Respuesta: Claves para un matrimonio feliz
Estableciendo símiles a estos planteamientos sobre el matrimonio que tan comunes son hoy en día, ya sea en Argentina o en España y supongo que en cualquier país del llamado mundo occidental, sería algo así como:
Un tipo va a comprar un coche, auto o carro, o como se quiera decir y, "sí, es muy bonito, me gusta la línea y el color, pero ¿usted cuanto cree que tardaré en cansarme de él? y no digamos ya si... ¿tendrá muchas averías? y si las tiene ¿son muy caras? También es el caso del que pregunta ¿y cuántos litros consume? Y luego resulta que gasta en comidas, cenas, discotecas, fútbol, lotería, ropa, tabaco, en que el "bar" de casa siempre esté bien surtido..., pero le preocupa cuantos litros consume ese coche que tanto le gusta.
Y podemos pensar en otro tipo que entra en un piso en venta y a la vista del salón, dormitorios, baños y cocina, pregunta algo así como ¿es construcción sólida verdad? quiero decir que no se vendrá abajo fácilmente.
Pues con el matrimonio pasan cosas similares, ¿es el matrimonio quién da miedo, o son nuestras inseguridades? es que ¿acaso la gente está preparada psíquica, moral y mentalmente para el matrimonio?
Lo fácil es ¿casarse? civilmente pues como existe el divorcio, si las cosas van mal se rompe y ¡ya está! Es decir, la gente se casa firmando los papeles del juzgado y casi exigiendo el documento del divorcio aunque sin poner la fecha. Me pregunto lo siguiente ¿y por qué no llevar también el certificado de defunción, aunque con el casillero de la fecha en blanco?
En cambio, hay que ver con la Iglesia, como lo complica todo con eso de que el matrimonio es un sacramento. Aquí uno se puede preguntar si es que la Iglesia lo pone difícil o es que muchos contrayentes no entienden una palabra de lo que se les dice.
Quien se casa mediante el Derecho Canónico debe tener muy claro que el sacramento del matrimonio se realiza por dos personas, que son los actúan, delante de Dios, y que el sacerdote sólo da testimonio de ello, ya que "los ministros son los contrayentes". Pero la gente es incapaz de entender esto y si se casan por la Iglesia es porque todos saben que una boda canónica es mucho más ostentosa, tiene más boato, más esplendor o relumbrón social, que una boda por un juzgado o en un ayuntamiento.
Así que quien no se sienta con el ánimo suficiente, con la conciencia moral preparada, con la valentía de afrontar una vida entera al lado de otra persona, y lo digo en ambas direcciones, lo mejor es que no se case y ¡allá lo que haga con su vida y su conciencia!
Por último, la misión del matrimonio es engendrar, cuidar y educar a los hijos que se han de tener. Así pues, el matrimonio no tiene otra misión que esa, y si no se tiene intención de tener hijos, o a lo sumo uno y ya veremos cuando y si nos conviene, canónicamente ese tipo de matrimonio es nulo.
Resumiendo: el matrimonio es para siempre en este mundo; el matrimonio une a dos personas de distinto sexo; el matrimonio es para tener hijos, cuidarlos y educarlos. El premio de los sacrificios del matrimonio es el amor, tanto el de la pareja, el de los hijos y el de Dios.
Última edición por Valmadian; 03/01/2010 a las 02:44
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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