Si barcelona tiene fama de ser una ciudad donde casi todo vale, por algo será. Y si no que se lo pregunten a Xavier Gombau, un vecino de Gràcia cuyo vehículo sufrió el violento desfogue de 70 okupas que el pasado 16 de septiembre celebraban una fiesta en plena calle, a 50 metros del cuartel de la Guàrdia Urbana de la plaça Trilla.Xavier Gombau, junto a su coche. Esa noche, Xavier se disponía a aparcar el coche en su plaza de párking cuando al girar en Santa Àgata topó con la multitudinaria fiesta okupa.De repente se vio rodeado por decenas de jóvenes, que le cercaron y propinaron toda suerte de golpes a su coche, de la clase Mercedes. Lo dejaron impecable: puertas y capó abollado, carrocería rayada de arriba a abajo, la estrella arrancada...
Xavier se fue al cuartelillo de Trilla para denunciar los hechos. Y aquí comienza lo peor. “Me dicen que llame al 092, y cuando lo hago, la telefonista me responde que eso es cosa del seguro, que no pueden hacer nada”, relata el agredido.
“Qué quiere que haga? ¿Un parte amistoso con los okupas?”, dice él.
“No podemos actuar”
Un agente municipal sale en su ayuda y, gracias a su mediación, logra que le envíen una furgoneta de los antidisturbios. Una vez allí, y con el ruido de fondo de la fiesta okupa, éstos le dicen: “Mire, tenemos orden de no actuar contra ellos para que no quemen Gràcia”. Y añaden: “Mejor vaya a la comisaría de Lesseps, presente la denuncia, y váyase a su casa”. “¿Y ya está...?, protesta por lo bajo. “Sí, o diríjase al alcalde”.
La factura del coche no bajará de 2.500 euros, que pagará de su bolsillo. Y quizás también tenga que cambiar de párking, porque los okupas hacen fiestas allí cada fin de semana. Xavier Gual
x.gual@metrospain.com
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