Un artículo muy bien fundado y muy bien llevado con un correcto orden en la exposición. Pero después de leerlo pausadamente echo de menos, aunque se refiere a ello de modo indirecto, la referencia al control social que ejerce el Estado sobre quienes no lo cuestionan y sobre quienes sí lo hacemos.
El control social en un sentido lato se refiere a todos los sistemas, dispositivos, procesos que han de lograr que el individuo, y la masa de la que forma parte, adecue continuamente su comportamiento a las normas vigentes. Lo cierto es que esto es algo que hacen todos los Estados modernos. Un ejemplo muy recurrente y que se solía reprochar al franquismo era que, cuando estaba convocada alguna gran manifestación obrera, o planeaba algún conflicto sociolaboral, la TVE, televisión estatal no lo olvidemos, contraprogramaba algún partido de fútbol sonado, o corridas de toros especiales fuera de la temporada taurina, en fin, cualquier clase de espectáculo de masas que provocase un debilitamiento de la pretendida acción de los convocantes anti-régimen. Eso es control social.
La teoría del control social distingue entre control interno y control externo. El primero designa el sistema de mecanismos que han de bloquear el comportamiento discordante. El primer filtro de control sobre el individuo lo ejerce la propia familia. Hay que pensar que ésta tiene unos padres o tutores que están adecuadamente instruidos en el respeto a lo establecido. Así al pequeño se le va enseñando paulatinamente cómo integrarse en el grupo, es lo que se conoce como socialización lo cual, siendo completamente normal "a priori" puede no serlo tanto si ello conlleva el control sobre la capacidad intelectual de la criatura para impedir que piense por si misma. En la cadena de controles, los diferentes eslabones o partes del sistema cada vez van siendo más amplios. Ese pequeño llegará el momento en el que, cumplida la edad en la cual puede empezar a ser autónomo respecto de la madre, será escolarizado. Aquí el control sobre su pequeña y todavía virgen mente es donde será conducida hacia la mayor de las obediencias: la satisfacción por el sistema. Al llegar a la adolescencia entrará de pleno en la rueda de hedonismo y vitalismo, a los que se refiere el artículo.
Entre los sistemas de control encontramos principalmente la acción de la policía, de la judicatura, de los profesores, de los Bancos, de la ideología moderna que ha generado la clase media. Este segmento social es el principal valedor del Estado del bienestar y nadie ni nada va a romper ese Estado feliz. ¿Dónde hay conflictos? donde la clase media es casi inexistente. La clase media es el colchón de todos los problemas. Si en un Estado hay un grupo social muy rico, pero no hay clase media, inevitablemente llegará al conflicto social con la clase baja o clase obrera que será, con toda probabilidad la gran mayoria de la población. Los dirigentes apoyados en la clase rica, formarán una oligarquía de autobeneficio que ejercerá un sistema férreo de control sobre la mayoría. Pero en casi todos estos casos, la acción del Estado no llega a todas partes, y digo en casi todos, pues hay que excluir el Estado socialista marxista que convierte en controladores incluso a los niños. Pero si la acción del Estado no alcanza a todos los rincones del territorio y población de un país y, además, hay esa enorme diferencia social, acabará formándose una especie de Estado dentro del Estado: el conflicto es seguro. Un ejemplo puede ser, dicho con todas las precauciones pues las cosas nunca son tan simples, la situación de Colombia con las FARC. Es un grupo terrorista, sí, porque usa esos métodos, pero está organizado militarmente y actúa como si fueran unas fuerzas armadas colombianas dentro de la propia Colombia, y sus filas se nutren de gentes más o menos desesperadas que no pertenecen a los estratos altos o medios de la sociedad.
Un sorprendente modo de control y que también forma parte de la socialización de los espíritus rebeldes y económicamente desfavorecidos, es la pandilla. En ella hay una jefatura, un sistema de normas propias, una jerarquía, un control sobre sus miembros, un sistema de aceptación de las normas mediante algún tipo de ritual de ingreso que deberá superar el aspirante a formar parte de ella. Se reproducen en miniatura las estructuras de una sociedad. Si esa pandilla es de aficionados a las actividades en la naturaleza no habrá problema, pero sí, como suele ser frecuente, es más aficionada a la propiedad ajena, a la rebeldía, a la acción gamberra, etc., será controlada por la policía. A medida que los miembros de la pandilla vayan superando etapas: llega la primera novia, hay un desarrollo emocional que hace desear dejar de arriesgar en favor de la obtención de bienes cara a un futuro con ella; la propia chica influirá negativamente en contra de la pandilla, se producirá el inevitable distanciamiento y ruptura del miembro con los demás, los cuales intetarán ejercer represalias contra el disidente...Es entonces el momento en el que ese rebelde está listo para incorporarse al mundo del trabajo, lo deseará para consumir y buscar complacer a su compañera, es decir estará maduro para incorporarse al sistema general en definitiva.
Una forma de control también lo era el servicio militar obligatorio. De hecho se hacia cuando el adolescente dejaba de serlo para convertirse en ciudadano productivo. Durante la estancia en las fuerzas armadas se aprendía disciplina, orden, respeto a la jerarquía y al mando, y se adquirían o reforzaban las lealtades al Sistema.
Por otra parte, el control externo, es el método basado en la sanción, que controla definitivamente al individuo. Puede ser institucional mediante la multa, en los casos más leves, llegando incluso al sistema de penalización con la cárcel en los casos más graves. Pero en otros casos, el control puede ser ejercido por la propia sociedad: por ejemplo, impedir que los políticamente incorrectos sean escuchados.
Los medios de comunicación son grandes censores y controladores sociales, no sólo forman (modulan) la opinión de aquellos que no la tienen, es decir, la mayoría, sino que ejercen un fortísimo control sobre los disidentes. El artículo habla de los antisistema, mugrientos, inciviles, rechazables en definitiva, pero, por ejemplo, ¿qué se hace con los antisistema que no son así? Es fácil adivinar la respuesta: la ultraderecha, la extrema derecha, los fascistas..., y toda clase de epítetos y descalificaciones que los hacen socialmente rechazables, inaceptables por una sociedad como la descrita en el artículo que da lugar al tema. La acción diaria de los medios de comunicación de masas es irresistible, a no ser que se disponga de la propiedad de algunos de ellos, pero entonces acabarán siendo silenciados por el Poder.
La única esperanza como alternativa a este Sistema, es un cambio de mentalidad. Pero para ello es preciso que exista un grupo intelectual, una élite del pensamiento con peso en la sociedad, que influya en la opinión pública, que acabe impregnándolo todo. La masa, ciega como siempre, será obediente, y se amoldará a lo que les venga. Por supuesto coincido con el autor del artículo colgado por Hyeronimus acerca de que el Carlismo es la solución, y lo es porque el Carlismo encarna el camino abandonado en el Siglo XIX cuando se produjo la deriva hacia el sistema imperante. Ese carlismo que se funde con la Tradición es la otra vía, es la Alternativa.
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