrilado después de siglos de oscurantismo, si alguien nos llama “ilusos” -lo saben hasta los ilusos- se lo haremos pagar caro.

5.

Y hay una censura todavía peor que esa y las pretéritas: hay escritores que no se atreven a escribir lo que piensan, pues saben que no existe la censura, pero sí cárcel para quien no está dispuesto a comulgar con las ruedas de molino de la “historia por decreto”.

6.

No existe la censura. Pero si escribes algo incómodo tal vez no seas jamás un “funcionario del Estado”.

7.

El caso es: ¿Es tu vocación ser “funcionario del Estado”? ¿Es el colmo de la felicidad humana ser un “funcionario del Estado”? Si piensas que no es así. Que ser "funcionario del Estado" incluso es una pérdida de tiempo... Entonces, no tienes disculpa: escribe todo lo que quieras, y sobre todo: escribe para incomodarlos.

8.

No existe la censura. Pero ten cuidado con simpatizar con los vencidos: “Vae victis!” [lat.: ¡Ay de los vencidos!].

9.

No existe la censura. Pero, en última instancia, será el director de un periódico el que decida si tú, sujeto anticuado y de ideas conservadoras, puedes contestarle o no a ese niñato iconoclasta que insulta desde su columna de “opinión” todo aquello que más amas y reverencias. Como no existe la censura, el director del periódico te publicará los insultos y amenazas que dediques al irreverente; si le contestas educadamente y con una chispa de ironía... Tu respuesta no será publicada. No existe la censura. ¡Claro que no existe la censura!

10.

No existe la censura. Pero… Fíate de la libertad de pensamiento y expresión -¡y no corras!

11.

Llegados a este punto: ¿Existe la censura? Puede ser que sí... Puede ser que también.

12.

Teniendo en consideración esa más que probable existencia de una censura encubierta: ¿por qué no nos atrevemos a abolirla? Empieza a pensar en un futuro profesional lejos de una covachuela administrativa.

13.

Si no te publica el periódico en que tratas de contestar al transgresor, publica tu propio periódico. Existiendo las fotocopiadoras, ¿quién te lo impide? Inunda un pueblo de panfletos con tu opinión. Que se enteren todos que tú tienes opinión.

14.

Existe la censura. Pero, no lo olvides: también existe el ingenio capaz de hacer estallar la risa. Con la risa se ridiculiza la censura. Vamos a reírnos de la censura. Y si nos metieran presos, hagamos llorar a todos: "Me metieron preso por luchar contra la tiranía y la censura".

15.

Necesitamos un “Diccionario”. Todo un léxico que, sin estar plagado de neologismos, adecente el mundo, reordenando las cosas “lógicamente”: “Logos”, Razón, Lenguaje.

14.

El homosexualismo muestra rasgos involucionistas en lo biológico. Hasta ahora, la reproducción humana siempre fue sexual -hombre y mujer. Los homosexuales que crecen en el censo se reproducen de muy otra manera. Se reproducen en nuestra sociedad por una suerte "esporulación" social.

15.

Progreso: un ir siempre hacia adelante sin ver nunca el término de la carrera. A veces, también se confunde con un espejismo. Bajo ese aspecto: todo aquel que vive, aunque involucione en las formas (v. gr.: relacionándose sexualmente como las amebas), progresa en el tiempo. Cuanto más corran, antes llegarán a su meta final.

15.

El igualitarismo: demagogia de resentidos para rebajar a los que descuellan.

16.

Tolerancia. Algún día, esa vieja desdentada y vestida de joven, tendrá que tolerar que no la toleremos.

17.

¿Democracia? Pregúntaselo al pueblo, si es que lo ves por alguna parte. El que sale ganando con ella, aunque es un cuentacuentos profesional, nunca te lo va a contar.

18.

Nativo: persona que siempre, desde los tiempos del colonialismo decimonónico, se halló en rotunda desventaja frente al invasor.

19.

Hubo una descolonización europea. ¿Cuando será descolonizada Europa? Urgente para la agenda de todos los contra-revolucionarios de las más variadas tendencias: reclamar a la ONU la inmediata descolonización de Europa.

20.

El mundo dejó de ser "mundo" para ser "inmundo".

La cortedad de los medios con que nos encontramos los contra-revolucionarios para enfrentarnos a este "inmundo revolucionario" no es ninguna refutación. No podemos esterilizarnos ni tampoco anular nuestra acción. Los revolucionarios (bio-tecnológicos, sexuales, políticos o culturales) que han convertido al mundo en inmundo no descansan, no se dan tregua en la lucha contra el Bien, la Verdad y la Belleza. Los contra-revolucionarios tampoco podemos consentir ningún desmayo, ninguna duda en nuestra lucha. Ninguna tregua. Empecemos a vencerles dejando de pensar como ellos: Mil no es igual que Mejor. Mil es... sólo eso... Mil.

21.

Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) mantuvo durante más de veinte años un modesto “Almanaque de bolsillo”, consistente en un anuario provinciano destinado al reducido público de la sociedad culta de Gotinga. Johann Peter Hebel (1760-1826) editaba un calendario bajo el título “El Amigo de la Casa”, en que daba curso a su talento poético en dialecto alemánico. Stefan George (1868-1933) constituyó su “Georgekreis” (Círculo George) y publicaba sus poemarios en ediciones limitadísimas, sólo para los amigos del círculo más íntimo. Sus nombres han pasado al panteón de los inmortales de la cultura germánica y, por extensión, europea.

En suma: Cuando se publica algo, el impacto no queda asegurado por la cantidad de ejemplares de la edición. Ni siquiera habría que juzgar el efecto de un libro por el número de sus ediciones. Algo de esa obra será lo que “obre” de un modo más eficaz que la cantidad. A lograr ese algo que "obre" se empleará el contra-revolucionario.

22.

Internet es ahora nuestro campo. Enemigos de la modernidad, sí: siempre. Pero nunca escatimaremos ningún medio para hacer avanzar la Restauración. La obra de la contra-revolución no puede ser otra que la de Restaurar el Orden Legítimo en todos los planos de la vida: en el religioso, en el moral, en el cultural, en el político, en el social, en el económico…

Los contra-revolucionarios tenemos que dejar de pensar en términos de cantidad.

También hemos de zafarnos de la manía de pensar en términos negativos. La contra-revolución es la Restauración. El Gran Retorno.

Publicado por Maestro Gelimer

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