Re: Los sevillanos... ¿españoles de consolación?
Iniciado por
Servus_Domini
Recientemente hice un viaje a tierras asturianas y al volver hacia el reino de Sevilla por la ruta de la plata me decidí a visitar la ciudad de León y más concretamente el panteón real de San Isidoro. Todos estamos acostumbrados a leer y a oir cosas sobre el vasquismo, el catalanismo o el andalucismo y sus delirios tribales, pero rara vez se hace notar que existe también un castellanismo nacionalista y tribal que es igual de delirante ó más, un nacionalismo castellano que no siempre es blandido por marxistas de Tierra Comunera y que en no pocas ocasiones cuela como nacionalismo español y hasta como sano patriotismo. La visita a San Isidoro me constató fehacientemente la existencia de ese castellanismo supremacista que he visto y sentido muchas veces pero que muy pocas veces es criticado y que, sinceramente, es aceptado y bendecido en las Españas.
Y que aquí se ha criticado muchas veces hasta con dureza.
Yendo a lo visto y oído en San Isidoro, resulta que la visita era guiada y una mujer era la encargada de hacer de cicerone (no sé por qué pero para ese trabajo casi siempre contratan a féminas). Durante la visita la guía se lució con perlas cultivadas como que el arco de herradura es un elemento arquitectónico propio del norte peninsular (no de toda la Península, sino de la parte norte) o que cuando los reinos de Castilla y León se unieron definitivamente con Fernando III la capital del reino de León (siglo XIII) pasó de León a Burgos, pero lo mejor de todo fue cuando una turista mexicana preguntó por el significado de la palabra "mozárabe" que había visto escrita en un panel... la respuesta de la guía fue que el término "mozárabe" había sido acuñado a comienzos del siglo pasado y que era un término en desuso, pero no explicó quiénes eran los mozárabes ni la importancia de este grupo humano en la Historia peninsular.
Cuando le comenté que en el siglo XIII la capital era itinerante y que la Corte de Fernando III o Alfonso X residió en varios lugares, entre ellos en Sevilla, se fue por las ramas y terminó espetando una frase épica: "¡Castilla es esto, Castilla es el norte, Sevilla es tierra conquistada!"... frase memorable para ser dicha en León pero que en definitiva deja claro el concepto de Sevilla y de los sevillanos que existe en Castilla y en León. Esta gente no es como los catalanes, que busca atraerse a los valencianos hacia los
Països Catalans sino que defienden a rajatabla un cierto exclusivismo tribal que les lleva a no ver que, si bien es cierto que Sevilla no es Castilla (ni quiere serlo) también es cierto que varios reyes de la Corona de Castilla situaron su Corte en la ciudad hispalense.
En efecto, los guías turísticos no suelen destacar en conocimientos concretos, sino más bien en un cierto grado de batiburrillo prendido con alfileres sobre el tema que les toca explicar.
En definitiva, si el arco de herradura es del norte, los mozárabes son un concepto vago y la importancia histórica de Sevilla se reduce a ser tierra conquistada, se colige como veraz que los reinos del Andalucía son una colonia conquistada por gentes del todo alóctonas y que los que descendemos de tales gentes no somos sino criollos dentro de un mar mestizo. ¿Tal vez deberíamos seguir el ejemplo de los criollos americanos? ¿tal vez la Providencia quiso librar a los portugueses del arrogante dominio leonés y castellano? ¿tal vez tenga razón, al menos en parte, el himno de
Els segadors cuando dice aquello de
endarrera aquesta gent tan ufana i tan superba?
Pero no se puede confundir la opinión de una persona con la actitud generalizada de todos los castellanos, como no se confunde la actitud absurda de los separatistas catalanes y vascos, sólo por una minoría.
Viendo el derrotero que están tomando las cosas en Ucrania y viendo como los nazis ucranianos se ven como más europeos y germanos que los rusos con toda su influencia étnica, lingüística y cultural de los pueblos túrquicos de la estepa, no me asombraría que en el futuro los nacionalismos del norte de lo que hoy es España tomaran ese mismo camino frente a una Andalucía que ven como tierra conquistada y mestiza, como inferior. Lo que está de moda es reivindicar raíces celtas, intentar (de un modo casi grotesco) verse cercanos a irlandeses o a alemanes más que a los hispanos del sur, ser europe
dos y todo lo que conlleva el neonazismo, aunque se vista de seda. Mientras tanto Sevilla sigue dormida y se conforma bovina y servilmente con una españolidad de segunda división otorgada por gente que no ama a esta tierra como a algo propio.
En efecto, hay gente que es así de rastrera, así de inculta, pero no es esa la actitud generalizada en España. Si se ha fijado en Asturias también se puede leer un lema que afirma que Asturias es España y el resto tierra conquistada y que yo sepa nadie se siente ofendido por ello, pues se trata de una expresión metafórica.
Dios sabe dónde irá a parar todo esto pero toda la pseudoépica neonazi, neocéltica y demás está muy pero que muy arraigada en el norte. Su libro sagrado ya no es el que tenían los mozárabes (¿existieron realmente?), ha sido sustituido por "El Señor de los Anillos", que hay que quedar bien con los jefes de la reedición masónica del imperio carolingio.
Que Dios reparta suerte
Ciertamente, esa ignorancia ha llevado a esos extremos, pero no es el caso aquí donde lo mismo mozárabes, que Tolkien y su obra, son admirados y respetados. Sobre ello fíjese lo que se dice en este mismo sitio El Catolicismo en Tolkien y en El Señor de los Anillos: Una aproximación con afecto Y si no quiere perder tiempo leyendo las dos páginas completas, vaya a la segunda donde se destaca como el autor niega claramente cualquier adscripción personal suya y de su obra, como es lógico, al nazismo. Pero una cosa es la voluntad, incluso la expresa, y otra la imbecilidad que afecta a otros que no entienden de nada. Y es que la misma acusación se les puede hacer sobre la interpretación libre, a su bola, como muy cultamente se suelen expresar, respecto del catolicismo manifiesto de Tolkien y el empeño que ponen en paganizarlo, inútilmente todo sea dicho de paso.
Y es que no todo está al alcance del entendimiento de todo el mundo. La absurda asociación de ideas entre El Señor de Los Anillos y ese nordicismo de moda entre gentes de escaso juicio y comprensión, yo también la encuentro, por citar un ejemplo, en la absurda interpretación que se hace, ¡y enseña! en los centros escolares, sobre la figura del hidalgo y en consecuencia de la hidalguía, en El Quijote. Pero este es otro caso de desconocimiento real de lo que tratan.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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